EL SAGRADO DESCENDIMIENTO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO DE OSUNA (SEVILLA):
UNA ASIGNACIÓN GRATUITA AL CATÁLOGO DEL ESCULTOR ANTONIO ILLANES
Sergio Jesús Parra Medina (08/02/2021)
"¿Cuándo llegará el momento de hacer un estudio biográfico de clasificación de todos los artífices, con sus imágenes que se procesionan en la Semana Mayor, con aportaciones históricas, con la publicación de indubitables documentos y testimonios de cada una de ellas, las que se atribuyen y están dentro del círculo de tal o cual maestro y las que son anónimas? Así se acabaría con los complejos y múltiples errores que se padece en la clasificación de una obra, pues hasta a mí que a Dios gracias gozo de bonísima salud me adjudican en publicaciones y revistas sin saber por qué razón, la paternidad de tres Santas María nada menos. Si esto ocurre en vida de un autor, ¿qué será cuándo ya no exista?". Antonio Illanes Rodríguez, 1959. (1) |
Foto: Pablo Ruiz Cano |
1. Introducción. Antes de nada aclaremos que el escultor Antonio Illanes Rodríguez (1901-1976) tuvo una especial preocupación e interés en firmar sus obras, además de documentarlas por escrito, cuanto menos en la inmensa mayoría de lo producido. Por esta razón, resulta muy complicado hallar algún trabajo del artista sevillano sin que figure su apellido o no se encuentre catalogada por él mismo. De todos modos, relacionar la autoría de una escultura al renombrado maestro significa dar por sentado que ésta posee un alto nivel en el dibujo, el modelado, la anatomía y la calidad técnica de la talla y, aún más, reconociéndose en aquella la personalidad y autenticidad del estilo tan definido de sus propias creaciones (y según qué etapa). Al respecto, nos ha llamado bastante la atención una asignación que se ha establecido en la reciente publicación Antonio Illanes y la Virgen de las Tristezas (Universidad de Sevilla, 2019), en cuyo capítulo Renovación y tradición en la escultura de Antonio Illanes (Álvarez, J.M.) se recoge lo siguiente:
Para empezar, esta afirmación -primera noticia que se registra en un monográfico dedicado al imaginero- se basa en dos textos divulgativos que carecen de fundamentación y rigurosidad científica, como son:
Por otro lado, existen otras fuentes bibliográficas que, igualmente, señalan a Illanes como el autor de esta talla, tal y como extraemos del V volumen de Misterios de Sevilla (Tartessos, 2000), donde Álvaro Pastor añade en el apartado correspondiente a la hermandad de la Quinta Angustia: "La escultura de Cristo es obra de Antonio Illanes (1934) y vino a sustituir a una antigua imagen articulada de papelón. Su encargo se acordó en Cabildo del 17 de marzo de 1935 (...) El antiguo Yacente articulado fue depositado en mayo de 1937 en la iglesia de San Agustín para recibir culto, si bien actualmente se conserva en un domicilio particular de Aguadulce (Sevilla)". |
Foto: Pablo Ruiz Cano |
2. Documentación. Ahora bien, ¿qué documentos se manejan para certificar que el Cristo de Osuna es obra de Illanes? De antemano diremos que ninguno.
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Foto: Pablo Ruiz Cano |
3. Contextualización y análisis. Aquí no acaba la cosa, dos fechas clave se relacionan al respecto: abril de 1929 y marzo de 1935 -aunque ya esta última invalida a la primera tras reconocerse que la adquisición del nuevo Cristo quedara en un intento-. Por las actas de la hermandad, sabemos que desde Osuna se pretendió contactar con Antonio Illanes una vez transcurrida la Semana Santa de 1929, para la cual había realizado el Crucificado con destino a la hermandad sevillana de la Lanzada -su ópera prima-. El nombre del joven escultor había transcendido en la prensa de la época, motivando que se interesaran por él cuando entonces no tenía estudio propio y aún estudiaba en la Escuela de Artes y Oficios -donde desarrollaría sus primeros encargos-. Lo cierto y verdad es que, en junio de 1929, Illanes se encontraba sin trabajo y el próximo contrato llegaría a finales de ese mismo año, por parte de la Hermandad de las Aguas. Por otro lado, hacia el mes de marzo de 1935 nuestro protagonista arrastraba una época de altibajos, que si bien no se encontraba asentado profesionalmente sí había consolidado su permanencia en el viejo estudio de la calle Santiago nº 12, donde ya alternaba creaciones profanas con las religiosas. No obstante, en mayo de aquel año (1935) comenzaría a modelar una primera imagen de San Juan para el misterio de las Aguas, no prodigándose en la imaginería hasta el estallido de la Guerra Civil en 1936 con diversos encargos para Écija, Guadalcanal, Tocina, Alájar, Alcalá de Guadaira, Teba, Castaño del Robledo, etcétera, pero nada de un Cristo que fuese destinado a Osuna. De hecho, yendo al grano, toda la documentación aquí expuesta nos sobra si de esclarecer el debate se trata pues con tan solo analizar la imagen ya se advierte que el autor del Cristo no estaba a la altura de un Antonio Illanes, ¡y lo único que conseguiríamos es rebajar la categoría del maestro! La obra en cuestión no sabemos de quién es, sin embargo, la hermandad también contempló pedir presupuesto a talleres de producción seriada, de esos que Illanes calificaba de "pan mascao", aludiendo a que "mucho daño causa, y más a nuestra Santa Religión, las fábricas y tiendas de santos (...) especulando irreverentemente y que los teologizantes debieran cuidar con más celo. Cuenta la historia que Nanni Grosso, discípulo de Verrocchio, sintiéndose morir en hospital, rechazó violentamente un vulgar crucifijo para abrazarse a él y se hizo traer otro de Donatello para no morir desesperado" (3). El actual Cristo de Osuna, si fuera de Illanes guardaría un canon más apolíneo así como un marcado estudio anatómico, perfectamente reconocible del natural; de igual manera, el modelado de la figura es endeble y no alcanza la categoría escultórica que mereciera, ni la construcción de los cabellos y la barba corresponde a la pericia técnica del sevillano, experto en la ornamentación... por no hablar del nivel de expresión y transmisión no alcanzado en tanto en cuanto hemos de exigir. |
4. Conclusiones Aseguramos que no se puede decir -¡ni afirmar, mucho menos!- que la referida obra sea de Antonio Illanes Rodríguez, entendida como producción original. En todo caso, hablaríamos de una posible copia que el ilustre escultor hiciera basándose en el antiguo, al que sustituyó; no obstante, si así fuera, también se vería "la mano" del artista -como sucede con el Crucificado de la Vera Cruz de Tocina (1936-1937)- a la vez que lo habría recogido por escrito en su catálogo, cosa que nunca sucedió. El Sagrado Descendimiento de Nuestro Señor Jesucristo de Osuna es una obra anónima, de autor y época desconocidos, y tanto las fuentes documentales como las características propias de la imagen, aquí valoradas, nos conduce con más propiedad a relacionar su procedencia, probablemente, con uno de esos talleres artesanos o la ejecución por parte de algún otro escultor sin transcendencia alguna. Con todo ello rogamos, encarecidamente, se rompa esta tradición oral que sin ningún fundamento ha venido distorsionando y confundiendo la realidad histórica, en detrimento de la calidad de un maestro tan importante como lo fue Antonio Illanes. |
NOTAS Y BIBLIOGRAFÍA Publicado en Revista de Semana Santa y Glorias de Osuna, año 2021. Agradecimiento especial del autor al director de la misma, Antonio Morón Carmona, por su atención y compromiso con la historia de su pueblo. (1) Illanes, A. (1959). La imaginería procesional sevillana. Boletín de las Cofradías de Sevilla. 3, 17-23. (2) Pérez, M. (1997). Apuntes para la historia de la hermandad de las Angustias de Osuna, tomando como base el libro de actas de la hermandad. Osuna. (3) Illanes, A. (1967). Del nuevo estudio. Sevilla. p.15. |
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