LAS ANTIGUAS MARÍAS DE LA COFRADÍA DEL BARATILLO (SEVILLA)
LA VIRGEN DE LA PIEDAD DEL SIGLO XVIII

Jesús Abades y Sergio Cabaco


 

 

Tal y como comentábamos en el primero de nuestros artículos sobre las antiguas imágenes de la Cofradía del Baratillo; de cara a la primera salida procesional, tras la reorganización efectuada en 1893, la corporación sevillana decide encargar la ejecución de nuevas figuras al imaginero Emilio Pizarro de la Cruz, a excepción de la primitiva Virgen de la Piedad, que se mantiene en el misterio una vez restaurada por el referido artista.

Pese a que Juan Miguel González Gómez y Manuel Jesús Carrasco Terriza la consideren obra del propio Emilio Pizarro y fechen su hechura en el año 1903 (1), el historiador Torres Ramírez afirma que se trata de una talla antigua e indica la aventurada atribución al escultor Pedro Duque Cornejo y Roldán, en el siglo XVIII (2), que un sector de la crítica asigna a la imagen, cuyos rasgos nos remiten un tanto a la Dolorosa de la Esperanza, del municipio sevillano de La Algaba, relacionada también con el mismo artífice. Salvo la ejecución de un nuevo juego de manos, se desconoce hasta dónde pudo llegar la intervención de Pizarro, realizada bajo unos criterios devocionales muy distintos a los habituales hoy en día, aunque no creemos que alterara sustancialmente los rasgos originales de la escultura, al menos en lo que concierne a la mitad inferior de la mascarilla.

En 1945, una vez que la hermandad decide encargar una nueva Virgen de la Piedad al imaginero José Manuel Rodríguez Fernández-Andes, la efigie primitiva es cedida por el Arzobispado de Sevilla al municipio onubense de Villalba del Alcor, siendo restaurada por el imaginero ayamontino José Vázquez Sánchez.

Al respecto, vuelve a existir una contradicción de fechas, pues González Gómez y Carrasco Terriza aseguran que la Dolorosa llega a Villalba del Alcor tras ser restaurada en 1942 (3), tres años antes de ser encargada la nueva imagen a Fernández-Andes. En todo caso, debemos señalar que, entre la restauración de Pizarro y la de Vázquez Sánchez, tuvo que mediar otra en torno a 1935, ya que existe constancia documental de que, en dicho año, la Virgen de la Caridad sale procesionalmente como Piedad en el misterio al desprendérsele a la talla dieciochesca parte de su encarnadura (4). No olvidemos que, entre los años 1926 y 1930, la imagen de María Magdalena pasó a figurar temporalmente como Virgen de la Piedad, al pasar la imagen que nos ocupa a procesionar bajo palio como Virgen de la Caridad, y que, en 1931, al encargarse también una nueva Dolorosa de la Caridad al imaginero Fernández-Andes, tanto La Magdalena como la primitiva Piedad vuelven a sus iconografías originales hasta los años 40 del pasado siglo (5).

 

 

La actual Dolorosa de las Angustias, titular de la Cofradía del Santo Cristo de la Vera Cruz y María Santísima de las Angustias de Villalba del Alcor, presenta la cabeza levemente inclinada hacia el lado izquierdo, en señal de aflicción, sobre un cuello de tambor sin detalles anatómicos.

Su apenado semblante muestra la frente amplia, entrecejo ligeramente fruncido por el dolor, ojos de cristal con pestañas postizas en los párpados superiores, perfil clásico y labios finos y cerrados, a poca distancia de la nariz, reflejando una angustia silente y recogida, propia de la iconografía de María en su Soledad. Aunque su nueva advocación remita a las Cinco Angustias padecidas por la Virgen en el Monte Calvario, son tres las lágrimas de cristal que surcan sus sonrosadas mejillas, dos en la derecha y una en la izquierda.

Actualmente, la imagen posee un candelero de estructura cónica y base ovalada, aunque lo más probable, cuando procesionaba al pie de la cruz con el Hijo muerto en su regazo, es que el bastidor fuera de tipo mesa con su base cuadrada. Respecto a las manos, extendidas y con los dedos semiflexionados, en la Cofradía del Baratillo siguen existiendo dudas sobre si las de la actual Virgen de la Piedad fueron talladas también por Fernández-Andes o se mantuvieron en la nueva imagen las que había realizado Emilio Pizarro al restaurar la primitiva. No figura documentalmente que Vázquez Sánchez le hiciera nuevas manos a la que hoy en día es Las Angustias de Villalba, y tampoco el estilizado estilo del imaginero al labrarlas, muy propio de su maestro Sebastián Santos, se corresponde con el de las que presenta actualmente, más anchas y cortas, de ahí que debamos suponer una autoría distinta, pudiendo corresponderse con las labradas por Pizarro con vistas a su recuperada estación de penitencia.

En marzo de 1985, figuró en la exposición La Semana Santa de Ayer, organizada por la Caja de Ahorros Provincial San Fernando con el fin de mostrar una serie de obras de arte que pertenecieron originalmente al patrimonio de la Semana Santa sevillana y hoy se encuentran repartidas por diversos puntos de Andalucía.

 


 

BIBLIOGRAFÍA

(1) GONZÁLEZ GÓMEZ, Juan Miguel y Manuel Jesús CARRASCO TERRIZA. Escultura Mariana Onubense, Huelva, Diputación de Huelva e Instituto Padre Marchena, 1981, p. 209.

(2) TORRES RAMÍREZ, Bibiano. "Antigua y Fervorosa Hermandad de la Santa Cruz y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Misericordia y Nuestra Señora de la Piedad, Patriarca Bendito San José y Nuestra Señora de la Caridad en su Soledad", en Misterios de Sevilla, Tomo II, Sevilla, Editorial Tartessos, 2003, p. 39.

(3) GONZÁLEZ GÓMEZ, Juan Miguel y Manuel Jesús CARRASCO TERRIZA. Escultura Mariana Onubense, op.cit., p. 208.

(4) TORRES RAMÍREZ, Bibiano. Antigua y Fervorosa Hermandad de la Santa Cruz..., op. cit., p. 39.

(5) Ibidem, p. 24.

 

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