OBRAS ATRIBUIDAS A LUIS SALVADOR CARMONA Y SU CÍRCULO EN BADAJOZ Y ZAFRA

Pedro Castellanos (24/02/2025)


 

 

Un san Juan Nepomuceno en el convento de Carmelitas de Badajoz. Entre 1733-1745.

Este convento, antes beaterío de Ntra. Sra. de los Ángeles o ermita de San Antonio, ha conservado milagrosamente intacto su rico patrimonio. Algo excepcional en una ciudad tan castigada por numerosos conflictos bélicos que afectaron a todos los templos en mayor o menor medida desde el siglo XVII, tras el levantamiento de Portugal, hasta la Guerra Civil. Su pequeña capilla de estilo barroco, de rico sabor portugués, guarda obras perfectamente atribuibles (1) al taller del escultor badajocense Francisco Ruiz Amador (1676-1748). Igualmente, pinturas que se pueden atribuir al taller del pintor sevillano afincado en Badajoz Alonso de Mures, seguidor del estilo de su paisano Bartolomé Esteban Murillo. Este y varios de sus hijos ejercieron también labores de policromadores y doradores de obras de Ruiz Amador, así como de su cuñado y maestro (2) Miguel Sánchez Taramas (1668-1734). En la pequeña capilla del lado del evangelio, dedicada a san Juan Nepomuceno, se conserva una talla de madera policromada, inferior al natural, que posee rasgos comunes a las obras del escultor vallisoletano Luis Salvador Carmona. Se observa también el uso de dientes postizos, como solía usar este escultor. El santo carece de bonete, va vestido con sotana negra, soprepelliz blanco con encajes y encima una muceta gris con el interior en tono salmón. En su brazo izquierdo figura uno de sus símbolos, un crucifijo, por su firmeza en la fe. En la mano derecha figura una palma, símbolo de su martirio. Salvo por carecer de bonete, sigue el modelo de la escultura en bronce del puente de Carlos de Praga, obra de Juan Brokoff de 1683.

El bello retablo que lo cobija pudiera ser obra de talleres pacenses o de los afamados tallistas de Jerez de los Caballeros (Badajoz). Se ve la influencia portuguesa en el uso de espejos de la hornacina. El hecho de que el santo no recuerde tanto a las obras más conocidas del escultor Salvador Carmona me hacía pensar que pudiera ser obra, quizá, de su sobrino. Aunque seguramente debió intervenir en él como ayudante.

 

 

Tras leer el interesante artículo del historiador Vicente Méndez Hernán (3), he llegado a la conclusión de que podría ser también una de las primeras obras del escultor Luis Salvador Carmona, como las que se citan en él. Además, la interesante peana curva, achaflanada en las esquinas y con cuatro patas con roleos, es muy similar a otras de piezas documentadas, como el san Francisco Javier de La Granja de San Ildefonso (Segovia), fechado sobre 1751-52, o el magnífico san Vicente Ferrer de Cañamero (Cáceres), datado sobre 1746, que se menciona en otro artículo de Méndez Hernán (4). Este santo de Badajoz no posee el dinamismo de otras obras conocidas de Salvador Carmona, como el mencionado san Francisco Javier, en especial el gran movimiento del soprepelliz, aunque no deja de ser una obra bastante correcta. Esto sería un indicativo de que pudo ser una obra primitiva, hasta que se pueda demostrar lo contrario, y de indecisiones artísticas del escultor. La expresión del rostro, con el ceño fruncido y el arco superciliar muy marcado, me recuerda al magnífico san Juan Bautista de Estepa (Sevilla), fechado sobre 1747-50.

 

 
 
 
 

Detalle de la peana de san Juan Nepomuceno de Badajoz.

 

Un san Antonio de Padua con el Niño, posible obra de José Salvador Carmona, en la iglesia de la Concepción de Badajoz. Ca. 1770.

El escultor navarrés José Salvador Carmona (1730-1800), sobrino de Luis Salvador Carmona, ya tenía obras conocidas en la ciudad de Cáceres, así como en Coria o Malpartida de Cáceres. Sin embargo, no se le conocía ninguna en la provincia de Badajoz, o al menos en la capital. Quizá a que en los pueblos del sur fue más notoria la presencia de un coetáneo, el valenciano afincado en Sevilla, Blas Molner (1738-1812). Es evidente que José no tenía la misma calidad que su tío, quien fue su maestro, pero realizó obras bastante correctas, como esta de la ciudad de Badajoz. Ceán Bermúdez dijo sobre él que "procuró imitar a su tío y le ayudó en muchas obras".

 

 
 

 

La actual parroquia de la Concepción, antes iglesia de San Gabriel hasta su desamortización, perteneció a un convento franciscano, del que fue patrono (5) desde 1797 el pacense Manuel Godoy (1767-1851). No sé si por sus contactos en Madrid llegó esta obra a Badajoz, incluso pudo donada por él. En la parte trasera del lado del evangelio de la iglesia podemos contemplar esta imagen, casi a tamaño natural. El gran parecido con el mismo santo de Oropesa (Toledo), no me genera dudas sobre su autoría, a falta de documentación y pruebas científicas. Los rostros del santo son muy similares entre sí, también los del Niño, de cuerpo alargado y sostenido por un paño blanco tallado. La principal diferencia es que el Niño cambia de posición en su regazo. De momento, no podemos fechar la obra pacense por falta de documentación, pero podría ser entre 1767 y 1783. Curiosamente, el rostro del santo pacense me recuerda al de la Magdalena de Priego (Cuenca), fechada sobre 1770.

 

 

Las obras atribuibles en Zafra. Entre 1740-55.

La parroquia de la Candelaria guarda magníficas obras de la escuela sevillana del siglo XVII, del tallista Blas de Escobar, de los escultores José de Arce, Alonso Martínez y Luisa Roldán, la Roldana (6), así como pinturas del extremeño Francisco de Zurbarán. Precisamente estas obras han eclipsado otros trabajos interesantes, en este caso del siglo XVIII. En la capilla del Sagrario, situada en el lado de la epístola, se conserva un bello retablo barroco (ca. 1745) en cuyas calles laterales figuran dos tallas de gran calidad. Se trata de san Juan Nepomuceno y la de un santo, quizá el evangelista san Marcos, o san Lucas (le falta el atributo del león o el buey). Estas dos obras pueden adjudicarse sin duda al escultor Luis Salvador Carmona. A san Marcos no le veo demasiado parecido al evangelista san Mateo de La Granja de San Ildefonso, pero sí a la postura elegante del san Andrés de Azpilicueta (Navarra), aunque el de Zafra posee una peana mucho más elaborada. Va vestido con túnica en color jacinto y manto azul con cenefa bordada en oro. El santo checo, canonizado en 1729, es patrón de Bohemia y de la Infantería de Marina española. El bonete y la mitra aparecen en la peana. Va vestido con sotana negra, soprepelliz blanco con encajes y encima una muceta gris. En su brazo izquierdo figura una cruz, símbolo de su firmeza en la fe. En la mano derecha figura una lengua, que representa su martirio por guardar el secreto de confesión. En su cabeza lleva una aureola de cuatro estrellas, que deberían ser cinco.

Estas obras de Zafra poseen dientes postizos, como era costumbre, detalle que asimiló de su maestro, el asturiano Juan Alonso Villabrille y Ron. En la ciudad de Badajoz (7) podemos ver dos obras atribuidas con certeza al asturiano, el san Juan Bautista (ca. 1717), que preside el retablo del altar mayor de la catedral. Es una magnífica pieza que serviría de inspiración a Salvador Carmona cuando ya ejercía en solitario, con el mismo santo de Estepa (Sevilla). También un santo Domingo de Guzmán, de candelero para vestir, en la iglesia homónima, aunque muy deteriorado.

 

 

Quizá sea obra suya la de la bella Virgen de los Dolores, con manos entrelazadas, que figura en la calle central. Aunque debido a que tiene la boca cerrada no muestra los característicos dientes postizos que usaba Salvador Carmona. De candelero para vestir y de manos entrelazadas, solo conozco a la Soledad de La Granja de San Ildefonso (Segovia), además de otra obra que se le atribuye. Se trata de la Virgen de la Amargura de Puerto Real (Cádiz), que los historiadores Lorenzo Alonso de la Sierra y Francisco Espinosa de los Monteros le adjudican, fechada sobre 1761 (8).

 

 
 
 
 
 
 

 

San Juan Nepomuceno recuerda bastante otra pieza, de inferior calidad en mi opinión, que se le atribuye en el mismo templo, la del Cristo del Rescate. Es una obra quizá, pensada para llevar cabellera postiza, al modo del famoso Cristo de Medinaceli de Madrid. Por eso posee un cabello muy lacio y poco voluminoso comparado con otras obras cristíferas que le conocemos. Puede que fuese una obra en la que ya intervino plenamente su sobrino José. Estas piezas de Zafra parecen posteriores a la de san Juan Nepomuceno Badajoz, por su estilo más depurado, posiblemente en torno a 1745-50, quizá anteriores.

 

 

El evangelista necesita una restauración debido a que ha perdido todos los dedos de su mano derecha, donde debió llevar la pluma, y uno de la izquierda, aparte de pérdidas de la capa pictórica. La de san Juan Nepomuceno, de las que Salvador Carmona realizó varias, se encuentra en mejor estado, sin embargo, se aprecian ataques de insectos xilófagos en la cara, quizá realizada en madera de pino. Habría que intervenirla para evitar que se acabe dañando de forma irreversible. Sería necesario un estudio más a fondo de estas obras para saber si figura alguna fecha y/firma de su autor.

 

 


 

NOTAS

(1) https://fragmentosdebadajoz.blogspot.com/2021/07/42.html

(2) https://fragmentosdebadajoz.blogspot.com/2020/05/miguel-sanchez-taramas-escultor-e.html

(3) MÉNDEZ HERNÁN, Vicente. Dos atribuciones de obras tempranas al escultor Luis Salvador Carmona: la Dolorosa y el Cristo del Desamparo de Escurial (1730-1732) (Cáceres). Boletín de Arte número 41, Universidad de Málaga, Departamento de Historia del Arte, año 2020.

(4) MÉNDEZ HERNÁN, Vicente. Aspectos de la obra escultórica de Luis Salvador Carmona a propósito de un nuevo modelo iconográfico en su producción, las tallas de san Vicente Ferrer de Cañamero (Cáceres) y Alcalá de Henares. Universidad de Extremadura. Cuadernos Dieciochistas, n º 24, págs. 331-365, año 2023.

(5) https://fragmentosdebadajoz.blogspot.com/2018/01/7.html

(6) https://www.lahornacina.com/articulosroldana4.htm

(7) https://www.lahornacina.com/articulosbadajoz6.htm

(8) https://www.lahornacina.com/seleccionessalvadorcarmona05.htm

 

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