LA PASIÓN DE ANTONIO ILLANES CUANDO TALLÓ LAS IMÁGENES DE LA SANTA CRUZ DE MORÓN. (ÚLTIMAS APORTACIONES SOBRE "EL ESCULTOR ANTONIO ILLANES Y SU PRODUCCIÓN RELIGIOSA PARA MORÓN DE LA FRONTERA"). |
Sergio Parra Medina (19/03/2019)
Lola Martín posa para el escultor Antonio Illanes. Fotografía inédita (Archivo familiar del artista; Colección Antonio Illanes Salcedo). |
1. Introducción. Dos años ha de la publicación El escultor Antonio Illanes y su producción religiosa para Morón de la Frontera, de cuya edición se ocupó la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Cautivo y María Santísima de la Paz de Morón, en 2017. Desde entonces, la investigación ha seguido su curso atendiendo a aquellos aspectos todavía susceptibles de ser contrastados con más información; en esta línea, hemos avanzando sobre el catálogo de obras correspondiente al entorno de la Iglesia de San Ignacio de Loyola (popularmente conocida como la de la Compañía, de Morón). Así pues, se han detectado fechas precisas respecto a los tiempos de ejecución asociados a las imágenes del Crucificado, la Dolorosa y el Corazón de Jesús, al igual que damos a conocer los estados anímicos y emocionales que acompañaron al artista durante esta época, anterior aún a la II República. Igualmente, reforzamos el mito en alusión a algunas de las leyendas que, a lo largo de los años, se han venido transmitiendo... |
Antonio Illanes junto al Cristo de la Expiración, tras haberlo concluido en el estudio de la calle Santiago. (Archivo familiar del artista; Colección Antonio Illanes Salcedo). |
2. Antecedentes Allá por la primavera de 1930, Antonio Illanes Rodríguez (1901-1976) se encontraba estrenando el estudio de la calle Santiago, donde talló las imágenes de la Santa Cruz y del Apostolado de la Oración para Morón. Y hasta Sevilla, precisamente, se desplazó Juan Díez de la Cortina, hermano mayor de la Santa Cruz, para encomendarle al joven maestro la talla del Santísimo Cristo de la Expiración. Dicho encuentro se produjo entre el 17 y el 18 de abril (1), quedando ambas partes comprometidas en rubricar su acuerdo en un contrato que, finalmente, firmaron en otra reunión celebrada en al siguiente día 22 (2). Posteriormente, llegaría el encargo de la Virgen de la Esperanza, primera dolorosa del catálogo del imaginero, sobre la cual ya se evidenció que la futura esposa y musa del artista, Dª Isabel Salcedo, no posó para la creación de la misma puesto que la singular pareja se conoció mediada ya la década de los 30; además, la imagen posee un estilo y unos rasgos morfológicos claramente idealizados, que la apartan del modelo del natural. Ahora bien, regresando al instante en el que Díez de la Cortina se presenta en el viejo estudio en busca de "un Cristo expirante, poco mayor del natural", anotamos que coincidió con el Illanes que escribe: "A Lolita Martín le estoy modelando un busto, y acabo de enamorarme de ella" (17 de abril de 1930). Poco después, el amor del escultor sevillano sería correspondido por el de la pintora onubense, formalizándose la relación sentimental el 4 de mayo de 1930. |
Hacia mediados de los 30, Illanes en el viejo estudio de la calle Santiago |
3. La situación personal del artista. Con el encargo presente sobre el Santísimo Cristo de la Expiración, el imaginero se apresuró en concluir el modelo del retrato de su novia (3), Lola Martín (1904-1989), para luego proyectarlo en piedra (material imperecedero, en su significado más simbólico); nueva ocupación que concibió en paralelo al desarrollo del Crucificado que, ahora sabemos, comenzó a modelar el 17 de mayo de 1930. Con todo ello, el Cristo de la Compañía se gestó en un momento de máximo esplendor ya que Illanes conjugó su radiante estado emocional con la propia ambición, precedido de una serie de necesidades derivadas de una situación personal crítica (impensable si consideramos que venía de cosechar un gran éxito con el Crucificado de La Lanzada o el primer Cristo de las Aguas). No pudiendo ser de otra forma, nuestro imaginero se sintió enérgico y absolutamente inspirado cuando, en efecto, supo concentrar todos sus conocimientos teóricos (conceptuales) y prácticos (técnicos) dando como resultado una magistral exhibición artística. Recordemos las declaraciones del autor: "es la obra que hago con más ilusión; quiero que tenga Morón un buen Cristo y tengo el decidido empeño en que sea el mejor de todos los que he hecho" (septiembre de 1930, Cronista de Morón). En cualquier caso, con el Cristo de la Compañía, Antonio Illanes vació su espíritu y nos entregó un alma, pura y apasionada, en perfecta armonía con la representación carnal y divina de ese hombre, hecho Dios, que tan terriblemente bello expira clavado en la cruz. |
Retrato de Lola Martín, 1930. Museo Provincial de Sevilla. |
4. Circunstancias acaecidas durante el desarrollo de la talla del Cristo de la Expiración: la policromía. Durante el verano de 1930, el artista umbreteño compaginó la talla en madera del Crucificado con la talla en mármol negro del busto de su novia, el cual empezó a esculpir el día 19 de junio. Entre los meses de julio y agosto, el imaginero buscó descanso en la provincia de Huelva, a donde marchó en varias ocasiones para visitar a Lola y, de camino, conocer el Monasterio de la Rábida. Por otro lado, el 24 de agosto (4), es sabido que Illanes fue a Morón, llamado por el señor Cortina: "para ver qué reforma se le podía hacer al altar mayor de la Compañía para colocar mi Cristo e imágenes, y recibo de dicho señor el encargo de tallar una dolorosa -Virgen de la Esperanza- para su hermandad (...)". Transcurridos apenas tres meses y medio desde que comenzase a modelar el Cristo de la Expiración, Illanes termina de tallarlo el 3 de septiembre de 1930; de hecho, a la sublime obra solo le faltaba el aparejo del soporte y la policromía. En cuanto a la encarnadura de la imagen, Antonio tenía claro que se encargaría de ello su actual pareja, tal y como quedase reflejado en la entrevista concedida el 24 de agosto al Cronista de Morón: "(...) luego será policromada por la Srta. Lola Martín, que lo hace a la perfección"; una posibilidad que, curiosamente, contrastó con otra afirmación del mismo autor en la que, posteriormente, reconocía haberlo policromado él mismo (5). Mas ¿qué ocurrió, entonces? Un día después de haber concluido la talla del Crucificado, es decir, el 4 de septiembre de 1930, Illanes da también por finalizado el retrato de la joven artista y se lo envía hasta Ayamonte (6), sin embargo, la pareja terminó rompiendo relaciones al siguiente día 21 del mismo mes. De esta manera, la futura creadora de la escuela de pintura ayamontina, Lola Martín, quedó desligada del proyecto de policromar al Santísimo Cristo de la Expiración, concluyéndolo el mismo autor el 2 de octubre de 1930: "Termino de policromar el Cristo para Morón, y también de cobrar" (7). Cerrando ya la cronología referida al Cristo, podemos afirmar que el Crucificado llegó a la "Ciudad del Gallo" el día 27 de septiembre trayéndolo el propio Illanes, en compañía de otro gran artista: "Con mi amigo el pintor Cantarero llevo al Cristo a Morón". |
La Virgen de la Esperanza; primera dolorosa de Antonio Illanes, en 1930. |
5. La Virgen de la Esperanza Cuando Juan Díez de la Cortina encarga a Antonio Illanes su primera talla de dolorosa (el ya referido 24 de agosto), el imaginero aún estaba en relaciones con Lola Martín; de hecho, el escultor comenzó a tallar (que no a modelar) la Virgen de la Esperanza el día 10 de septiembre de 1930, justamente después de haber regresado de una nueva visita a Ayamonte. Mientras tanto, el Cristo se encontraba terminado de tallar, desde el 3 de septiembre, a la espera de la encarnadura que, como ya se ha expuesto, terminó de practicarse el 2 de octubre (espacio de tiempo en el que Illanes fue fotografiado por Rafael Gómez Teruel). En resumen, tras la ruptura sentimental del escultor y la pintora (sobrevenida como hemos dicho el 21 de septiembre) transcurrieron 11 días del proceso de la talla de la Virgen de la Esperanza, por lo que cabría preguntarse si parte de la tristeza que Illanes experimentó, personalmente, quedó impresa o reflejada en la imagen. Y, sin más especificaciones, después de poco más de dos meses de trabajo, en noviembre de 1930 Illanes sentencia: "Termino de tallar la Dolorosa de Morón, y la mando". Por último, añadir que la policromía de la imagen mariana puede relacionarse con el genial pintor Rafael Cantarero Mesón (1907-1957), en referencia a los datos aportados en el libro -por los toques impresionistas que se apreciaron en el estudio llevado a cabo durante la última restauración de la dolorosa en 2013 (y que se atribuyeron, en un principio, a Lola Martín)-. |
Sagrado Corazón de Jesús, de Antonio Illanes |
6. Imagen del Sagrado Corazón Hasta el momento, hemos recogido las visitas que el ilustre escultor realizó a Morón, tanto el 24 de agosto como el 27 de octubre, habiéndolo hecho, igualmente, el 6 de octubre con el objetivo de "firmar un contrato con doña Antonia Gordillo para tallarle a su tamaño natural un Corazón de Jesús para la iglesia de la Compañía, en 2.500 pesetas". La imagen se terminó de policromar el 20 de enero de 1931. |
Sagrado Corazón de Jesús. Iglesia de la Compañía (Morón). Portada |
7. La leyenda En mis recuerdos... No era más que un adolescente cuando Don Juan Antonio Marín, mi antiguo -y apreciado- director del Colegio "Luis Hernández Ledesma", pronunció el pregón de la Semana Santa de Morón del año 1997... Por entonces, yo ansiaba caminar en el mundo de la imaginería, a la vez que presentía la llamada de la historia pues, ciertamente, me entusiasmaba percibir ese eco, tan cercano como lejano, de los maestros Antonio Illanes y Antonio Castillo Lastrucci (8), hasta el extremo de querer dotar de vida a la mítica fotografía realizada por Gómez Teruel (Illanes tallando al Santísimo Cristo de la Expiración)... y, entretanto, aquel pregón seguía su desarrollo llegando un instante en el que me hizo viajar atrás en el tiempo, proyectando mi imaginación hacia la Semana Santa del año 1931... Años más tarde, consulté al castizo e inteligente "pregonero de la Cañá" por las fuentes consultadas en aquel momento, remitiéndome al semanario Arunci (9) de donde, mismamente, había extraído aquella leyenda que narraba lo siguiente:
Efectivamente, el 2 de abril de 1931 Antonio Illanes anotó: "Con Cantarero voy a Morón para asistir a la procesión de mis imágenes". ...Y lo que ocurrió, realmente, aquel Jueves Santo puede que nunca lo sepamos... ¿o quizás sí? |
Publicación sobre Antonio Illanes del año 2017 (ver enlace) |
REFERENCIAS
RESUMEN CRONOLOGÍA
AGRADECIMIENTO
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