LA ANUNCIACIÓN VISTA POR HENDRICK TER BRUGGHEN

25/03/2020


 

 

En los inicios de la Edad de Oro neerlandesa, Roma era el centro del mundo. Jóvenes pintores de toda Europa viajaron a la Ciudad Eterna, donde Caravaggio había provocado una revolución artística con la introducción de un realismo pictórico antes nunca visto: escenas de gran dramatismo, gestos de intensa expresividad y fuertes contrastes de luces y sombras. Todos querían ver la proeza por sí mismos y aprender de ella.

Entre esos jóvenes pintores se encontraban los luego llamados "caravaggistas de Utrecht", siendo sus nombres más importantes Dirck van Baburen, Gerard van Honthorst y, especialmente, Hendrick ter Brugghen, quien parece ser que tuvo contacto directo con el propio Caravaggio en los diez años (1604-1614) que estuvo en Roma y fue el que puso las bases en Utrecht de una escuela cuyo estilo que se extendió al resto de los Países Bajos. Teorías recientes apuntan a que Ter Brugghen llegó a realizar un segundo viaje a Italia entre 1620-1621.

Los "caravaggistas de Utrecht" llevaron el realismo de Caravaggio un paso más allá, sobre todo Ter Brugghen y Baburen, quienes no ocultaban la fealdad humana: narices monstruosas, dientes podridos, uñas sucias... y todo ello en personajes mucho más procaces y vulgares. De hecho, varios expertos aseguran que estos artistas fueron los que pintaron las figuras más feas pero también las más realistas del arte del siglo XVII.

La obra de Hendrick ter Brugghen se movió entre los tipos populares, las escenas religiosas y los retratos de grupo, y aunque sus críticos afirman que nunca llegó a alcanzar la fuerza y la profundidad de Caravaggio y su nueva visión de la humanidad corriente, lo cierto es que la emotividad y los dramáticos efectos de claroscuro conseguidos por el neerlandés influyeron en maestros como Rembrandt y Vermeer.

Dentro de los temas sacros de Ter Brugghen destacan por su gran originalidad las dos versiones que pintó del pasaje evangélico de la Anunciación, un tema que podía parecer insólito en la Holanda calvinista del siglo XVII si no fuera porque esa rama de la reforma protestante era más apariencia que realidad, no llegando a cuajar en muchas zonas del territorio, sobre todo en Utrecht, donde la población era mayormente católica.

Una de las versiones (imagen superior) muestra a San Gabriel de espaldas al espectador y ocupando gran parte de la escena. Esta pintura salió a la luz diez años después de la monografía de 1958 del experto Benedict Nicolson sobre Ter Brugghen, procedente de una colección privada de Escocia. Nicolson la fechó en 1622 y señaló la influencia de una "Anunciación" perdida de Baburen, conocida solo a través de una copia de Jan Janssens. Otros expertos como Slatkes y Klessmann la han fechado alrededor de 1624-1625.

Una limpieza reciente de dicha obra, que tras ser vendida posteriormente en varias subastas continúa en manos de particulares, ha puesto de manifiesto la intensidad del realismo caravaggesco de Ter Brugghen, pues la idiosincrasia de los pies y las manos se había disfrazado innecesariamente. Muchas de las sutilezas de su claroscuro se malinterpretaron y se agregaron algunos adornos innecesarios. Y es que el uso magistral del color y de la luz reflejada en Ter Brugghen no fue ya tan apreciado por las generaciones posteriores.

El gesto de Gabriel apuntando hacia el cielo fue reutilizado por Ter Brugghen en su tratamiento posterior y más amplio del mismo tema (imagen inferior), pintado en 1629 para la ciudad belga de Diest, en cuyo Stadsmuseum De Hofstadt se conserva actualmente. También lo vemos en su "Liberación de San Pedro" que data del mismo año y se guarda en la Galería Real de Pinturas Mauritshuis de La Haya.

Son menores los ecos de Caravaggio en la obra de Diest, realizada por Ter Brugghen el mismo año de su temprana muerte, pues se cree que nació en La Haya hacia 1588. Aunque su composición sea más convencional, muestra un detalle insólito en una Anunciación: dos ángeles en la gloria llevan una corona trenzada en sus manos, justo encima de la paloma que simboliza el Espíritu Santo, lo que acerca la escena a la iconografía de la Coronación Celestial de María, algo que no tuvo lugar hasta después de su muerte. Vemos también una imagen de María más idealizada, otro modelo real pero no tan corriente como en la pieza anterior.

Entre los rasgos comunes de las pinturas de la Anunciación de Ter Brugghen destacan la importancia de la figura angélica, hecho que sucede también en otros asuntos religiosos del pintor como el referido de San Pedro, así como la riqueza extrema de unas telas extraordinariamente caras en su época, parte del estilo de Utrecht que hace que los temas sacros sean todo lo más hermosos posible, incluso cuando se representa pobreza y dolor.

 

 

FUENTES

NICOLSON, Benedict. Hendrick Terbrugghen, Londres, Humphries, 1958.

 

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