La singular procesión del Entierro de Cristo constituye el principal atractivo de la Semana Santa de Borja (Zaragoza). Abren la comitiva tres encapuchados, llamados heraldos, que llevan una maza negra y dos campanas; les siguen la Bandera Negra, el Paso de San Juan Evangelista y un grupo de niños, vestidos con túnicas moradas, que portan instrumentos de La Pasión; a continuación, desfilan el Paso de la Muerte, el cráneo y la ceniza y las Doce Tribus de Israel, representadas por doce estandartes negros.

Seguidamente, desfila el Paso del Descendimiento, dos jóvenes vestidas con túnicas blancas que representan la Paz y la Justicia, la Cruz Alzada, las Cuatro Partes del Mundo representadas por estandartes, el arca que contiene la imagen de Cristo Yacente, los alabarderos, el Palio Negro, un centurión y la tapa con la que será tapada el arca del Yacente; por último, desfilan el Velo del Templo, la bandera del Duelo del Señor, los pasos de la Verónica, María Cleofás y la Virgen de la Soledad y las representaciones del Ayuntamiento y resto de autoridades de Borja, cerrando el cortejo la Agrupación Musical de la villa.

La procesión inicia su recorrido desde el pórtico de la Colegiata de Santa María, en donde se encuentran formados los alabarderos, bajo el mando del centurión, que rinden honores al Paso de la Muerte y se incorporan a la comitiva, dando escolta al Arca. 

En el Paso de la Muerte se representa a la muerte en forma de esqueleto humano, llevando en su mano derecha una cartela con la inscripcion latina Nemini Parco y, en su mano izquierda, una guadaña que lleva en su hoja la traducción al castellano: A Nadie Perdono. A sus pies y en cada uno de los ángulos del paso figuran: una tiara pontificia, una corona real, una mitra episcopal y el globo del mundo, como símbolo de su poder.

Tras el Paso de la Muerte, desfilan unos penitentes con hábito negro que portan un cráneo humano y una bandeja con ceniza, como recordatorio de cuál será el final de todos los presentes.