Córdoba Olvidada, red social de Instagram dedicada al patrimonio cordobés, ha dado a conocer la incorporación de una mascarilla de gran valor artístico e histórico al patrimonio de la Muy Humilde y Antigua Hermandad Sacramental del Santísimo Cristo del Remedio de Ánimas y Nuestra Señora Madre de Dios en sus Tristezas.

La pieza en cuestión se trata de la mascarilla original de una imagen mariana de carácter letífico, procedente de la misma iglesia o de la clausura del desaparecido convento cordobés de Santa María de Gracia. La pieza se muestra insertada en un tablón pintado con las letanías de la Virgen y fechado en 1966, en cuya base aparece una inscripción que cita el nombre y la procedencia de la pieza y su propietario anterior, Rafael Rodríguez de Ortega.

Desde dicha página opinan que la pieza guarda ciertos paralelismos con las obras del taller del escultor e imaginero barroco Pedro Duque Cornejo (Sevilla, 1678 - Córdoba, 1757), sobre todo al comparar su morfología con el perfil de la imagen de Nuestra Señora de la Soledad del municipio sevillano de Benacazón.

No es de extrañar que algún colaborador del artista fuese el encargado de tallarla para convento mientras se alzaba el montaje del retablo mayor del vecino templo de San Andrés (1753), de cuya traza se encargó el propio Duque Cornejo, quien también ejecutó las figuras del Cristo crucificado, San Miguel, San Rafael y los dos ángeles pasionarios del ático. El ensamblaje de dicho retablo corrió a cargo de Teodosio Sánchez Cañada, siendo el titular San Andrés obra anónima, al igual que la dieciochesca Virgen de las Nieves.

El convento de Santa María de Gracia (hoy plaza Juan Bernier) fue derribado en 1973. La venta de sus artículos religiosos se produjo en plena calle. La Virgen de Gracia, titular del cenobio, desaparece, y los retablos (siete, según las religiosas) fueron vendidos por anticuarios, pese a la rogativa de las monjas para asentarlos y trasladarlos con el fin de preservar el uso cultual para el que fueron creados. Unas monjas que no estuvieron de acuerdo con la venta, traslado y derribo de una fábrica conventual que fue fundada en 1475 por los señores de Aguilar.

Córdoba perdió así un imponente convento y un fragmento muy importante de su historia y su patrimonio, hoy disperso en casas privadas y otros destinos de una ciudad "sepulturera de su pasado", según Córdoba Olvidada, que agradece la colaboración de dicha corporación de penitencia y de los expertos José Rabasco Aguilar y Francisco Jesús Flores Matute.