LAS ESCULTURAS DE EL GRECO

Con información de http://elgreco2014.blogspot.com (16/01/2011)


 

 

La subasta que, a instancias de la Feria de Arte Antiguo (TIFAF), se va a celebrar del 18 al 27 de marzo en Maastricht (Holanda), ha levantado gran expectación al estar incluida en ella una estatuilla de madera policromada (35,5 cm) que representa al Ecce Homo y aparece firmada en su parte inferior trasera con una rúbrica atribuida al pintor español de origen griego Doménikos Theotokópoulos (El Greco).

La paternidad de El Greco sobre el Ecce Homo ha sido corroborada por miembros del Comité de Expertos de TEFAF, la feria de arte antiguo y antigüedades más importante del mundo, así como por especialistas en su obra, confirmó la anticuaria Deborah Elvira, cuya galería española de arte es la que la saca a la venta por 6 millones de euros. Sin embargo, el catedrático Fernando Marías, experto en la obra de El Greco, descarta que fuese labrada por el artista cretense y la circunscribe al círculo de Alonso Berruguete, opinión que compartimos.

Solamente existen dos esculturas documentadas de El Greco: el Cristo Resucitado que se conserva en el toledano Museo Hospital Tavera y el grupo de la Imposición de la Casulla de San Ildefonso de la Catedral de Toledo. A ellas se suman, aunque ya con dudas por parte de algunos expertos, las de Epimeteo y Pandora del Museo Nacional del Prado de Madrid.

 

 

 

El Resucitado (hacia 1595-1598) del Museo Hospital Tavera es una de ellas. La figura de Cristo es muy similar en la postura y diseño al Cristo Resucitado en la pintura que representa la Resurrección en el Museo del Prado de Madrid y que formaba parte del Retablo del Colegio de la Encarnación. Tallado en madera policromada, coronaba un tabernáculo o sagrario que fue el primer encargo que Pedro Salazar de Mendoza, administrador del Hospital de San Juan Bautista, hizo a El Greco en 1595. El tabernáculo, en forma de templete, adorna todavía hoy el altar mayor de la iglesia del hospital. El Resucitado se encargó posteriormente. Ambas forman parte de la Colección Medinaceli.

 

 

 

Donadas al Museo del Prado en 1962 por Dolores Andrada y Pérez de Herrasti, viuda del Conde de las Infantas, las esculturas de Epimeteo (44 cm) y Pandora (43 cm), labradas hacia 1600-1610, son excepcionales en el Renacimiento español; dos raros ejemplos de desnudo escultórico que evidencian el conocimiento de la cultura clásica de El Greco. Pandora fue una hermosa creación de barro realizada por Hefesto por instigación de Zeus, quien pretendía vengarse de Prometeo por revelar a los hombres el secreto del fuego. A Pandora le fueron concedidos todos los dones, pero se le entregó también una caja que contenía todos los males que podían acechar a la humanidad, con la advertencia de no abrirla. La mujer fue ofrecida a Prometeo ("El Precavido"), quien receló de Zeus y la rechazó. Pandora terminó casándose con Epimeteo ("El que Reflexiona Tarde"), hermano de Prometeo. La perniciosa curiosidad del matrimonio provocó la apertura de la caja y, con ella, el inicio de los males de los hombres.

La atribución de dichas estatuillas es dudosa, pese a todo. Está basada en el testimonio de Pacheco, que vio en el estudio de El Greco una serie de estatuillas de cera, estuco, y madera, pero pueden haber sido simplemente modelos, como los que se usaban en los talleres italianos donde El Greco fue entrenado. La atribución se basa en algunos desnudos en las pinturas de El Greco, en sus dimensiones alargadas, sus posturas flexibles y su oposición en contrapposto. Xavier de Salas interpretó que estas figuras eran representaciones de Epimeteo y Pandora viendo en ellas una reinterpretación del David de Miguel Ángel con ligeras variaciones: figuras más alargadas, distinta posición de la cabeza y las piernas menos abiertas. Salas también señaló que Pandora corresponde a una inversión de la figura de Epimeteo, aspecto característico del manierismo (contrapposto). Sin embargo, también evocan a ciertos manieristas florentinos, Sansovino o Cellini, ya que por su naturalismo y la musculatura acentuada de la figura masculina sería sorprendente que fuesen de El Greco.

En 1945, el Conde de las Infantas adquirió las esculturas de Epimeteo y Pandora en Madrid y demostró que eran obra de El Greco pues hay relaciones estilísticas con su producción pictórica y escultórica. Puppi consideró que fueron modelos para determinar la posición más acertada de las figuras de la derecha de la pintura del Laocoonte. La identificación de las figurillas es también problemática. Al principio se pensó que representaban a Adán y Eva o incluso a Vulcano y Venus, pero fueron correctamente identificados como Epimeteo y Pandora en el año 1961. Estas pequeñas figurillas están talladas en madera y pintadas al óleo, los materiales tradicionales de escultura española polícroma. Son trabajos indocumentados pero la atribución al artista es generalmente aceptada.

 

 

Por último, La Imposición de la Casulla a San Ildefonso, finalizada en 1587 y recientemente restaurada por el IPCE, formaba parte del retablo para colocar la pintura del Expolio en la sacristía de la Catedral de Toledo. El retablo fue desmontado poco después del año 1790 y, a comienzos del XX, el conjunto escultórico se colocó al pie del Expolio, en la sacristía de la catedral, donde se encuentra en la actualidad. La intervención del Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE), además de garantizar la preservación de la escultura, ha incidido de manera especial en la investigación de la misma: estudio de su policromía, radiografías y valoración de los fragmentos perdidos, todo ello con el fin de conocer mejor la obra del pintor cretense. La escultura resulta especialmente interesante para la investigación de la trayectoria de El Greco ya que constituye, junto al Resucitado o Salvador procedente del Hospital Tavera, una de las dos esculturas de autoría plenamente segura del artista toledano.

 

 

Por otro lado, existen tres esculturas ejecutadas por el escultor e imaginero toledano Juan Bautista Monegro según diseños de El Greco: las esculturas que decoran el retablo mayor del Monasterio de Santo Domingo el Antiguo, en Toledo, talladas hacia 1577-1579 (el retablo también fue diseñado por El Greco y tallado por Monegro), y un busto de apóstol desconocido que se conserva en el Museo Thyssen-Bornemisza (imagen superior, hacia 1612-1614). Marías también cree, junto con su colega Agustín Bustamante, que los planes de El Greco en Santo Domingo el Antiguo fueron descartados por Monegro, quien realizó otros completamente nuevos. Ello se debe a la evidente similitud entre dicho retablo mayor y el de la iglesia toledana de San Antonio de Padua, obra segura de Monegro.

 

FUENTES: MARÍAS, Fernando y Agustín BUSTAMANTE, Las Ideas Artísticas de El Greco, Madrid, 1981, p. 27.

 

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