LAS MÁSCARAS DEL TEATRO CLÁSICO DE JAPÓN

12/10/2010


 

 

 

El teatro japonés, como el griego, hunde sus raíces en la danza, que es la primera forma espectacular. La danza llamada Sangaku, introducida desde territorio chino, en la que los bailarines mostraban un asombroso dominio de la acrobacia y la contorsión, formó la base del Sarugaku (siglos X-XIV), forma teatral en la que, junto a las acrobacias, se usaban también la pantomima y el malabarismo. Estamos ante el origen del circo moderno.

De la evolución de esta forma parateatral surgieron en el siglo XIII dos tipologías teatrales: el teatro y el teatro Kyogen. El primero se caracterizó por su simbolismo y mística, sustentados en la danza con temas épicos y religiosos. El teatro se basa en la discreción y en la mesura. Por su parte, el Kyogen recogió los elementos más cómicos y cotidianos, siendo un espectáculo eminentemente popular.

Finalmente, el teatro Kabuki surgió en el año 1603, cuando una bailarina llamada Okuni creó una danza que, posteriormente, se transformó en un baile de mujeres libertinas. Rápidamente, la danza se hizo popular y, veintiséis años más tarde, acabó siendo prohibida. Para sortear la prohibición, las bailarinas fueron reemplazadas por muchachos jóvenes que ofrecían igualmente números cargados de lascivia y picaresca.

El tallista Miguel Ángel Moreno Contreras, de Jerez de la Frontera, realiza, entre mobiliario, castañuelas, escudos nobiliarios y ornamentos religiosos, reproducciones de las máscaras talladas en madera pintada para las funciones del teatro , caso de las dos que aparecen en las imágenes superiores, del Museo Chiossone de Génova. Las de las inferiores son copias de las mismas llevadas a cabo por Moreno Contreras en su taller.

 

 

 

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