Se trata de un Cristo Crucificado vivo en el madero que fue labrado para la malagueña Cofradía de las Penas por el escultor granadino Rafael Barbero Medina (1913-1990).

Inspirado en los modelos de la escuela sevillana impuestos por el cordobés Juan de Mesa y Velasco, tan interesante simulacro, tallado entre los años 1970 y 1971, muestra especial semejanza con el Cristo de la Conversión del Buen Ladrón, prototipo de otras hechuras contemporáneas como el Cristo de la Salud venerado en la Capilla de Monte Sión (Sevilla), obra del gaditano Luis Ortega Bru, o el Cristo de la Agonía, de Francisco Buiza, que acabaría reemplazando poco tiempo después al Crucificado de Barbero.

La corporación de Málaga pagó por la dramática talla la suma de 100.000 pesetas, aunque nunca llegó a efectuar estación de penitencia ya que, en el año 1971, la imagen no pudo salir a causa de la lluvia, y un año después sería reemplazada en el cortejo por el referido Cristo de Buiza, actual titular de la cofradía.

Según testimonios de la Hermandad de las Penas, la imagen fue rechazada por su escasa altura, que es de 180 cm, pero aún así los cofrades malagueños estimaron que resultaba pequeña dentro del conjunto del trono. 

Hoy en día, la efigie de Barbero es titular de la única cofradía del Sábado Santo que desfila en el municipio onubense de Moguer, recibiendo culto bajo la advocación del Santísimo Cristo de la Misericordia.

Se conserva en la Capilla de San Sebastián o de Padre Jesús, llamada así por estar presidida por el titular de la Cofradía del Nazareno. Su actual hermandad lo adquirió en el año 1975 al escultor e imaginero sevillano Francisco Buiza, quien se hizo cargo de la obra tras haber rechazado Rafael Barbero la ejecución de un Cristo Crucificado de mayor tamaño ante la petición de la malagueña Cofradía de las Penas.