SANTA TERESA PEREGRINA

15/10/2024


 

 

Cuando Andrés de Segura llegó en 1594 a la Nueva España, lo hizo con la firme convicción de ingresar en la Orden Reformadora de Nuestra Señora del Carmen. Este voto fue promesa que el futuro Fray Andrés de San Miguel hizo en caso de ser salvado cuando naufragó al venir a estos territorios.

De este acto de profunda fe es testimonio el Colegio de Carmelitas Descalzos de la Señora Santa Ana, construido en 1615 por quien es considerado uno de los arquitectos más importantes de nuestro periodo virreinal. Una espléndida edificación que en 1929 acogió la fundación de el Museo de El Carmen de Ciudad de México. Declarada Monumento Histórico desde 1932, con el tiempo se ha convertido en un recinto ineludible para conocer el arte pictórico virreinal.

Al ser constituido en 1929 como museo fue necesario completar la colección con obras provenientes de otros recintos, que se amalgamaron con las piezas sobrevivientes del acervo original carmelita. Hoy constituyen una valiosa colección de más de 600 piezas de arte sacro, una de las más importantes colecciones en este rubro de nuestro país.

Varias son las pinturas que ostentan firmas de pintores de gran fama, caso de Cristóbal de Villalpando, Juan Correa y Miguel Cabrera. Juan Correa (1646-1716) fue uno de los más destacados y prolíficos artistas del barroco novohispano. Contemporáneo a Villalpando, su vínculo se ilustra en la sacristía de la Catedral Metropolitana de Ciudad de México, donde comparten muros con grandiosas creaciones.

En este apacible óleo sobre lienzo que nos ocupa, firmado por el autor y pintado seguramente en el siglo XVII, vemos a la mística de Ávila en su iconografía de Santa Teresa Peregrina, que alude a los innumerables viajes que realizó para fundar dieciséis conventos del Nuevo Carmen Descalzo en la Península Ibérica, además de las correspondientes visitas.

Según Miguel Ángel Aguilar Arreola, el tamaño de la obra (171 x 110 cm) provoca en el espectador "la ilusión de que está a punto de salir del cuadro, y como San Cristóbal, patrono de los viajeros, nos parece gigante. Del mismo modo esta representación teresiana nos recuerda a la iconografía de Santiago Peregrino, santo de gran devoción española y contra el cual Teresa peleó el patronazgo del reino español, el cual perdió gracias al machismo de la época".

La santa está representada con sombrero de ala ancha y bordón o bastón largo, los clásicos atributos del peregrino. En el pecho lleva lo que pudiera ser un carcaj o caja de flechas, en alusión a su episodio místico más conocido: la Transverberación o éxtasis de Santa Teresa de Jesús.

Ubicada en el antiguo refectorio, la pintura luce el impecable dibujo y el buen colorido que caracterizan al autor. El tema fue plasmado por Correa con gran sobriedad: Teresa camina por desolados senderos bajo un fondo cubierto de nubes. La imagen de la santa está tratada con gran sencillez, sin que deje de ser de muy alta calidad.

 

Foto: INAH

 

FUENTES

AA.VV. 80 años, 80 obras. Museo de El Carmen, Ciudad de México, Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), 2019, p. 100.

 

Volver          Principal

www.lahornacina.com