UN ÓLEO DE LA DIVINA PEREGRINA DE SAHAGÚN EN EL MRQ DE QUERÉTARO (MÉXICO)

02/07/2024


 

 

En esta pintura de la primera mitad del siglo XVIII (óleo sobre tela, 125 x 92,5 cm) se representa una escultura de culto que recibe culto en la ciudad de Sahagún (León), un sitio de paso en el Camino de Santiago. Fue realizada por Luis Berrueco, el más conocido de la saga de pintores poblanos que llevan su apellido. Lleva una inscripción que la identifica como Virgen Peregrina y también del Refugio.

Sin embargo, el modelo no es la célebre Virgen del Refugio originado en Italia -una imagen pictórica promovida por la Compañía de Jesús, de la cual se conocen múltiples representaciones y que Berrueco también reprodujo en un lienzo de 61 x 49,5 cm, hoy en el Museo de la Basílica de Guadalupe de la Ciudad de México-, sino la Divina Peregrina de Sahagún, una imagen de candelero para vestir, menor del natural (135 cm), cuyo culto fue promovido por los franciscanos y ha sido atribuida a la escultora sevillana Luisa Roldán.

Se afirma que la Divina Peregrina fue realizada hacia 1687, año en que fray Francisco Salmerón -responsable del traslado del colegio misionero a Sahagún- viajó como visitador general de las provincias franciscanas de Andalucía a Sevilla y se interesó por la obra. Sin embargo, la falta de recursos impidieron comprarla en aquel momento. No fue hasta 1688 que, gracias al patrocinio de un rico comerciante, la escultura llegó a Sahagún y ahí se le construyó un camarín en 1744. Desde 1967 se conserva en la Sala de la Peregrina del Museo del Monasterio de Santa Cruz (Madres Benedictinas).

Como resulta común en este tipo de retratos, los rostros muestran rasgos muy humanizados, mientras que el carácter escultórico del prototipo queda reforzado por su localización en un nicho sobre una peana -de plata o plateada-, por el empleo de un pabellón y por la postura hierática del cuerpo arropado por un vestido, al parecer bordado, que ha sido enjoyado y decorado con encaje en cuello y puños, así como un manto azul, collar y pendientes.

La imagen porta indumentaria e insignias de peregrina: sombrero o tricornio negro con plumas para protección solar, bastón o cayado como apoyo en las largas caminatas o la defensa ante posibles fieras del camino -además de tener connotación mística en relación con la Santísima Trinidad- y esclavina para el frío, decorada en este caso con bordones pequeños cruzados y las vieiras que se cosían como indicación de que se había conseguido llegar a Santiago. Por último, el Niño está colocado en el brazo izquierdo, se inclina hacia María y porta flores en la mano izquierda.

Como se ha dicho, la Virgen se encuentra cobijada por un pabellón con rica cenefa o guardamalleta. A diferencia del dosel, la forma de los pabellones era más semejante a una tienda de campaña. Su uso para resguardar el Santísimo Sacramento evidencia el elevado estatus que se le quiso otorgar a esta imagen mediante su empleo, ya que en el ámbito civil solo el monarca era representado bajo pabellón.

 

 

FUENTES

DÍAZ CAYEROS, Patricia. "Virgen de los Desamparados de Valencia", en Vetas a lo divino. La escultura en el Museo Regional de Querétaro, Ciudad de México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 2022, pp. 238-244.

 

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