LAZOS DE SANGRE (II)
Con información y fotografías de Pedro Ayala Martínez (12/11/2015)
El pasado martes, siguiendo con el ciclo de actividades culturales en la exposición Lazos de Sangre, organizada por la archicofradía murciana de la Sangre (Los Coloraos), se presentó como pieza invitada para el presente mes de noviembre, una talla en madera correspondiente a una Piedad castellana tardogótica fechada a principios del siglo XVI, de autor anónimo y perteneciente a una colección particular. La presentación de la obra fue llevada a cabo por el escultor murciano José Hernández Navarro, quien explicó a los asistentes las distintas técnicas evolutivas por las que esta iconografía ha pasado a lo largo de la historia, mencionando piezas maestras como la Piedad de Miguel Ángel, la de Gregorio Fernández del Museo Nacional de Escultura de Valladolid o la Virgen de las Angustias de Salzillo que se puede contemplar en la Iglesia de San Bartolomé de la ciudad de Murcia y procesiona cada Viernes Santo por la noche. La Piedad invitada en Lazos de Sangre tiene todos los cánones de las obras castellanas de finales del siglo XV y principios del XVI: mirada perdida, ensimismada en su dolor, sin comunicación con Jesús, al cual sostiene con las dos manos en un plano casi de ángulo recto, vestida con el traje típico de las mujeres de ese periodo con rostrillo tipo monjil, manto que cae sobre sus hombros, y saya con abundante y anchos pliegues. Llama la atención del espectador la diferencia de tamaño entre la Virgen y Cristo muerto, típico del periodo gótico que quería reflejar las santas escrituras; en concreto, el momento en que descendieron a Cristo de la cruz y lo pusieron en el regazo de su Madre. Una escena que los artistas de ese periodo solucionaban haciendo a María dos veces más grande que su hijo, mínimo, para evitar que la Virgen quedara oculta y no recibiera el protagonismo adecuado del momento que transcurre. Con el devenir de los siglos y las modas, estas diferencias de tamaño fueron corrigiéndose, pero la Virgen siempre siguió siendo mayor que el Cristo aunque no tan exageradamente. Alonso Cano, por ejemplo, en la Piedad del Museo Cerralbo, coloca a Cristo, más que siendo sostenido por su madre, descansando solo la cabeza sobre sus rodillas y apoyando el cuerpo sobre el sudario, San Juan le sostiene la mano derecha mientras muestra a dos ángeles que lloran desconsolados la llaga de dicha mano, y la Virgen, con la mirada perdida, en ningún momento sostiene el cuerpo de su hijo sino que parece buscar el consuelo a su dolor. Con estas composiciones recargadas, típicas del barroco, se solucionaba el problema de la diferencia de tamaño entre las figuras. Otro ejemplo lo tenemos en la mencionada escultura murciana que Salzillo labró en 1740 y que luego repetiría en varias ocasiones: el autor coloca en un inmenso monte las dos figuras y es Cristo quien apoya la cabeza sobre la rodilla de María. A excepción de la versión conservada en Murcia, en la que María agarra con la mano izquierda el costado de Cristo mientras un angelito besa su mano derecha, en las demás versiones de Salzillo sobre el tema serán ángeles niños llorando los que sostengan las manos de Jesús, mientras que la Virgen, con la mirada también hacia el cielo, carecerá del anterior contacto físico con su hijo. La Piedad tardogótica podrá ser visitada en Lazos de Sangre hasta el próximo 6 de diciembre de 2015 en los bajos del martillo situado en la Glorieta de España de Murcia. El horario es el siguiente: martes a sábado, de 10:00 a 13:30 y de 17:00 a 20:00 horas; los domingos, de 10:00 a 13:30 horas. |
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