LA EPIFANÍA

Con información de Marcos Pérez y Jesús Bustamante Ybarra (05/01/2007)


 

 

Según Mateo, Jesús habría nacido al final del reinado de Herodes, quien según Flavio Josefo consumió sus últimos años entre severas convulsiones, úlceras diversas, gangrena de sus partes privadas y, posiblemente, una paranoia que le llevaba a asesinar a todo aquel de quien sospechaba que ponía en peligro su mandato.

Herodes no era muy querido por su pueblo, que veía con desagrado la progresiva romanización de Jerusalén. La complacencia del Rey hacia las costumbres del opresor explica además que aunque la astrología no tuviese demasiado predicamento entre los judíos, Josefo narre varios episodios de la vida de Herodes que confirman su fe en la influencia de los astros en los asuntos humanos. Por otra parte, resulta interesante comprobar que este historiador no hace referencia a la matanza de los inocentes que, según Mateo, sucedió a la visita de los Magos.

Para rastrear el origen de los Magos de Oriente debemos remitirnos a los escritos de Herodoto, otra de las fuentes fundamentales de esta época, que describe a los Magoi como una casta de sacerdotes zoroástricos procedentes de Persia que dominaban el arte de la curación y la astrología. Aunque el poder de los Magoi  se encontraba en franca decadencia, podemos suponer que mantenían intacto su prestigio como astrólogos, especialmente si tenemos en cuenta que esta práctica era muy apreciada por los romanos.

Hay que destacar que el evangelio de Mateo, el único que recoge este episodio, no menciona el número ni los nombres de los Magos que  acudieron a la corte de Herodes. Mientras que en las pinturas de las catacumbas romanas aparecen representados dos o cuatro, según la Iglesia de Siria eran doce, cantidad que los coptos elevaron hasta sesenta. En el siglo V el papa León el Grande fijó oficialmente su número en tres.

En 1164, el emperador alemán Federico Barbarroja regaló a la ciudad de Colonia las reliquias de los Reyes Magos, mismas que fueron trasladadas desde la Tierra Santa a Milán, y desde ahí a Colonia. Miles de peregrinos empezaron a llegar a Colonia para ver el rico tesoro de los legendarios Reyes Magos. Así, en 1248 inició la construcción de una catedral que estaría a la altura de tal tesoro, la de Colonia. Hoy, dicha catedral es uno de los monumentos góticos más impresionantes de Europa cuya construcción duró más de 600 años.

El relicario en forma de basílica tiene proporciones gigantescas para esta clase de urnas: dos metros 20 centímetros de longitud de oro y plata macizos, esmaltes y joyas de incalculable valor. El relicario fue realizado por el mejor artista francés de la época, Nicolás Verdún, y los maestros orfebres de Colonia la terminaron hace 800 años. Dentro del relicario reposan los cráneos de Melchor, Gaspar y Baltasar, -también llamados Apelio, Amerio y Damasco, y Gálgala, Malgalat y Sarathin- en tres cajas forradas de terciopelo y brocado.

La obra que hemos escogido para ilustrar el escrito pertenece a la producción del pintor brasileño Vicente do Rego Monteiro, cuyo inconfundible estilo, según la opinión de Flávio de Aquino, parte de tres influencias principales: el arte indígena de Marajó, el art decó y el cubismo estilizado, con cierta semejanza a Léger. 

 

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