A PROPÓSITO DEL III CONGRESO NACIONAL DE ADVOCACIONES
DE JESÚS NAZARENO (IV) - LA PALMA DEL CONDADO

02/02/2007


 

 

Nuestro cuarto especial sobre los simulacros de Jesús con la cruz al hombro que venimos realizando en el portal a raíz del III Congreso Nacional de Advocaciones de Nuestro Padre Jesús Nazareno, cuya apertura oficial tiene lugar hoy en Cartagena, se traslada ahora a la localidad onubense de La Palma del Condado, donde goza de una extraordinaria devoción una talla de autoría y fecha contradictorias.

La imagen es titular de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, María Santísima del Socorro y San Juan Evangelista. Escultores como Juan Martínez Montañés, Gaspar Núñez Delgado o Pedro Roldán han sido relacionados con la paternidad de esta excelente obra, en origen un Cristo Atado a la Columna que fue titular de una antigua hermandad cuya fundación se remonta, al menos, al año 1619.

Tanto la fecha aproximada de erección de su extinguida corporación, como los caracteres morfológicos y estilísticos del Nazareno, motivaron su vinculación montañesina, apoyada por historiadores de prestigio como José Hernández Díaz. La insólita relación con Roldán se supone deducida del modelado del cabello, empastado y menos ensortijado que el de la barba, siguiendo los usos roldanescos, o del uso de la policromía aplicada a pulimento. 

Últimamente, cobra fuerza la teoría que lo relaciona con José Montes de Oca, artista andaluz activo durante la primera mitad del siglo XVIII y autor de imágenes como el grupo de La Sexta Angustia que procesiona la Cofradía Servita de Sevilla o el llamado Jesús sin Soga de Écija (Sevilla), Nazareno con el que la imagen palmerina guarda ciertos paralelismos. Junto a las semejanzas compositivas con otras de sus creaciones, ello se justificaría también en el empleo de recursos netamente montañesinos por parte de Montes de Oca, dentro de una impronta básicamente dieciochesca que busca la inspiración dentro del primer realismo de la escuela sevillana.

Es titular de la hermandad desde el año 1937, fecha en la que el escultor e imaginero onubense Sebastián Santos Rojas, ante la pérdida del primitivo Nazareno de la cofradía, adapta el original simulacro de Jesús Atado a la Columna, que se hallaba guardado en un domicilio particular, a su actual iconografía, encorvando levemente el cuerpo para recrear el peso del madero, cambiando la posición de las piernas hacia una actitud itinerante y labrando nuevas manos, siguiendo el modelo de las que presenta el sevillano Jesús de la Pasión.

 

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