Según informan los responsables de la Catedral de Sevilla, entre las labores continuas de conservación que se realizan en el templo metropolitano, destaca últimamente el traslado en su interior de una obra de pequeño formato que ahora se podrá contemplar en una nueva ubicación.

Esta Virgen Dolorosa que podría fecharse a finales del siglo XVIII, se halla dentro de una vitrina que estaba situada en la capilla de San Francisco, concretamente sobre el banco de mármol situado bajo el espléndido retablo barroco, de tipo marco, dedicado al titular de la capilla. Se trata de una imagen mariana de vestir, de tamaño académico. Eleva su mirada hacia el cielo y tiene las manos cruzadas ante el pecho.

Según el profesor José Hernández Díaz, por su iconografía, la Dolorosa recuerda a otras esculturas análogas de la escuela granadina. Sin embargo, sus características inducen a relacionarla con el estilo del escultor e imaginero sevillano Cristóbal Ramos (1725-1799), del que consta recibió encargos del Cabildo Catedralicio.

La obra sigue las habituales composiciones de Ramos y su taller sobre el tema: las partes visibles modeladas en barro cocido y policromado, de rodillas, con las manos fuertemente entrelazadas y el rostro alzado reflejando una decidida actitud suplicante en su dolor. Coinciden también el modelado de los desorbitados ojos, los labios, los dientes y la cabellera. En cualquier caso, su estudio morfológico requiere una mayor profundidad.

El hecho de que se haya fechada a finales del XVIII coincide con la última etapa artística de Ramos, cuando el dramático esquema barroco de dolor maduro va dando paso a una mayor idealización romántica y juvenil, propia del estilo que cultivaría su discípulo Juan de Astorga dentro y fuera del taller de Ramos.

Uno de los motivos del movimiento de esta pieza, es lograr la visión completa de la magnífica pintura que constituye la parte principal del retablo y representa "El éxtasis de San Francisco" (1657), llevada a cabo por Francisco Herrera el Mozo. Se trata de una composición excepcional dentro del escaso repertorio de pinturas que se conocen de este artista. Por otra parte, muestra una pincelada suelta y deshecha que refuerza el sentido ascensional de la figura del santo y de los ángeles que lo rodean.

En el remate del retablo figura una pintura que representa "La imposición de la casulla a San Ildefonso" (1661), realizada por Juan de Valdés Leal y coetánea a la ejecución del retablo por el ensamblador Bernardo Simón de Pineda. Como podemos ver, fueron todos artífices de prestigio los que configuraron su hechura.

También recibe culto en la capilla bajo vitrina un Ecce Homo labrado hasta la altura del sudario. Esta iconografía solía alcanzó gran difusión en el Barroco formando pareja, precisamente, con la de la Virgen Dolorosa. El Cristo, según la catalogación oficial, es una creación anónima sevillana del siglo XVII. También muy interesante y poco estudiado, es obra que sugiere nuevas y sugerentes propuestas de autoría y datación.