UNA OBRA DE RAMÓN ÁLVAREZ EN EL CONVENTO DE SANTA CLARA DE ZAMORA
Con información de Javier García Martín para http://ciriosytroyanos.blogspot.com (03/10/2011)
Nuestra Señora de la Saleta es una advocación mariana que hace referencia a la aparición de la Virgen María a dos pastores, los niños Maximino y Melania, en las montañas de La Salette (Francia) el 19 de septiembre de 1846. Los niños contaban 11 y 14 años de edad, respectivamente. Según el relato, la Virgen se les apareció llorando y rodeada de luz mientras cuidaban las vacas. El mensaje (llamando al acercamiento a Jesús) y la devoción se extiende rápidamente por Francia, donde se levanta un santuario en el lugar de la aparición. También llega con gran éxito a España; en Galicia, la Virgen de la Saleta ejerce su patronazgo sobre distintas poblaciones y es protagonista de procesiones y romerías: Astureses, Cea, Siador, Meangos, y tantos otros. Pero también en otros lugares del país: Pamplona, Sevilla, Valladolid, Zamora o Cataluña. El grupo escultórico de Zamora es obra del prestigioso escultor e imaginero Ramón Álvarez (Coreses, Zamora, 1825 - Zamora, 1889), renovador de buena parte de la imaginería de la Semana Santa de dicha ciudad castellana. Fue uno de los tantos encargos que recibió conservándose el acuerdo entre el autor y la cofradía que le rendía culto a la Virgen -ya extinguida- con fecha de 27 de mayo de 1870. El conjunto se estrenó con motivo de la festividad de septiembre de ese mismo año. La cofradía tenía la sede en la antigua Iglesia de la Concepción, hoy Biblioteca Pública del Estado. De allí el grupo escultórico pasó hace años al actual Convento de Santa Clara, en el barrio zamorano de las Viñas, donde se ha conservado intacto gracias al cuidado de las hermanas. |
El grupo está compuesto por tres imágenes de vestir: la imagen de Nuestra Señora de la Saleta, de tamaño natural, concebida como una Dolorosa, y los dos pastorcitos en tamaños proporcionales. La Virgen aparece ataviada según la describieron los niños: vestido largo, un gran delantal a la cintura, pañuelo cruzado y anudado en la espalda. Rosas coronan su cabeza y bordean su pañuelo. En su frente una luz brilla como una diadema. Sobre sus hombros pesa una gran cadena; otra más fina sostiene sobre su pecho un Crucifijo deslumbrante, con un martillo a un lado y al otro unas tenazas. Los niños aparecen vestidos de pastores, habiendo perdido la figura de Melania la gorra de campesina que le cubría la cabeza. Es preciso apuntar que los atuendos actuales no son los originales (encargados por Ramón Álvarez a su hija María). La vestimenta actual fue realizada por las Clarisas a su llegada al Convento, el vestido y los pendientes de Nuestra Señora fueron regalados por una devota. Las imágenes se encuentran en clausura, siendo su estado de conservación bastante bueno, salvo pequeños desconchones en la policromía; lógicos, por otro lado, si se tiene en cuenta que es probable que no hayan sido restauradas a fondo desde su hechura. Las tres figuras se muestran sobre peanas modernas de madera, habiéndose perdido el tablero único inicial realizado por Ramón Álvarez imitando terreno natural. La Virgen se pone al culto los días 17, 18 y 19 de septiembre de cada año en el triduo que le dedican las hermanas clarisas. |
Fotografías de Víctor L. Gómez y Javier García
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