RESTAURACIÓN DE JUAN LUIS AQUINO (I)

Juan Luis Aquino Pérez


 

 

En líneas generales, la intervención llevada a cabo por Juan Luis Aquino, Licenciado en Bellas Artes por la especialidad de Escultura en la Universidad de Sevilla (US), ha consistido en la recuperación de la policromía original de la cabeza, pies y manos de los apóstoles que forman el misterio procesional de la cofradía onubense de la Sagrada Cena, obras talladas por el escultor valenciano Enrique Galarza en torno a 1950, retirando además diversos repintes y depósitos de suciedad acumulados. Asimismo, han sido reemplazados los cuerpos realizados por el escultor ayamontino Antonio León Ortega, debido a su mal estado de conservación y las numerosas grietas que presentaban, por unos nuevos que otorgan a las figuras mayor movimiento y naturalidad.

 

SAN JUDAS TADEO
 
 
 
 
Estado final
 
 
 
 
 
Estado inicial
 
Proceso de intervención
 
 
 
 
Proceso de intervención
 
 
 
 
Estado final
 
 

La talla de San Judas Tadeo, realizada por Enrique Galarza en torno a 1950, presentaba problemas estructurales, tales como grietas -la mayor en la unión de piernas y torso, afianzada con una pletina metálica atornillada-, ataques de xilófagos y desaparición de algunas falanges de las manos y los pies. Además se observaba un repinte generalizado de toda la encarnadura, con un tono oscuro que alteraba la apariencia original de la escultura.

La intervención consistió en la realización de un nuevo cuerpo en madera de cedro, más naturalista y con un giro en el torso que permitiera al apóstol mirar al Cristo del Amor -obra de Antonio León Ortega (1949), restaurada por Antonio Bernal (2004-2005)-. En la cabeza y manos del santo se retiraron varios repintes -uno superficial de esmalte sintético superpuesto a otro al óleo-, recuperando la policromía original de tono más nacarado. También se subsanaron las grietas y se reintegraron cromáticamente las lagunas de la capa pictórica. En los pies se ensamblaron correctamente las diversas piezas, policromando las nuevas piernas y los antiguos pies con un tono similar al de cabeza y manos.

 

SAN BARTOLOMÉ
 
 
 
 
Estado final
 
 
 
 
 
Estado inicial
 
Proceso de intervención
 
 
 
 
Proceso de intervención
 
 
 
 
Estado final
 
 

La imagen de San Bartolomé tenía diferentes deficiencias estructurales, como grietas por todo el cuerpo, rostro y pies -la más preocupante: la unión de las piernas y el torso, solucionándola con dos pletinas metálicas atornilladas-, además de ataques de xilófagos. La mano derecha presentaba un nudo mal cicatrizado, de madera quebradiza, que atravesaba la palma. Entre las deficiencias superficiales existían varios repintes que alteraban la apariencia original de la escultura.

La intervención consistió en la realización de un nuevo cuerpo en madera de cedro, dándole un giro en el torso que le permitiera entablar conversación y contacto visual con San Felipe, apóstol con el que mantenía una gran amistad. En la cabeza y manos se retiraron dos capas de repintes -la primera al óleo y la segunda de esmalte sintético-, recuperando la policromía original. Además se subsanaron las grietas y se reintegraron cromáticamente las lagunas de la capa pictórica. En los pies, se retiraron las numerosas puntillas, se ensamblaron correctamente las diversas piezas, policromando las nuevas piernas y los antiguos pies con un tono similar al de la cabeza y las manos.

 

SAN PEDRO
 
 
 
 
Estado final
 
 
 
 
Estado inicial
 
 
 
 
 
Proceso de intervención
 
 

La imagen de San Pedro, al igual que el resto del apostolado, presentaba diversos problemas, tanto estructurales como superficiales. Entre las deficiencias estructurales de la talla se observaban numerosas grietas por todo el cuerpo, rostro y pies; la más preocupante en la unión de las piernas y el torso, la cual se había intentado solucionar clavando varias puntillas de gran tamaño. Repartidas por el cuerpo, y sobre todo por los pies, también se encontraron numerosos elementos metálicos que intentaban solucionar las grietas y fracturas. Se apreciaban ataques de insectos xilófagos por todo el cuerpo. Entre las deficiencias superficiales encontramos varios repintes que alteraban la apariencia original de la escultura.

A partir de este estado inicial, la intervención consistió en la realización de un nuevo cuerpo en madera de cedro, más anatomizado y con un giro en el torso que permitiera al apóstol mirar directamente al Cristo del Amor. En la cabeza y manos se retiraron dos capas de repintes -la primera al óleo y la segunda de esmalte sintético-, recuperando la policromía original mucho más clara. Además se subsanaron las grietas y reintegraron cromáticamente las lagunas de la capa pictórica, protegiendo todo el conjunto con barniz. En los pies se retiraron las numerosas puntillas, se ensamblaron correctamente las diversas piezas, policromando las nuevas piernas y los antiguos pies con un tono similar al de cabeza y manos.

 

SAN ANDRÉS
 
 
 
 
Estado final
 
 
 
 
Estado inicial
 
 
 
 
Proceso de intervención
 
 
 
 
Proceso de intervención
 
 
 
 
Proceso de intervención
 
 

La imagen de San Andrés estaba bastante alterada debido a una inadecuada intervención anterior que distorsionó totalmente la anatomía del cuerpo, así como la policromía de la cabeza, los pies y las manos.

A partir de este deteriorado estado inicial, la intervención ha consistido en la realización de un nuevo cuerpo en madera de cedro, en una posición erguida con la que poder representar la relación fraternal con San Pedro -al que pasa la mano por la espalda-, recuperando al mismo tiempo la disposición original del misterio procesional. Se retiraron dos capas de repintes, descubriendo que la policromía original había sido lijada. Por este motivo habían desaparecido todos los frescores y se conservaba únicamente la base de la misma, de apariencia bastante amarillenta. Únicamente apareció un fragmento de la encarnadura original cerca del hombro, protegida bajo una capa de estuco. Imitando este resto de color, se policromaron cabeza, manos y pies siguiendo las características pictóricas de los demás apóstoles.

 

SANTIAGO EL MAYOR
 
 
 
 
Estado final
 
 
 
 
 
Proceso de intervención
 
 
 
 
Proceso de intervención
 
 
 
 
Estado final
 
 

La talla de Santiago Apóstol (realizada por Enrique Galarza en torno a 1950), presentaba problemas estructurales tales como grietas -la mayor en la unión de piernas y torso, que ponía en peligro la integridad y estabilidad de la escultura-, puntillas y ataques de insectos xilófagos por todo el cuerpo. Además se observaba un repinte generalizado de gran parte de la encarnadura, con un tono oscuro, que alteraba la apariencia original de la escultura.

La intervención consistió en la realización de un nuevo cuerpo en madera de cedro, más naturalista y con un giro en el torso que permitiera al apóstol interactuar con la figura de Judas Iscariote, al que intenta detener en su marcha. En la cabeza y manos se retiraron varios repintes -uno superficial de esmalte sintético superpuesto a otro al óleo-, recuperando la policromía original de tono más nacarado. Además se subsanaron las grietas y se reintegraron cromáticamente las lagunas de la capa pictórica, protegiendo todo el conjunto con barniz. En los pies, se retiraron muchas puntillas, se ensamblaron correctamente las diversas piezas, policromando las nuevas piernas y los antiguos pies con un tono similar al de cabeza y manos.

 

JUDAS ISCARIOTE
 
 
 
 
Estado final
 
 
 
 
 
Estado inicial
 
Proceso de intervención
 
 
 
 
Proceso de intervención
 
 
 
 
Proceso de intervención
 
 
 
 
Estado final
 
 

La escultura de Judas Iscariote había sufrido una intervención anterior, en la cual se había repolicromado la cabeza, los pies y las manos, alterando el aspecto originario de la talla. Además la cabeza y el cuerpo presentaban diversas fisuras y grietas, resultado de la realización de ensambles incorrectos de la madera, así como ataques de insectos xilófagos. Especialmente preocupante era el nudo de la sien, que había desprendido la preparación y la capa pictórica.

A partir de este estado inicial, la intervención ha consistido en la realización de un nuevo cuerpo en madera de cedro, cambiando la actitud sedente por otra más dinámica, en referencia al momento en que se marcha de la Cena Pascual. Por este motivo se ha modificado la situación del apóstol en el paso procesional, trasladándolo del costero derecho al izquierdo, pues de esta manera mira al espectador y da la espalda al Maestro. Se retiró también el repinte que cubría la cabeza y las manos, descubriendo el restaurador que la policromía original del rostro había sido lijada. Las grandes lagunas existentes se reintegraron con acuarela, intentando en todo momento recuperar el aspecto original de la pieza.

 

 

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