PICASSO ROMÁNICO
26/11/2016
Crucifixión Pablo Picasso |
Introducción La muestra Picasso románico, organizada conjuntamente por el Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC) y el Musée National Picasso-París, trae a Barcelona cuarenta óleos, dibujos, cerámicas, esculturas y un cuadro relieve del artista malagueño que, en diálogo con las obras medievales de la colección del MNAC, permiten captar las afinidades entre la obra de Pablo Picasso y el arte románico. Además, presenta una interesante selección de documentos inéditos de los archivos del artista que pertenecen al museo de París y que desvelan su interés por el arte de este período. Picasso románico, que se despliega en las salas de la colección permanente del MNAC, pone el foco sobre dos fechas que marcan la relación del artista con el arte medieval. En 1906, en un momento decisivo de transformación de su estilo, Picasso se instala durante unos meses en el pueblo de Gósol, en los Pirineos. Casi treinta años más tarde, en 1934, visita las colecciones de arte románico del que hoy es el MNAC. Aunque al día siguiente partió hacia París y nunca más regresó a España, durante toda su vida Picasso fue atesorando las pruebas de esa relación. La exposición muestra un conjunto documental, hasta ahora inédito, que conserva el archivo del Musée Picasso de París, repleto de imágenes románicas, postales del museo con motivos románicos que le enviaban sus amigos, correspondencia y diversos libros y revistas sobre el tema. Todos estos materiales confirman el interés que el artista mantuvo siempre por el arte de dicho período. La exposición no trata de establecer una relación mecánica entre las obras románicas y las obras de Picasso, ni plantea la búsqueda de una influencia directa, ya que una de las características principales de la obra picassiana es precisamente su capacidad de transformar cualquier influencia en algo distinto y propio, que al mismo tiempo conserva y supera los modelos originales. La mirada de Picasso sobre el románico es una mirada de valoración artística, no es una mirada arqueológica ni le dispensa ese tratamiento, que era habitual en ese momento. Picasso parece reconocer en el románico la preexistencia de soluciones plásticas que también se aplican a problemáticas de la creación contemporánea. |
Cerámica decorada con busto de hombre con jersey de rayas Pablo Picasso |
Ejes temáticos El primero explora los primeros contactos de Picasso con el románico y en especial se centra en las obras realizadas en 1906 y 1907 y en su estancia en Gósol. La talla de la Virgen con el Niño, que hoy forma parte de la colección del MNAC, se encontraba entonces en la iglesia de Gósol. Pablo Picasso realiza ese viaje cuando su obra está experimentando un retorno a un cierto primitivismo, en reacción contra el llamado período rosa anterior, que entonces él mismo calificó de "sentimental". En 1934, su visita al museo un día antes de su marcha definitiva del país fue un acontecimiento ampliamente comentado por la prensa barcelonesa del momento. Ésta será la última estancia conocida del artista en España. Acompañado por su amigo Joan Vidal ventosa y por el director del museo, Joaquim Folch i Torres, el objetivo era conocer la sala en la que se iban a exponer las obras del artista propiedad del ayuntamiento de la ciudad, entre las que destacaba el fabuloso conjunto de 22 piezas compradas unos años antes al coleccionista Lluís Plandiura. Este proyecto de sala, que hubiera sido una de las primeras dedicadas al artista en un museo, no se llegó a realizar. Picasso aprovechó la ocasión para visitar detenidamente la colección de arte románico y, según el relato que ha llegado hasta nosotros a través de las crónicas periodísticas, convenía que el museo era único en el mundo e imprescindible para conocer el origen del arte occidental, así como una lección para los artistas modernos. El segundo eje tiene que ver con un tema trágico, el de la crucifixión, muy presente en el arte románico, y que a Picasso le preocupó en diferentes momentos de su vida, especialmente entre 1930 y 1937. Resulta especialmente interesante relacionar las crucifixiones desarticuladas de Picasso con las crucifixiones articuladas del románico, en especial con el conjunto escultórico de los "descendimientos" que conserva el museo. El tercer eje se refiere a una imagen también muy presente en la colección románica del museo: la calavera. La muerte es uno de los grandes temas transversales en Picasso, que se expresa en su obra simbólicamente de diferentes maneras, especialmente a través de máscaras y calaveras, tanto humanas como animales. |
Busto de hombre (estudio para Les demoiselles d'Avignon) Pablo Picasso |
Presentación Picasso mostró durante toda su carrera artística un gran interés por el arte románico, de lo que han llegado hasta nosotros infinidad de testimonios, como por ejemplo su visita a las salas de románico de este museo, que es el origen de esta exposición. Entre las variadas influencias primitivistas sobre la vanguardia, él mismo reconoció el papel del arte románico como una "lección inapreciable para los modernos", tal y como afirmó durante su visita al museo en 1934. Su biblioteca personal y, en especial, la correspondencia que mantuvo con distintas personalidades confirman este interés, tal y como muestra la exposición. Picasso admiraba del arte románico su capacidad de explicar la realidad a través de un lenguaje repleto de signos y símbolos, sencillo a la vez que potente. Como otros creadores de vanguardia, Picasso se aproxima al románico como un hecho artístico indubitado, que contrasta con el tratamiento arqueológico que se le dispensaba desde determinados sectores. Esta colección permanente es única en el mundo por sus conjuntos de pintura mural, que fueron descubiertos, mayoritariamente, a principios del siglo XX en las iglesias de los Pirineos. Las instituciones públicas, para evitar su venta en el extranjero, impulsaron su adquisición, arrancamiento y traslado al museo. La colección se completa con un conjunto de pintura sobre tabla, escultura y orfebrería de los siglos XI al XIII. A partir de una selección de obras del Musée National Picasso-Paris se plantea un diálogo entre las obras románicas y la producción picassiana de diferentes períodos. En este sentido, se pretende indicar la preexistencia en el arte románico de soluciones plásticas que responden a las problemáticas y los desafíos de la creación contemporánea y, por lo tanto, también a la de Picasso. |
Anunciación, nacimiento y crucifixión de Sorpe (detalle) Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC) |
Picasso visita el románico del Museu Nacional (vitrina) Picasso visitó el MNAC (entonces Museu d'Art de Catalunya) a principios de septiembre de 1934, poco antes de su inauguración oficial. El museo exponía un conjunto de piezas de Picasso de las colecciones municipales, a las que se añadían 22 de sus obras adquiridas al coleccionista Lluís Plandiura. Picasso visitó la exposición con su amigo Joan Vidal Ventosa y los acompañó el director del museo, Joaquim Folch i Torres. Según la prensa, Picasso mostró un interés especial por las salas de arte románico, que colmó de elogios. Al día siguiente regresaría a Francia, de manera que aquella visita sería la última estancia conocida de Picasso en nuestro país. A continuación, la transcripción de un párrafo del diario La Publicidad:
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Pinturas de Sorpe y Descendimiento de la Cruz Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC) |
Primitivismos El año 1906 -y por descontado, el 1907- es una fecha clave en el posicionamiento de Pablo Picasso respecto a la vanguardia internacional, donde confluyen el interés por el arte primitivo con su viaje a Gósol. Aquel año se produce una reacción contra el denominado período rosa de los años anteriores, que él califica de "sentimental", en paralelo a una pérdida de narratividad de las composiciones. Se impondrá un nuevo lenguaje pictórico que eludirá la imitación del modelo, de gran simplificación formal, caracterizado por la frontalidad y el hieratismo. En este camino hacia una nueva modernidad, en Gósol trabajó sobre la mascarización de los rostros, que alcanzará uno de sus puntos culminantes con Les Demoiselles d'Avignon, que realizaría en 1907. En este ámbito se pueden ver distintos autorretratos de Picasso, así como retratos de su pareja Fernande Olivier, uno de ellos elaborado en Gósol. Algunas soluciones de este momento se reproducirán en composiciones de períodos posteriores, a partir de las técnicas más diversas. |
Descendimiento de Santa Maria de Taüll (detalle) Segunda mitad del siglo XII-siglo XIII |
El archivo románico de Picasso Los documentos de esta vitrina, que se exponen por primera vez, formaron parte de la colección personal de Picasso, y actualmente se conservan en los archivos del Musée National Picasso-Paris. Se trata de una cuidadosa selección de un fondo más extenso de diversa documentación de Picasso vinculada con el arte románico. Los documentos se estructuran en tres registros: libros y catálogos de la biblioteca del artista; fotografías de piezas románicas que coleccionaba, y un conjunto de cartas y postales que dan testimonio de su interés por el románico. Distintas personalidades de su entorno, ya sea en los textos o en las obras que ilustran las postales, muestran hasta qué punto enviar una imagen románica a Picasso era una forma de complacerlo. En algunos casos se evidencia la existencia de conversaciones previas sobre arte románico. El conjunto arranca en 1922, con una postal de Joan Miró, y finaliza en 1964 con otra de su amigo Joan Vidal Ventosa, pasando por una carta del antologista picassiano Christian Zervos de 1936. Este amplio abanico cronológico demuestra hasta qué punto la pervivencia de esta admiración fue tan sólida como longeva. Gran parte de las postales están ilustradas con obras o detalles de piezas que forman parte de las colecciones del MNAC y que se pueden admirar en esta misma exposición. |
Virgen de Gósol Segunda mitad del siglo XII |
Crucifixiones El joven Picasso nació en un entorno fuertemente impregnado por una cosmovisión religiosa. La violencia inherente a las crucifixiones y a las decapitaciones se evidencia en momentos determinados de la creación picassiana, escenas también presentes en la iconografía medieval. La primera crucifixión aparece en su obra con solo doce años, en La Coruña, y resurgirá puntualmente en diferentes momentos, entre los que destaca una serie de dibujos de 1932, inspirados en la crucifixión del retablo de Isenheim de Grünewald. La figura de Cristo crucificado se convierte en los últimos dibujos en un conjunto de huesos concatenados, una iconografía muy representativa del período surrealista del artista. Aunque no se pueda hablar de ninguna clase de influencia directa ni indirecta, es impresionante comprobar cómo estas crucifixiones [des]articuladas de Picasso se relacionan con las crucifixiones articuladas del románico. Estas alteraciones fisionómicas, con el efecto de trasladar la convulsión de los cuerpos, hacen más explícitas todavía las escenas de decapitación, de gran violencia visual. |
Descendimiento de Santa Maria de Taüll (detalle) Segunda mitad del siglo XII-siglo XIII |
Rostros La distorsión de la figura humana, sobre todo en el tratamiento de los rostros, es una constante de Picasso y tiene distintas variantes. Alcanza uno de los momentos álgidos durante la Segunda Guerra Mundial, en su exilio en Royan (Francia), cuando el rostro de su pareja Dora Maar se convierte en un campo de pruebas donde los elementos faciales se distribuyen aleatoriamente al mismo tiempo que mantienen una unidad. Más allá de la eventualidad de la guerra, esta cosificación de la figura humana se advierte en otros períodos de su creación, reproduciendo un modelo que consiste en convertir cuerpos humanos en entidades inorgánicas, y al revés. |
Sant Climent de Taüll (detalle) Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC) |
Cráneos La muerte es uno de los grandes temas transversales de la obra picassiana, presente desde sus inicios hasta los últimos autorretratos, en los que se muestra como una calavera. Pero la presencia simbólica de la muerte en su obra se plantea en diferentes variantes: como evocación de la pérdida, como presentimiento de futuro o directamente como realidad vivida. A menudo se vehicula a través de cráneos, humanos o animales, y máscaras. En 1945 realizó un conjunto de naturalezas muertas protagonizadas por calaveras, que ya no son vanitas sino el resultado de una reflexión íntima sobre la situación de guerra. Esta iconografía se reproducirá en otros períodos y a partir de diferentes técnicas, con resultados sorprendentes en lo referente a la escultura. Picasso reduce las formas a la mínima expresión, a partir de signos e incisiones que transmiten una gran potencia simbólica. Algunos cráneos románicos entran en misteriosas resonancias con los cráneos picassianos. |
Vanitas Pablo Picasso |
Hasta el 26 de febrero de 2017 en las Salas de Arte Románico del MNAC (Palau Nacional, Parc de Montjuïc, s/n)
Horario:
martes a sábado, de 10:00 a 18:00 horas; domingos y días festivos, de 10:00 a 15:00 horas.
www.lahornacina.com