BOCETOS DE RUBENS EN EL MUSEO DE BELLAS ARTES DE BILBAO
13/10/2022
El profeta Elías recibiendo pan y agua de un ángel |
Introducción El programa La Obra Invitada constituye con Bocetos de Rubens en el Musée Bonnat-Helleu de Bayona una cita muy especial con uno de los pintores más relevantes de la historia a través de un selecto conjunto de bocetos preparatorios para el traslado a lienzo de uno de los más formidables ciclos decorativos de la época, el de la Torre de la Parada. Se le añade otro boceto de mayor tamaño para la confección de uno de los 20 tapices con destino al madrileño monasterio de las Descalzas Reales. Por último, y como contexto a los bocetos de Rubens prestados por el Museo Bonnat-Helleu de Bayona (Francia), se exponen tres grabados de reproducción de Paulus Pontius (Amberes, 1603-1658) pertenecientes a una colección particular. Durante su última etapa, Rubens recibió por parte del rey Felipe IV el encargo más importante de toda su carrera, un conjunto formado por unos 115 lienzos de grandes dimensiones para decorar la Torre de la Parada, pabellón de caza situado a las afueras de Madrid que el rey quiso ampliar y reformar. Rubens era uno de los pocos artistas del momento capaces de realizar un ciclo pictórico de estas características y terminarlo en el plazo de unos dos años. Teniendo en cuenta el volumen del trabajo y el tiempo para su ejecución, decidió contar con la colaboración de otros artistas flamencos en su taller de Amberes, pero antes de trasladar al lienzo cada una de las composiciones plasmó sus ideas en bocetos a escala reducida pintados al óleo sobre tabla cuya ejecución, hacia 1636, se reservó para sí mismo. La mayoría de los asuntos representados son mitológicos y están inspirados en las Metamorfosis de Ovidio. Además de poner de relieve la fértil imaginación y la soltura técnica de Rubens, estas obras constituyen una prueba fehaciente de su proceso creativo y su sensibilidad hacia la Antigüedad clásica. Los siete bocetos se exponen ahora en el Museo de Bellas Artes de Bilbao (Museo Plaza, 2) gracias al apoyo de la Fundación Banco Santander y al asesoramiento científico de Alejandro Vergara, Jefe de Conservación de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte hasta 1700 del Museo del Prado. Pueden visitarse hasta el 22 de enero de 2023 de 10:00 a 20:00 horas (domingos y 24 y 31 de diciembre de 2022, de 10.00 a 15.00 horas, excepto coincidentes con martes, día habitual de cierre; cerrado también el 25 de diciembre de 2022, el 1 y el 6 de enero de 2023). La presente selección de bocetos es buen ejemplo de este aspecto tan importante, y a la vez desconocido para el público, del trabajo del célebre pintor flamenco. Pertenecen a un periodo muy prolífico, en el que estuvo al servicio de la corte española. Seis de ellos guardan relación con la decoración de la Torre de la Parada y a mediados del siglo XVIII se encontraban en España en manos del duque del Infantado, junto con otro medio centenar de bocetos. Procedentes de esta colección, fueron adquiridos por el oficial y explorador de origen bayonés Victor-Bernard Derrécagaix (1833-1915) a su paso por el país. Fue su viuda quien, en 1921, formalizó su legado al Musée Bonnat-Helleu, añadiendo otro boceto de Rubens para uno de los tapices del monasterio de las Descalzas Reales que Derrécagaix también había adquirido en España. |
Cupido y Psique |
Rubens Considerado el pintor más sobresaliente del siglo XVII en Europa y uno de los más relevantes de la historia del arte universal, entre las numerosas virtudes de Pedro Pablo Rubens (1577-1640) se halla su maestría en la realización de bocetos. En esta faceta clave para entender su proceso creativo, la obra de Rubens destacó tanto por la calidad como por la cantidad, pues creó en torno a medio millar de ejemplares, prácticamente un tercio de su producción. Con ella, además, transformó y superó el tradicional concepto de estudio previo, que empleaba como soporte exclusivamente el papel. Rubens recibió una educación esmerada, políglota y clasicista que le permitió desenvolverse desde muy joven en ambientes aristocráticos. Durante su estancia en Italia, al servicio del duque de Mantua como pintor de cámara, conoció la obra de los maestros renacentistas. Ya en España mostró su destreza para la creación de retratos grandilocuentes y luego en la ciudad de Amberes abordó la temática religiosa con una espectacularidad sin parangón hasta el momento. La ingente producción de Rubens se debe a su prodigiosa habilidad como dibujante y colorista, con una singular pericia para captar la anatomía humana y desarrollar la más amplia temática, pero también a la colaboración de los numerosos ayudantes que trabajaron en su extenso taller. |
Hércules descubriendo la púrpura |
Torre de la Parada En 1636 el rey Felipe IV acometió, con el arquitecto Juan Gómez de Mora, la ampliación de una pequeña fortaleza que Felipe II había construido con el arquitecto Luis de Vega a las afueras de Madrid. El resultado de esta remodelación fue un palacete convertido en pabellón de caza conocido como Torre de la Parada y para su decoración el monarca encargó a diversos artistas un ambicioso grupo de pinturas. El conjunto más importante, con sesenta obras de tema mitológico, le fue encomendado a Rubens ese mismo año por el cardenal-infante Fernando de Austria, hermano de Felipe IV, y estaba inspirado en las Metamorfosis de Ovidio y en la vida de Hércules. El pintor dividió el ciclo en varios bloques que, si bien no mostraban un programa concreto, se relacionaban entre sí por la finalidad del espacio en que se ubicaban, pues todas las pinturas recogían escenas cinegéticas y de recreo. Las composiciones y los asuntos fueron ideados por el propio Rubens, quien pintó los bocetos al óleo sobre tablas de roble de pequeño formato para ser posteriormente trasladados a grandes lienzos por él mismo -se encargó personalmente de catorce obras- y por otros pintores que contrató, entre los que estaban los afamados nombres de Jacob Jordaens o Jan Cossiers. Se sabe que el trabajo estaba terminado para 1638-1639, pero la construcción, junto con la mayoría de los cuadros, desapareció en un incendio durante la Guerra de Sucesión en 1714, por lo que los bocetos de Rubens, que se encuentran dispersos en diferentes colecciones, son un testimonio excepcional de este proyecto. Los bocetos que se presentan en el Museo de Bellas Artes de Bilbao muestran una ejecución vigorosa y sintética, en gran medida condicionada por la exigencia del encargo, cuyos plazos y volumen obligaron al artista a desplegar un alarde de inventiva que garantizara la riqueza y variedad de las composiciones, así como la necesaria claridad narrativa. Los contornos bien definidos y el empleo de capas de pintura muy ligeras, que con frecuencia dejan ver la imprimación, son ejemplo de la pericia técnica del autor.
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Selene (o Diana) y Endimión |
Descalzas Reales El monasterio de las Descalzas Reales de Madrid ha sido a lo largo de su historia residencia de diversas damas de la realeza y la aristocracia, con cuyos donativos se conformó una importante colección artística. Es el caso de la infanta Isabel Clara Eugenia, hija de Felipe II y gobernadora de los Países Bajos, quien hacia 1625 encargó a Rubens -que trabajaba para ella como pintor de corte y diplomático-, con el fin de decorar el monasterio, los bocetos para la confección en Bruselas de veinte tapices con el tema del triunfo de la Eucaristía como dogma principal del catolicismo. La factura de estos bocetos, ejecutados al óleo sobre tabla, es más elaborada que la del conjunto de la Torre de la Parada y son de mayor tamaño. A partir de estos bocetos, que se sitúan entre lo mejor de la producción del pintor, sus ayudantes realizarían los grandes cartones, que suponen el paso intermedio. En el que lleva por título "El profeta Elías recibiendo pan y agua de un ángel", presente en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, se observan con claridad cualidades propias de esta figura clave del Barroco, como la pincelada suelta y segura, y la transparencia del color. Este boceto sirvió como modelo a los ayudantes de Rubens para hacer un cuadro (cartón) de gran tamaño en el que los tejedores del tapiz final basaron su obra. La escena está concebida como un tapiz que cuelga de unas columnas, a modo de trampantojo. Las columnas han sido repintadas por algún artista posterior a Rubens, tal vez porque el maestro apenas les había dado forma. El tema del conjunto es la exaltación del misterio de la Eucaristía, expresada en este caso por una escena del Antiguo Testamento en la que un ángel da de comer y beber a Elías. Textos como la "Summa Theologica" de Santo Tomás de Aquino interpretaron esta historia bíblica como prefiguración de la Eucaristía. |
Pan y Siringa |
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