GEORGES BRAQUE

13/06/2014


 

 
 

Paisaje de L'Estaque

1906-1907
Óleo sobre lienzo
50 x 61 cm
Centre Pompidou, Musée national d'art moderne, París. Dación, 1986
© Georges Braque, VEGAP, Bilbao, 2014
Foto © Philippe Migeat - Centre Pompidou, MNAM-CCI/Dist. RMN-GP

 

Introducción

Con motivo del 50º aniversario de la muerte del artista (ver enlace), el Museo Guggenheim Bilbao presenta Georges Braque, la retrospectiva más ambiciosa celebrada hasta el momento en España de Georges Braque (1882-1963), una de las figuras más destacadas de la vanguardia de principios del siglo XX. Un recorrido cronológico que abarca todas las etapas de su trayectoria artística: desde sus inicios en el Fauvismo hasta sus últimas series dedicadas a los talleres, los pájaros y los paisajes de Varengeville.

Gracias a los extraordinarios préstamos del Centre Georges Pompidou y de otras grandes colecciones públicas y particulares internacionales, la muestra acoge cerca de 250 piezas, entre las que se incluyen algunas de las grandes obras maestras del que fuera precursor del Cubismo junto a Pablo Picasso e inventor de la técnica de collage de los papiers collés (o papeles pegados). Asimismo, la exposición, que cuenta con el generoso patrocinio de la Fundación BBVA, profundiza en sus pinturas de naturalezas muertas (donde se reiteran los veladores y los fruteros), sus canéforas, los billares de posguerra, así como los talleres y los pájaros realizados casi al final de su vida, que amplían y resumen sus investigaciones artísticas.

Georges Braque presenta, a su vez, otras perspectivas muy interesantes del artista, acercándonos a su faceta más personal por medio de material documental y fotográfico, en muchas ocasiones inédito. Destaca especialmente la colaboración que Braque estableció con Pablo Picasso durante los años del Cubismo, la estrecha relación de su arte con la música -tocaba varios instrumentos, incluyendo el acordeón, la flauta y el violín-, su amistad con el compositor Erik Satie o la complicidad que le unió a poetas como Pierre Reverdy, Francis Ponge y René Char, así como a algunos intelectuales de su tiempo como Carl Einstein o Jean Paulhan. Por último, una relevante sección de esta retrospectiva muestra, la faceta de escenógrafo que el artista desarrolló en los años veinte, que podrá apreciarse a través de un montaje único y exclusivo diseñado para el edificio de Frank Gehry.

Georges Braque, que podrá verse desde hoy y hasta el próximo 21 de septiembre, es una retrospectiva que reivindica el importantísimo papel que el artista desempeñó en la historia del arte, que en ocasiones se ha subestimado. Según Brigitte Leal, comisaria de la muestra: "Su estatuto de artista oficial de la Francia gaullista le ensombreció indudablemente a los ojos de la generación contestataria que le siguió", y le hizo caer durante varias décadas en un olvido relativo. La muestra constituye una mirada única a un artista excepcional cuya máxima, extraída de sus cuadernos El Día y la Noche, fue: "No hay que imitar aquello que se desea crear".

 

 
 

Gran Desnudo

1907-1908
Óleo sobre lienzo
140 x 100 cm
Centre Pompidou, Musée national d'art moderne, París. Dación de Alex Maguy-Glass, 2002
© Georges Braque, VEGAP, Bilbao, 2014
Foto © Georges Meguerditchian - Centre Pompidou, MNAM-CCI/Dist. RMN-GP

 

El periodo fauvista y el inicio del Cubismo

El recorrido de la exposición comienza con las primeras obras de un joven Braque, formado en la Academia de Bellas Artes de París, que se inicia en el Fauvismo tras descubrir en 1905, en el Salón de Otoño del Grand Palais de París, las obras de un grupo de artistas llamados "fauves", que refutaban las convenciones académicas, expresando sus sensaciones con colores puros en composiciones de estructura libre.

Los paisajes pintados en 1906 del puerto de L'Estaque, cerca de Marsella, o las pinturas realizadas en La Ciotat, ciudad portuaria de la Provenza, en 1907, reflejan la conversión del artista al espacio-color de este movimiento de vanguardia. "Cuando era un joven pintor, nutrí mi curiosidad y mis sueños con las obras de los grandes coloristas del pasado, desde los primitivos hasta Van Gogh y Boudin. Había etapas... Rafael, Corot y Chardin, entre otros... El momento de la reflexión, que también fue aquel de la elección, llegó con el encuentro de las pinturas fauvistas de Matisse y de Derain...", afirmaba el artista.

Acompañado del poeta Guillaume Apollinaire, Braque visita en otoño de 1907 el Bateau Lavoir, un inmueble situado en el barrio de Montmartre de París, conocido a principios del siglo XX como lugar de reunión de numerosos pintores y escritores, donde Picasso tenía su estudio. Allí descubre la última composición en la que el artista malagueño estaba trabajando: Las Señoritas de Aviñón, y se queda fascinado por aquel lienzo salvaje, compuesto por un conjunto de planos angulares sin fondo ni perspectiva espacial.

Este encuentro supuso un cambio radical en la vida y obra de Braque. Por un lado, sería el comienzo de una estrecha relación entre ambos artistas, pero, sobre todo, marcaría los inicios del Cubismo. Braque, cansado de la preeminencia del color de los fauvistas y, tras el descubrimiento del nuevo lenguaje de Picasso, se embarca en una nueva etapa pictórica donde los planos sustituyen a los volúmenes, el espacio cobra su máxima importancia y prevalecen los tonos ocres y grises. Este giro está representado en la muestra por algunos de sus paisajes, arquitecturas, instrumentos musicales y retratos como Gran Desnudo (1907-1908), que representa a una mujer cuyo cuerpo en torsión puede contemplarse desde diversos puntos de vista.

Después de acudir a la exposición de Braque, presentada por Apollinaire en la Galería Kahnweiler de París en 1908, Henri Matisse calificó de "pequeños cubos" los últimos paisajes de L'Estaque realizados por el artista, en los que dominan unos volúmenes geométricos y compactos, articulados por planos. El crítico Louis Vauxcelles retoma la expresión acuñada por Matisse y esta fecha marca, por lo tanto, el estreno oficial del Cubismo.

 

 
 

Guitarra

1912
Carboncillo, papel con estampado imitación madera pegado sobre papel
70,2 x 60,7 cm
Colección particular
© Georges Braque, VEGAP, Bilbao, 2014
Foto © Leiris SAS París

 

El Cubismo Analítico, los papiers collés y el Cubismo Sintético

Entre los años 1909 y 1914, Braque y Picasso dirigen a lo largo de varias etapas una auténtica revolución estética y llevan a cabo una ruptura total con la visión clásica, anulando la perspectiva tradicional, presentando los objetos desde diversos ángulos yuxtapuestos y reduciendo el color, demasiado anecdótico, a claroscuros de gris-beis y verde. En cambio, la luz ocupa un lugar muy importante en la obra del artista, repartiéndose de forma no uniforme por cada una de las caras de la imagen.

Esta nueva fase del trabajo de Braque, llamada Cubismo Analítico, está ilustrada en la muestra por pinturas que representan objetos cotidianos e instrumentos musicales cuya silueta está únicamente sugerida por la orientación de los planos y aristas. En 1910, Braque realiza sus primeras composiciones en formato oval, y un año más tarde, junto a Picasso, comienza a experimentar con la imitación de ciertas texturas y sombras, así como incluyendo tipografía moderna en sus obras mediante el estarcido. De esta forma, a las composiciones cada vez más desintegradas se unían fragmentos de la realidad que pasaban a incorporarse directamente en la obra. El propio artista comentó así aquel período: "En esa época, estaba muy unido a Picasso. A pesar de tener temperamentos muy distintos, estábamos guiados por una idea común. [...] Vivíamos en Montmartre, nos veíamos todos los días, hablábamos... Durante aquellos años, Picasso y yo nos dijimos cosas que ya nadie se dirá nunca más, cosas que ya nadie sabría cómo decirse, que ya nadie sabría comprender...".

La muestra continúa con los famosos papiers collés (papeles pegados) que Braque realiza entre los años 1912 y 1914, y que imprimen un nuevo carácter a su cubismo. En 1912, cuando el artista se encuentra en Sorgues pasando el verano con Picasso, descubre en un escaparate de Avignon un papel que imita la madera de roble y decide cortarlo en tres pedazos y pegarlo a un papel de dibujo. El papel pegado le permitió resolver la relación entre forma y color, ya que estos materiales funcionan como signos al evocar lo real mediante la metáfora y no mediante la imitación. Gracias a estos recortes de papeles pintados y trozos de periódicos, los colores de las pinturas cubistas se hacen más variados, marcando el camino hacia el Cubismo Sintético. Como el propio Braque expresó en su momento: "Los papeles pegados por fin destruyeron magníficamente la visión de la perspectiva clásica, las convenciones mortales que esta imponía".

La misma sala del Museo acoge la producción del artista posterior a los papeles pegados en la que integra sus conocimientos adquiridos hasta el momento, haciendo evolucionar el Cubismo hacia una forma más legible para el público, calificada de "sintética", al considerar que las formas cada vez más fragmentadas de los motivos que representaba anteriormente se habían hecho demasiado complejas. De esta forma, comienza a utilizar colores uniformes oscuros o trabajados en madera falsa, imitando los papeles pegados, y a introducir otra serie de elementos, como serrín, arena, papel y materiales diversos, para hacer los elementos que representaba más reconocibles. En 1914, tras el estallido de la Primera Guerra Mundial, Braque es movilizado al frente con el ejército francés, lo que supone una enorme ruptura para el artista, que regresa a la pintura en 1917, después haber sido herido gravemente en la cabeza en 1915 y tras una larga convalecencia.

 

 
 
 

Canéforas

1922
Óleo sobre lienzo
180,5 x 73 cm cada una
Centre Pompidou, Musée national d'art moderne, París. Legado Baronne Eva Gourgaud, 1965
© Georges Braque, VEGAP, Bilbao, 2014
Foto © Bertrand Prévost - Centre Pompidou, MNAM-CCI/Dist. RMN-GP

 

Naturalezas muertas, desnudos, canéforas, y la Teogonía de Hesíodo

Tras la guerra, Braque retoma la pintura, profundizando en las aportaciones del Cubismo Sintético, que aplica a sus naturalezas muertas o bodegones. Realiza composiciones abigarradas, en formatos alargados, que combinan armonía forma, color y materia y que, a menudo, están centradas en el motivo del frutero, muy querido para Cézanne, pintor sumamente admirado por Braque. El contexto artístico había cambiado radicalmente después de la Guerra y el Cubismo ya no se mostraba como una novedad revolucionaria, ya que otros pintores que vivían en Francia, como Juan Gris, Albert Gleizes o Jean Metzinger, también lo practicaban. Braque continuó con su trabajo innovador avanzando por nuevos caminos en torno al Cubismo.

La misma sala donde se muestran estos trabajos acoge, asimismo, sus famosas Canéforas, con las que en 1922 sorprende a sus coetáneos en el Salón de Otoño de París, donde el artista, ya consagrado a la edad de 40 años, exhibía dieciocho obras. Se trataba de dos desnudos femeninos de medio cuerpo y proporciones robustas que portaban cestas de frutas en la cabeza, tratados con una materia espesa, casi rugosa. Aunque se asemejan a las ninfas de La Fuente de los Inocentes (1548) de Jean Goujon, emblemáticas del clasicismo francés, estas figuras aún forman parte, por sus proporciones y colores antiacadémicos, de la continuidad del último Cubismo. Esta mirada al pasado, muy comentada y admirada por la crítica y los artistas del momento, fue calificada en la época como un retorno al orden y a lo figurativo en Braque, quien, cautivado por pintores del pasado como Corot y Chardin, emprendía la reinterpretación moderna de un tema clásico.

Las majestuosas Canéforas y los imponentes desnudos de colores minerales que recuerdan a las "Bañistas" de Picasso se prolongan en 1926-1927 con dos naturalezas muertas antropomorfas: Naturaleza Muerta con Frutero (1926-1927) y Naturaleza Muerta con Jarra (1926-1927), ambas destinadas al taller construido para Braque en 1925 en París por el arquitecto francés Auguste Perret.

En 1931, el marchante y editor Ambroise Vollard, gran apasionado del grabado, le propone a Braque ilustrar un texto. Braque elige la Teogonía del poeta griego Hesíodo (siglo VII a.C.), relato dedicado al origen del universo y el nacimiento de los dioses, que está considerado como uno de los grandes textos de la mitología griega. Entre 1932 y 1935, ejecuta una serie de dieciséis aguafuertes, que serán publicados por la Galerie Maeght en 1955. El procedimiento utilizado, la talla dulce, un grabado que se obtiene tallando el metal con un buril, le proporcionó al artista gran libertad para dibujar líneas ondulantes y biomorfas que recuerdan a las de los surrealistas.

 

 
 

Mujer con paleta

1936
Óleo sobre lienzo
92,1 x 92,2 cm
Musée des Beaux-Arts, Lyon. Legado de Jacqueline Delubac, 1997
© Georges Braque, VEGAP, Bilbao, 2014
Foto © RMN-Grand Palais/René-Gabriel Ojéda/Thierry Le Mage

 

Naturalezas muertas de la década de 1930, el período de guerra y los billares

En la década de 1930, Braque se abre a diversas fuentes de inspiración. Aunque continúa trabajando el tema de la naturaleza muerta, con composiciones que se vuelven más decorativas, el artista introduce figuras humanas en sus obras; por ejemplo, en Mujer con Paleta (1936) o El Dúo (1937), están saturadas de signos ornamentales. Estas siluetas oscuras y despersonalizadas, que descienden de las figuras negras de los jarrones griegos, son una personificación de las musas de la poesía y de la música que habitan el universo espiritual de Braque.

Al estallar la Segunda Guerra Mundial, Braque se encontraba con Joan Miró en Varengeville-sur-Mer, donde desde 1931 el artista francés tenía un taller diseñado por el arquitecto Paul Nelson. Braque reconocía ser "muy sensible a la atmósfera circundante"; durante este período y el de la Ocupación, ejecuta obras oscuras y dolorosas, donde aparecen calaveras flanqueadas por crucifijos y rosarios o peces negros cristianos que evocan la desgracia de la guerra. Para el escritor Jean Paulhan, que en 1945 lo consagra como "Braque, el patrón", la obra Dos Salmonetes (1941), que le regala el pintor, constituye "una mezcla de violencia extrema y serenidad". Este clima de inquietud sorda habita sus interiores y sus talleres, y domina también dos raras pinturas con figuras humanas que realiza en 1942: Hombre con Guitarra y Hombre al Caballete, ambas con un personaje que es una metáfora de la soledad y la melancolía del artista, en un mundo en el que ha desaparecido la música.

En el año 1944, Braque inicia una serie de billares que finaliza en 1949, en los que explora la multitud de vistas parciales y deformadas que un jugador de billar tiene sobre el tapiz. Estas obras recuperan el espacio visual cubista y sus juegos homotéticos entre formas, signos y colores.

 

 
 

Pájaro Negro y Pájaro Blanco

1960
Óleo sobre lienzo
134 x 167,5 cm
Colección particular
© Georges Braque, VEGAP, Bilbao, 2014
Foto © Leiris SAS París

 

Talleres y pájaros

A los billares le sigue el tema de los talleres, un gran clásico desde el siglo XVIII que fue retomado por muchos de los coetáneos de Braque, quien en 1949 inicia una nueva serie de ocho lienzos, compendio de las investigaciones que había emprendido hasta entonces. En estos lugares cerrados, representa objetos tanto reales como metafóricos, como la figura de un ave o una paleta (siempre presente para evocar la creación).

El tema del pájaro, que había surgido antes en la obra de Braque y, más evidentemente, en la serie de los talleres, es estimulado por el encargo que recibe el artista, en 1955, de la decoración de una de las salas dedicada a las colecciones etruscas del Museo del Louvre. Braque, que entonces tenía 70 años, trabajó en este espacio durante tres meses. En los tres paneles que realiza aparecen enormes aves azules y negras con formas sensuales. Las pinturas presentadas en esta sala demuestran la importancia del tema emblemático y arquetípico de los pájaros en la obra postrera de Braque, pero también la vitalidad de un artista abierto hasta el final a la novedad. Inicialmente tratado de manera figurativa y matérica, este motivo se vuelve cada vez más abstracto.

Según Braque: "Los pájaros me han inspirado siempre, de ellos procuro sacar lo mejor para mi dibujo y mi pintura. Sin embargo, debo enterrar en mi memoria su función natural de pájaros. El propio concepto que late bajo el golpe de inspiración que les hizo levantar el vuelo en mi mente, ese concepto debo borrarlo; mejor dicho, debo abolirlo, para acercarme a lo que me preocupa esencialmente: la construcción de un hecho pictórico".

 

 
 

Los Campos de Colza

1956-1957
Óleo sobre lienzo
37 x 81,5 cm (con marco pintado por el artista)
Colección particular
© Georges Braque, VEGAP, Bilbao, 2014
Foto © Leiris SAS París

 

Los últimos paisajes. Braque, escenógrafo

El recorrido cronológico por la obra de Braque termina con una serie de paisajes (1955-1963) que el artista realiza al final de su vida, cuando se movía entre París y Varengeville. Son amplias vistas panorámicas en las que, hasta donde alcanza la vista, no se ve nada más que el contacto entre la tierra o el mar con un cielo atravesado por signos negros (pájaros) o blancos (nubes). En los últimos cuadros realizados por el pintor, es palpable la construcción del hecho pictórico, de la cual Braque ha hecho su credo, y que aquí se materializa en dos franjas de pintura espesa y costrosa.

A la muerte de Braque, Giacometti le homenajea evocando su obra final: "De toda esta obra, lo que observo con más interés, curiosidad y emoción son los pequeños paisajes. [...] Contemplo esta pintura casi tímida, imponderable, esta pintura desnuda, poseedora de una audacia diferente, una audacia mucho mayor que la de hace años; una pintura que para mí se sitúa en la avanzada del arte actual, con todos sus conflictos".

Finalmente, una sala completa está dedicada a la relación que Georges Braque estableció con los Ballet Rusos, con Serguéi Diaghilev y Léonide Massine, con los que colaborarían también numerosos artistas de la época. En el caso de Braque, esta interacción se plasmó en cuatro obras: Les Fâcheux (1924), Salade (1924), Zéphire et Flore (1925) y Les Sylphides (1926). Tres de estas obras fueron llevadas a escena por los Ballet Rusos, mientras que Salade fue coreografiada por Léonide Massine y puesta en escena en el espectáculo benéfico organizado por el Conde Étienne de Beaumont en el teatro de La Cigale. En una escenografía de aire teatral, el Museo acoge bocetos, trajes y una maqueta, así como el telón que diseñó Braque para el Ballet Salade, que se estrenó en París el 17 de mayo de 1924, y que el público podrá apreciar por primera vez en mucho tiempo.

Se ofrece, de esta forma, un broche de excepción para finalizar el recorrido por la muestra más completa dedicada a Georges Braque en España hasta la fecha. Es esta una retrospectiva única, que sitúa la obra de Braque en el epicentro de la vanguardia artística del siglo XX.

 

 
 

Frutas sobre Mantel y Frutero

1925
Óleo sobre lienzo
130,5 x 75 cm
Centre Pompidou, Musée national d'art moderne, París. Adquirida al artista, 1947
© Georges Braque, VEGAP, Bilbao, 2014
Foto © Bertrand Prévost - Centre Pompidou, MNAM-CCI/Dist. RMN-GP

 

Catálogo y documental

La muestra Georges Braque va acompañada de un extenso catálogo que incluye ensayos temáticos que recorren toda la evolución estilística de Georges Braque a cargo de la comisaria, Brigitte Leal, y especialistas como Henry-Claude Cousseau, Philippe Dagen, Maryline Desbiolles, Claudine Grammont, Christopher Green, Étienne-Alain Hubert, Joël Huthwohl, Rémi Lambrusse, Claire Paulhan o Maria Stavrinaki. Con ilustraciones de las obras de la exposición y otras de referencia, el catálogo también contiene una cronología de la trayectoria vital del artista a cargo de Lauriane Manneville.

Entre las actividades paralelas destacamos la proyección de Picasso & Braque go to the Movies (Jueves, 26 de junio), documental producido en 2011 por Martin Scorsese y Robert Greenhut, y dirigido por el marchante y galerista Arne Glimcher, que explica cómo las revoluciones tecnológicas de inicios del siglo XX, como la aviación y sobre todo la industria cinematográfica, influyeron en el corpus creativo de Georges Braque y Pablo Picasso, entre otros. Cuenta con la participación de reconocidas figuras del panorama artístico internacional como Julian Schnabel, Chuck Close, Bernice Rose, Coosje Van Bruggen, Lucas Samaras, Adam Gopnik, Eric Fischl y Martin Scorsese (Cinedigm Entertainment. 60 min, versión original en inglés. Lugar y hora: Zero Espazioa, 19:00 horas. Entradas gratuitas, imprescindible retirar en Taquillas del Museo, aforo limitado).

 

 
 

Peces Negros

1942
Óleo sobre lienzo
33 x 55 cm
Centre Pompidou, Musée national d'art moderne, París. Donación del artista, 1947
© Georges Braque, VEGAP, Bilbao, 2014
Foto © Philippe Migeat - Centre Pompidou, MNAM-CCI/Dist. RMN-GP

 

Dirección y horario: Avenida Abandoibarra, nº 2. Martes a domingo, de 10:00 a 20:00 horas.

 

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