EVOCACIONES
Jesús Abades
El Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Sevilla organizó durante la Cuaresma del año 1987 una exposición denominada Evocaciones. La muestra, dedicada a la Semana Santa sevillana en la antigüedad, especialmente la vivida durante el siglo XIX y la primera mitad del XX, reunió pinturas, carteles, grabados, litografías y documentos sobre los devenires de la Conmemoración de la Pasión y Muerte de Jesús por aquellas fechas.
A continuación, ofrecemos a través de sus autores un breve y selectivo resumen de las artes pictóricas presentes en una exposición que fue realizada en colaboración con el Consejo de Hermandades y Cofradías de Sevilla, bajo la coordinación del estudioso Jorge Bernales Ballesteros.
Alfonso Grosso: Fue, probablemente, el pintor costumbrista que más obras nos haya dejado sobre la Semana Santa sevillana. De hecho, se expusieron en la muestra ocho cuadros del artista, plenamente integrado en el siglo XX, en torno al referido tema. De ellos, podemos destacar la ampulosidad de La Macarena por su Barrio, con el que parece oirse a la multitud que se apiña en torno al paso de la Dolorosa, y la elegancia de Jueves Santo en San Juan de la Palma (en la imagen), que ofrece además una serie de retratos femeninos al representar a varias mujeres con mantilla visitando el paso en el interior del templo (una de ellas mira coqueta y divertida al espectador), muy propios también de la cartelería cofrade que el autor no dudo en cultivar.
Fernando Hohenleiter: No podían faltar los originales de sus inmortales Nazarenos (en la imagen los pertenecientes a la Cofradía de la Estrella), realizados para ilustrar la guía de la Semana Santa de 1927. Representan graciosamente a los penitentes de todas las cofradías de penitencia sevillanas del momento, vestidos con sus túnicas y con sus correspondientes pasos y collaciones al fondo. En algunos casos, los nazarenos se hallan plasmados de dos en dos. El autor, de procedencia gaditana, realizó numerosas pinturas de temática semanasantera, empleando a su vez distintas técnicas pictóricas.
Manuel Cabral Bejarano: Del pintor decimonónico se expusieron sus dos lienzos más celebres: La Cofradía de Montserrat por la Calle Génova y Después de la Procesión (en la imagen). En el primero, se representa el paso de misterio de La Conversión del Buen Ladrón, de la Cofradía de Montserrat, enfilando la Calle Génova tras pasar por la Plaza de San Francisco. Se trata de uno de los lienzos más emblemáticos de la Semana Santa Sevillana del que existen dos versiones: una en el Museo Nacional de La Habana (1855) y otra en los Reales Alcazares de Sevilla. En ambos casos, la escena está representada con numeroso público, reflejando un gran realismo. El lienzo de La Habana posee la particularidad de que el artista ha retratado entre los asistentes a varios familiares y amigos suyos (1). Respecto a Después de la Procesión, representa el momento en que dos nazarenos, uno de una hermandad de blanco y otro de una de negro, se toman un descanso en una taberna para tomar sendos vasos de vino. Fue una pintura no exenta de polémica por la distendida escena que describe (pese a la actitud más recogida que parece observarse en el penitente de negro), bastante contradictoria con el título si tenemos en cuenta que, a través de la ventana, las cofradías continúan su desfile penitencial ante la mirada indiferente de los nazarenos.
José García Ramos: Su obra, que abarca bien entrado el siglo XX, es una de las más talentosas dentro de las que se exponen en la muestra, tal y como se pudo contemplar a través de dos magníficos ejemplos: Palio de la Cofradía del Silencio y Procesión de la Virgen de los Reyes. Son obras de gran valor pictórico, realizadas a través de una gama cromática limitada pero de intensos matices, que ilustran a la perfección dos vivencias religiosas de la época, con especial gusto por el claroscuro, aunque no tan acusado como en otras conseguidas creaciones del autor sobre el tema, caso de Paso de Palio en la Calle Sierpes (en la imagen). García Ramos fue maestro de Alfonso Grosso y uno de los primeros introductores de la modernidad en la pintura sevillana.
Joaquín Turina: Pintor costumbrista del XIX, padre del famoso compositor. Sus composiciones resultaban entrañables de puro ingenuas, pues fue un artista discreto y tópico en toda su trayectoria. Con uno de sus lienzos, no obstante, estuvo realmente inspirado, hasta el punto de convertirse en un símbolo del arte sacro sevillano. Se trata de Martínez Montañés viendo la salida de su Jesús de la Pasión (en la imagen), una obra pintada dentro de la irrealidad al mostrar al artista, ya anciano, sentado a las puertas del templo, pero que al mismo tiempo se muestra como un fiel retrato de los cortejos penitenciales de la época, con la cruz de enagüillas y representaciones de clérigos y disciplinantes. Pertenece a la propia Cofradía de Pasión.
BIBLIOGRAFÍA
(1) VALDIVIESO GONZÁLEZ, Enrique. "Representaciones Pictóricas", en Sevilla Penitente, Tomo I, Sevilla, Editorial Gever, 1995, p. 354.
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