HOC EST ENIM CORPUS MEUM. ICONOGRAFÍA DE LA SAGRADA CENA
Jesús Abades
Según el teólogo Luis Ribera, el propósito de Jesús en la Eucaristía fue dejar su presencia visible en el mundo. Como Dios, Cristo encuentra el modo de quedarse entre los hombres la misma noche antes de morir, en su última cena junto a los Apóstoles. Toma un pedazo de pan y dice: "Esto es mi Cuerpo". A continuación, toma un poco de vino y dice: "Esta es mi Sangre". Jesús morirá y desaparecerá visiblemente en el Sacrificio de la Cruz, pero quedará siempre vivo en la Eucaristía y estará con el pueblo cristiano. La gran calidad de la iconografía de la Sagrada Cena en la imaginería procesional de la Semana Santa andaluza y murciana nos ha llevado a hacer un sucinto repaso sobre el misterio de la Institución de la Eucaristía a través de los distintos núcleos cofrades que integran nuestra sección de hermandades de penitencia. |
Nada mejor para empezar que la ciudad de Sevilla, cuyo Señor de la Cena que procesiona cada tarde del Domingo de Ramos es una soberbia imagen del escultor e imaginero onubense Sebastián Santos. Considerada para muchos como la mejor hechura cristífera del autor, muestra parejas calidades con otras de sus gubias como el Jesús Nazareno de la capital onubense, el Crucificado del Perdón de Pizarra (Málaga) y su espléndida serie para varios municipios andaluces sobre la iconografía del Sagrado Corazón de Jesús. La talla fue realizada en el año 1955, empleando madera de ciprés en su ejecución, y el importe de la misma fue de 20.000 pesetas. Mide 177 centímetros de altura. Es sobresaliente el realismo, perfección y belleza del rostro, hasta el punto de que el escultor decidió policromarlo prescindiendo del aparejo de yeso para no desvirtuar los matices escultóricos conseguidos en su modelado. La efigie, de solemne apostura y depurada ejecución, representa a Cristo instituyendo la Eucaristía durante la Cena Pascual. De pie y en el extremo de una mesa rectangular, eleva la cabeza y dirige la mirada al Cielo, en absorto diálogo con el Padre. Es sobresaliente el realismo, perfección y belleza del rostro, hasta el punto de que el escultor decidió policromarlo prescindiendo del aparejo de yeso para no desvirtuar los matices de la talla. Los almendrados ojos, bajo cejas sutilmente gubiadas en forma de arco, muestran el iris de color verde y las pestañas pinceladas en su parte superior. El perfil es hebraico y la boca, abierta para formalizar con la palabra su sacrificio, muestra claramente la lengua y los dientes superiores tallados. El cuello presenta una fuerte tensión muscular del esternocleidomastoideo por la postura que adopta. La cabellera del Varón ha sido labrada siguiendo las clásicas formas mesinas, con raya al medio y organizada en sinuosas y ondulantes guedejas, quedando parcialmente descubiertas las orejas y la melena recogida sobre la espalda. La barba, bífida y corta, ha recibido idéntico tratamiento, y el bigote, sesgado al centro, deja visible el marcado hoyito bajo entre la nariz y el labio superior, menos carnoso que el inferior pero igualmente agostado. Las manos, en cambio, presentan un modelado más cercano a las obras de Juan Martínez Montañés, de robusta masa y gráciles dedos, estando la derecha en actitud de bendecir el cáliz que sostiene con la izquierda. Presenta el cuerpo totalmente anatomizado, con una especie de calzón a modo de paño de pureza, pese a haber sido concebido para ser vestido con tejidos naturales. En 1990 fue intervenido por Jesús Santos Calero, hijo del autor, quien esculpió una nueva mano izquierda para la imagen. Tiene como precedente procesional un Cristo realizado por el sevillano Manuel Gutiérrez Reyes (1860) que se conserva en las dependencias de la cofradía. Frente a la serenidad de Jesús, el Apostolado, agitado ante la denuncia del traidor, fue modelado con extremo dinamismo por el escultor e imaginero gaditano Luis Ortega Bru (1975-1982). El conjunto procesiona en andas neobarrocas de líneas rectas, realizadas en madera oscura por Salvador Domínguez Gordillo (1928), quien se inspiró en el antiguo paso de Rodríguez Espinosa (1844). El paso lleva valiosas cartelas labradas en el taller de Pedro Roldán (1690), las cuales fueron repolicromadas en el año 1966 por Luis Jiménez Espinosa. |
Precisamente, fue Luis Ortega Bru quien labró en el año 1967 al titular de la Cofradía de la Cena de Jerez de la Frontera. Cristo instituye la Eucaristía durante la Cena Pascual, de pie y presidiendo una gran mesa rectangular. Ladea la cabeza hacia la derecha y dirige la mirada hacia sus doce discípulos. La magnífica imagen, frente a otras hechuras más desgarradas y dinámicas del autor, sigue el estilo impregnado de serenidad y dulzura, más al gusto de las formas penitenciales sevillanas, tal y como podemos ver en otras de sus creaciones, caso del grupo de las Angustias, de La Línea de la Concepción (Cádiz), o del sevillano Cristo del Soberano Poder ante Caifás, definido por su autor en la misma obra como Mi Cristo para Sevilla. De otra parte, la bellísima talla ha sido concebida por el sanroqueño con rasgos muy depurados y juveniles, destacando los rasgados ojos de iris color miel, tallados y policromados en la madera, y los jugosos labios entreabiertos. Cabellera y barba se hallan esculpidas a base de mechones revueltos y encrespados, cayendo uno de ellos sobre la frente, lo que provoca notables efectos de claroscuro y, junto con las marfileñas carnaciones, constituye una de las señas de identidad del autor. La efigie muestra su mano derecha bendiciendo un cáliz del siglo XVIII que sostiene con la izquierda. Del Apostolado que lo acompaña, las figuras de San Pedro, San Juan Evangelista, San Bartolomé, Santiago el Mayor, San Mateo, Santiago el Menor y Judas Iscariote fueron labradas también por Luis Ortega Bru (1969-1975). Las restantes fueron realizadas por Ángel Ortega León y Miguel Ortega Alonso, descendientes del maestro de San Roque, en el año 2003, siguiendo las líneas de las anteriores. Tiene como precedentes procesionales una imagen labrada por Francisco Pinto Berraquero (1955), que fue sustituida, tras ser adaptada, por una talla anónima de San Cayetano, reemplazada a su vez por la actual. El antiguo Apostolado era obra de Tomás Chaveli Gisbert. Todo el conjunto escultórico actual desfila sobre magníficas andas neobarrocas, diseñadas por Juan Pérez Calvo y realizadas por Francisco Carrero en el obrador del artista sevillano Antonio Castillo Lastrucci (1929). Pertenecieron a la popular Cofradía del Cachorro, del barrio sevillano de Triana, y llevan cartelas y faroles de plata de los orfebres Cayetano González y Jorge Ferrer, respectivamente. |
La hechura de Jesús para Málaga, de correcta ejecución, fue uno de los primeros encargos de envergadura que recibió el afamado artista hispalense Luis Álvarez Duarte, quien se inspiró al gubiarla, en el año 1971, en el celebrado homónimo sevillano de Sebastián Santos, estudiado anteriormente. Concebida para portar el cáliz, actualmente se presenta de pie, en un extremo de la mesa y con las manos libres y extendidas, haciendo partícipe del ágape a los Apóstoles. Se acerca también Álvarez Duarte con esta pieza a las hechuras del maestro Francisco Buiza, lo que se manifiesta en el gubiado de cabellera y barba, muy frondosas y rizadas, así como en las grandes facciones de Jesús, no exentas de cierta rudeza varonil. A través de unos ojos grandes y oscuros, su mirada delata ensimismamiento y abstracción, aunque los labios se hallen en actitud de diálogo hacia los discípulos y el semblante no alcance el ensimismamiento que muestra la hechura sevillana. El cuello es ancho y musculado. Mide 176 centímetros de altura. La imagen, de talla completa en madera de ciprés policromada y brazos articulados, deja intuir una anatomía robusta, a pesar de quedar oculta por la túnica y el mantolín de terciopelo, adornados con antiguos bordados del siglo XIX, con los que suele ir ataviada. Fue restaurado en 1995 por Estrella Arcos, quien reintegró lagunas pictóricas, limpió la encarnadura, consolidó ensambles y eliminó grietas y arañazos. En 2013 sufrió una profunda intervención por parte de su propio autor, quien la esculpió con apenas 21 años de edad, para devolverle su aspecto original. El Apostolado, también de vestir, fue labrado igualmente por Duarte (1971), quien además se autorretrató en la efigie de Santiago el Menor. Todo el grupo escultórico actual tuvo como precedente procesional otro de talla completa, obra del escultor valenciano Pío Mollar (1925), que resultó destruido por un incendio en 1969. |
La imagen de la Santa Cena de Jaén, advocada Jesús Salvador en su Santa Cena, representa a Cristo de pie, instituyendo la Eucaristía durante la Última Cena. Las juveniles y candorosas facciones de Jesús heredan la mejor estética preciosista del rococó. Tallado en cedro policromado por el escultor cordobés Antonio Bernal Redondo (1999), inclina levemente la cabeza hacia la izquierda y dirige la mirada hacia sus discípulos. Cabello y barba, largos y partidos a dos aguas, han sido trabajados con gran detallismo, como es habitual en el autor, resolviéndose mediante sinuosas guedejas que dejan parcialmente visibles los pabellones auditivos. Los ojos son tallados y pintados en la madera, con las pestañas superiores postizas y el iris policromado en tonos celestes; la nariz denota el origen hebraico y la boca, abierta al hallarse en actitud dialogante, muestra claramente las coronas dentarias talladas y la lengua proyectada entre ambas. La mano izquierda sujeta el cáliz mientras la derecha aparece extendida, en actitud de bendecir la bebida que simboliza su sangre vertida en el inminente sacrificio. La efigie, de talla completa y brazos articulados, ofrece carnaciones claras y suele presentarse revestida con túnica de terciopelo blanco y mantolín rojo confeccionado con el mismo tipo de tejido. El Apostolado ha sido también realizado también por Antonio Bernal entre los años 2003 y 2006. |
El escultor sevillano José Antonio Navarro Arteaga fue el encargado de labrar el grupo escultórico de la Santa Cena de Almería en el año 1999. Sustituyó a un conjunto tallado entre 1986 y 1987 por el también sevillano Elías Garó, hoy en día partícipe de los desfiles penitenciales de Zaragoza. La poderosa imagen de Cristo, de pie, instituye la Eucaristía durante la Cena Pascual. Jesús inclina levemente la cabeza a la derecha y dirige la mirada hacia el Apostolado. Cabello y barba, ondulados y partidos al centro, presentan un tratamiento minucioso del pelo. Las cejas han sido finamente gubiadas y los expresivos ojos, surcados por profundas ojeras, se encuentran tallados y pintados en la madera. La nariz de Jesús acusa el tipo semítico, los pómulos son huesudos y la boca, abierta en actitud dialogante, muestra claramente la lengua y la dentadura talladas. La mano izquierda del Varón sujeta firmemente el cáliz, mientras que la derecha aparece extendida, en actitud de bendecir. La imagen, de talla completa, está considerada como una de las mejores obras del artista sevillano y suele estar al culto revestida con túnica de terciopelo rojo, bordada en oro por Juan Manuel González Hinojosa (1999). |
El Señor del Milagro, titular de la Sagrada Cena de Cádiz, es una obra del escultor e imaginero gaditano Luis Enrique González Rey (1995), autor también del Apostolado (1991-1995). Todas ellas reemplazaron a un grupo seriado de los Talleres de Arte Cristiano (Olot), carente de interés artístico, que llegó al convento con la intención de ser embarcado hacia Cuba, hecho que no sucedió debido al estallido de la Revolución Castrista (1959). En 1970 el artista gaditano Miguel Láinez Capote les hizo nuevos cuerpos. El Cristo de Olot se conserva actualmente en el Convento de las Dominicas de Torredonjimeno (Jaén). Como las anteriores obras, representa a Cristo instituyendo la Eucaristía durante la celebración de la Cena Pascual. De pie y en el extremo de la mesa, mantiene la cabeza erguida y clava su mirada en la de Judas Iscariote, quien en el extremo opuesto, acusa la denuncia y el descubrimiento de su traición. El autor concibe a Jesús como un varón de belleza idealizada y rasgos raciales, lo que se manifiesta en sus oscuros cabellos y tostadas carnaciones. El rostro, alargado y expresivo, posee ojos de cristal y pestañas pintadas en la madera. La nariz es recta y ancha, y la boca, entreabierta, presenta la dentadura tallada. Las manos se hallan semicerradas, en actitud de sostener el cáliz. El cabello y la barba de la efigie, de talla completa y brazos articulados para vestir, son largos y partidos al centro, dejando al descubierto el lóbulo de la oreja derecha. |
La magistral composición de la Santa Cena de Murcia está configurada por trece figuras sentadas en torno a una mesa de extremos redondeados. La hechura de Jesús, concebida con gran expresividad y realismo al igual que las restantes, ocupa la cabecera de la mesa, mientras que en el otro extremo nadie se sienta. Los Apóstoles se sitúan en dos hileras, ubicados frente a frente. Al lado izquierdo de Cristo, desde la cabecera de la mesa, se encuentra el Discípulo Amado, dormido y recostado el rostro sobre su propia mano, apoyada ésta en el rodilla de Jesús. Le siguen San Andrés, San Judas Tadeo, San Felipe, San Simón y Judas Iscariote, quien acusa el descubrimiento de su traición. A la derecha del Maestro y desde la cabecera, se sientan San Pedro, Santiago el Mayor, San Bartolomé, San Mateo, Santo Tomás y Santiago el Menor. El conjunto, labrado en talla completa por Francisco Salzillo (1763), abre el cortejo de la Cofradía de Jesús Nazareno (vulgo Los Salzillos) y se halla considerado una de las más felices creaciones del escultor murciano, en particular, y de la imaginería española del Setecientos, en general. Pesa, aproximadamente, 1.168 kg. En el reciente proceso de restauración del grupo se ha descubierto que Jesús y sus discípulos están tallados en madera de pino, contradiciendo así la tradición de Salzillo del ciprés como base. Además, se ha conocido la forma de trabajar del artista, sus pocos arrepentimientos y su seguridad a la hora de trazar las líneas (1). |
El Cristo de la Fe es la advocación que ostenta la imagen titular de la Cofradía de la Sagrada Cena de Córdoba. Fue realizado en 1992 por el escultor cordobés Miguel Ángel González Jurado, autor también del Apostolado (1993-1996), de talla completa y empleando madera de cedro policromada al óleo en su ejecución. La composición, netamente barroca, se basa en diferentes modelos sobre el tema, sobresaliendo de la talla cristífera su enfática gesticulación y el marcado estudio anatómico. Jesús, instituyendo la Eucaristía como representación del sacrificio venidero en la cruz, eleva al cielo su atormentado semblante, en el que se aprecian facciones nobles y viriles, propias del pueblo hebreo. Los ojos son tallados y policromados en la madera, la nariz es ancha, los pómulos se hallan muy resaltados y los labios, entreabiertos, anuncian a los discípulos que el Verbo se ha hecho carne. La barba es partida al centro, larga y ondulada, al igual que el cabello, caído sobre ambos hombros. La imagen, de talla completa y brazos articulados para vestir, suele mostrarse al culto con potencias de plata dorada y revestida con túnica marfil y mantolín rojo. Tuvo como precedente procesional una obra del artista pontanés Francisco Palos Chaparro, cuya policromía era de Joaquín Ojeda (1987). |
El grupo escultórico de La Cena de Granada es el único que se encuentra realizado en talla completa de entre todos los que procesionan en las capitales andaluzas. A ello hay que sumar que es actualmente el más antiguo de Andalucía, ya que fue labrado entre los años 1926 y 1928 por el escultor granadino Eduardo Espinosa Cuadros, empleando madera de pino policromada en su ejecución. El conjunto importó la suma de 22.500 pesetas, incluyendo el paso, y su composición se inspira directamente en la famosa Santa Cena pintada por Leonardo Da Vinci en 1498 para el refectorio del Convento de Madres Dominicas de Milán, sin desdeñar rasgos del famoso conjunto de Francisco Salzillo para Murcia (2). La imagen de Jesús mide 160 centímetros de altura y es la única también dentro de las capitales andaluzas que se encuentra en posición sedente. Sus rasgos son muy delicados, sus carnaciones claras y sus cabellos se encuentran policromados en tonos siena, con reflejos dorados (3). La dulzura que emana de la imagen de Cristo se traduce en la invitación a los Apóstoles a participar en la Cena Pascual. Jesús, presidiendo una gran mesa rectangular, ladea la cabeza hacia la derecha y dirige la mirada hacia sus discípulos. Se halla sentado sobre un banquillo de madera, con los brazos extendidos y las manos abiertas, en señal de acogimiento. Cabellera y barbas son largas, rizadas y partidas a dos aguas, cayendo la espesa melena sobre ambos hombros. Las pestañas y los ojos han sido policromados en la madera y la boca, la nariz es recta y ancha, y la boca entreabierta, permite ver en su interior los dientes superiores tallados. La efigie es de talla completa, presentando la túnica y el mantolín esculpidos en la madera y policromados en tonos rojizos y azules, respectivamente. Las pinturas han sido aplicadas al óleo, con acabados terrosos. Fue restaurado en el año 2000 por Francisco Marín Cruces, quien eliminó repintes y elementos metálicos, reintegró lagunas cromáticas y aplicó una capa de protección generalizada a la obra. Respecto al Apostolado, siete figuras fueron restauradas también por Francisco Marín Cruces entre los años 2000 y 2006 con el fin de limpiar la policromía de las mismas, eliminar elementos metálicos, labrar nuevas peanas y consolidar grietas y ensambles. De las cinco imágenes restantes, las de San Simón y Judas Iscariote han sido intervenidas en los talleres malagueños de Salvo & Navarro S.C. (2007). |
El repaso concluye con el Cristo del Amor, de la Cofradía de la Sagrada Cena de Huelva. Se trata de una obra del escultor ayamontino Antonio León Ortega (1949), en madera policromada de ciprés, que aparece de pie y con el cuerpo levemente inclinado hacia delante, en el extremo de una mesa rectangular, mientras mantiene la cabeza en posición frontal y dirige la mirada hacia los Apóstoles. Los cabellos, como es habitual en su autor, son lacios y pegados al cráneo, mientras que la barba es corta, bífida y suavemente ondulada. Tras la intervención del artista cordobés Antonio Bernal, las pestañas son ahora de pelo natural en el párpado superior y finamente pinceladas las inferiores. El perfil es recto y la boca, entreabierta, muestra claramente los dientes superiores tallados. La mano derecha se halla bendiciendo el pan que sostiene con la izquierda. Con la nueva policromía, aplicada también por Bernal, la imagen ha ganado en realismo y calidad en sus pinturas; se ha cuidado al máximo la representación de zonas como la cutícula de las uñas o la esclerótica de los ojos, que ahora presentan un aspecto acuoso y un iris perfectamente perfilado y de tonos castaños. La pátina fue aplicada con vistas a obtener un Cristo de carnaciones morenas. La imagen, de talla completa, muestra una complexión enjuta aunque fibrosa, las rodillas ligeramente flexionadas y brazos tallados sin articulaciones. El sudario es una sencilla banda horizontal plegada al centro. Al culto se exhibe revestida con túnica y mantolín de terciopelo. Ha sido intervenida en dos ocasiones: en 1988 por José Antonio Díaz Roca, quién restañó grietas y retocó la policromía, y entre los años 2004 y 2005 recibió la mencionada actuación de Antonio Bernal Redondo, que, además de aplicar nueva policromía y colocar pestañas postizas, reparó las partes del estuco dañadas, labró nueva peana e incorporó la nueva sujeción del pan en la mano izquierda. Respecto a los doce Apóstoles, estando Judas en el extremo opuesto para acusar así la denuncia y el descubrimiento de su traición, todos fueron realizados por el escultor valenciano Enrique Galarza Moreno (1953-1954), si bien sufrieron una importante remodelación por León Ortega, quien labró manos, pies y candeleros nuevos. Fueron restauradas de nuevo en el año 1985 por Francisco Márquez Domínguez. Recientemente, han siendo intervenidas por el artista Juan Luis Aquino Pérez (2007-2011), quien entre otras tareas ha limpiado las policromías, eliminado repintes y modificado algunas posturas para dar mayor dinamismo al conjunto. |
BIBLIOGRAFÍA (1) www.abc.es/agencias/noticia.asp?noticia=706827 (2) A.A.V.V. La Semana Santa de Granada a través de su Escultura Procesional. El Lenguaje de las Imágenes, Granada, 2002, pp. 89-90. (3) Ibídem, pp. 217-218. |
Fotografía de Sevilla de Roberto Villarrica para www.fotoscofrades.com Fotografía de Jerez de la Frontera de José Antonio Álvarez Barea para www.semanasantadejerez.com Fotografía de Málaga de Francisco José Pérez Segovia para www.mipropiosentir.com Fotografía de Almería de Cristóbal Ruiz Roca Fotografía de Cádiz de Jesús Guerrero Alba para www.pasionygloria.net Fotografía de Murcia de http://domuspucelae.blogspot.com Fotografía de Córdoba de Antonio Arrebola Romero Fotografía de Granada de http://cenagranada.blogspot.com Fotografía de Huelva de Sergio Cabaco Garrocho |
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