EL TALLER DE RUBENS

15/10/2024


 

 
 
Imposición de la casulla a San Ildefonso (Taller de Rubens)

 

Presentación

La exposición El taller de Rubens muestra más de 30 obras que incluyen pinturas realizadas por el maestro, otras por sus ayudantes y otras, resultado en diferentes grados de la colaboración entre Rubens y sus discípulos. El objetivo de esta exposición es mostrar, a través de uno de los pintores más prolíficos y exitosos de la Edad Moderna, cómo los pintores europeos trabajaban en talleres u obradores y se valían de múltiples colaboradores.

Junto a estas pinturas se ha instalado una escenificación del taller del pintor, que incluye herramientas y elementos que evocan a la persona de Rubens, como una capa y un sombrero -confeccionado por Ana Lamata- inspirados en retratos suyos, así como pinceles, paletas, telas, tablas, caballetes, tientos... todo ello impregnado del olor de la trementina, uno de los más presentes en los antiguos talleres.

Esta exposición, comisariada por Alejandro Vergara, ayuda al visitante a discernir los diferentes niveles de calidad de las obras. Aunque todos los cuadros que salían del taller de Rubens eran productos de su marca, se valoraban más los originales pintados enteramente por el maestro que los de taller.

Para reforzar el discurso expositivo y profundizar en la forma de trabajar de Rubens y el uso que hizo de la labor de sus colaboradores de taller, se incluye también un video que muestra la recreación del proceso de creación la obra "Mercurio y Argos", con materiales y técnicas históricas, por el pintor Jacobo Alcalde Gibert. En el video se explica cómo pintaba Rubens y cómo se valía de sus ayudantes de taller.

Además, con motivo de esta exposición se ha publicado el libro "El taller de Rubens", que incluye textos que explican cómo los cuadros de la época se pintaban en fases, por superposición de distintas capas, de modo que cada una de ellas determinaba el efecto que producía la siguiente. Este sistema permitía dividir el trabajo, pues un artista podía pintar algunas capas y después ser reemplazado por otro.

Del 15 de octubre de 2024 al 16 de febrero de 2025 en el Museo Nacional del Prado de Madrid. Dirección y horarios: Paseo del Prado, s/n. Lunes a sábado de 10:00 a 20:00 horas, domingos y festivos de 10:00 a 19:00 horas. 24 y 31 de diciembre y 6 de enero, de 10:00 a 14:00 horas. Cerrado el 25 de diciembre y el 1 de enero.

 

 

Retratos femeninos

El retrato de María de Medici (1575-1642) quedó sin concluir tal vez porque estaba pensado como modelo para que en el taller se hicieran réplicas, por lo que no era necesario terminar el fondo. En la parte izquierda hay una cortina que está todavía en la fase inicial de bosquejo, cuando el pintor había creado los volúmenes con una gama muy reducida de tonos que apenas cubren la imprimación.

En el retrato de Hélène Fourment (1614-1673), la segunda esposa de Rubens, y sus hijos, los rostros de las figuras y la vestimenta del niño están terminados o casi finalizados. El resto permanece en una fase previa, un momento avanzado de la fase de bosquejo (cuando el pintor trabaja sobre todo en el volumen de las formas, con muy poco color) o en los inicios de la fase de color (la vestimenta y la silla de color rojo). No podemos estar seguros de si la ropa de la mujer acabaría por ser blanca o no. El abundante dibujo visible bajo la pintura en esta zona y el hecho de que aún se estaba trabajando el volumen de las rodillas demuestran que no estamos ante la capa definitiva.

De Ana de Austria, reina de Francia, se exhiben dos retratos: uno lo pintó Rubens hacia 1622, durante una estancia en París (imagen superior), y el otro es una copia hecha en su taller. En este caso, las dos versiones del retrato son de mucha calidad. Por esa razón, para discernir cuál es del maestro y cuál de un ayudante de su taller no sirve apelar a la excelencia de su ejecución, sino que es necesario identificar elementos característicos del lenguaje personal de Rubens. La de mayor formato (colección particular) es una obra de gran calidad, pero no es de Rubens. En el cuadro de menor formato (Museo del Prado) se observa una espontaneidad que demuestra que su autor fue adoptando decisiones creativas sobre la marcha. Esta sí fue pintada por el maestro Rubens.

 

 

Antigua Grecia

La obra "Demócrito, el filósofo que ríe" es de un ayudante. En la zona de los muslos y las rodillas, por ejemplo, la plasmación del volumen no es convincente. Cuando el ayudante terminó su labor, Rubens añadió unos toques finales, sobre todo en la túnica roja (se distinguen por su tono claro e intenso, en torno al antebrazo). Así corrigió la estructura de los pliegues y dotó de vitalidad a la imagen.

En "Saturno devorando a un hijo", tanto la invención como la ejecución del cuadro se deben enteramente al maestro. La anatomía y la poderosa postura del dios son del todo coherentes con lo narrado. Las distorsiones del cuerpo no son consecuencia de una falta de formación o talento, sino que están al servicio de una imagen intensa y dramática. El cuadro parece pintado con rapidez y muestra una destreza asombrosa.

El cuadro "Mercurio y Argos" pertenece a la misma serie que los anteriores. Es probable que Rubens contase con la ayuda de su taller en varias fases de su realización, pero gran parte de lo que hay en la superficie del lienzo lo pintó el maestro: el boceto es suyo; el proceso de transferir ese diseño al lienzo es de los ayudantes; la fase siguiente, el bosquejo, cuando toman forma los volúmenes y el espacio pero apenas hay color, posiblemente fuese un trabajo conjunto, con los miembros del taller realizando las tareas más mecánicas y Rubens retocando según considerase necesario; en la siguiente fase, la de color, también podían colaborar los ayudantes, aplicando sobre el bosquejo masas cromáticas que el maestro trabajaba para dotar a la superficie de su color y textura finales.

En algunas obras Rubens contó con artistas especializados en paisajes, animales, flores o frutas. Cuando en pinturas como "Filopómenes descubierto" (imagen superior) necesitaba a un especialista en la pintura de animales, vivos o muertos, solía elegir a Frans Snyders: Rubens abocetó, Snyders pintó los animales muertos y las frutas y hortalizas que están sobre y debajo de la mesa, Rubens pintó las figuras y, de lo pintado por Snyders, solo retocó un pequeño fragmento del paño blanco que está debajo y alrededor de la boca abierta del jabalí, donde se reconocen algunas de sus vigorosas pinceladas. Incluyó también un trazo de pintura negra entre la cabeza del animal y el paño, seguramente para delimitar los dos elementos. 

 

 

Bocetos para tapices

Los dos cuadros que muestran "La educación de Aquiles" se realizaron en preparación para un tapiz. Rubens inició el trabajo pintando el pequeño boceto. La frescura y espontaneidad de la pincelada y la vívida caracterización de las figuras son características de su forma de abordar los bocetos. También es típica la transparencia de las diversas capas, que otorga a la escena una agradable unidad tonal. Bajo la pintura es visible un dibujo trazado con rapidez a lápiz negro, también del propio Rubens. La composición del pequeño boceto fue repetida por un ayudante en el modelo de más tamaño del Prado que serviría para hacer el cartón que se debía enviar como guía a los tejedores. En este cuadro los pliegues de las vestimentas de los hermas y del niño no están a la altura de la técnica del maestro. Rubens introdujo al final algunas correcciones y pintó la naturaleza muerta de la parte inferior. La comparación de este último cuadro con una obra autógrafa de Rubens que tiene elementos similares y una función parecida, "La victoria de la Verdad sobre la Herejía", ofrece datos significativos. La diferente espontaneidad a la hora de pintar los motivos arquitectónicos en uno y otro cuadro muestra la distinta forma de trabajar del maestro y sus ayudantes.

La obra "La muerte del cónsul Decio" también es un boceto pintado en preparación para un tapiz. Rubens debió de hacer dibujos previos y tal vez un boceto de menor tamaño, pero encargó este cuadro a otro pintor. Los rasgos de las figuras y los animales no son compatibles con los tipos del maestro. Con el cuadro ya acabado, Rubens decidió añadir la Victoria alada en la parte superior. En términos generales, podemos afirmar que un cuadro es de un ayudante de Rubens, y no del maestro, bien porque no alcanza su nivel de calidad, o bien porque, aun teniéndolo, se aleja de sus características.

 

 

Aquiles descubierto por Odiseo y Diomedes

Es posible que este cuadro sea el mismo que Rubens describe en 1618, en una carta a un cliente, cuando menciona obras que le podía vender. El tema y la atribución al taller coinciden, pero sus proporciones son distintas (la carta describe un cuadro horizontal, y el cuadro del Prado, que, tras haber sufrido muchos daños, tiene hoy ese formato, originalmente era vertical). Tal vez Rubens se equivocó en las medidas, o tal vez existió otra versión de este cuadro, ahora perdida, con proporciones diferentes.

A simple vista se ven incongruencias estilísticas: los dos hombres de la derecha concuerdan con el estilo de Rubens (aunque no todos los especialistas están de acuerdo), pero el resto del cuadro no lo pintó él. Rubens debió de hacer en primer lugar dibujos y, posiblemente, un boceto que siguieron sus ayudantes. Tras transferirse la composición al lienzo, la fase siguiente era la del bosquejo, que probablemente hicieron también los colaboradores. Uno o más ayudantes del taller pintaron el grupo de mujeres, y, seguramente al final, Rubens completó las dos masculinas y se preocupó por integrar ambas partes. Modificó además la estructura de los pliegues de la manga roja por encima y por debajo de la mano de Odiseo con sus típicas pinceladas vigorosas, en un tono más claro. En ese momento también ajustó algunos elementos de la composición general. Por ejemplo, cubrió una capa que llevaba Aquiles flotando al viento.

 

 
 
Saturno devorando a un hijo (Peter Paul Rubens)

 

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