EL HERMITAGE EN EL PRADO
Pablo Picasso Bebedora de Absenta |
Introducción El próximo 8 de noviembre el Museo del Prado abrirá al público la exposición El Hermitage en el Prado, que mostrará a través de ciento veinte obras la gran variedad y riqueza de las colecciones del museo ruso -desde el siglo V antes de Cristo hasta el siglo XX, pasando por sobresalientes piezas de arqueología, artes decorativas y los magníficos fondos de pintura, escultura y dibujo- que hacen de él uno de los primeros centros de arte del mundo. La exposición, organizada por el Museo Nacional del Prado de Madrid, Acción Cultural Española (AC/E) y el propio State Hermitage Museum, con el patrocinio de la Fundación BBVA, constituye una ocasión única y extraordinaria al tratarse de la primera vez que se muestra fuera del Hermitage una selección tan importante y numerosa de obras de sus excepcionales colecciones. Compuesta por casi 90 obras de las célebres colecciones de pintura, dibujo y escultura del museo ruso, junto a una cantidad similar de piezas correspondientes a sus extensas e incomparables colecciones arqueológicas y de artes decorativas, además de trajes de época y mobiliario, la exposición El Hermitage en el Prado completa el intercambio de colecciones sin precedentes acordado entre los dos grandes museos, español y ruso, iniciado a principios de año con la presentación de El Prado en el Hermitage en San Petersburgo, muestra que contó con la colaboración de AC/E y se convirtió en la de mayor éxito de público en la historia del Hermitage con más de 600.000 visitantes. Ambos proyectos se inscriben en el marco de la celebración del año Dual España-Rusia 2011. Ubicado en un conjunto de edificios palaciegos al lado del río Neva y, sobre todo, en el Palacio de Invierno que fue la residencia en el siglo XVIII de la Zarina Catalina la Grande, el State Hermitage Museum de San Petersburgo es uno de los más grandes y espectaculares museos del mundo. Sus colecciones abarcan el Egipto de los faraones, las culturas siberianas, el mundo grecorromano y llegan hasta el arte renacentista, la escultura neoclásica, y la pintura de Henri Matisse y Pablo Picasso. Es uno de los poquísimos museos que, fruto del coleccionismo de los zares, empezando con Pedro el Grande (1672-1725), así como del coleccionismo privado de vanguardia del siglo XX, se puede considerar verdaderamente enciclopédico. La exposición, comisariada por Mikhail Piotrovsky, director del Hermitage, convertirá las salas de exposiciones temporales de la ampliación del Prado en un "pequeño Hermitage", brindando al público la excepcional oportunidad de conocer no sólo las magníficas obras de arte y arqueología que conserva el gran museo ruso y cuya amplia selección dará cuenta de la riqueza de sus colecciones, sino también la historia del Hermitage. Con este fin, serán los retratos de los emperadores, Pedro I, Catalina II y Nicolas I; los cuadros de las espléndidas vistas de interiores del palacio y sus alrededores e incluso una selección de muebles y trajes de corte, los que recibirán al visitante al inicio de la exposición. Por su parte, entre las grandes obras maestras de la pintura que formarán parte de esta muestra destacan ejemplos tan notables como el San Sebastián de Tiziano, el Tañedor de Laúd de Caravaggio, el San Sebastián de Ribera, y el Almuerzo de Velázquez. También tendrán cabida dos obras de la importante colección de Rembrandt que atesora el Hermitage, Retrato de un Estudioso y Caída de Haman. De su colección de dibujos, vendrán obras de Durero, Rubens, Watteau e Ingres y, entre las esculturas, pueden destacarse el boceto en terracota de Bernini para el Éxtasis de Santa Teresa, y una de las obras maestras en mármol de Antonio Canova, la Magdalena Penitente. La exposición contará también con notables ejemplos de las célebres colecciones de pintura impresionista y post-impresionista del museo ruso, en la que estarán representados Monet, Cézanne, Renoir, Gauguin y Matisse, éste último con dos obras, Juego de Bolas y Conversación. De Picasso se incluirán tres lienzos, entre ellos Mujer Sentada y Bebedora de Absenta y completarán la selección dos obras rusas de la vanguardia abstracta, la Composición VI de Kandinsky y el misterioso Cuadrado Negro de Malevich. Además, la exposición también permitirá al público introducirse en las colecciones arqueológicas del Hermitage y disfrutar de piezas excepcionalmente singulares como Peine con Escena de Batalla, obra de oro escita del siglo IV antes de Cristo, y las obras de joyería siberiana que proceden de las colecciones de Pedro el Grande. En cuanto a los objetos de artes decorativas, se incluirá la Espada decorada con plata, rubíes y diamantes, donada al zar en el siglo XVIII por el embajador indio, y el bellísimo Vaso de Flores en Cristal de Roca, Oro y Diamantes del joyero de la familia imperial, Carl Fabergé (1846-1920). |
Enrico Belli según un original de Godfrey Kneller Pedro I |
Los zares fundadores del Hermitage Los fondos del Hermitage provienen en su mayoría de las colecciones de Pedro I el Grande (1682-1725), fundador de San Petersburgo; de su nieta política, Catalina la Grande (1762-1796), y del nieto de esta, Nicolás I (1825-1855). Los tres aparecen aquí en retratos de cuerpo entero. Pedro I el Grande consolidó el poder autocrático de los zares, modernizó Rusia y la transformó en una potencia europea. Viajó por Alemania, Holanda, Inglaterra y Austria e intentó introducir aspectos occidentales en la vida y el gobierno de su imperio. Reformó el ejército y creó la marina rusa. Fundó la Kunstkámera (Cámara de Maravillas), el primer museo de la nueva capital, alguna de cuyas colecciones se encuentra hoy en el Hermitage. Catalina II fue una princesa alemana que contrajo matrimonio con el zar Pablo III y se convirtió en emperatriz tras un golpe de estado en 1762. Era ingeniosa, inteligente y ávida lectora de Voltaire y de otros filósofos franceses de la Ilustración, cuyas ideas trató de poner en práctica en Rusia. Catalina amaba la música, el teatro y el arte, y sentó las bases de la magnífica galería de pinturas del Hermitage comprando colecciones completas en Rusia y Europa occidental y encargando obras a artistas como Chardin o Wright of Derby. El complejo de edificios que constituye el actual Hermitage fue completado por Nicolás I, quien construyó el Nuevo Hermitage junto a la residencia imperial y lo abrió al público en 1852. |
Alekséi Vasílievich Tiranov Biblioteca del Hermitage |
San Petersburgo y el Hermitage El Hermitage, construido en San Petersburgo, a orillas del río Neva, es al mismo tiempo un palacio y un museo. Pedro el Grande, que fundó la ciudad en 1703, levantó un primer Palacio de Invierno, posteriormente reemplazado por el magnífico edificio que hoy podemos admirar, construido entre 1754 y 1762 según los planos del arquitecto italiano Rastrelli. Catalina la Grande añadió el Pequeño Hermitage y el Gran (o Viejo) Hermitage para albergar las colecciones imperiales de arte (1771-1787). El uso de la palabra francesa "ermitage", que significa lugar apartado o de retiro, refleja la naturaleza privada de estas colecciones. El Teatro del Hermitage, erigido durante la década de 1780, y el Nuevo Hermitage, construido por Nicolás I a mediados del siglo XIX, completan este complejo museístico. La historia del Hermitage como museo de arte comienza en el año 1764 con la compra, por parte de Catalina la Grande, de la colección del comerciante berlinés Gotzkowski. A esta adquisición le siguió la de la colección parisina de Crozat, y las de los antiguos primeros ministros de Gran Bretaña y Sajonia: Robert Walpole y el conde Von Brühl. A lo largo del siglo XIX se adquirieron las colecciones de la emperatriz Josefina Bonaparte y de Guillermo II de Holanda. Entre tanto, los fondos de arqueología y numismática continuaron creciendo. En 1917, tras la Revolución Rusa, el museo se convirtió en una institución estatal y se nacionalizaron varias colecciones privadas, entre las que destacan las dedicadas a la pintura impresionista y vanguardista parisina reunidas por Schukin y Morózov. En la actualidad las colecciones del Hermitage siguen creciendo y el Museo está inmerso en un ambicioso programa de expansión en San Petersburgo. También ha establecido varias filiales tanto en Rusia como en el extranjero (por ejemplo, en Vyborg, Ámsterdam y Ferrara), al tiempo que colabora en importantes proyectos de investigación y en exposiciones internacionales. |
Anónimo Peine con Escenas de Batalla |
El oro de los nómadas de Eurasia Durante el primer milenio antes de Cristo, el vasto territorio estepario que se extiende desde Hungría por el oeste, hasta China y Mongolia por el este, estuvo poblado por diversas tribus nómadas que enterraban a sus reyes y grandes guerreros en sepulcros de estructura compleja, con cámara funeraria y cubiertos con túmulos (kurganes). Desde el siglo VII hasta el III antes de Cristo, nómadas escitas dejaron en la zona sur de Siberia y en la región de los montes Altái, suntuosos kurganes caracterizados por la presencia de armas, adornos de oro del llamado "estilo animalístico", y caballos lujosamente embridados y ensillados. Los guerreros escitas recorrieron las estepas de Eurasia de este a oeste en oleadas sucesivas y entraron en contacto con las grandes civilizaciones vecinas: China, Asiria, Grecia y Persia. En el siglo VII antes de Cristo llegaron a la frontera de Asiria, después de cruzar el Cáucaso e invadir Asia Occidental persiguiendo a los cimerios, pueblo que habitaba las estepas situadas al norte del mar Negro. En los siglos V y IV antes de Cristo se asentaron en la cuenca del río Dniéper y vivieron su época de máximo esplendor al entrar en relación con el mundo griego. En el siglo III antes de Cristo el apogeo de los escitas se vio bruscamente interrumpido. Una nueva oleada de nómadas venidos del este, con una cultura muy similar, los sármatas, ocuparon los territorios situados entre los ríos Don y Danubio y desplazaron a los escitas a la península de Crimea. La primera colección arqueológica rusa, conocida como Colección Siberiana de Pedro I, se formó en el primer cuarto del siglo XVIII con piezas procedentes de los saqueos de los kurganes y de los hallazgos de las primeras excavaciones científicas. |
Anónimo Colgante con la Cabeza de la Atenea Partenos |
El oro de los griegos La colección de orfebrería griega del Hermitage contiene joyas antiguas de gran relevancia artística e histórica procedentes de adquisiciones, regalos personales y donaciones, así como de los hallazgos de las excavaciones de la costa septentrional del mar Negro. Desde finales del siglo XVIII se emprendieron prospecciones en estos territorios coincidiendo con la adhesión de la península de Crimea al imperio de Catalina II en el año 1783, tras las guerras ruso-turcas. En el año 1830 se descubre fortuitamente el túmulo (o kurgán) de Kul-Oba en la península de Kerch, en los alrededores de Panticapea, antigua capital del reino del Bósforo. Los cuerpos sepultados en la cámara funeraria debieron de pertenecer a miembros de la alta nobleza a juzgar por la riqueza y abundancia de las joyas encontradas, que constituyen un magnífico conjunto de obras maestras de la toréutica (trabajo en relieve sobre metal) griega y escita del siglo IV antes de Cristo. Debido a los saqueos que sufrían los kurganes, Nicolás I decidió reglamentar las excavaciones. En el año 1859 se fundó la Comisión Imperial Arqueológica para supervisar todas las campañas arqueológicas del país. Los hallazgos comenzaron a ser estudiados y los trabajos se extendieron a las orillas del río Dniéper y a la península de Tamán, donde se halló el túmulo de Artiujov, con piezas del siglo II antes de Cristo que reflejan la influencia de los maestros orientales en la orfebrería griega durante el periodo helenístico, como consecuencia de las expediciones de Alejandro Magno. Frente a los adornos de la época clásica, que combinan las superficies lisas con otras cubiertas de filigrana, en el período helenístico la nota dominante pasa a ser la policromía, conseguida con incrustaciones de piedras, y en particular de granates rojos, las más populares. |
Rembrandt Harmenszoon van Rijn Hamán Recibe la Orden de Honrar a Mardoqueo |
Pintura, escultura y dibujos El Hermitage posee extraordinarios fondos del arte de Europa occidental que abarcan pinturas, dibujos, estampas y esculturas de los siglos XIII al XX. Pedro I fue el primero en incorporar un cuadro de Rembrandt, y sus sucesores, particularmente Catalina II y Alejandro I, compraron colecciones enteras en Rusia y en el extranjero con el fin de llenar las grandiosas salas del Palacio de Invierno. En el Hermitage está muy bien representada la pintura holandesa y flamenca del siglo XVII (Rubens, Van Dyck, Rembrandt y Hals) y también el Barroco italiano y español, cuyas obras se adquirieron a través de diplomáticos y agentes artísticos en Berlín, Londres, París y Ámsterdam. La selección que aquí se muestra es de una calidad especialmente alta e incluye famosísimas pinturas, como el San Sebastián, de Tiziano, obra tardía de su autor comprada en Viena en 1850, y El Tañedor de Laúd, de Caravaggio, pintado para el marqués Vincenzo Giustiniani, y adquirido en París en 1808. La pintura española cuenta con obras de Velázquez, El Greco y Ribera y la holandesa está representada por dos cuadros de Rembrandt, uno de Hals y un impresionante bodegón de Willem Kalf. La adquisición en París en 1772 de la espectacular colección de Pierre Crozat, antiguo ministro de finanzas de Luis XV, sentó las bases para la excelente selección de arte francés del Hermitage. Aquí se muestran obras de Champaigne, Poussin, Le Nain y Boucher, junto a dibujos de Lorena y Watteau. Las obras más tempranas de la exposición son un dibujo de Durero y una escultura de Antonio Lombardo, fechadas ambas en la década de 1510. Entre la escultura del siglo XVII destaca un modelo en terracota para el Éxtasis de Santa Teresa, de Bernini, en el que se demuestra su asombrosa maestría técnica. |
Taller Izambard Chanceau Vestido de ceremonia de terciopelo carmesí y raso blanco |
El Hermitage: escenario de la Corte El lujo oriental y el refinamiento europeo caracterizan el esplendor de la corte rusa. La majestuosidad y exuberancia barrocas de las salas de aparato creadas por Rastrelli para el Palacio de Invierno -reformadas con mayor monumentalidad y clasicismo por Giacomo Quarenghi en 1790 y restauradas por Vasili Stásov y Aleksandr Briullov tras un gran incendio en 1837-, reflejan el fasto de la corte imperial. La Escalera de Honor, llamada posteriormente del Jordán, recibía a invitados y a embajadores durante las ceremonias oficiales y les sorprendía con sus impactantes juegos de luz y sus reflejos dorados. Por ella se accedía a las salas de recepción, donde se celebraban actos oficiales y procesiones solemnes, y tenían lugar obras de teatro y veladas musicales. Emulando la corte de Versalles, Catalina II mandó construir el Pequeño Hermitage, donde celebraba reuniones con invitados selectos para disfrutar de las artes y de relajadas diversiones. Asimismo, introdujo la moda de usar lujosos vestidos de estilo ruso realizados con terciopelo y brocados y decorados con joyas y piedras preciosas que sorprendían a los extranjeros. Su corte se convirtió en el lugar de encuentro de numerosos monarcas europeos y personajes célebres de la época. Todas las actividades cortesanas se regían por estrictos protocolos y existían normas acerca de los uniformes, los vestidos y sus accesorios. En el siglo XIX, el emperador Nicolás I estableció el corte, los colores, las telas y los motivos de los trajes de gala que las damas debían llevar en las grandes ceremonias, y desde aquella época se mantuvieron sin grandes cambios hasta la desaparición de la monarquía en el año 1917. |
Antonio Canova La Magdalena Penitente |
Pintura y escultura del siglo XVIII El Hermitage es fundamentalmente una construcción del siglo XVIII y tanto su arquitectura como su decoración reflejan el espíritu optimista del Despotismo ilustrado, una paradójica mezcla del esplendor del Antiguo Régimen con políticas progresistas. El edificio combina los estilos del Barroco tardío y del Neoclasicismo y es muy significativo que albergara no solo la biblioteca de Voltaire, adquirida por Catalina la Grande tras su muerte, sino también una espléndida colección de pintura y escultura europea del siglo XVIII, que incluye dos esculturas del filósofo realizadas por Houdon (una de ellas es el busto que se muestra aquí). En 1769 Catalina compró la colección del primer ministro de Sajonia, el conde Von Brühl. Contaba con aproximadamente un millar de dibujos, casi seiscientas pinturas y una gran cantidad de estampas. El cuadro de La Kreuzkirche en Dresde de Bernardo Bellotto, pintor de corte de la ciudad, fue originalmente un encargo del propio Von Brühl. La gran alegoría mitológica de Mengs, Perseo y Andrómeda (1778), se pintó para un cliente inglés, pero fue adquirida por la emperatriz en el año 1780. Catalina encargó directamente a Chardin el cuadro Los Atributos de las Artes para la Academia de Bellas Artes de San Petersburgo, pero no pudo resistir la tentación de quedárselo para su propio disfrute. El Hermitage alberga una de las mejores colecciones de escultura neoclásica del mundo, en la que destacan las estatuas y bustos del italiano Antonio Canova y del danés Bertel Thorvaldsen. La Magdalena Penitente es una de las esculturas más sensuales y emocionantes del primero. El zar Alejandro posó en Varsovia en el año 1820 para que el segundo le realizara un busto de mármol. Según cuenta un cronista contemporáneo, al emperador le agradó tanto la obra, que rompió el protocolo y abrazó al artista. |
Anónimo Horquilla Grande con Paisaje |
Artes Decorativas de Oriente y Occidente Los tesoros orientales del Hermitage tienen su origen en las colecciones de joyas y objetos preciosos de los zares. Sus palacios y colecciones se enriquecieron con regalos diplomáticos y curiosidades procedentes del comercio suntuario. Pedro I orientó su corte hacia el gusto europeo y atrajo hacia ella a maestros de Rusia y de Europa Occidental para responder a la elevada demanda de lujo asociada a la nueva etiqueta cortesana. El zar reunió en un gabinete de maravillas extraños objetos de la naturaleza junto con joyas y obras de arte, siguiendo el ejemplo de otros monarcas europeos. Su hija Isabel Petrovna adquirió piezas de orfebrería en los principales mercados de Europa y San Petersburgo. De este periodo destacan las piezas que el artista de origen suizo Jérémie Pauzié realizó para la corte y la nobleza de la capital. En el Palacio de Invierno, bajo sus propios aposentos, Catalina II atesoró una colección de piezas orientales de filigrana de oro y plata, insólita por su variedad y contenido, a la que llamaba su "Museum". Instaló también una "Sala de los Diamantes" con multitud de adornos y objetos preciosos realizados por artífices europeos establecidos en la capital rusa, como Jean-Pierre Ador o Jean-Louis-David Duval. Los objetos más valiosos de estos fondos se exhibieron al público en la llamada "Galería del Tesoro", que constituía un museo de orfebrería independiente dentro del Hermitage Imperial creado por Nicolás I. La colección de joyas continuó incrementándose a lo largo del siglo XIX a través de adquisiciones y regalos que incluían obras contemporáneas de René Lalique o de la casa Fabergé. |
Kees van Dongen Mujer con Sombrero Negro |
La colección de arte de los siglos XIX y XX Al comenzar el siglo XX la ausencia de arte de los siglos XIX y XX en los fondos del Hermitage era notoria. Esta laguna fue subsanada tras la Revolución Rusa de 1917, gracias a la nacionalización de las grandes colecciones imperiales, aristocráticas y privadas de Rusia. Importantes obras, como las pinturas de Friedrich del palacio imperial Cottage o las esculturas de Rodin del palacio de la familia Eliseev, pasaron directamente desde estas residencias al Hermitage. Otras, como el Conde Nikolái Gúriev de Ingres, engrosaron el Fondo Estatal de Museos, donde fueron cuidadosamente seleccionadas para completar los fondos del Hermitage. La carencia de obras impresionistas y de las vanguardias europeas se cubrió más adelante, en el año 1948, tras la disolución del Museo Estatal de Arte Occidental de Moscú, formado principalmente a partir de las colecciones de arte vanguardista de dos moscovitas, Serguéi Schukin e Iván Morózov. Los fondos de arte moderno del Hermitage han continuado creciendo gracias a donaciones como la de Lidia Delektórskaia, amiga de Matisse, que cedió en el año 1971 un conjunto de obras de este, o a importantes adquisiciones como Beethoven, Gran Máscara Trágica, de Bourdelle, que ingresó en 1973. Muchas otras obras de las vanguardias, como el Autorretrato de Soutine, fueron adquiridas gracias a la intervención del presidente Boris Yeltsin en 1996. Más recientemente, en 2002, el Estado ruso compró el Cuadrado Negro de Malévich. |
Kazimir Malevich Cuadrado Negro |
Artes Decorativas de Oriente y Occidente Las colecciones de arte europeo de finales del siglo XIX y principios del XX que posee el Hermitage se deben en gran parte al afán coleccionista de los moscovitas Serguéi Schukin (1854-1936) e Iván Morózov (1871-1912), empresarios ricos, cultos y fascinados por la pintura más moderna. Ambos crearon importantes colecciones de forma casi paralela, tras entrar en contacto con la pintura impresionista durante sus viajes a París. Desde la compra de su primer Monet a finales del siglo XIX, Schukin continuó adquiriendo arte de vanguardia hasta llegar al cubismo y centrándose sobre todo en la obra de Gauguin, Picasso y Matisse, que tuvo en él a su más importante cliente. Su colección de más de 200 obras fue abierta al público y ejerció una fuerte influencia en el desarrollo de las tempranas vanguardias rusas y en artistas como Kazimir Malévich. A su vez, Iván Morózov comenzó a adquirir pinturas impresionistas, como El Estanque en Montgeron de Claude Monet, durante los primeros años del siglo XX. Su artista preferido fue Paul Cézanne, de quien llegó a tener numerosas obras, entre ellas Paisaje Azul. Ambas colecciones fueron nacionalizadas tras la Revolución Rusa del año 1917 y se fusionaron para crear el Museo Estatal de Arte Occidental de Moscú, cuyos fondos se dividieron tras la Segunda Guerra Mundial entre el Museo del Hermitage y el Museo Estatal de Bellas Artes Pushkin (Moscú). |
Gian Lorenzo Bernini Éxtasis de Santa Teresa de Jesús (Boceto) |
Catálogo y Actividades Paralelas Con motivo de esta exposición, el Museo del Prado ha organizado un programa especial de actividades que, además del habitual ciclo de conferencias, charlas didácticas y visitas exclusivas para jóvenes (El Prado Joven), incluye conciertos de música rusa; el ciclo de cine "Obras Maestras del Cine Ruso", dirigido por José Julián Bakedano, subdirector del Museo de Bellas Artes de Bilbao, en el que se proyectarán ocho películas de nacionalidad rusa producidas entre los años 1924 y 2002, comenzando con Las Extraordinarias Aventuras de Mister West en el País de los Bolcheviques de Lev Kuleshov (1924) y terminando con El Arca Rusa de Aleksandr Sokurov (2002). También se proyectará la serie de documentales "Pasión por el Hermitage", un recorrido a través de diferentes proyecciones que introducirá al espectador en la historia y colecciones del Museo Hermitage, así como en los acontecimientos históricos más recientes en Rusia. Por otro lado, los grupos familiares con niños de edades comprendidas entre los 6 y los 12 años podrán participar de la actividad El Prado en familia a través del material didáctico que se ofrecerá gratuitamente en los mostradores de información y participar en el concurso de dibujo "El Mejor Retrato de Lina". Respecto al catálogo que acompañará la exposición El Hermitage en el Prado, con edición a cargo de Svjatoslav Savvateev estará integrado por un ensayo sobre la historia del museo y sus colecciones a cargo de Piotrovski, titulado "El Hermitage: Un Museo Ruso con Nombre Francés", además de las fichas de las obras expuestas que se dividirán en secciones, precedidas de pequeños ensayos introductorios: "El Entorno del Hermitage: Vistas de San Petersburgo e Interiores del Palacio de Invierno y del Hermitage", por Yuri Gudimenko; "El Oro de Siberia: La Colección Siberiana de Pedro I: El Oro de los Antiguos Nómadas de Eurasia", por Elena Korolkova; "El Oro de los Griegos: La Colección de Orfebrería Griega", por Liudmila Nekrasova; "Orfebrería Oriental: Tesoros de Oriente", por Maria Ménshikova; "Orfebrería Occidental: La Colección de Orfebrería Europea", por Olga Kostiúk; "Piedras Duras: La Colección de Piedra Tallada Rusa", por Natalia Mavródina; y "Arte Occidental: La Colección de Arte Europeo: Pinturas, Dibujos y Esculturas", por Mijail Dedinkin. Además de los citados, también participan en el catálogo: Elisaveta Abramova, Andrei Alexeiev, Serguei Andrósov, Irina Artémieva, Boris Asvarisch, Alexander Babin, Tatiana Bushminá, Mijail Dedinkin, Natalia Demina, Ekaterina Deriabina, Irina Etoeva, Maria Garlova, Natalia Gritsay, Anatoli Ivanov, Liudmila Kagané, Elena Karcheva, Albert Kostenévich, Larisa Kulakova, Alexei Larionov, Elizaveta Renne, Natalia Sepman, Natalia Serebriannaia, Irina Sokolova, Irina Zasétskaia y Tamara Zeimal. |
Del 8 de noviembre de 2011 al 25 de marzo de 2012 en el Museo Nacional del Prado de Madrid (Paseo del Prado, s/n, Salas A, B y C del Edificio Jerónimos) Horario hasta el 16 de enero: lunes, de 10:00 a 20:00 horas (último acceso a las 19:00 horas); de martes a domingo, de 09:00 a 20:00 horas (último acceso a las 19:00 horas). Horario a partir del 16 de enero y hasta la fecha de clausura: de lunes a sábado, de 10:00 a 20:00 horas (último acceso a las 19:00 horas), domingos y festivos de 10:00 a 19:00 horas (último acceso a las 18:00 horas). |
www.lahornacina.com