OBSERVADOS


 

 
 

Nueva York

Garry Winogrand
1969
Museo de Arte Moderno de San Francisco

 

Introducción

Observados. Voyeurismo y Vigilancia a través de la Cámara desde 1870 reúne 170 fotografías y 2 piezas audiovisuales que examinan la historia de "la mirada indiscreta" a través de temas tan diversos como la violencia, el voyeurismo, la incursión de la intimidad de los famosos o la vigilancia latente. Observados muestra cómo el concepto de intimidad varía con el tiempo y cómo la vigilancia, en cualquiera de sus vertientes, está cada vez más presente, y de forma más natural, en nuestras vidas.

La exposición está formada por cinco bloques temáticos: El Fotógrafo Inadvertido, Vigilancia, Voyeurismo y Deseo, Testigos de la Violencia, y Celebridades y la Mirada Pública. A través de estas cinco categorías se pueden examinar los aspectos más desgarradores y perturbadores de la fotografía, las posibilidades del uso o mal uso de la cámara oculta y algún desconocido perfil del erotismo y de la pornografía, sin dejar de lado la vida callejera y cotidiana, desde hace aproximadamente un siglo y medio. Estas cinco categorías tienen en común que incorporan temas considerados "prohibidos" o "tabú". Estas fotografías representan en general una transgresión de las normas aceptadas sobre la privacidad. Observados también se ocupa de lo que este tipo de fotografías significan culturalmente por su amplio alcance. Periodistas y artistas, por diversas razones, han hecho que este tipo de imágenes lleguen al cine y a los medios de comunicación.

Imágenes de algunos de los fotógrafos más famosos de la historia, como Walker Evans, Dorothea Lange, Harry Callahan, Brassaï, Cartier-Bresson o Robert Frank, comparten espacio con trabajos de fotoperiodismo. La actualidad más contemporánea está también representada en esta muestra con obras de gran belleza como las de Mapplethorpe, Araki Nobuyoshi, Susan Meiselas, Shizuka Yokomizo, Thomas Ruff o Nan Goldin. Ésta última es la autora del famoso vídeo The Ballad of Sexual Dependency, que junto a Abscam, de Chip Lord, conforman las dos piezas audiovisuales que contiene esta exposición.

La fascinación que produce la cámara fotográfica tiene su exponente más evidente en Observados. Voyeurismo y Vigilancia a través de la Cámara desde 1870, donde la capacidad de estampar momentos sorprendentes en situaciones públicas o privadas producen gran curiosidad en el espectador. Posiblemente algunas fotografías parezcan perturbadoras pero no hay que olvidar que reflejan una realidad violenta, insolente y criminal que ha existido en cualquier lugar del planeta a la largo de varios siglos.

Esta interesante exposición ha pasado por la Tate Modern de Londres, en 2010, y por el SFMOMA de San Francisco y el Walker Art Center de Minneapolis, en el presente año 2011.

 

 
 

Verano en Skorpios, Jackie Dándose un Baño

Ron Galella
1970
Museo de Arte Moderno de San Francisco

 

El Fotógrafo Inadvertido

Desde la aparición de las cámaras de 35 mm la fotografía toma otra dimensión. La inmediatez el gesto y sobre todo el tamaño de las cámaras abre una nueva forma de "hacer", como el disparo instantáneo y el poder pasar desapercibido, algo impensable hasta 1913, fecha de creación de los primeros prototipos de Leica. Cuando un fotógrafo quiere pasar inadvertido no busca imágenes perfectas. La capacidad de anticiparse al suceso y la habilidad para tomar la fotografía con rapidez son dos de las características más destacadas que encontramos en los practicantes de la "street photography". Cartier-Bresson está considerado en este sentido no sólo uno de los pioneros sino también el mejor en ambos aspectos. Las imágenes de Harry Callahan, Walker Evans, Robert Frank, Dorothea Lange, Helen Levitt y Garry Winogrand son otros ejemplos magistrales de este género.

En los años 30 y 40, los americanos Ben Shahn, Walker Evans y Helen Levitt observaron la situación de su nación a través de sus habitantes. Sus imágenes muestran a gente anónima que se encuentra en las granjas o en las calles de la ciudad, en la soledad de caminos rurales o en el metro de Nueva York. Vinculación de ricos y pobres, con viejos y jóvenes; sus fotografías son el epítome de la idea de que las imágenes de la gente común tienen en su interior algo poético y veraz que influye sobre el espectador.

Shahn, que había fotografiado a la gente en las calles de Nueva York con un dispositivo similar a principios de 1930, alcanzó el aspecto de "teatro vivo". La calle fue su escenario y sus "personajes" estaban ajenos a su presencia. Lewis Hine hizo muchas de sus fotografías a escondidas, o disimuladamente, con el fin de desvelar la tragedia del trabajo infantil. Hine, contratado por el Comité Nacional sobre Trabajo Infantil, acudió a las minas y a las fábricas donde trabajaban niños. Hine utilizaba un flash para exponer lo que normalmente no se veía en la oscuridad y, en ocasiones, utilizaba un ojal de su chaqueta como sistema de medición de la altura de estos niños.

Durante el verano de 1936, Walker Evans trabajó con su amigo el escritor James Agee en un proyecto para la revista Fortune que con el tiempo se convirtió en el libro Let Us Now Praise Famous Men, publicado en 1941. Se trataba de una extensa meditación sobre la vida de tres familias de Alabama de escasos recursos, de las cuales Evans se hizo amigo y vivió con ellas durante un par de semanas fotografiándoles, a ellos y a su entorno, inadvertidamente como si se tratara de un "espía" o "intruso".

Por su parte, Jacob Riis se convirtió en un reportero Nueva York y descubrió su vocación de "reformador social". Riis se adentró en una de las partes duras más de la parte baja de Manhattan, donde se encontró con las condiciones deplorables en las que vivían los más pobres. Riis y algunos amigos, sobre todo los fotógrafos aficionados, pasaron noches en los barrios más deprimidos fotografiando callejones oscuros y sótanos mientras los sujetos estaban dormidos. La prensa llamó a estos fotógrafos "los intrusos". Aunque la intención de Riis era la de promover un mejor nivel de vida para los pobres y preservar la intimidad humana, muchas de sus fotografías eran tremendamente invasivas.

En los 50 algunos fotógrafos como Robert Frank comenzaron a observar el mundo con una perspectiva distinta. Las fotografías de Frank representan principalmente la vida en las calles y evocan un sentimiento de descontento inédito aún en la cultura dominante. En concreto, sus obras plantean cuestiones sutiles acerca de cómo las instituciones gubernamentales representan la vida de la gente y de qué manera una persona podría vivir fuera de su creciente influencia. Frank quería fotografiar sin ser visto, aprendió a disparar con rapidez mientras estaba en movimiento y logró cambiar la forma de ver el mundo de hoy.

 

 
 

Stranger Nº 2

Shizuka Yokomizo
1999
Museo de Arte Moderno de San Francisco

 

Vigilancia

Hace tan solo veinte años era inimaginable pensar que todo ser viviente llevaría una cámara en su bolsillo de la misma forma que lleva unas llaves o unas monedas. En esa época fotografiar era un acto especial y realizado, en la mayoría de las ocasiones, por expertos profesionales. Hoy en día, esta tarea está al alcance de cualquiera y ahora nos vigilamos continuamente unos a otros.

La realidad nos dice que no es un género fotográfico propiamente dicho pero los resultados de la masiva utilización de la imagen fotográfica han convertido a la "vigilancia" en algo primordial y necesario en nuestros días donde la instantánea es la prueba de la verdad. Las viviendas, los coches, las carreteras, los trenes, las plazas de las grandes ciudades se han convertido en trípodes estáticos de control insistente, donde el resultado no es estético o de correcta composición pero cumple su objetivo: la obsesión de nuestros días por la seguridad, el control y la observación pasiva.

Los artistas presentes en esta categoría han sido seleccionados por dos razones fundamentales: por un lado, por su vigencia -se trata de proyectos artísticos realizados desde el último tercio del siglo XX hasta hoy, momento en el que el arte se plantea su función social, su liberación del objeto y su estrecha relación con el documento y el archivo- y por otro lado, por su pluralidad.

A lo largo de la historia, las guerras siempre han alimentado la evolución de las nuevas tecnologías de vigilancia para ganar ventaja sobre los enemigos. Una imagen de la Guerra Civil Americana muestra un grupo de soldados atrincherados en la Montaña Lookout, situada en la frontera entre Georgia y Tennessee, que trataban de determinar la posición del enemigo. Durante la Primera Guerra Mundial las fuerzas aliadas fueron capaces de tomar imágenes de las trincheras y la actividad del enemigo; y en la Segunda Guerra Mundial se consiguió una fotografía aérea de las playas de Normandía horas antes del Día D. Otro caso sonado fue el de los protestantes contra la guerra de Vietnam que tomaron imágenes desde el techo del Pentágono, lo suficientemente lejos para estar a salvo. El objetivo era el de obtener una fotografía que captaran una buena cobertura de las multitudes que se manifestaban en contra de la guerra.

Erich Salomón, llamado "Rey de los Indiscretos" intuyó, ya en los años 20, que es el espacio privado el lugar en el que se toman las grandes decisiones de carácter público. Salomon, fue uno de los primeros en tomar fotografías en secreto en los tribunales, en las salas de conciertos y en las salas de conferencias privadas de los funcionarios públicos. La vigilancia resulta atractiva para los artistas contemporáneos que trabajan en la fotografía y los medios de comunicación. Lo que caracteriza a la mayoría de las fotografías de vigilancia es el espíritu de distancia, la abstracción y la ambigüedad.

La artista neoyorquina Merry Alpern destaca, dentro de esta categoría, por sus fotografías más recientes: las tomadas a mujeres en los probadores de las tiendas. Alpern puso una cámara de video en miniatura en su bolso y visitó lugares a los que le gustaba ir de compras. El resultado es tanto un autorretrato de sus ansiedades sobre su propio cuerpo y un documento sociológico de los rituales que acompañan a las mujeres cuando compran ropa en las tiendas, incluso dentro de los vestuarios.

Shizuka Yokomizo toma fotografías con el consentimiento del sujeto sin que éste sepa en qué momento va a ser fotografiado. Hace fotos de noche de personas que miran por las ventanas, las cuales han recibido previamente una invitación por escrito de Yokomizo para aparecer allí a una hora determinada. 

 

 
 

Sin Título

Miroslav Tichý
1970
Museo de Arte Moderno de San Francisco

 

Voyeurismo y Deseo

La mirada indiscreta acompaña al hombre desde la prehistoria. La aparición de la cámara permite "ver sin ser visto" y experimentar la divergencia entre ver y mirar. Esta exposición puede considerarse como la historia, de más de un siglo, de la mirada indiscreta, explorando temas tan sensibles como el erotismo y la pornografía. Son, en definitiva, imágenes que rayan lo prohibido. Nobuyoshi Araki, Merry Alpern, Brassaï, Miroslav Tichý y Kohei Yoshiyuki representan de manera perfecta el voyeurismo fotográfico.

Merry Alpern comenzó su trabajo en la vigilancia y el voyeurismo por casualidad. En el invierno de los años 1993 y 1994 un amigo le habló sobre un club muy conocido en Wall Street situado enfrente de su apartamento. Agazapada tras su ventana, captó imágenes de personajes relevantes del mundo financiero en actitudes muy comprometidas.

La revolución sexual ha dotado de importancia al voyeurismo en busca de la fotografía artística contemporánea. Existen numerosos ejemplos de imágenes voyeuristas, como, por ejemplo, las citadas anteriormente que tomó Merry Alpern en un prostíbulo de Wall Street, las capturadas por Stephen Barker en bares gay o las de Chris Verene, quien fotografió a fotógrafos aficionados fotografiando, a su vez, a modelos contratados, lo que le permitió ser voyeur sin actuar directamente.

En 1950 Harry Callahan tomó imágenes con una gran carga íntima y sexual de mujeres en la calle. En la misma década, en Checoslovaquia -que entonces un estado satélite de la Unión Soviética- el artista Miroslav Tichy se rebeló contra el socialismo y fue encarcelado durante ocho años. Durante los sesenta, en nombre de la libertad de expresión, Tichy fabricó una cámara de plástico con desechos de discos y chatarra y fotografió a mujeres en las calles, en los parques y hasta en la piscina municipal.

Susan Meiselas captó imágenes de prácticas sadomasoquistas en un club de Manhattan, donde las cámaras de vigilancia instaladas en este club, además de grabar estás imágenes, servían para proteger a las mujeres que ahí trabajaban. El fotógrafo Kohei Yoshiyuki tomó fotografías que reflejaban el libre intercambio sexual que se producía en el parque de Ueno en Tokio. Yoshiyuki también captó misteriosas imágenes a partir de vídeos que mostraban las relaciones de distintas parejas en los hoteles.

A medida que la industria fotográfica y audiovisual sexual se ha trasladado a las páginas webs, el voyeurismo puede ser practicado por cualquier persona, por lo que los aficionados se han convertido en productores activos del voyeurismo.

 

 
 

La Electrocución de Ruth Snyder

Tom Howard
1928
Museo de Arte Moderno de San Francisco

 

Testigos de la Violencia

Las primeras fotografías de guerra que se conocen fueron tomadas en la Guerra de Crimea en 1855. Desde aquellas imágenes hasta las actuales instantáneas han pasado casi ciento sesenta años y no hay cambios apreciables. Las premisas siguen siendo las mismas, la obtención de instantáneas del horror de la guerra. Siempre se repiten las mismas fotografías, da igual donde se produzca la contienda y es indiferente el lugar, el continente o el motivo de la guerra, el reportero tiende a buscar los mismos temas: niños jugando entre las armas, viviendas destrozadas, los sollozos de madres y ancianos ante la impotencia del fuego cruzado, la muerte en las aceras donde los transeúntes pasan sin ni siquiera mirar al suelo o la barbarie de una ejecución en directo, como la imagen tomada por Eddie Adams en Saigón en el instante en el que un prisionero vietnamita recibe un tiro en la frente.

Alexander Gardner tomó imágenes de la guerra civil americana para los periódicos, los cuales cada vez requerían más imágenes de violencia. Por tanto, también creció el número de fotógrafos que colaboraban con la prensa; fue el caso de Tom Howard quien capturó la primera ejecución por electrocución; la de la asesina Ruth Snyder. La imagen se incluyó posteriormente en el diario neoyorquino The Mirror.

Las guerras son solo una parte de la denominada fotografía violenta, el consumo de drogas, la mafia, la delincuencia y los sucesos violentos conforman uno de los géneros fotográficos más productivos.

En los Estados Unidos la figura de Weegee es el mejor ejemplo del género "fotografía y violencia". Testigo de cientos de asesinatos, violencia de género y enfrentamientos callejeros, llevaba instalada en su coche una emisora de la policía de Nueva York y un laboratorio ambulante. Con estas armas y una vida nocturna constante, nadie llegaba antes a las redacciones de los periódicos. Su trabajo, a pesar de ser puro reportaje, está considerado como contemporáneo, añadiendo a la obviedad de la escena una estética personal, sin duda una de las bases del denominado cine negro. Mientras que la guerra causaba estragos en Europa, Weegee hizo fotos para la prensa sensacionalista de las bandas que operaban en el bajo Manhattan y en Brooklyn. También fotografió las víctimas del atentado del 11-S saltando desde las ventanas del World Trade Center. El trabajo de Weegee, claro ejemplo de fotografía indiscreta, capta la evidencia más brutal de la intimidad.

 

 
 

Greta Garbo en el Club St. Germain

Georges Dudognon
1950
Museo de Arte Moderno de San Francisco

 

Celebridades y la Mirada Pública

Hasta los años 50 las revistas con contenido escandaloso o privado no se hicieron populares. En Italia una generación de fotógrafos, los denominados paparazzi, dedicaban su tiempo a descubrir con teleobjetivos las intimidades de famosos intentando sorprenderles en su intimidad o en su vida social.

Cuando Tazio Secchiaroli disparó en 1958 una serie de fotografías embarazosas de la actriz Anita Ekberg y su marido en Roma, no podía haber previsto el fenómeno que estaba ayudando a crear: una industria multimillonaria que se conoció como la fotografía paparazzi. En gran parte de Europa y de forma rápida proliferan este tipo de publicaciones: en Francia Ici-Paris, Noir et Blac y Frace-Domanche llenan sus páginas con reportajes de amor y chismorreos de los famosos del momento.

Artistas de cine como Elizabeth Taylor, Greta Garbo, Brigitte Bardot, Zsa Zsa Gabor, ricos hombre de negocios como Onassis; princesas como Soraya, Grace Kelly o primeras damas como Jackie Kennedy acaparaban las portadas del momento.

Desde el punto de vista fotográfico el documento era mucho más importante que la calidad, el encuadre o la nitidez. Los valores de la imagen caen en favor de "un robo" que demuestre la vulnerabilidad de la estrella. Para ello la mayoría de los fotógrafos se han servido de sobornos, escondites o teleobjetivos.

A lo largo de la historia, los nombres de los autores de estos trabajos han pasado desapercibidos debido a que no se firma el trabajo, ya que pertenece a una agencia de noticias, o bien, porque lo único que interesa es el contenido y no la fuente. No fue el caso del reportero gráfico vietnamita Nick Ut, quien se distinguió cuando fotografió a la niña quemada por el napalm estadounidense en 1972, presente en la exposición junto con otra imagen icónica más reciente: una llorosa Paris Hilton de camino a la cárcel.

 

 
 

Vista de la exposición

 

Listado de artistas

Ordenados por riguroso orden alfabético: Eddie Adams, Merry Alpern, Nobuyoshi Araki, Doris Banbury, Stephen Barker, Murray Becker, E. J. Bellocq, Harry Benson, Brassaï (Gyula Halász), Malcolm Browne, Bill Burke, Harry Callahan, Henri Cartier-Bresson, Rudolf Cisar, Larry Clark, Bill Dane, Lucinda Devlin, Georges Dudognon, Jimmie A. Duncan, Harold Eugene Edgerton, Mictch Epstein, Walker Evans, Robert Frank, Ron Galella, Marc Garanger, Alexander Gardner, Dave Gatley, Arnold Genthe, Marcello Geppetti, Nan Goldin, John Goodman, Richard Gordon, John Gossage, Rudolph Herrmann, Lewis Wickes Hine, Tom Howard, Alison Jackson, Emily Jacir, Shai Kremer, Dorothea Lange, Helen Levitt, Laurie Long, Chip Lord, Andreas Magdanz, Robert Mapplethorpe, Susan Meiselas, Pierre Molinier, Felix Jacques Moulin, Simon Norfolk, Trevor Paglen, Gilles Peress, Peter Piller, Giuseppe Primoli, Barbara Probst, Jacob August Riis, Richard Ross, Thomas Ruff, Mark Ruwedel, Erich Salomon, William Saunders, Tazio Secchiaroli, Stephen Shames, Ben Shahn, Patti Smith.Cecil Stoughton, Jules Spinatsch, Miroslav Tichy, Nick Ut, Chris Verene, H. R. Voth, Weegee (Arthur H. Fellig), Ad Windig, Garry Winogrand, Shizuka Yokomizo, Kohei Yoshiyuki y Abraham Zapruder.

 

 
 

Vista de la exposición

 

Catálogo y actividades paralelas

El catálogo de la exposición Observados. Voyeurismo y Vigilancia a través de la Cámara desde 1870 recoge una extensa recopilación de textos escritos e imágenes que muestran la forma en que los actos de voyeurismo y la vigilancia han inspirado, desafiado y ampliado la fotografía a lo largo de su evolución. Con las fotografías, Cartier-Bresson, Walker Evans, Farocki Harun, Nan Goldin, Mapplethorpe, Helmut Newton, Andy Warhol y Weegee, entre otros, Exposed: Voyeurism, Surveillance, and the Camera Since 1870 repasa los dilemas artísticos, políticos, e incluso morales que subyacen a algunos de las mejores obras de estos artistas. A través de los ensayos y comentarios de Sandra Phillips, una de las principales autoridades en la historia de la fotografía del siglo XX, se examinan algunos de los aspectos más invasivos y perturbadores de la fotografía, incluyendo el uso de la cámara oculta, la producción de películas eróticas y la pornografía, y la intersección de la fotografía con los dos famosos y la violencia.

Como viene siendo habitual, la Fundación Canal organiza, en paralelo a cada exposición, visitas-taller que acercan los contenidos artísticos a niños y adultos, de una forma lúdica, y de la mano de educadores expertos. Una vez finalizada la visita, se realizan talleres adaptados a cada tramo de edad en los que crearán sus propias obras de arte. Esta actividad está dirigida a familias con niños de 7 a 12 años. En esta ocasión no habrá de grupo de 3 a 6 años debido a la temática de esta muestra.

Por último, con el fin de contribuir a la difusión de los contenidos artísticos y apoyar la labor docente, la Fundación Canal ofrece a los centros educativos de la Comunidad de Madrid fichas didácticas de la exposición dirigidas al profesorado de ESO y Bachillerato.

 

Fotografías de la exposición de Ignacio Hernando

 

Hasta el 8 de enero de 2012 en la Fundación Canal de Isabel II (Calle Mateo Inurria, nº 2, Madrid)
Horario: laborables y festivos, de 11:00 a 20:00 horas; los miércoles, cerrado a partir de las 15:00 horas.

 

Volver          Principal

www.lahornacina.com