ARTE TRANSPARENTE. LA TALLA DEL CRISTAL EN EL RENACIMIENTO MILANÉS
16/10/2015
Vaso con la historia de Noé Taller milanés |
Introducción La presente exposición constituye una oportunidad única para contemplar una faceta poco conocida de la historia del arte: la talla del cuarzo hialino o cristal de roca, arte en el que destacó la ciudad de Milán en la segunda mitad del siglo XVI. Por su valor artístico y material, estas obras se destinaron a colecciones que solo los soberanos y miembros de la alta nobleza europea se podían permitir. En la muestra se exhiben 6 magníficas obras pertenecientes a dos de las colecciones históricas más ilustres: la de los Médicis conservada en el Museo degli Argenti en Florencia, y la de Luis XIV en el Museo del Louvre de París. Otras 14 espléndidas piezas proceden de la colección reunida por el Gran Delfín Luis de Francia, hijo de Luis XIV, que fue heredada en parte por el rey Felipe V, el primer Borbón español, en 1711. Este conjunto, conocido como Tesoro del Delfín, ingresó en 1839 en el Museo Nacional del Prado de Madrid y, aunque mermado por una accidentada historia, cuenta con piezas importantes, especialmente cristales: 47 vasos de cuarzo hialino, 2 de cuarzo citrino y 1 de cuarzo ahumado. Distintos estudios han permitido atribuirlos a importantes talleres y maestros, casi todos milaneses. Tan singulares manifestaciones artísticas, consideradas en su época un arte principesco y refinado, un arte transparente de sobrecogedora belleza, pueden verse hasta el 10 de enero del próximo año 2016 en el Museo del Prado, en la muestra Arte Transparente. La Talla del Cristal en el Renacimiento Milanés. |
Vaso con las historias de Susana y Judith Taller milanés |
Arte transparente El cristal de roca o cuarzo hialino es una gema natural, un mineral que se trabaja retirando materia, y no por moldeo o modelado. Las variantes cuarzo ahumado y cuarzo citrino presentan tonos que van del amarillo pajizo al negro. Su prestigio se debe en parte a la belleza y el alto valor que desde la Antigüedad poseían los objetos elaborados en este material que en la Edad Media se relacionaría con el mundo celestial y mágico. Durante la segunda mitad del siglo XVI, Milán desarrolló una industria artística destinada a satisfacer a las clases altas europeas produciendo objetos exquisitos. Entre ellos, destaca la talla del cristal de roca, una tradición milenaria que alcanzaría entonces su mayor esplendor, creando obras maestras difícilmente superables, tan admiradas como otras creaciones supremas de la pintura o la escultura. En el ámbito intelectual, las ideas artísticas de la Contrarreforma se oponían al espíritu renacentista que exploraba la Antigüedad clásica desde una perspectiva filosófica. Este espíritu presidía algunos círculos milaneses entre los que destaca la Accademia della Val di Blenio, a la que pertenecieron varios de los más importantes intagliatori, hecho que podría explicar la singularidad de algunas de sus obras. |
Fuente con la historia de Hermafrodito y camafeos de los Doce Césares Taller de los Sarachi. Posible diseño de Annibale Fontana |
Los vasos y sus tipos. Una valoración extraordinaria Algunos de los cristales expuestos se inspiraron en dibujos y grabados de hallazgos arqueológicos, interpretados de diversas maneras a veces caprichosas. Otro motivo recurrente son los animales fantásticos, de los que es buen ejemplo el caquesseitão, supuestamente avistado en Sumatra por los portugueses en el siglo XVI. La realización de los vasos, con métodos celosamente guardados, exigía tiempo, un notable esfuerzo y una excepcional destreza. Cada uno pasaba por diversas fases que obligaban a trabajar en equipo, en un sistema de talleres familiares. Los cristallari les daban forma y realizaban el ahuecado (arte grossa), y los intagliatori se ocupaban de las escenas historiadas y las decoraciones (arte subtile o minuta). Estas se tallaban en hueco o en relieve, dando como fruto imágenes de gran belleza que variaban con la luz. El instrumental y la maquinaria evolucionaron constantemente, y se cree que pudieron aplicarse en este campo algunas mejoras diseñadas por Leonardo da Vinci. En el siglo XVI, el valor económico de un vaso de cristal era muy superior al de una obra maestra pictórica. En la testamentaría de Felipe II, cuadros de Tiziano, el Bosco o Alonso Sánchez Coello fueron tasadas muy por debajo de algunas piezas de cristal de roca de la misma colección. Esto pudo deberse a su rareza y exclusividad, ya que era un arte cuya posesión se reservaba a la cúspide de la pirámide social europea. Asimismo, las ricas guarniciones metálicas con las que se adornaban estas piezas, decoradas con esmaltes, perlas y piedras preciosas, hacían que su valor aumentara de forma significativa. En cuanto a sus decoraciones, los asuntos preferidos estaban inspirados en la Antigüedad, principalmente en las Metamorfosis de Ovidio, y en historias relacionadas con el agua y el vino que podían incluir pasajes religiosos, todo ello magistralmente elaborado y enriquecido con una fuerte carga simbólica y teórica. |
Columna triunfal Francesco Tortorino |
Los artistas. El taller de la familia Miseroni En la segunda mitad del siglo XVI los talleres de la ciudad italiana de Milán alcanzaron todo su esplendor gracias, en parte, a las seis generaciones de miembros de la familia Miseroni. Destacan los hermanos Gasparo y Girolamo y los hijos de este, Giovanni Ambrogio y Ottavio. Ottavio creó un taller en Praga al servicio del emperador Rodolfo II, que concedió a la familia un título nobiliario. En esta ciudad también trabajó su hijo Dionysio, retratado con su familia en la pintura que se expone en Arte Transparente. La Talla del Cristal en el Renacimiento Milanés, obra de Karel Škréta. En ella puede apreciarse cómo se distribuían las distintas tareas en el taller. Al fondo se representan las grandes ruedas movidas por agua, que constituyen una innovación respecto al siglo anterior. No obstante, es difícil atribuir estas obras a un autor determinado, dado que muy pocas están firmadas y varias personas intervenían en las distintas fases de creación. Junto a unos pocos artistas individuales, como los muy valorados Francesco Tortorino o Annibale Fontana, dos fueron los principales talleres milaneses: el ya citado de la familia Miseroni, creadora de obras con originales mezclas de elementos orgánicos y formas clásicas, que rozan lo abstracto, y el de la familia Sarachi, especializada en vasos de gran calidad y con forma de animales fantásticos. Sobre los Sarachi, Paolo Morigia afirma en La nobiltà di Milano (1595) que frecuentaban su casa grandes señores, tanto milaneses como forasteros, pues eran inventores de estimadísimas bizzarrie o rarezas maravillosas que asombraban a los inteligentes que las contemplan. Ambas familias trabajaron para las grandes cortes europeas como Madrid, Viena, Praga, Mantua, Florencia, París o Múnich. |
Vaso en forma de dragón Taller de los Miseroni. Quizás Gasparo Miseroni |
Recursos, catálogo y actividades de la muestra La muestra ofrece la oportunidad de acceder a la visualización del contenido completo del catálogo a través de unas tabletas que estarán a disposición del visitante gracias a la colaboración tecnológica de Samsung. Estas tabletas ofrecerán también contenidos adicionales como la reproducción de las imágenes de las obras del Prado en altísima resolución y con un giro de 360° en algunas de ellas e información complementaria dividida en bloques temáticos para profundizar en el conocimiento de estas piezas: Milán en el Siglo XVI, Los Artistas, Técnicas y Modelos, La Decoración, Usos y Finalidades y Valoración Económica. También está disponible para su descarga el catálogo razonado El Tesoro del Delfín, escrito por Letizia Arbeteta Mira y editado por el Museo Nacional del Prado de Madrid en 2001. Por otro lado, con motivo de la muestra se ha editado un catálogo, redactado también por Letizia Arbeteta -que es además comisaria de la presente muestra-, que contiene un ensayo en el que explica diferentes aspectos relacionados con la talla del cuarzo hialino o cristal de roca y con las circunstancias históricas en las que se desarrolló. El catálogo también incluye estudios de cada una de las obras expuestas, con destacadas ilustraciones realizadas ex profeso, en particular tras la restauración de las que pertenecen al Prado. Por último, el Museo del Prado ha organizado un programa específico de actividades en torno a la muestra para facilitar al público su recorrido por la sala. Además del habitual ciclo de conferencias, que se desarrollará entre los meses de octubre y diciembre, se han programado itinerarios didácticos en la sala de exposición: los martes a las 11:00 y a las 17:00 horas (octubre y diciembre) y los lunes a las 11:00 y a las 17:00 horas (noviembre). |
Vaso de la Montería Francesco Tortorino |
Dirección y horario: Paseo del Prado s/n. Lunes a sábado, de 10:00 a 20:00 horas; domingos y festivos, de 10:00 a 19:00 horas.
www.lahornacina.com