RESTAURACIÓN DE ASOARTE PARA MURCIA

Loreto López Martínez


 

 
 
Estado final

 

Introducción

Este año 2012, junto con el grupo de La Aparición de Jesús a Santo Tomás, cumple su centenario en la Real y Muy Ilustre Archicofradía de Nuestro Padre Jesús Resucitado de Murcia la imagen de San Juan Evangelista, obra del escultor Venancio Marco.

 

 
     
     

Estado inicial

 

Estado final

 

Sobre el autor

Venancio Marco Roig (Yecla, 1871 - Valencia, 1936), es un escultor de orígenes autodidactas que completa su formación en la Escuela de San Fernando de Valencia, ciudad donde instala su taller y desarrolla principalmente su obra. Se considera el maestro del efímero y prometedor imaginero Juan Dorado Brisa, y tiene en su hijo, el también escultor Venancio Marco García, el continuador de sus modelos.

Nuestro artista trabajó distintas técnicas sobre diferentes materiales, alcanzando un gran reconocimiento en los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX. Fue uno de los escultores encargados del ornamento de edificios para la Exposición Regional celebrada en Valencia en el año 1909, así como medalla de oro en la exposición de esta ciudad de 1910.

Se conocen obras procedentes del taller valenciano de Venancio Marco distribuidas por toda la geografía española, de las que por desgracia sobrevivieron pocas a la contienda civil de 1936. En la actualidad se conservan algunas, como Nuestra Señora de la Soledad de La Rambla (1929), localidad cordobesa donde, al parecer, existen otras piezas suyas, o el Cristo de la Sangre de la iglesia de las Tres Ave Marías de los Capuchinos, originariamente realizado para Orihuela (Alicante) y actualmente en Totana (Murcia).

 

 
     
     

Estado inicial

 

Estado final

 

La obra

Se trata de una pieza de talla en madera policromada, con estofados en pan de oro metal colocados a la sisa, sobre peana dorada en plata corlada al agua-cola.

San Juan Evangelista se representa según los parámetros establecidos en la reforma trentina: como evangelista, en actitud de escribir, con el libro abierto apoyado en sus rodillas y la pluma en su mano derecha; vestido con los colores que se le adjudican por su condición: blanco en la túnica, como símbolo de la virginidad del joven apóstol, y rojo en el manto, color que en este caso se relaciona con el amor y fidelidad a Jesús, su maestro. Le acompaña un águila, símbolo con el que se representa al santo en el tetramorfos, representación que en el arte cristiano medieval adquiere su máxima expresión por ser su Evangelio el más abstracto y teológico de los cuatro, elevándose sobre estos.

Realmente destacable es la novedosa concepción de esta imagen procesional, de carácter monumental y alejada de los tradicionales barroquismos intemporales de la zona. Está concebida bajo una perspectiva de inspiración clásica, reforzada por la indumentaria decorada con grecas; de aspecto sereno y cierto estatismo, exenta de contenido dramático, lo que la dota de una indudable majestuosidad.

La figura se nos muestra como un joven robusto, de complexión fuerte y muy hermoso, de una belleza absolutamente masculina. Una cuidada talla en las zonas más destacables, cabeza, manos y pies, con unos volúmenes de escaso movimiento en el cuerpo. Las diferentes texturas de los policromados, con unas carnaciones muy delicadas y ricas, junto a las policromías planas y texturizadas de los ropajes, enriquecidas por las grecas doradas, aportan la última nota destacable de esta imagen.

En resumen, una talla de gran singularidad, digna de ser conocida y valorada como ejemplo de la concepción un tanto diferente que se desarrolló en la imaginería española de los albores del siglo XX.

 

 
 
Proceso de intervención
 
 

 

Estado de conservación

La escultura fue restaurada en el año 1999, y desde entonces su conservación ha sido correcta, presentando un buen estado en general; sin embargo, al tratarse de una imagen con fines procesionales son inevitables los pequeños desperfectos.

Los problemas fundamentales estaban relacionados con la estabilidad de la imagen, el libro y el pie izquierdo sobre una roca que va exenta, los añadidos para solucionar estos y pequeñas alteraciones derivadas del transcurso del tiempo; principalmente, la apertura de grietas de unión y fendas de la madera, golpes, pequeñas pérdidas de policromía y dorados, un foco de infestación por insectos xilófagos, la ligera capa de suciedad superficial y la pérdida de las pestañas postizas.

 

 
 
Proceso de intervención
 
 
 
 
Estado final

 

La intervención

En primer lugar, se ha procedido a la fijación de los elementos estructuralmente inestables. Ello se realiza, previa eliminación de la tornillería y los recientes añadidos burdamente ejecutados, por espigado con varilla de fibra de poliéster, introducida a través de los elementos sueltos hasta las bases de sustentación, e inyección de resinas compatibles con el material de base, la madera.

El resto de trabajos entra dentro de los procesos habituales de tratamientos restauradores: desinsectación de los xilófagos, limpieza de las policromías, sellados de las grietas y las fendas, estucados de faltas y reintegraciones tanto en policromías como en dorados, etcétera. Hasta llegar a la reposición de las pestañas superiores de pelo natural y los barnizados apropiados para cada zona.

 

 
 
Estado inicial
 
 
 
 
Estado inicial
 
 
 
 
Proceso de intervención
 
 
 
 
Proceso de intervención

 

Nota de La Hornacina: Loreto López Martínez es Licenciada en Historia del Arte,
Máster en Restauración de Patrimonio y Directora de ASOARTE.

 

Dossier Relacionado en este

 

Volver          Principal

www.lahornacina.com