BARRO MADERA Y SANGRE
SELECCIÓN DE OBRAS EXPUESTAS (I)
03/06/2019
Inmaculada Concepción La presente Inmaculada tiene autonomía, está dotada de un fuego interno que se plasma en los ropajes, que se trasluce en los pliegues, que se palpa en el movimiento de la nube, en la torsión de las caderas y en el giro del rostro. Un barroquismo que se evapora con el etéreo soplo místico que envuelve a la Virgen de inocente mirada, pero que queda marcado y perfilado en el espacio que envuelve a la obra. Un cromatismo sorollesco en las distintas carnaciones, pero siempre con el aire impresionista del efecto de la luz (José Antonio Zamora). |
Dolorosa En esta obra caben algunas singularidades conceptuales, en un modelo tan trillado como es el de la Virgen Dolorosa. Impacta su formato de tres cuartos que crea un volumen triangular y simétrico, sólo roto por la cabeza desviada un tanto hacia el lado derecho. Lejos de cruzar las manos de forma declamatoria y orante, las entrelaza con apenas un sutil roce. Mientras el tratamiento seguido en rostro y manos es fino y cuidado, el manto transmite la sensación de ser un tejido áspero y duro (Alberto Jesús Palomo Cruz). |
Cristo de la Expiración La imagen presentada en esta ocasión, creada para su ciudad natal en el año 2002, tiene un significado muy especial para el artista pues supuso un reto personal tener que enfrentarse por primera vez a un Cristo crucificado pero representado en el momento justo de la expiración, momento de mayor expresión que ofreció a Romero Zafra la posibilidad de transmitir un gran cúmulo de emociones y sentimientos en una imagen que concentra toda la tensión en el rostro desencajado por el sufrimiento (Eva Hernández Calderón). |
Santo Domingo de Guzmán En un ámbito como es el de la imaginería, con una marcada tradición hacia lo exuberante, resulta un tanto complicado alejarse de esa tendencia en busca del camino de la sencillez, no es fácil obviar todo ese conocimiento sin perder la esencia, ni tampoco iniciar ese camino en solitario. Ese anhelo de innovación y evolución le ha valido en ocasiones la crítica de los sectores más tradicionales, pero es precisamente ese nuevo espíritu lo que hace de su arte algo tan especial (Eva Hernández Calderón). |
Niño de Dios Niño Jesús Pasionario cuyo tratamiento conceptual está muy cercano a los parámetros marcados por Martínez Montañés, la posición del cuerpo con una pierna avanzada, esa manera de trabajar el pelo a base de grandes mechones ondulados, y, sobre todo, una actitud de total serenidad, mientras que las cabezas de los ángeles querubines situados a sus pies crean un gran contraste por estar concebidos desde una representación mucho más contemporánea, dando la sensación de ser una obra realizada en épocas distintas (Víctor Taft). |
Virgen Dolorosa Entre todas sus obras, quizás la que tenga un significado más especial sea esta Dolorosa por ser su primera imagen mariana, concebida con tan solo 19 años. Día a día ha sido su fiel compañera en el estudio, a ella confiesa sus penas y es testigo de sus alegrías, con ella ha ido creciendo como artista y juntos han creado y despedido a tantas esculturas surgidas en su taller. Esas cinco lágrimas que recorren su rostro por el dolor de su hijo han sido testigos de la total entrega de un artista creado a sí mismo (Eva Hernández Calderón). |
Virgen Dolorosa Al igual que la Virgen del Silencio de la ciudad mejicana de Metepec, fue creada como un proyecto personal de Humanes, que quiso hacer una imagen distinta al modelo clásico mariano, reflejando la edad en un momento de su madurez. Obra que conmueve el alma nada más verla, no sólo por estar concebida desde unos parámetros absolutamente alejados del clasicismo imperante en la imaginería contemporánea, a través de un lenguaje casi hiperrealista, sino por la fuerza e intensidad con que transmite el dolor (Víctor Taft). |
Ecce Homo Pieza de fuerte dramatismo iconográfico y estético en la que está presente un elemento común en muchas obras del artista: la posición de los ojos mirando al cielo en busca de respuesta. Un sentimiento que traspasa toda línea captando de inmediato la atención del espectador, quien de manera inevitable, adquiere tal nivel de empatía con la obra que sin darse cuenta comienza a sentir su dolor físico. Y es que no existe hoy ningún artista que trate el tema de la muerte desde un impacto visual tan desgarrador (Eva Hernández Calderón). |
Sentencia En un sentido estricto del concepto neobarroco de la escultura, hay que destacar el interés de Manuel Martín Nieto por referencias ajenas al contexto sevillano, como el gran escultor castellano Luis Salvador Carmona, decisión que lo distingue de todos sus coetáneos y sólo cuenta con el antecedente de Antonio Eslava Rubio, uno de cuyos modelos fue Francisco Salzillo. Esa amplitud de miras dentro de los parámetros fijados por el movimiento neobarroco es infrecuente y supone una nota característica que lo define (Andrés Luque Teruel). |
Poncio Pilato Desde el punto de vista del lenguaje plástico escultórico, por un lado muestra interés por el espacio y su cohabitación con la materia, y por otro lado la representación del alma, cuestiones que le separan de la idea clásica que normalmente se tiene de un escultor imaginero, acercándole más a la de un escultor contemporáneo, ya que entre sus referentes cohabitan tanto Rodin, Kandinsky y Gargallo, como Montañés o Salzillo, diversidad de influencias que le hacen comprender la escultura desde enfoques muy distintos (Víctor Taft). |
María Magdalena El busto de la Magdalena surge con ternura y delicadeza a través de una policromía de suaves pinceladas. La obra consigue sorprender y en ella queda patente tanto la huella de la estancia del autor en Italia como su formación y conocimiento del cuerpo humano. Esa recreación tan detallada del modelado se puede ver en todas las piezas del autor, incluidas en las que podrían considerarse menores pero que, bajo sus manos, adquieren la misma importancia pues son tratadas con la misma dedicación (Víctor Taft). |
Segunda entrega en este |
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