IMAGINEROS ANDALUCES EN OLIVARES
Jesús Abades
La Exposición Imagineros Andaluces permaneció abierta entre los días 9 y 12 de junio del año 2005, dentro del marco de actividades que el Ayuntamiento de la localidad sevillana de Olivares programó con motivo de la celebración del Mercado Barroco de la ciudad. Junto a la celebración de la muestra de esculturas sacras, se realizó una recreación histórica de un taller de imaginería propio del siglo XVII.
La lista de los imagineros que expusieron sus obras en el soberbio entorno del Palacio del Conde Duque de Olivares es la siguiente (por orden alfabético dentro de la procedencia de cada uno de ellos):
Córdoba -
Antonio Bernal Redondo. José Antonio Cabello Montilla. Sebastián Montes Carpio. Antonio Ortega Lozano. Francisco Romero Zafra. Miguel Téllez.
Jaén - Antonio Espadas Carrasco.
Jerez de la Frontera - Ernesto Aladro.
Sevilla - Miguel Bejarano Moreno. Miguel Ángel Domínguez Velázquez. Miguel Ángel Fernández Escobar. Rubén Fernández Parra. Ventura Gómez Rodríguez. Lourdes Hernández Peña. Encarnación Hurtado Molina. Dolores León. Emilio López Olmedo. Fernando Murciano Abad. Israel Redondo. Francisco Reyes Villadiego. Javier Roán. Miguel Ángel Valverde. Ángel Velázquez Vega.
Destacó poderosamente la obra de Francisco Romero Zafra, como viene siendo habitual en este tipo de exhibiciones. El escultor e imaginero cordobés expusó dos bellísimos bustos de Dolorosas modelados en terracota y telas encoladas y policromadas, además de la Dolorosa de los Ángeles, de tamaño natural, que recibe culto en el oratorio privado del bordador cordobés Antonio Villar. Se trata de una de sus mejores tallas, de juveniles rasgos idealizados y transido dolor, que presenta la particularidad de tener las manos unidas por las palmas, en actitud orante, como era habitual en la representación de la Dolorosa en la escuela gaditano-genovesa del siglo XVIII.
No le fue a la zaga su paisano y amigo Antonio Bernal Redondo, quien presentó varios bocetos en barro de obras que se encuentran pendientes de ser concluidas en madera o han sido finalizadas hace poco tiempo. Es el caso de varios Apóstoles de la Sagrada Cena de Jaén, misterio que se antoja grandioso vistas las calidades de las figuras que ya han sido terminadas, o la Virgen de las Lágrimas, nueva vuelta de tuerca a la cordobesa Virgen Nazarena (como ya hiciera el imaginero hace algunos años con la maravillosa Virgen de la Encarnación del municipio cordobés de Montilla) con destino a la Cofradía de la Sagrada Lanzada de Elche (Alicante). También figuró el boceto de la Virgen del Dulce Nombre (visto en Espartinas 2005), de la cofradía malagueña del mismo nombre, más fría e inexpresiva que la anterior pero también de gran belleza y magistral policromía.
Por su parte, el sevillano Fernando Murciano Abad demostró exquisitas maneras con el boceto en barro de San Sebastián que forma parte de la decoración escultórica del paso de misterio de la Cofradía del Prendimiento de Almería. Obra de pronunciado escorzo y elegante contrapposto que merece situarse entre lo mejor de lo visto hasta el momento de su autor. También se expuso de su mano la cartela de la Sentencia de Cristo para el canasto del mismo misterio almeriense y el busto del Cirineo para el municipio sevillano de Castilblanco de los Arroyos.
Agradecidos hay que estar al sevillano Rubén Fernández Parra por el soplo de aire fresco que ha traído a una cada vez más anquilosada imaginería contemporánea. Injustamente incomprendido por un sector del público, su estilo, mezcla del barroco dinámico de José de Arce y el Taller de Roldán y del romanticismo de Juan de Astorga, abre nuevos matices de expresión a la hora de representar los personajes del arte sacro. Perfectos ejemplos fueron los bustos en barro de las Negaciones y Lágrimas de San Pedro, de gran sabor roldanesco, y de Santiago y un sayón que han visto la luz recientemente en madera por encargo de la Cofradía onubense del Prendimiento.
Nuevos caminos los que ofrece también el escultor e imaginero jerezano Ernesto Aladro, del que pudimos ver dos interesantes muestras de un arte religioso que abarca distintos soportes y muestra influencias de los artistas de la segunda mitad del XVII: un místico Arcángel San Rafael, de tamaño académico y realizado en bronce (2000), y el expresivo Angel del Tiempo, modelado en terracota sin policromar (mide 50 cm).
Por último, destacar el trabajo de dos discípulos de Antonio Bernal Redondo: los cordobeses José Antonio Cabello Montilla y Sebastián Montes Carpio. Del primero pudimos ver varios angelitos y bustos de Dolorosa, fuertemente influidos por el refinado estilo del maestro (alguno ya figuró en Espartinas 2005); del segundo, también influido por Bernal aunque apuntando maneras más rotundas y cruentas (como vimos hace unos meses con el Ecce Homo presentado en Espartinas), nos estremeció su busto de Cristo imberbe agonizando en la Cruz, no escatimando en heridas y regueros de sangre así como en la representación de un desgarrado grito de dolor.
También debemos mencionar varias terracotas de la siempre interesante Lourdes Hernández Peña y un notable Crucificado, sin policromar y de tamaño algo inferior del natural, del carmonense Miguel Ángel Valverde Jiménez.
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