La Virgen del Triunfo es una imagen anónima del siglo XVIII, atribuida por sus rasgos fisonómicos a la saga de escultores Asensio de la Cerda, oriundos de Cieza (Murcia) y afincados en la capital malagueña.

Dicha familia de artistas levantinos es conocida gracias a los recientes estudios llevados a cabo por el profesor Juan Antonio Sánchez López sobre su vida y obra artística. La pieza pertenece a la colección particular del malagueño Alejandro Morante Hernández.

Con sus manos entrelazadas, portando un rosario de plata sobredorada -que, junto a un broche en forma de corazón, constituye la muestra más antigua de su ajuar-, esta regia representación mariana, de dolor intimo y sereno que invita a la devoción y al recogimiento, luce saya burdeos y manto azul de Lyon, tocado del siglo XIX y una ráfaga cincelada en plata de ley por el taller sevillano Villarreal.

Este simulacro malagueño modelado en barro policromado, de reducidas dimensiones, representa a Santo Tomás de Villanueva dando limosna a los pobres. El barrista granadino Ernesto Jiménez Mariscal lo relaciona con Blas Román -maestro, junto con su hijo José, de la tradición barrista granadina- por su estrecha vinculación con un mendigo suyo de terracota conservado en el Museo de Artes Populares de Málaga.

Propiedad de la malagueña familia Krauel, de la que ya hemos presentado otras piezas de su interesante colección, es una copia a pequeño formato del espléndido grupo que se conserva en un lateral del trascoro de la Catedral de Málaga, labrado por el artista local Salvador Gutiérrez de León (1777-1838).

El estado de conservación de esta terracota no es bueno desde que se rompió el fanal de cristal donde se guardaba. Presenta depósitos de suciedad, algunas roturas que han sido mal restañadas, faltas en el material, y uno de los ojos del santo introducido dentro de la mascarilla.

También la peana, labrada en madera, se encuentra deteriorada debido a un fuerte ataque de polillas. Sus propietarios tienen previsto la restauración de la pieza a corto plazo.