Esta bella imagen pertenece a la colección particular de Monseñor Charles Azzopardi, Rector del Santuario de Nuestra Señora de Europa, Patrona de Gibraltar y su Campo.
Se trata de una imagen de pequeño formato, realizada en madera policromada y con ojos de cristal. Presenta las manos abiertas, la mirada a lo alto y los cabellos policromados en tonos castaños rojizos. Cubre su desnudez con un pequeño pañal que deja al aire su cadera derecha.
Esta escultura, por sus características, sería de procedencia italiana y fechable a mediados del siglo XVIII. La presencia de una efigie de origen italiano no es en absoluto extraña en la provincia de Cádiz, y menos aún en Gibraltar, puesto que al ser ocupada, dentro de la más absoluta ilegalidad por los británicos, y trasladarse la ciudad al vecino municipio de San Roque, los ocupadores pasaron a repoblarla con malteses y genoveses, que trajeron consigo imágenes sacras, ya que muchas de las que recibían culto en Gibraltar son destruidas por los ingleses cuando ocupan la ciudad y una pequeña parte pasa a la localidad de San Roque.
Otra pieza antigua de gran interés es esta pequeña imagen (33 centímetros de altura, incluyendo la peana) de San Antonio de Padua abrazando al Niño. Labrada en madera policromada, presenta como curiosidad que el santo portugués no sostiene al pequeño Jesús en sus brazos, como es habitual en las representaciones del Taumaturgo de Padua, caso también del famoso cuadro de Murillo que se conserva en el Museo de Bellas Artes de Sevilla, en el que el Niño tampoco es portado en brazos, sino que aparece sobre un libro en una especie de peñasco.
También es curioso que en esta imagen no aparezca la simbología del libro (el Niño se apoya sobre un cojín) ni las azucenas, símbolo de pureza, aunque quizás éstas flores se perdiesen en algún momento del devenir de la pieza.
La imagen ha sido adquirida recientemente por la familia Krauel-Conejo, de Málaga, en el establecimiento de antigüedades Eugenia Saborit, situado en la malagueña calle Álamos. Según la propietaria del local, el mismo donde la mencionada familia adquirió la Virgen del Carmen presentada en una anterior entrega, el santo data de finales del siglo XVIII o principios del XIX, pudiendo ser de origen granadino por sus características.
Próximamente, va a ser restaurada por Cristina Muñoz Romero para arreglar pequeñas grietas y fisuras y, de paso, estudiar la policromía y así localizar posibles repintes.
La estatuilla de San Antonio de Padua se compone de dos elementos independientes: el santo y su brazo izquierdo, y, por otro lado, el Niño, el brazo derecho del santo y la columna.
La cabeza del santo, dividida con una mascarilla -ya que se puede apreciar una fina grieta que la separa- también es independiente del cuerpo, de ahí la gran minuciosidad en cuanto a detalles y calidad que muestra la talla pese a sus reducidas dimensiones, debiendo ser creación de un hábil artista imaginero.
