EL ARTE SACRO DE PROPIEDAD PARTICULAR (VIII)
Especial interés tiene esta octava entrega por la antigüedad y calidad de las dos piezas que les presentamos, especialmente la notable talla mariana. Hablamos de una Dolorosa de escuela sevillana, catalogable en el último tercio del siglo XVIII, y de un Niño Jesús de principios del siglo XIX que se han adquirido recientemente a sendos anticuarios de Madrid y Barcelona, respectivamente, y han pasado a formar parte de la colección particular de José Miguel Rodríguez Ruiz, en la localidad malagueña de Vélez-Málaga. |
La imagen de la
Virgen que nos ocupa fue adquirida en un anticuario de Madrid, y
procede de una colección privada de Sevilla, afirmando que se
trata de una escultura de escuela andaluza del siglo XVIII.
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Presenta
las manos entrelazadas sobre su pecho, mostrando con gran detallismo
los dedos, hecho poco habitual en la escultura sevillana de la que se conservan
pocos ejemplos.
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La pequeña Dolorosa se asienta sobre una
bella peana de talla dorada y de estilo rococó, con ricas esquinas y asimétricos
medallones en el centro.
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Sobre
su autoría sería necesario realizar un estudio comparativo con otras
imágenes, a falta de una documentación inexistente, a no ser que en la
realización de una exploración con rayos x se detectara la existencia de un documento en su interior.
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La cabeza mide 8 cm, teniendo tallados los
pabellones auditivos y careciendo de cabellera o pelo tallado. Dirige suavemente su mirada hacia abajo, ligeramente inclinada a la derecha. Posee ojos
de cristal con el iris de color marrón, habiendo desaparecido las
lágrimas con el transcurso del tiempo.
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Sobre
sus sienes se coloca una rica corona de plata con imperiales y
guirnaldas que caen desde el resplandor, rematado con la bola del
mundo y una bella cruz. En su cuello destaca un curioso collar de dos
vueltas formado por diminutas perlas.
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La Virgen mide
desde la cabeza hasta las rodillas 43 cm. Al desprenderla de
sus ropas hemos visto que se trata de una talla completa,
no del habitual candelero, estando de rodillas sobre un cojín de
terciopelo.
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Está revestida con
ricos ropajes profusamente bordados en oro, siendo el manto de
terciopelo granate de Lyón el que presenta los bordados de mayor
calidad, con técnicas frecuentes en el siglo XVIII, rematado en un
encaje de conchilla poco habitual.
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El
vestido, realizado en los mismos materiales, esta vez en color negro, reutiliza un manto adaptado a su nueva funcionalidad, siendo los
bordados de un mayor detallismo.
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La
talla del Niño Jesús llega a su actual propietario a través de una
casa de subastas de Barcelona, estando datada a principios del
siglo XIX. El estado actual de la imagen, de probable origen levantino, es el original, siendo
la única actuación realizada la restitución de varios dedos, una mínima
limpieza de la policromía y el sistema de sujeción, todo ello realizado por la prestigiosa empresa malagueña Quibla Restaura.
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Según
puede apreciarse por su bello contraposto, su mirada, el
orificio para su sujeción en la zona baja de la espalda y otros
detalles, se puede afirmar que el Niño Jesús formaba parte de otra
escultura de mayor tamaño, es decir, reposaba sobre el regazo de una
imagen mariana o sobre la mano de algún santo. Mide 36 cm de altura, posee ojos de cristal y se exorna con potencias en
plata de ley de estilo rocalla que han sido realizadas por el orfebre
malagueño Adán Jaime.
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