LA ARQUITECTURA PRERROMÁNICA EN ASTURIAS
Sergio Cabaco y Jesús Abades
El arte prerrománico asturiano conoció tres etapas: la inicial, desarrollada durante los reinados de Alfonso I y, especialmente, Alfonso II; un periodo de apogeo y esplendor, correspondiente al reinado de Ramiro I, y una última etapa definida por su supervivencia y difusión tras el reinado de Alfonso III.
Al igual que otras artes como la orfebrería o la escultura, esta arquitectura se desarrolló entre los siglos VIII y IX, si bien algunas obras pueden ser datadas a principios del siglo X. Anteriormente a esas fechas, parece que la arquitectura en madera precedió a la de piedra, de forma parecida a como sucedió, por ejemplo, en Irlanda.
Las primeras manifestaciones arquitectónicas, llevadas a cabo en Oviedo, capital del territorio, fueron el desaparecido palacio de Alfonso II, del que sólo se conservan los cimientos, la Cámara Santa de la Catedral y la Iglesia de San Tirso, estas últimas muy restauradas tras haber sido gravemente dañadas en 1934.
A
la izquierda, la Iglesia de Santa María
del Naranco, declarada Patrimonio de la
Humanidad por la Unesco. Levantada en tiempos de Ramiro I, mediado el
siglo IX, está considerada el Partenón del arte prerrománico.
Originariamente, fue palacio -o parte del mismo- del citado monarca,
antes de convertirse, si bien se ignora cuándo, en iglesia. De dos
plantas, la superior tiene una bóveda de cañón y dos bellísimos
miradores laterales. La inferior alberga una cripta que recuerda la de
la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo y un baño que citan numerosas
crónicas. A la derecha, la Iglesia de San Miguel de Lillo, situada, al igual que la anterior, en el llamado Monte Naranco, a unos 2,5 kilómetros de Oviedo. Hoy sólo queda un tercio de lo que fue en su día. Ecléctica y original, llaman la atención su altura, los restos de pinturas murales del interior y las jambas decoradas del pórtico de entrada. |
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Arriba,
la Capilla de Santa Cristina de Lena.
Se encuentra situada a 5 kilómetros de Pola de Lena, una pequeña villa
que fue antiguo cruce de caminos con la meseta castellana y el
desaparecido Reino de León. Levantada en lo alto de una loma, esta
pequeña joya prerrománica del siglo IX, de cinco cuerpos rectangulares
y 32 contrafuertes, guarda en su interior un magnífico iconostasio que
mezcla elementos ornamentales visigodos y prerrománicos. Como Santa
María del Naranco y San Miguel de Lillo, fue construida en tiempos de
Ramiro I. Abajo, la Iglesia de San Salvador de Valdediós, popularmente conocida como El Conventín. Se halla enclavada en los alrededores de Villaviciosa, en un valle frondoso y en su día ocupado por los romanos. Es de tiempos de Alfonso III y se cree que debió formar parte de su recinto palaciego, levantado a finales del siglo IX. Algunas crónicas afirman que fue consagrada por siete obispos en el año 893. Predomina en el templo, de planta basilical, el estilo prerrománico con interesantes aportaciones mozárabes. Tiene tres naves con sus respectivas bóvedas de medio cañón, restos de pinturas murales y capiteles ornamentados con motivos vegetales. |
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A
la izquierda, la Iglesia de Santo Adriano
de Tuñón, pequeña localidad asturiana
que tiene en este templo su monumento más interesante. Es del siglo IX
y conserva parte de sus primitivos frescos en la capilla mayor y en el
ábside. La iglesia presenta una estructura con tres naves y triple cabecera,
parecida a la que muestra la Iglesia de San Salvador de Valdediós. A la derecha, levantada a finales del siglo IX o principios del X, la Iglesia de Santiago de Gobiendes, una de las últimas manifestaciones del arte prerrománico en la región. Fue muy restaurada en 1853, año en el que se construyó el pórtico, la sacristía y un nuevo ábside para reemplazar al anterior, y en 1946, para reparar los daños sufridos en el incendio de 1936. |
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Arriba,
Iglesia de San Julián de los Prados,
enclavada en las afueras de Oviedo. Se trata de una fundación real
realizada entre 812 y 842, todavía cubierta con artesonado de
madera. De planta rectangular y cabecera tripartita, el edificio posee
tres naves y dos porticos laterales. Junto a los habituales elementos
prerrománicos (arco peraltado de medio punto, ábside rectangular,
porche, sillarejos, etcétera), incluye también manifestaciones del
arte visigodo. Esta iglesia ha conservado importantes restos de pinturas
murales que permiten definir un programa iconográfico esencialmente
arquitectónico, es decir, sin figuraciones humanas. Las
representaciones de palacios o de iglesias ofrecen una imagen ideal y
palatina, tanto de la monarquía terrestre como del paraíso celeste. En el centro, vista posterior de la Iglesia de San Salvador de Priesca, templo prerrománico consagrado en el año 921, en época del rey Alfonso III. Entre los años 1945 y 1954 fue restaurada al resultar dañada por el incendio de la Guerra Civil, el cual destruyó la primitiva techumbre de madera. En su interior, parecido al de la Iglesia de Santiago de Gobiendes, conserva algunas pinturas murales de gran interés. Abajo, la Iglesia de San Juan Evangelista, ubicada en la pequeña localidad de Santianes, a 2 kilómetros de Pravia. Levantada hacia 780 por el rey Silo, posiblemente se trata de la primera construcción religiosa de la monarquía asturiana, exceptuando la desaparecida Iglesia de la Santa Cruz de Cangas de Onís. Lamentablemente, el templo de Santianes fue retocado en los siglos XVIII y XIX, incluyendo entre las reformas un nuevo presbiterio construido encima del ábside primitivo, y ha sido restaurado entre los años 1975 y 1980, durante los cuales se cambió la espadaña de sitio. |
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A
la izquierda, la Iglesia de Santa María de
Bendones, localidad muy próxima a Oviedo.
Quedó en ruinas tras el incendio y el desplome de gran parte de su
estructura como consecuencia de los sucesos de 1936, siendo reconstruida
a partir de 1954. Similar a la de San Julián de los Prados, fue
levantada entre los años 792 y 842, siendo por tanto el segundo templo
en antigüedad de la región tras el de Santianes de Pravia. A la derecha, la fuente llamada Foncalada, obra del siglo IX situada en la calle del mismo nombre de Oviedo. Se trata del único resto que subsiste de una construcción civil edificada durante el reinado de Alfonso III. Una reciente restauración le devolvió su primitivo canal y descubrió elementos que, hasta la fecha, estaban ocultos. |
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Arriba,
la Iglesia de San Pedro de Nora,
situada en la localidad asturiana del mismo nombre. Edificada en tiempos
de Alfonso II, en el siglo IX, es un templo muy retocado por sucesivas
restauraciones -destacando la efectuada tras el incendio intencionado de
1936-, pero que todavía conserva el entrañable encanto de las
construcciones prerrománicas. Se relaciona estilísticamente con la
Iglesia de San Julián de los Prados. Abajo, la Iglesia de la Santa Cruz, del municipio de Cangas de Onís. Al igual que la Iglesia de Santa María de Bendones -aunque de ésta sí se han conservado algunos restos originales-, y aunque pueda parecer lo contrario, lo que se ve hoy en día es una reconstrucción realizada a mediados del siglo XX del templo primitivo, completamente destruido en 1936. Del mismo sólo se conserva la lápida fundacional. En este caso, se trataba del edificio más antiguo del arte asturiano, cuya construcción, llevada a cabo en el año 730 sobre un dolmen prehistórico, fue ordenada por el rey Favila. |
FUENTES: GARCÍA DE
CASTRO VALDÉS, César: Arte prerrománico
en Asturias, Oviedo, 2004; MANZANARES RODRÍGUEZ MIR, Joaquín: Arte
prerrománico asturiano. Síntesis de su arquitectura, Oviedo, 1997.
Fotografía de Priesca de Domínguez
Fotografía de Pravia de Mikel González
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