SEMBLANTES. COLECCIÓN GRANADOS
Retrato de Caballero Gaspar de Crayer |
Introducción Esta exposición ofrece la oportunidad de ver una selección de obras de una de las colecciones privadas de arte antiguo más importantes de nuestro país: la Colección Granados. Ésta es fruto del amor por el arte y el impulso coleccionista de Miguel Granados, quien desde el año 1966 ha ido reuniendo pieza a pieza una serie de obras maestras que representan las etapas más brillantes de nuestro arte, prestando una especial atención a nuestro Siglo de Oro. La presente muestra, fruto del comisariado de Gloria Martínez Leiva y Ángel Rodríguez Rebollo, muestra un nutrido conjunto de obras de esta Colección -más de medio centenar- que tienen como protagonista al rostro, encauzando en tres alternativas principales los diversos modos de concebir el semblante humano a través de los siglos, con especial hincapié en los periodos Renacentista y Barroco. La exposición, uno de los puntos culminantes del programa Segovia Barroca que, patrocinado por la Obra Social y Cultural de Caja Segovia, viene desarrollándose con actividades diversas desde el pasado 25 de abril, cuenta con el servicio de visitas guiadas todos los días -excepto los lunes- a las 20:00 horas, así como para grupos concertados (laborables excepto lunes en horario de mañana, de 10:30 a 14:00 horas, previa cita en el teléfono 921-433795). |
Carlos III Anton Raphael Mengs |
Semblantes Humanos En este primer apartado de la muestra Semblantes. Colección Granados, integrado por importantes obras, se trata el tema del retrato más convencional en la Historia del Arte, aquél que sólo debía representar a las personas más destacadas o ejemplares: nobles, príncipes, reyes o emperadores, ya que según el pensamiento de la Edad Moderna sólo éstos merecían ser pintados, quedando sus imágenes y figuras para la buena memoria de los futuros tiempos y edades. El retrato, como género pictórico y escultórico, cumplía la función de transmisor de la Majestad, termino derivado de la palabra latina "Maiestas" ("Grandeza"), y debía conservar lo esencial de la persona, sus rasgos más notables y resultar fidedigno en lo posible, ya que era frecuente su uso en el ajuste de matrimonios. No obstante, aunque debía cumplir un papel objetivo, era frecuente que resultara halagador en exceso, manipulándose la efigie. Lucas Cranach, una de las figuras más importantes del Renacimiento Alemán (periodo en el que destacó como retratista, siendo universalmente conocidos los retratos que hiciera de los reformadores luteranos) abre la muestra con Retrato de Dama, en el que son patentes los influjos del Gótico de su tierra y las novedades del Quattrocento Italiano. También es desconocida la identidad del caballero esculpido por Pompeo Leoni, otro de los grandes artistas del Renacimiento (autor entre otras muchas obras, de los grupos monumentales de las familias de Carlos V y Felipe II en El Escorial, o del sepulcro del Cardenal Espinosa en Martín Muñoz de las Posadas, Segovia). Otros artistas extranjeros que vinieron a España y uvieron un importante papel en el desarrollo de este género en nuestro país fueron Rubens (que con el auxilio de su taller realizó el Retrato del Archiduque Alberto presente en la muestra), Gaspar de Crayer (autor del retrato de un caballero desconocido en el que confluyen las influencias de la Escuela Española, de Rubens y de Van Dyck), Luca Giordano (uno de los genios pictóricos más importantes de su tiempo, venido a España para trabajar al servicio de Carlos II nos dejó, entre otras obras, el retrato de la esposa del monarca, Mariana de Neoburgo), Mengs (introductor del Neoclasicismo en la España de Carlos III, de quien nos ofrece en la muestra un espléndido retrato) o Rouze (un pintor decimonónico que atestigua con su Retrato de la Infanta María del Pilar de Borbón el influjo y las relaciones entre la fotografía y la pintura). Junto a ellos, artistas señeros de la escuela hispana: Juan Alfaro y Gámez (Retrato del Caballero de la Casa de Priego), Juan Bautista Martínez del Mazo (Retrato de la Reina Mariana de Austria), Sebastián de Herrera Barnuevo (Retrato de Carlos II) o Juan Carreño de Miranda (Retrato de la Reina María Luisa de Orleans). |
Torreón de Lozoya Siglos XIV-XVI |
Semblantes de la Divinidad: La Idealización Este apartado viene a ser el contrapunto del retrato humano, y permite observar la evolución de la iconografía religiosa desde el Gótico al Neoclasicismo a través de los rostros representados en pinturas y esculturas. Las directrices dadas por el Concilio de Trento marcaron el camino a la hora de representar a la Divinidad. Ésta, ya fuera Cristo, la Virgen o los santos, debía reunir el decoro y la solemnidad necesaria para mover la piedad y la devoción del fiel. Las imágenes se convertían así en verdaderos iconos, de ahí la importancia que se daba a su idealización para no llegar a caer en la idolatría. Nos vamos a encontrar, por tanto, con rostros cristíferos, marianos y hagiográficos dotados de delicada belleza, solemnes y de emociones contenidas, canalizados en tres subgrupos. |
Virgen Adorando al Niño Pedro de Mena |
Semblantes de la Divinidad: La Idealización - La Imagen de la Virgen Se abre con una extraordinaria pieza del artista del Renacimiento florentino Lorenzo di Credi, La Virgen con el Niño y San Juanito. A este mismo momento, a caballo entre los siglos XV y XVI, corresponden los trípticos La Virgen con el Niño, Santa Ana, San Cristóbal y Otro Santo, del pintor valenciano Vicente Masip, y La Virgen con el Niño, San Juan y Santa María Magdalena del artista flamenco Jos van Cleve, tres sensibilidades distintas (la del Renacimiento Italiano, Español y Flamenco) que podremos contrastar en torno a un mismo tema. Junto a ellas, una impresionante escultura de Pedro de Mena (La Virgen Adorando al Niño), dos pinturas de José Antolínez (La Virgen de la Anunciación e Inmaculada Concepción, tema este último en el que el artista destacó sobremanera) y otra de Luis Tristán (La Asunción de la Virgen). |
Ecce Homo Bartolomé Esteban Murillo |
Semblantes de la Divinidad: La Idealización - La Imagen de Cristo Arranca con dos obras góticas que tienen como protagonista a Cristo Resucitado, a través de la gubia del escultor e imaginero Alejo de Bahía y de los pinceles de Juan de Zamora. Sin embargo, será el Barroco la nota dominante en este subapartado con obras de Zurbarán (Santa Faz), Ignacio de Ríes (ampliamente representado en la Catedral de Segovia, autor del Cristo Camino del Calvario de esta sección), Murillo (Ecce Homo) u Orrente (Cristo Crucificado entre Los Ladrones), entre otros. |
San Joaquín, Santa Ana y la Virgen María Francisco Salzillo |
Semblantes de la Divinidad: La Idealización - La Imagen de los Santos Cuenta con una nutrida representación de Barroco Hispano, aunque incluya igualmente una pieza del Manierismo Romanista de Gaspar Becerra, Santa Lucía. Contemplamos en esta sección obras de artistas como Bartolomé Carducho (artista que cuenta con destacadas piezas en templos segovianos así como en el Alcázar, autor también de El Milagro de San Diego de Alcalá de la Colección Granados), Francisco Ricci (San Joaquín, La Transverberación de Santa Teresa), Francisco Salzillo (el grupo escultórico San Joaquín, Santa Ana y la Virgen María), Bartolomé Román (El Ángel de la Guarda, Santa María Magdalena Penitente), José de Mora (Santa María Magdalena Penitente), Antonio de Pereda (Las Lágrimas de San Pedro), Félix Castello (San Juan Bautista), Claudio Coello (San Agustín), Alonso Cano (Santa Catalina), Antonio del Castillo (Aparición del Niño Jesús a San Antonio de Padua, San Sebastián), etcétera. |
Semblantes Divinizados: La Realidad Sublimada A partir del siglo XVII conviven dos tendencias a la hora de representar las imágenes sagradas. Junto a la idealización, se comienza a desarrollar un inusitado interés por reflejar la realidad y dotar de verismo y naturalismo a la figuras. La imagen, sobre todo en la hagiografía, se carga de ciertos toques de realismo para acercarse al fiel, para que éste se sienta rápidamente identificado con la imagen a la que venera. En estas últimas obras, si despojásemos a los personajes de los atributos que los identifican, estaríamos ante tipos humanos de los que poblaban las calles y pueblos de la España del Siglo de Oro, personajes anónimos que por obra y gracia del artista se convertían en iconos religiosos. Este fenómeno es bien patente en las piezas expuestas, debidas a Murillo (San Juan Bautista Niño), Mateo Cerezo (Santa María Magdalena Penitente), Sebastián Martínez (San Judas Tadeo, Santo Tomás, San Pablo Ermitaño y San Antón), Juan Antonio Frías Escalante (El Obispo García de Loaysa ante la Virgen de Atocha), Francisco de Herrera el Viejo (San Agustín y los Doctores de la Iglesia), o el lienzo Santa María Magdalena Penitente, obra de un pintor anónimo del círculo de Diego Velázquez, entre otras piezas. |
Hasta el 7 de noviembre de 2011 en el Torreón de Lozoya (Salas de Exposiciones de Caja Segovia)
(Salas del Palacio, Plaza de San Martín, nº 5, Segovia) Horario: los días laborables,
de 18:00 a 21:00 horas; sábados y festivos, de 12:00 a 14:00 y de 18:00 a 21:00 horas; los lunes, cerrado.
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