LA REPRODUCCIÓN DE LA TÚNICA DE 1892 DEL SEÑOR DE LA SALUD

Gonzalo Navarro (18/02/2017)


 

 

Puntadas para la memoria

En el mes de abril del año 2015 la Comisión pro-túnica para Nuestro Padre Jesús de la Salud, titular cristífero de la hermandad sevillana de los Gitanos, encargó la realización del proyecto de reproducción de la túnica de 1892 al Taller de Sucesores de Elena Caro. Una ambiciosa iniciativa cuyos resultados han visto la luz casi dos años después, cuando la túnica ha sido presentada oficialmente en la exposición Puntadas para la memoria.

Puntadas para la memoria es una muestra organizada por la Hermandad de los Gitanos en el Círculo Mercantil de Sevilla en la que han sido expuestas algunas de las piezas más relevantes del patrimonio textil de la corporación: desde la saya de Rodríguez Ojeda -único testimonio anterior a la Guerra Civil- hasta donaciones significativas de hermanos y devotos, pasando por distintas obras realizadas por la Casa Caro como nexo de unión entre la desaparecida túnica y el taller que la ha recuperado en el año en que éste celebra su centenario.

 

 

La túnica perdida

La obra realizada por el taller de Caro reproduce la antigua túnica del Señor de la Salud, estrenada en el año 1892 y ya entonces catalogada por los cronistas de la época como una obra textil "magnífica".

Atribuida tradicionalmente a Juan Manuel Rodríguez Ojeda, el estilo de dicha prenda reflejaba las últimas corrientes decimonónicas del bordado en oro, con una decoración a base de motivos vegetales de gran riqueza ornamental y simbólica, con alusiones pasionistas en el empleo de hojas de cardo y de acanto, entrelazadas con flores que simbolizan virtudes.

 

 

La iniciativa

Lamentablemente, la túnica original desapareció en 1936, en el incendio de la Iglesia de San Román, sede por entonces de la Hermandad de los Gitanos, por lo que a través de esta iniciativa, que responde a un viejo anhelo de muchos hermanos, ha sido recuperada para el patrimonio de la Hermandad.

De este modo, ochenta años después de su desaparición, un grupo de sesenta hermanos ha ofrendado al Señor con esta singular prenda bordada, culminando así un proyecto que -en palabras de los responsables del mismo- fue emprendido "sin más pretensión que la de ser un testimonio de veneración a la imagen del Señor y con el objeto de engrandecer sus cultos en la medida que cada Junta de Gobierno estime oportuno".

 

 

Estudio técnico

Para garantizar que el resultado final fuese lo más fiel posible a la obra desaparecida, respetando al máximo diseño, técnica y materiales, se recurrió a un estudio profundo de los testimonios gráficos conservados así como de otras obras del mismo autor y época, como la túnica "de los cardos" del Señor de la Sentencia o la saya granate de la Virgen de las Angustias.

Partiendo del dibujo original de Juan Manuel Rodríguez Ojeda, reproducido por Rafael Rueda y adaptado a las proporciones de la actual imagen del Señor de la Salud, a la ejecución propiamente dicha le precedió una fase preliminar de estudio técnico. En la misma, a través de la documentación fotográfica pormenorizada de las mencionadas obras relacionadas con la túnica, se identificaron con precisión las técnicas a reproducir en cada una de los motivos decorativos que componen el diseño, con el objetivo de realizar la nueva túnica en base a un criterio de total fidelidad y correspondencia con la desaparecida.

Una vez dio comienzo el proceso de realización -que ha requerido del trabajo de ocho personas durante dieciocho meses- el mismo fue en todo momento supervisado por una Comisión Mixta de Seguimiento formada por hermanos y técnicos especialistas en textiles, presidida por Gabriel Ferreras e integrada por Araceli Montero, Concepción Álvarez y Antonio Mañes.

 

 

Una labor tan compleja y rigurosa que está en desuso

Por encontrarse en la actualidad en desuso por su complejidad muchos de los procedimientos y técnicas del bordado, la reproducción mimética de los mismos requirió un arduo y complejo proceso de trabajo.

El espectacular resultado ha sido posible gracias a un proceder riguroso, en el que se han cuidado especialmente los procesos necesarios para la ejecución de las técnicas según los métodos tradicionales: desde el traspaso de los dibujos, hasta el acabado final de los elementos bordados, pasando por la laboriosa fase de preparación de los distintos rellenos.

En definitiva, un trabajo de reproducción del bordado en oro característico de la escuela sevillana de finales del siglo XIX, del que participó Rodríguez Ojeda y con el que entronca directamente el estilo propio de la Casa Caro por la formación de su fundadora, Victoria Caro, en el taller de las Hermanas Antúnez.

 

 

Procedimientos y materiales

La obra realizada es una pieza textil que, debido a su carácter ornamental y a la preponderancia de la decoración con bordado en oro sobre el tejido liso, se incluye dentro de la categoría de tejidos con decoración en superficie. Técnicamente, en lo que respecta al bordado, la túnica presenta una gran complejidad por la amplia variedad de procedimientos y materiales que se combinan.

Sobre terciopelo de seda morado, hilos de torzal, muestra, moteado y hojilla se alternan en los distintos procedimientos del bordado en hilos tendidos, en una amplia gama de puntos como setillo, ladrillo, puntita, dado o media onda; así como en el bordado en relieve, realizado sobre una preparación previa de cartulinas o hilos de algodón, siendo especialmente destacable en éste caso el bordado con canutillos.

Procedimientos que en algunos motivos se combinan dando lugar a otros mixtos, como la muestra armada; o se elevan sobre el plano mediante el empleo de paredillas; y que se enriquecen con elementos de chapería como los huevecillos o las lentejuelas, muy abundantes y colocadas en escamado, en pespunte o con canutillos.

Un bordado de gran riqueza, no solo material, sino especialmente en efectos plásticos, gracias a un sorprendente juego de volúmenes y texturas visuales.

 

 

Recuperación del mejor bordado en oro sevillano

Sin duda estamos ante una pieza textil sobresaliente, una obra que hace las veces de completa exposición de las más complejas técnicas del bordado en oro.

Un proyecto a través del cual se ha puesto de relieve y recuperado el espectacular desarrollo que este arte alcanzó en Sevilla, muy especialmente en el contexto de las cofradías, a finales del siglo XIX.

 

 

Fotografías de Gonzalo Navarro y Archivo de la Hermandad de los Gitanos

 

Álbum relacionado en este

 

Volver          Principal

www.lahornacina.com