ARTE DEL RENACIMIENTO EN SEVILLA

28/11/2022


 

 

Introducción

La palabra "Renacimiento" denomina un periodo de la historia y del arte que se caracteriza por la vuelta a los principios del arte clásico. El término se consolidó en el siglo XIX y se aplicó a toda Europa occidental, con su epicentro en Italia. Este momento histórico, que abarcó los siglos XV y XVI, supuso el final de la Edad Media y el surgimiento de una cultura que se manifestaba en las artes, en la literatura y en las ciencias. La ciudad de Florencia se presenta como motor de ese cambio, que se propagó por toda Italia y fuera de ella.

En España tuvo una personalidad propia, determinada por una realidad histórica que incluía factores como la pervivencia de la cultura islámica, el descubrimiento de un nuevo continente y sus consecuencias, el amplio panorama que abría la circunnavegación de la Tierra o una monarquía que, además de toda la península Ibérica y la mayor parte de la América conocida, contaba con posesiones en Italia y en el norte de Europa.

Sevilla alcanza un extraordinario auge económico durante el siglo XVI gracias al florecimiento de su actividad comercial con América y el resto de Europa. El establecimiento de la Casa de la Contratación, su monopolio en la Carrera de Indias y el aumento de la actividad mercantil y de la población marcaron uno de sus periodos más brillantes de la urbe andaluza. Como consecuencia, el incremento de la demanda y del tráfico de obras de arte, así como las oportunidades profesionales que ofrecía tanta riqueza y prosperidad, atrajeron a un buen número de artistas foráneos, muchos de los cuales se asentaron definitivamente, provocando una profunda renovación del panorama artístico con la entrada de las corrientes procedentes de Flandes e Italia. La armoniosa fusión de ambas tendencias con la tradición estética local originó un arte novedoso y de gran calidad técnica en el que pronto comenzaron a destacar artistas naturales de la propia ciudad.

La exposición Arte del Renacimiento en Sevilla explorará, a través de 34 obras, la actividad artística en Sevilla a lo largo del siglo XVI, tratando de mostrar cómo se conformó el arte del Renacimiento en la ciudad. La muestra se celebrará del 1 de diciembre de 2022 al 12 de marzo de 2023 en el Museo de Bellas Artes de Sevilla (Plaza del Museo, 9) y podrá visitarse de martes a sábado de 09:00 a 21:00 horas (domingos y festivos de 09:00 a 15:00 horas; cerrado lunes -excepto víspera de festivo, en horario de festivo-, 24, 25 y 31 de diciembre y 1 y 6 de enero.

Para la ocasión se han restaurado varias piezas, entre las que cabe destacar la "Virgen con el Niño" de Roque Balduque, la "Virgen de la Piña" de Juan Bautista Vázquez el Viejo, la "Sagrada Familia con San Juanito" de Pedro Villegas Marmolejo o "Llanto sobre Cristo muerto", anónimo flamenco del MBASE.

Otra de las novedades de la exposición es que se exhibirán en su disposición original, suspendidas en el techo, las pinturas realizadas para la decoración del salón de la Casa de Arguijo. Estas pinturas, hasta el momento atribuidas a Alonso Vázquez, podrán contemplarse tras la intervención del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH) en la sala V del MBASE, como cierre de la exposición.

De los préstamos de la muestra, comisariada por Valme Muñoz, directora del MBASE, y los conservadores Ignacio Cano e Ignacio Hermoso, destacan también "Pentecostés" de Pedro de Campaña (Catedral de Burgos) y "La flagelación de Cristo" de Alejo Fernández (imagen superior, Museo del Prado). Todas las obras han sido seleccionadas tanto por su calidad artística de primer orden, como por su representatividad de los rasgos que caracterizan este apasionante periodo y que afectó a las diversas manifestaciones y técnicas artísticas.

 

 

La contribución del Renacimiento italiano

En este ámbito de la exposición se pueden contemplar obras que, con técnicas y formatos variados, están realizadas bajo la sólida influencia del arte italiano. Aunque los artistas son de procedencia diversa (España, Francia e Italia), todos tienen en común que adoptan los principios estéticos del Renacimiento italiano: desde la herencia bajomedieval de la pintura sienesa en Cristóbal de Mayorga, hasta la influencia de Torrigiano en el maestro francés Miguel Perrin, pasando por la ornamentación de roleos y candelieri en la real cédula de 1549.

La presencia de artistas italianos en Sevilla, particularmente de Pietro Torrigiano o Niculoso Francisco Pisano, es la que deja la huella más profunda de los principios renacentistas entendidos como la vuelta a los modelos clásicos de la Antigüedad y la búsqueda de una belleza basada en reglas y cánones formales. La llegada temprana de obras italianas a Sevilla y la difusión de imágenes grabadas y tratados de arquitectura permiten la inclusión de elementos clásicos en las composiciones y un novedoso concepto del cuerpo humano.

Entre las obras presentes nos encontramos "Virgen del Reposo" de Michel Perrin (Catedral de Sevilla), "Virgen de Belén" de Pietro Torrigiano (MBASE), "San Miguel y Santa Lucía" de Cristóbal de Mayorga (Parroquia de San Andrés de Sevilla), "Virgen con el Niño" de Niculoso Pisano o "Virgen con el Niño, San Roque y San Sebastián" de Bernardino Luini (imagen superior, Parroquia de Santa María de la Mesa de Utrera).

 

 

La aportación de los artistas del norte

El favorable contexto económico propiciado por las estrechas relaciones con el nuevo continente americano trajo un dinamismo sin precedentes a la ciudad. Fue la tardía construcción de la catedral de Sevilla la que aglutinó a artistas que acudieron, particularmente, desde las distintas posesiones de la Corona española, incluidos los territorios del norte de Europa. A pesar de la formación italiana de algunos de ellos, como Pedro de Campaña, sus ideales estéticos presentaban matices como la inclusión de un naturalismo heredado de la pintura flamenca de la centuria anterior, más narrativa y expresiva, junto a cierto desapego de los cánones clásicos.

De este grupo de pintores del norte que se establecen en Sevilla desde mediados de siglo, destacan Pedro de Campaña y Hernando de Esturmio, con numerosas obras en la ciudad. En escultura, fue principalmente la extensa producción de Roque Balduque la que dejó su huella en varios puntos del antiguo reino de Sevilla.

El dominio político de la Corona española, junto a la intensa actividad comercial, favoreció la temprana importación de obras de arte realizadas en ese lenguaje propio del norte europeo que tanto influyó en los artistas locales y en disciplinas como la platería.

Entre las obras presentes en esta sección se encuentran "Calvario" de Lucas Cranach (MBASE), "Santa Justa y Santa Rufina" de Hernando de Esturmio (Catedral de Sevilla), la mencionada "Virgen con el Niño" de Roque Balduque (detalle en la imagen superior) o el llamado "Jarro de la sierpe" (Catedral de Sevilla), obra anónima de origen germano en plata cincelada, repujada, fundida, grabada y sobredorada.

 

 

Sevilla, crisol artístico

En la segunda mitad de siglo, Luis de Vargas encabeza la nómina de pintores locales que fueron testigos de esta renovación artística y, asumiendo el nuevo gusto, lo trasladaron a su taller y a sus seguidores, entre ellos Villegas Marmolejo. Alonso Vázquez fue el más tardío con ese perfil en Sevilla hasta su marcha a México en 1603.

La apertura de la ciudad a artistas de procedencia diversa permitió que escultores del norte de España, como Jerónimo Hernández o Juan Bautista Vázquez el Viejo, dejaran en Sevilla lo mejor de su producción.

Los plateros Francisco de Alfaro o Hernando de Ballesteros el Viejo también trabajaron en el entorno de la catedral hispalense, cuyas obras se concluían entonces, al tiempo que otras fundaciones religiosas, con las aportaciones de ricos comerciantes y nobles, decoraban sus muros con retablos, pinturas y elementos litúrgicos, favoreciendo así una potente industria artística.

Sin embargo, algunos aspectos de la tradición local medieval sobrevivieron. Se mantuvieron y perfeccionaron las técnicas de fabricación de azulejería, a la que se incorporaron repertorios formales procedentes de Italia o con motivos ornamentales del arte gótico. Paralelamente, otros elementos cerámicos continuaron su producción de modo semejante al de siglos anteriores, sin apenas variantes.

Entre las piezas expuestas están "Virgen con el Niño, San Juanito y Santo Domingo" de Luis de Vargas (Colección Manuel Piñanes García-Olías de Madrid), "Virgen de la Paz" de Jerónimo Hernández (Parroquia de Santa Cruz de Sevilla), azulejos de Roque Hernández, piezas de orfebrería de Alfaro (en la imagen superior, custodia de asiento de la Parroquia de San Juan Bautista de Marchena) y Ballesteros, y un plato de loza dorada del siglo XVI que se conserva en una colección particular de Valverde del Camino (Huelva).

 

 

Juan de Arguijo y las artes

En el siglo XVI se consolidó en la ciudad de Sevilla un grupo de literatos e intelectuales, poetas en su mayor parte, entre los que se encontraba Juan de Arguijo. Constituyeron la denominada escuela poética sevillana del Siglo de Oro. Estos humanistas se caracterizaron por su disposición al intercambio de conocimientos y al análisis mutuo de sus obras. Les unía la búsqueda de la belleza formal en la literatura clásica mediante el recurso constante a la mitología griega y romana.

El floreciente comercio con América motivó la fortuna familiar de Arguijo, permitiéndole llevar a cabo variadas iniciativas artísticas de mecenazgo y, al mismo tiempo, adecuar su casa como imagen de su posición social y de su erudición. Ideó la decoración para el techo del salón principal como lugar dedicado al saber y a la fecundidad artística. Allí alojó su gran biblioteca y lo convirtió en escenario de las inspiradoras reuniones de este grupo sevillano que ha llegado a definirse como academia.

El conjunto describe la narración de Ovidio en las Metamorfosis. En la escena central, Júpiter preside la asamblea de los dioses, convocados para poner fin a la decadencia de los hombres con un castigo. Completan el discurso los cuatro personajes de las pinturas laterales. La diosa Astrea impartirá su justicia con un diluvio que desatan las erinias o furias. Faetón se muestra caído por su orgullo, mientras que Ganimedes representa un espíritu elevado al cielo por los dioses. El escudo de los Arguijo y la cartela con la inscripción "GENIO ET MVSIS DICATVM" ("Dedicado al genio y las musas") acompañan el relato mitológico.

Las pinturas se atribuyen como hemos dicho a Alonso Vázquez, del que también se exhibe como obra segura la tabla "Cristo Resucitado" (imagen superior) de la Iglesia de Santa Ana del barrio sevillano de Triana.

 

 
 
Virgen con el Niño (Niculoso Pisano, MBASE)

 

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