LA FIEBRE DEL ORO. ESCENAS DE LA NUEVA BURGUESÍA


 

 
 

Palco del Liceo

Manuel Cusí
1914
Colección particular

 
 

Introducción

En su obra La Fiebre del Oro, Narcís Oller (Valls, 1846 - Barcelona, 1930) radiografió el ascenso económico y social de la nueva burguesía industrial y financiera catalana. Con esta novela como eje vertebrador, la Obra Social ”la Caixa” presenta esta exposición que pretende ilustrar los cambios culturales que se experimentaron desde el último tercio del siglo XIX hasta principios del XX, y muestra la exquisita opulencia que tanto gustó a la nueva élite. Las obras seleccionadas para esta muestra comprenden una veintena de artistas situados entre el realismo, el novecentismo y el modernismo -Masriera, Casas, Miralles, Ribera, Mestres y Cusachs, entre muchos otros- y proceden tanto de colecciones privadas como de algunos de los grandes museos de todo el Estado.

La Fiebre del Oro. Escenas de la Nueva Burguesía incluye más de 70 piezas y está dividida en dos grandes ámbitos que siguen el hilo argumental de la novela de Oller. En La Subida, el visitante podrá recorrer las costumbres de la nueva clase social, que se hacía pintar por los artistas más destacados de la época como una manera de confirmar su éxito social. Las obras incluidas en el segundo ámbito, La Caída, ilustran -siguiendo las tesis moralistas que Oller plantea en la novela- las contradicciones en las que caen los miembros de esta nueva burguesía a raíz de este fuerte enriquecimiento.

Con el nombre de La Fiebre del Oro se conoce un período de la historia de Cataluña marcado por las inmensas ganancias económicas que desencadenó la llegada de la plaga de la filoxera a Francia y el aumento de las exportaciones de los vinos catalanes, hecho que tuvo como consecuencia perdurable la aparición de una nueva clase social, la burguesía industrial, que entre 1871 y 1885 vivió unos años dorados.

Dicho periodo da también título a una novela de Narcís Oller, publicada en tres entregas entre 1890 y 1892, que destaca por su carácter documental, por la vocación realista y porque se trata de uno de los primeros textos literarios que describen una burbuja especulativa y sus consecuencias en la vida de una ciudad. Oller fue el gran cronista de la vida catalana de aquellos años. Su literatura permite revivir los días más brillantes de la clase dirigente y, al mismo tiempo, tiene un carácter crítico contra los excesos del dinero ganado sin esfuerzo.

El arte catalán de esta época, ya sea el denominado realista, modernista o novecentista, estuvo unido por un hilo general: la burguesía. La muestra pone de manifiesto el gusto de esta clase social por el arte, así como las nuevas costumbres que esta incipiente oferta cultural generó. Las obras expuestas resultan un compendio de su gusto, del arte que más les complacía, y un excelente documento histórico para conocer las escenas que protagonizaron, sus espacios y sus costumbres. Así pues, la exposición muestra cómo la burguesía se enriqueció y cómo, por primera vez, tuvo tiempo y dinero para destinarlos a hacer cultura y moverse en sociedad. Este contexto creó una demanda de pintura que, ligada a un canon de exquisitez evidente, se ejecutó de un modo indiscutiblemente virtuoso y se convirtió en un claro reflejo de la realidad histórica.

La exposición incluye también objetos de la época y documentos que permiten reconstruir el contexto histórico y la gestación de la novela de Oller: el reloj de la casa Garnier de los andenes, acciones de la Compañía General de Tabacos de Filipinas o del Banco de Barcelona, un borrador del argumento original de la novela, un cartel de la Exposición Universal de Barcelona de 1888 o un anuncio de champán francés.

Así mismo, La Fiebre del Oro. Escenas de la Nueva Burguesía reúne por primera vez una colección de pintura de la época de la fiebre del oro, con obras procedentes de colecciones privadas y de museos públicos como el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), el Museo del Prado, el Museo de Bellas Artes de Álava, o el Museo de Bellas Artes de Santander, entre otros. Están representados los maestros del realismo Antoni Caba y Venanci Vallmitjana; pintores de género como los hermanos Francesc y Josep Masriera, Manuel Cusí y Francesc Miralles, y artistas como Ramon Casas y Eusebi Arnau, que abrieron la puerta a una nueva sensibilidad.

 
 
 
 

El Pla de Palau

Modest Teixidor
1887
Museo Nacional del Prado de Madrid

 
 

Contexto Histórico

La primera etapa de la restauración borbónica es conocida en Cataluña como el periodo de La Fiebre del Oro (1876-1886). La estabilidad política y la idea internacional de progreso se materializaron en una expansión económica que situó a la burguesía en el epicentro de la sociedad. A la creciente producción industrial y vinícola, se sumaban las posibilidades de mercado que ofrecían la nueva red ferroviaria y la venta de solares edificables. La celebración de la Exposición Universal de Barcelona, en el año 1888, modernizó la ciudad y estimuló un ambiente cosmopolita.

La acumulación de dinero y la necesidad de ganarse un espacio en la antigua sociedad estamental propiciaron en la burguesía el consumismo de objetos de lujo, con un deseo latente de ostentación, y la creación de nuevos conceptos de ocio más acordes con su realidad. Aparte de los sectores de la indumentaria y la decoración de interiores, donde se crearon las primeras firmas con voluntad de marca siguiendo el modelo de París, otro de los sectores económicos que se beneficiaron de ello fue el arte.

La exigencia de consumo cultural, emulando quizá a la aristocracia, impulsó el mercado artístico con la apertura de galerías privadas y la celebración de exposiciones de bellas artes en las principales ciudades catalanas. En la novela de Oller se mencionan algunos pintores contemporáneos, como Urgell, los Masriera y Miralles, cuando los Foix necesitan decorar su nuevo hogar. El tema, el formato pequeño y el preciosismo de las obras son sinónimos del gusto de la burguesía catalana del momento y del estilo de los interiores de sus casas.

 
 
 
 

La Estirada

Romà Ribera
Hacia 1900
Colección particular

 
 

La Novela

Narcís Oller (1846-1930) fue el renovador de la narrativa en lengua catalana. Junto con el poeta Jacint Verdaguer y el dramaturgo Àngel Guimerà, representa el movimiento cultural de la Renaixença, caracterizado por la recuperación del catalán como lengua culta.

Oller estableció contactos con los máximos representantes de la literatura francesa y castellana del momento. En París se entrevistó, entre otros, con Émile Zola, escritor que marca la evolución del realismo al naturalismo. Su prosa significa el paso del romanticismo al realismo en Cataluña; los argumentos medievales dan paso a retratos fidedignos de la vida cotidiana. La creencia del autor en los efectos positivos que el progreso material tenía en la sociedad explica que este fuera un argumento recurrente en su obra.

En La Fiebre del Oro, el protagonista se enriquece desaforadamente gracias a los mecanismos financieros del capitalismo. Se mencionan personajes de otros estamentos sociales, como aristócratas, militares, eclesiásticos, artesanos y obreros, pero la narración se centra en los hábitos profesionales, sociales e íntimos de la alta burguesía. Cada uno de los personajes responde a un determinado estereotipo de comportamiento ante los repentinos cambios experimentados por la sociedad civil del momento: el emprendedor, el prudente, el oportunista, el vividor, el profético... Con la ciudad de Barcelona como telón de fondo, la novela también ofrece una ruta literaria por el distrito financiero de Ciutat Vella y por las nuevas calles del Eixample.

 
 
 
 

Salida del Baile

Romà Ribera
Hacia 1900
Colección Cristóbal Pío

 
 

La Subida

Como hemos apuntado, la novela de Narcís Oller se divide en dos partes. En la primera, "La Subida", mucho más extensa, se describen los mecanismos a través de los que Gil Foix se enriquece y la transformación a la que está sujeta su familia para poder participar en los actos que la nueva situación social exigía. El autor traduce en palabras la cultura del lujo y del ocio que ilustran las obras seleccionadas.

También describe el inevitable veraneo fuera de Barcelona, tanto en las cercanías como en el Pirineo, donde los paseos elegantes por el campo y el pueblo se alternaban con los baños marítimos o termales.

En la ciudad, los actos públicos, como los estrenos en el Liceo, las carreras de caballos y las regatas o los bailes de disfraces, complementaban las actividades propias de cada género: los hombres acudían a los cafés, mientras que las mujeres iban de compras para adecuar su hogar y su imagen a la última moda. El descanso, el juego, la lectura o la contemplación artística eran también una señal de pertenencia de clase.

Tanto la industrialización, como los nuevos medios de transporte y el consumismo comportaron la aparición de una nueva cultura del ocio que se prolonga hasta la actualidad.

 
 
 
 

Joven Descansando

Francesc Masriera
1894
Museo Nacional del Prado de Madrid

 
 

La Caída

La segunda parte de La Fiebre del Oro fue escrita de una manera un poco precipitada ante la certeza de la inminente publicación de la obra de Zola con una ambientación bursátil idéntica. En su novela, Oller detalla la previsible quiebra económica del protagonista, que acaba mentalmente trastornado y socialmente arrinconado. Las grietas morales del relato literario también se vislumbran en las obras de esta última sección.

El choque casual entre dos realidades sociales diferentes a la salida del baile; la relajación de costumbres que el enriquecimiento repentino puede comportar, y que se ejemplifica en los encuentros amorosos furtivos; la desconfianza creciente hacia las personas cercanas, de la familia o del servicio; y el narcisismo, la autocomplacencia inoperante o la desgana vital son indicios de la desigualdad social existente y de los cambios políticos y las revueltas cívicas que habrá a principios del siglo XX. La respuesta pictórica a todas estas cuestiones se encuentra a partir del modernismo. Pero algunos pintores del último cuarto del siglo XIX señalan los riesgos y las contradicciones individuales de la prosperidad basada en el avance técnico e industrial.

 

Hasta el 20 de noviembre de 2011 en Caixaforum Tarragona (Calle Cristòfor Colom, nº 2)
Horario: lunes a viernes, de 09:00 a 21:00 horas; domingos y festivos, de 11:00 a 14:00 y de 16:00 a 21:00 horas.

 

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