La Conciencia de un Linaje

Por su nacimiento, el rey Fernando II de Aragón descendía de la monarquía castellana y de la aragonesa. Contrajo matrimonio con Isabel de Castilla y tuvieron cuatro hijas (Isabel, Juana, Catalina y María) y un hijo (Juan), que murió antes que sus padres. De su segundo matrimonio con Germana de Foix (1506), Fernando tuvo un hijo, también llamado Juan, que vivió sólo unas horas.

En la larga línea de la familia real de Aragón, iniciada con Ramiro I en 1035, y continuada ininterrumpidamente durante casi medio milenio, Fernando ocupa el vigésimo lugar. Gobernó Castilla durante cuarenta y dos años (de ellos treinta junto a la reina Isabel) y en Aragón su reinado se prolongó treinta y siete años. Le sucedió su nieto y heredero, Carlos, que fue emperador de Alemania e introdujo en España la dinastía de los Austria.

Retratos, documentos y representaciones familiares muestran la doble confluencia aragonesa y castellana, que se concentra en Fernando e Isabel y la ramificación que se extiende por Europa después de su muerte.

El Centro de una Gran Constelación

Esta entusiasta afirmación lleva implícito el reconocimiento de que Fernando II de Aragón se erigió en el centro de la actividad de su tiempo y proyectó su influencia sobre sus más conspicuos contemporáneos: emperador, papas, cardenales, reyes, hombres de letras y de armas.

Objetos, retratos y documentos de todos ellos sirven para ilustrar la dimensión política de su reinado -"de rey debil que era se ha convertido, por su fama y por su gloria, en el primer rey de los cristianos", según recoge Maquiavelo en su famosa obra El Príncipe- y de sus relaciones con personajes como Colón, el conde de Tendilla, el Gran Capitán, Boabdil, el cardenal Mendoza, Maquiavelo o Maximiliano de Austria.

Un Mundo Interior de Contrastes

Hombre de Estado y de guerra, gobernante y juez, rey e hijo, esposo y padre. Hombre de mundo y de firme fe cristiana, perseguidor riguroso de sus enemigos y defensor fiel de sus amigos y aliados. Gozó los placeres cortesanos y vivió con intensidad la piedad y la religión católica. Se movió entre la manifestación material de su situación y la expresión de altos sentimientos y devociones. Sin ningún momento de pausa, en su vida se sucedían los gozos y las desilusiones, los momentos de gran éxito y los de hondo dolor, las dudas ante las graves decisiones, el brillo del lujo y la magnificencia real y la visión de la miseria.

Los objetos religiosos de su época, los encargos que hizo para honrar sus devociones, sus gustos y aficiones muestran este mundo interior de contrastes forjado desde muy joven, templado en la temprana asunción de los deberes como señor soberano de amplios dominios. Fue fiel al compromiso asumido como rey, sin olvidar su obligación, como simple mortal, de procurar la salvación de su alma.

El Reconocimiento de Fernando de Aragón como Monarca Universal

La figura de Fernando fue rodeada muy pronto de un halo prodigioso que le dio la consideración de elegido para las mayores empresas en defensa de la Cristiandad. Sus acciones y triunfos hicieron que muchos autores asociaran a su nacimiento sucesos anunciadores de un acontecimiento extraordinario: su matrimonio con la princesa Isabel fue rodeado de cometas y estrellas, la conquista de Granada fue vaticinada años antes de suceder y, después, la fascinación provocada por la victoria provocó el entusiasmo general por su persona y obra, convirtiéndose en vida en un modelo legendario, al que se le adjudica la misión providencialista de ser el esperado "monarca del mundo" que aguardaría la llegada del Mesías.

En 1515 el papa León X definió a Fernando el Católico como "fortisimo atleta" de Cristo. Es por eso que hizo inmortalizar su figura en la estancia vaticana del "Incendio del Borgo", diseñada por Rafael, como uno de los cinco pilares de la cristiandad. Constituye la muestra gráfica de la dimensión universal que alcanzó el rey. Aparece representado junto a Carlomagno, Lotario I, Astolfo y Godofredo de Bouillon.

Curiosidades

Fernando II y su esposa no viajaron nunca al castillo británico de Windsor pero sí lo hicieron sus retratos. La Reina Isabel II de Inglaterra posee entre su magnífica colección de arte dos cuadros con las imágenes de Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla, obra de un pintor desconocido. Estás fechados entre 1500 y 1510. Se cree que pudieron llegar a la corte de los Tudor con motivo de la boda de Catalina de Aragón con el Príncipe Arturo o que fueran enviados como presente diplomático durante las negociaciones para el matrimonio.

El título de "Reyes Católicos" fue concedido a Fernando e Isabel por Alejandro VI en 1496. Lo hizo después de que los reyes, cristianos convencidos, hubieran conquistado Granada (último reino musulmán) y hubieran expulsado a los judíos que no quisieron convertirse al cristianismo. Las alianzas con la Santa Sede, sin embargo, fueron mucho más allá. Establecieron tribunales inquisidores y liberaron los Estados Pontificios de la ocupación francesa. La Corona española ha heredado este título y la Constitución de 1978 reconoce al rey su uso.

El lema "Tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando" se ha interpretado popularmente como símbolo de la igualdad de poder entre los soberanos. El rey Fernando lo utilizó junto a una de sus divisas: el nudo gordiano, lo que se confiere otro significado. El nudo gordiano es el que, según la leyenda, era imposible de desatar con las manos y que Alejandro Magno cortó con su espada tratando de que se cumpliera el presagio de que quien lo desatara dominaría Asia. El lema del Tanto Monta junto al nudo gordinano alude por tanto a que no importan los medios con tal de resolver las cuestiones políticas; es decir, "tanto monta desatarlo, como cortarlo".

Durante varios siglos los monarcas españoles utilizaron una misma espada para los acontecimientos cortesanos más importantes: la Espada de ceremonia de los Reyes Católicos. Fue símbolo del poder real y de la justicia suprema hasta el siglo XVIII y en ella parecen los símbolos de Fernando e Isabel. Se utilizaba en las juras de los príncipes de Asturias, en las investiduras de caballeros o en las entradas triunfales de los monarcas en las ciudades. Portarla era un honor y solo tenía ese privilegio quien ostentara el título de conde de Oropesa.

El interés del Escudo de los Reyes Católicos en Sierra Leona como obra del arte afroportugués que se desarrolló en las colonias africanas portuguesas de Sierra Leona en los años finales del siglo XV por artistas de la etnia sapi, según los últimos estudios de Bassani, radica en su adscripción al Maestro de las Armas de Castilla y Aragón por la decoración heráldica que exhiben un conjunto de olifantes de este arte, en su tramo inferior, su parte más ancha y que fundamenta en este caso su cronología. Esta polvorera (imagen superior) es un bello ejemplar de la difusión del arte occidental entre los primitivos pueblos de aquellas tierras africanas que por aquellos años incorporan sus normas a su cultura. Se atienen a los modelos europeos para su decoración en la que destaca la nitidez de su relieves que aunque más visibles en la ingenuidad de sus escenas de caza, que faltan en esta obra, se percibe asimismo en la representación de estos modelos heráldicos y en su inscripción.

Corona de Aragón. Historia y Arte

Se trata de un proyecto impulsado por el Gobierno de Aragón que tiene como objetivo dar a conocer, dentro y fuera de la Comunidad, el papel que desempeñó el Reino y la Corona de Aragón en la creación de España, así como llamar la atención sobre su aportación a la construcción política, social y cultural de Europa y su impronta en la aventura americana.

Esta iniciativa responde a un impulso político de poner en valor el patrimonio cultural aragonés como expresión de esa aportación histórica y convertirlo en polo de atracción cultural y turística; un foro a partir del que desarrollar Aragón. El proyecto se articula en torno a la creación de un "evento" de periodicidad anual con un personaje o un acontecimiento como eje central alrededor del que se concretan actuaciones artísticas, museográficas, académicas, escolares, científicas y de restauración.

Esas exposiciones recorrerán los escenarios más destacados de la historia del Reino y de la Corona de Aragón. En esta primera edición ese eje es Fernando II de Aragón y la presente exposición Fernando II de Aragón, el Rey que imaginó España y la abrió a Europa, que podrá visitarse desde hoy y hasta el próximo 7 de junio.