Relieves de la Matanza de los Inocentes
Foto: Galicia Medieval
El pasaje de la Matanza de los Inocentes aparece descrito en el
evangelio de San Mateo y tuvo, también, amplio desarrollo en los
apócrifos. Posteriormente, desde los dramas litúrgicos
medievales, saltó a las artes visuales, sobre todo a partir del siglo XIII,
dentro de los ciclos dedicados a narrar la infancia de Cristo.
En el curso de la excavación arqueológica de la cripta del pórtico, en
ambos extremos del pseudotransepto, se produjo el inesperado
hallazgo de una serie de piezas que habrían pertenecido a un ciclo
dedicado a la Matanza de los Inocentes (hacia 1250-1350, granito con restos de policromía), de procedencia original
desconocida y, probablemente, relacionada con alguna capilla o altar
dentro del conjunto catedralicio, desmontado poco antes de la remodelación de la cripta en los
primeros años del siglo XVII.
Las escenas, de gran interés artístico, siguen el modelo iconográfico
habitual en el ámbito hispánico de los últimos siglos de la Edad Media;
recreándose, a través de una gran expresividad, en la brutalidad de la
degollación de los infantes a manos de los soldados, en ocasiones, ante las
súplicas de sus madres. Todo ello se desarrolla bajo las órdenes del rey
Herodes, personificada en la figura entronizada que porta una espada
en su mano izquierda y que está inspirada por el demonio, representado
como un animal de afiladas garras que le susurraría al oído.
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Cabeza barbada y coronada
Foto: Catedral de Santiago
Quizás también pertenezca a dicho conjunto esta hermosa testa masculina, que recuerda en sus características a la obra del
Maestro Mateo y que fue hallada, en el curso de la excavación de la
cripta del Pórtico de la Gloria, embutida en la bancada del lado norte
del pseudotransepto.
En todo el conjunto de la Matanza de los Inocentes, resulta evidente la influencia de los talleres
continuadores de la tradición mateana que siguieron activos en las
obras de la catedral compostelana, al tiempo que, progresivamente,
fueron evolucionando en su concepción estilística hacia un mayor
goticismo.
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Torreones de la cerca exterior del coro
El proyecto del Maestro Mateo en la catedral incluyó la ejecución
de un nuevo coro (hacia 1200) en granito policromado, que ocupaba
los primeros tramos de la nave central de la catedral y con el que
se complementaba el mensaje iconográfico del Pórtico de la
Gloria. Entre 1603 y 1604, este coro fue derribado por el mismo
equipo que, bajo la dirección de Ginés Martínez, se iba a ocupar de
la obra de remodelación de la fachada occidental de la catedral. De
este modo, muchas piezas del coro se reutilizaron en la nueva obra
y, gracias a ello, se han podido recuperar.
En la intervención arqueológica de los últimos años se han recuperado importantes piezas procedentes del coro del Maestro Mateo,
entre ellas, varios torreones del remate de las fachadas exteriores
del conjunto, representación de los muros de la Jerusalén Celeste
a base de arquitecturas de estructura poligonal y almenada,
labradas en relieve y rematadas con cubiertas piramidales, en
ocasiones con decoración de escamas de pez y una bola en la parte
superior. Por las características de estas piezas, de forma regular
y rectangular, fueron reutilizadas, en su mayor parte, como losas
del pavimento, simplemente dadas la vuelta, lo que ha permitido
que se hayan conservado en buenas condiciones y, en ocasiones,
manteniendo restos de su policromía original, similar, en cuanto a
materiales y gama cromática, a la aplicada en el Pórtico de la
Gloria por los operarios del taller mateano.
También se recuperaron, junto a algunos de los torreones, los
arcos que cobijaban esculturas de personajes bíblicos
conformando la secuencia del remate de la cerca exterior del coro;
un hallazgo que tiene especial interés al confirmar la
organización del conjunto planteada, en su día, en el estudio de los
profesores Otero Túñez e Yzquierdo Perrín que permitió la
reconstrucción del coro del Maestro Mateo.
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Plafones de sitiales del coro
Junto al hallazgo de varios torreones del coro, reutilizados a
principios del siglo XVII en el pavimento de la ampliación de la
cripta y en la escalinata maximiliana, destaca también la
recuperación de dos plafones -y fragmentos de un tercero- decorados con florones; piezas que, originalmente, tenían un
importante papel estructural en la sillería pétrea pues
conformaban la cubierta de cada uno de los sitiales y, al estar
hechos de una sola pieza sirvieron, en el estudio de los
profesores Otero e Yzquierdo, para determinar las dimensiones
de los mismos.
Las dos piezas completas, que presentan detalles decorativos de
gran interés y distintos a todos los conocidos hasta ahora, se
recuperaron en los trabajos realizados en la escalinata, donde
fueron reutilizadas en la zona de descanso existente entre el
primer y el segundo tramo de la escalera exterior del lado sur.
Por su parte, los fragmentos del tercer plafón, que encajan
perfectamente entre sí, estaban en la base del paramento de la
esquina nordeste del área correspondiente a la ampliación de la
cripta en el siglo XVII.
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Fragmento de lauda sepulcral
Esta pieza en granito del año 1085 fue reutilizada como parte del pavimento de la
intersección de la nave con el pseudotransepto de la cripta del
Pórtico de la Gloria. Se organiza en tres registros horizontales en
los que se desarrolla la inscripción, en caracteres propios de la
época. En la parte inferior aparece la fecha, que parece indicar
"Era 1123", la cual se correspondería con el año 1085.
La pieza, de procedencia original desconocida en la catedral,
se reutilizaría en las obras de la cripta de los primeros años del
siglo XVII.
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