Jesús, María y José
Cristóbal Hernández de Quintana
Hacia 1700-1725
Iglesia de Santo Domingo de Guzmán de San Cristóbal de La Laguna

En esta pintura recogida e intimista la Virgen nos descubre a Jesús, todavía en el pesebre. Su semblante melancólico permite considerar que medita sobre la Pasión, de modo que la sábana blanca podría ser una configuración del sudario. La luz se abre camino en un ambiente oscuro para señalar el protagonismo de Cristo recién nacido, subrayado en la penumbra por la presencia de san José, que lo adora con los brazos abiertos y las manos extendidas, un código gestual casi olvidado. La familia del pintor conservó tras su muerte esta pintura en su casa, de la que existen algunas copias y versiones.

Virgen del Rosario
Bernardo Manuel de Silva
Hacia 1690
Iglesia de San Andrés de San Andrés y Sauces

Jesús llama la atención de su madre tirando de su velo, pero ella se mantiene ensimismada con un semblante melancólico. Su mirada perdida transmite pesadumbre, tal vez porque medita sobre los futuros sufrimientos del Niño. La fruta que sostiene en su mano izquierda encierra un mensaje simbólico, quizá alusivo al pecado original en el caso de que sea una manzana. Esta escultura evidencia el influjo del arte flamenco en la producción de su autor.

San José con el Niño
José Mariano Hernández
Segunda mitad del siglo XVIII
Iglesia de San Francisco de Asís de Puerto de la Cruz

Jesús duerme y parece también pensativo en brazos de san José, que lo contempla y vela su sueño. La vara florecida alude tanto a un pasaje del libro de los Números (leído en clave josefina) como a la castidad del patriarca. El lienzo, incorporado hace algunas décadas al patrimonio isleño, procede del convento de Santa Rosa de Lima de la ciudad mexicana de Puebla de los Ángeles, del que fue benefactor el obispo Domingo Pantaleón Álvarez de Abreu, natural de La Palma.

Educación de la Virgen
Anónimo de Amberes
Hacia 1603-1617
Iglesia de Nuestra Señora de los Remedios de Los Llanos de Aridane

Importado desde Flandes por Pablo van Ghemert (castellanizado Wangüemert), este grupo escultórico se mantiene en el templo para el que fue adquirido. Es un testimonio de la devoción familiar a la madre de la Virgen y también una muestra de la vinculación de la isla de La Palma a Flandes. Su patrocinador, que había nacido en la ciudad de Amberes, heredó parte de las haciendas y los ingenios azucareros de Tazacorte y Argual.

San José con el Niño Jesús
Anónimo (San José) / Fernando Estévez (Niño)
Hacia 1600-1610 / Primer tercio del siglo XIX
Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción de La Orotava

Este grupo escultórico está compuesto por una imagen de san José, considerada obra sevillana de los primeros años del siglo XVII, y otra del Niño Jesús, incorporada dos siglos después en lugar de la primitiva, tal vez ya muy deteriorada. La efigie infantil es obra de Fernando Estévez, que se adaptó a un modelo iconográfico que ya había perdido vigencia frente a las representaciones del patriarca con el Niño en brazos.

Niño Jesús
Atribuido a Juan de Miranda
Hacia 1785
Colección particular de Las Palmas de Gran Canarias

El tierno cuerpo desnudo de Jesús contrasta con la frialdad de la calavera junto a la que lo vemos reclinado, ante un fondo de paisaje, en esta pintura atribuida al pintor canario Juan de Miranda. Infancia y muerte plantean un contraste que invita al espectador a reflexionar, como parece hacerlo el propio Salvador, elevando su mirada hacia un cielo tenebroso.

San Antonio de Padua y el Niño Jesús (detalle)
Atribuido a Luisa Roldán
Hacia 1680-1686
Ermita de Nuestra Señora de los Ángeles de El Sauzal

Esta magnífica escultura ha pasado hasta ahora inadvertida, no solo para la historia del arte isleño. En un estudio, en vías de publicarse, se propone atribuirla a Luisa Roldán, La Roldana, novedosa catalogación que aquí recogemos. Tras formarse y trabajar en Sevilla en el taller de su padre, Pedro Roldán, atendió encargos en Cádiz y, finalmente, en Madrid, como escultora de cámara de los reyes Carlos II y Felipe V. Siguiendo algunos relatos sobre la vida del santo, se le muestra sonriendo, gestualidad muy usada luego por la artista, pero hasta entonces infrecuente en la escultura hispánica.

Sagrada Familia con san Juan Bautista
Jacques Honervogt a partir de Abraham Bloemaert
Hacia 1600-1610
Colección particular de Santa Cruz de Tenerife

Este grabado de comienzos del siglo XVII es buen ejemplo de cómo el encuentro del Niño Jesús con su primo Juan, un poco mayor, propició la recreación de escenas centradas en manifestaciones de afecto entre ellos. La inscripción latina en una de estas estampas expresa una idea que trasciende sus propias biografías: "el amor nace de ambos en los primeros años". En otros ejemplares se incluye otra cita complementaria: "a medida que aumentan los años, crece el amor".

Santa Ana, la Virgen y el Niño
Anónimo de Amberes
Hacia 1510-1520
Colección particular de Santa Cruz de La Palma

Es probable que este grupo escultórico proceda de la Ermita de San Miguel Arcángel de Tazacorte. Allí sería colocado por Jácome de Monteverde, natural de Colonia (Alemania), establecido en Flandes y luego en La Palma para administrar sus cañaverales e ingenios de azúcar. Abuela, madre e hijo (simulacro también conocido como Santa Ana Tríplex) nos sitúan ante tres edades de la vida: la infancia, la juventud y la madurez. Además de un libro (que recuerda su función como instructora de la Virgen), santa Ana muestra al Niño un racimo de uvas, símbolo eucarístico. Esta valiosa obra conserva la marca de garantía que acredita su realización en Amberes.

Genealogía de Jesús
Pieter Pourbus
Hacia 1560
Iglesia de Santo Domingo de Guzmán de Santa Cruz de La Palma

Esta representación remite al libro de Isaías: "brotará una vara del tronco de Jesé y retoñará de sus reinos un vástago". Es Cristo, que nace de María, y ella a su vez de Joaquín y Ana, aquí representados. Este simbólico árbol genealógico hunde sus raíces en la tierra de Israel. La pintura formó parte del primer retablo mayor del templo dominico de Santa Cruz de La Palma y fue realizada en la ciudad de Brujas, donde Pieter Pourbus cumpliría el encargo del flamenco Luis van de Walle, establecido en la isla a comienzos del siglo XVI.