LAS HUESTES CELESTIALES EN LA TIERRA

28/07/2024


 

Mensajeros, guardianes, conductores de los astros, ejecutores de las leyes divinas, protectores de los elegidos, seres espirituales, intermediarios entre Dios y el mundo terrenal forman parte de la interesante exposición mexicana Ángeles. Las huestes celestiales en la Tierra, que podrá visitarse hasta el próximo 7 de septiembre en el Museo Nacional de Arte (MUNAL). Aquí los expertos reúnen 10 obras destacadas de entre las casi 200 piezas que abarcan más de medio siglo de arte, lo cual muestra la rica imaginería desplegada por los artistas del siglo XVI hasta nuestros días.

 

1
 
 
 

El ángel juez que premia al alma buena y castiga a la culpable (1851)


El pintor Francesco Podesti, figura clave del romanticismo italiano, representa en esta obra del Museo Nacional de San Carlos (Ciudad de México) a un ángel, término que proviene de la palabra griega "angelos", que, a su vez, se deriva de la palabra hebrea "mal'akh" (mensajero). Los "malaj" eran los mensajeros de Dios y son los que más se parecen a los humanos en apariencia física. De ahí que se "apropiaran" de la identificación que hacemos de ellos a la hora de describirlos. En la Biblia no se habla de que tuvieran alas, sino que los pintores y escultores fueron quienes, a finales del siglo IV, los dotaron de éstas para reflejar su naturaleza etérea.

 
 
2
 
 
 

San Miguel Arcángel (hacia 1620)


En esta emblemática pieza del MUNAL, proveniente del retablo central de la iglesia conventual de Jesús María en la Ciudad de México, el artista novohispano Luis Juárez retrata al arcángel derrotando al demonio, representado con rasgos envejecidos, garras y cola. La banderola de San Miguel muestra la inscripción en latín "Quis ut Deus", que significa "¿Quién como Dios?".

 
 
3
 
 
 

Cristo consolado por los ángeles (hacia 1770)


Este óleo sobre lámina de cobre, obra del novohispano Juan Patricio Morlete Ruiz, retrata el servicio y consuelo que los ángeles brindan a Jesús después de la flagelación. Algunos limpian cuidadosamente la sangre de Cristo y la recogen en cálices, mientras uno de ellos se prepara para ungir sus heridas. Se conserva también el MUNAL.

 
 
4
 
 
 

Las penas del infierno (hacia 1780)


Óleo de gran formato de autor desconocido. Esta magnífica obra de la Pinacoteca de la Profesa desarrolla un tema recurrente dentro del arte religioso católico y muestra con gran detalle y mucha imaginación siete cuevas o mazmorras, cada una de ellas acompañada de un texto, que incluye el tipo de sufrimiento escrito en español y un versículo bíblico en latín a modo de justificación. La cárcel, el fuego, la compañía de los condenados, la pena de daño, el gusano de la conciencia, la desesperación y la eternidad de las penas. Es una joya en muchos sentidos, que puede leerse desde un punto de vista estético, hasta un punto de vista sociológico ya que los castigos que muestran pueden considerarse un reflejo de las creencias y temores de la sociedad católica novohispana de esa época.

 
 
5
 
 
 

Santa Cecilia (hacia 1590)


Otro monumental óleo, de casi cuatro metros de alto y más de dos de ancho. Es obra de Andrés de Concha, considerado uno de los mejores pintores del siglo XVI, quien olaboró con Simón Pereyns -pintor flamenco y retratista de la corte española- para realizar los retablos de la Antigua Catedral Metropolitana. Esta pieza es también una de las más antiguas de la colección del MUNAL, la cual recientemente salió de un proceso de conservación por parte del Centro de Conservación del Patrimonio Artístico Mueble (CENCROPAM). En la escena se observa a Santa Cecilia, patrona de los músicos, a punto de recibir la corona de rosas blancas, atributo de la santa. Sus ojos apuntan hacia arriba, desde donde María y el pequeño Jesús le devuelven la mirada. Una de las peculiaridades que el público podrá encontrar en la obra es que algunos ángeles están mirando hacia afuera del cuadro.

 
 
6
 
 
 

Virgen de Guadalupe con las cuatro apariciones (mediados del siglo XVIII)


Una auténtica joya de la colección y de todo el arte colonial. De autor desconocido, se conserva en el Museo Regional de Querétaro. En esta gran composición se puede ver al centro, una pintura sobre tela con la representación de la Virgen de Guadalupe, la cual queda envuelta por cuatro pinturas más pequeñas y sobre vidrio con las escenas de las apariciones, y, luego, todo guarnecido por un hermoso y elaborado marco de madera tallada y dorada. La riqueza de éste y la conjunción de labor de pintura, talla, ensamblado y dorado que exhibe la obra, produce la impresión de que se trata de un pequeño retablo en forma de cruz. El lienzo con la imagen de la guadalupana repite el esquema tradicional del ayate del Tepeyac, pero lleva corona y se han agregado a los lados unas guías de flores. Por su parte, en las escenas de las apariciones se han añadido pequeños rompimientos de gloria con pares de ángeles que tocan diversos instrumentos. El hecho de quedar colocadas dichas escenas sobre los ejes vertical y horizontal del cuadro central, fue lo que determinó la novedosa disposición cruciforme del conjunto, pues, como se recordará, lo habitual es que quedaran inscritas en la misma composición y alojadas en las esquinas. Esto, y la diferencia que exhiben respecto a la pintura central en técnica, material y estilo, nos llevan a concluir que se trata de obras de diverso origen y procedencia, a las que en algún momento se decidió hermanar en este hermoso conjunto. En base a las descripciones e inventarios de la época, sabemos que la pintura sobre vidrio fue bastante más común en la Nueva España de lo que pensamos, pero a causa de la frágil naturaleza de aquél, es muy poco lo que ha llegado a nosotros en este renglón. Obra impregnada de ese encanto e ingenuidad del arte popular, cuyas incorrecciones de dibujo quedan soslayadas por la sinceridad y emotividad con que se está trabajada, y que conserva, asombrosamente, la vivacidad y brillo en el colorido que puso el anónimo artista del siglo XVIII.

 
 
7
 
 
 

Arcángel San Rafael (mediados del siglo XVIII)


Esta obra de Miguel Cabrera proviene de la colección del Museo Andrés Blaisten (Ciudad de México). Se le representa vestido de peregrino, con bastón y cantimplora y con un pez, que rememora el pasaje bíblico del Libro de Tobías, en el que da instrucciones a Tobías para pescar un pez, del que extraería las vísceras que usaría más tarde para alejar al demonio Asmodeo, enamorado de Sara, y curar así la ceguera de su padre.

 
 
8
 
 
 

Anunciación (1953)


El pintor mexicano Jesús Guerrero Galván retrató la clásica composición del encuentro entre el Arcángel San Gabriel y la Virgen María, pero con un lenguaje moderno. Destaca la monumentalidad del ángel mensajero, quien se posa sobre la mujer, cuyos brazos abiertos reciben el mensaje celestial entre una enigmática atmósfera.

 
 
9
 
 
 

Exaltatio interruptio (2023)


Desde la crítica y la sátira, la obra del pintor mexicano Miguel Madariaga es el reflejo más duro y realista de una generación inmersa en el egoísmo y el narcisimo solitario de las redes sociales. Su obra caracterizada por una estética donde la figura es protagonista que atrae al mismo tiempo que conmueve, no busca la complacencia de las masas sino la permanencia en el tiempo.

 
 
10
 
 
 

Los desposorios místicos de Santa Rosa de Lima (1691)


El artista Nicolás Correa, miembro de una gran dinastía de pintores de origen mulato, retrata a la primera santa americana, Rosa de Lima, en el conocido pasaje de su desposorio místico con Jesús. El coro angélico enmarca la escena, cuyo contraste lumínico da cuenta de la influencia claroscurista que Zurbarán, el Españoleto y Murillo ejercieron en nuestra tradición novohispana.

 

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