LUIS ÁLVAREZ DUARTE

Jesús Abades y Sergio Cabaco. Fotografías de Eugenio Borrego


 

 

Se encuentra realizando el Cristo de la Clemencia, una ambiciosa escultura para Hellín (Albacete) cuya ejecución comenzó en 2007 y está previsto que finalice el próximo año.

Sí, es un Cristo en el Calvario, implorante, y la verdad es que tengo una ilusión tremenda con esta figura. Ya le queda poco, se va a terminar en madera y, si Dios quiere, se va a presentar el año que viene en la Iglesia del Cachorro, en el barrio sevillano de Triana, para después ser bendecida en Hellín. Estoy muy contento porque, además, se sale un poquito de lo corriente en mi iconografía. Es un proyecto que se encarga en 2007 y no se entregará, como ya he dicho, hasta el 2010, porque tengo mucho trabajo y yo trabajo en directo la madera; me gusta mimar cada obra y darle el tiempo que merece, y con este Cristo lo cierto es que estoy muy contento.

Para la hermandad del mencionado Cristo de Hellín ha podido desplegar su faceta de diseñador con el nuevo estandarte, al igual que hizo con la presea para la Coronación Canónica de su Virgen del Rosario de Córdoba.

También he diseñado la saya de mi Virgen del Patrocinio, el techo de palio de mi Virgen de Guadalupe... En fin, es una cosa que hago por hobby cuando una hermandad me lo pide. Yo sé lo que es el bordado nuestro; no sólo el de Sevilla, sino también el de toda Andalucía. Por otro lado, soy cofrade, y todo lo que sea para nuestras cofradías, si me lo piden lo hago. Lo que no voy diciendo es si yo hago esto o lo otro, eso no, pero si me lo piden sí que lo hago.

Hablando de la Virgen del Rosario de Córdoba y de su Coronación Canónica, dentro de tres años recibe dicha distinción otra de sus Dolorosas: la Virgen de la Victoria de Huelva. Es curioso, ya que se trata de dos creaciones suyas de estilo y concepción muy diferentes, ¿qué es lo que las distingue?

La Virgen del Rosario de Córdoba es una imagen muy romántica, muy mística, mientras que la Virgen de la Victoria de Huelva es toda hermosura, una Virgen con una belleza y una guapura especial. Ya sé que está feo que yo lo diga, pero lo cierto es que en Huelva todo el mundo me comenta que es la hermosura bajo palio. Además, para mí es muy especial por ser una creación muy temprana, la cuarta Dolorosa que modelé; primero hice la Virgen de los Dolores de San José Obrero, después la Virgen de Guadalupe -ambas en Sevilla-, luego los Dolores de la Vera Cruz de Huelva y después la Virgen de la Victoria, que la hice muy a gusto y estoy pletórico de que se vaya a coronar.

¿Por qué durante muchos años en Huelva, incluso por parte de la propia Hermandad de la Victoria, se daba a los medios el dato de que la Dolorosa era una obra de León Ortega que usted solamente se limitó a restaurar?

La Virgen era de Antonio León Ortega, existía y no estaban conformes con ella en la hermandad. Las manos de ahora son las mismas que por entonces tenía, labradas por Antonio Eslava, pero la cabeza entera la tallé yo. La Dolorosa es mía; lo que no es mío, yo no lo quiero. Respecto a esa confusión, no sé, quizá porque era muy jovencillo cuando la hice, o quizás porque alguien no quería que desapareciera el nombre de este señor de Huelva, magnífico por otra parte, pero que ahí no dio en la diana artística. Además, la Virgen está firmada por Luis Álvarez Duarte. Me siento pletórico y orgulloso por esa imagen, y menos mal que, de una vez por todas, ya se solucionó ese tema.

También es suyo el San Juan Evangelista de dicha hermandad onubense.

Pero la mascarilla nada más; por lo demás, conserva todo lo de la antigua imagen. Antes incluso procesionaba con la Dolorosa. Su paso de palio es una maravilla, muy bonito. Yo tengo unos recuerdos preciosos de esta hermandad de Huelva porque Francisco Monís Mora era una persona a la que yo quise muchísimo. La Virgen de la Victoria la tallé en Sevilla, en la calle Santa Clara. Yo entonces no tenía taller propio porque era muy joven, casi un crío; tenía un sitio que me dejó en su taller el orfebre Jesús Domínguez, y recuerdo que iba a ver a la Virgen Juan Pérez Calvo, el famoso vestidor de la Virgen de la Esperanza Macarena, quien la vistió después en Huelva, al llegar la obra a la ciudad, en el estudio que Monís tenía en la calle Concepción. Son las primeras fotos que hay de la Virgen de la Victoria.

 

 

 

Una de sus últimas obras ha sido la Dolorosa del Auxilio para una hermandad vinculada con los Salesianos de Úbeda (Jaén). ¿Su relación personal con la orden hizo que esta obra fuese realizada con un especial cariño?

Hombre, ten en cuenta que yo soy salesiano y trinitario. Además, si no ha sido la primera Dolorosa Auxiliadora que he modelado, creo que sí ha sido la primera que he hecho vinculada con la Orden de los Salesianos para procesionar bajo palio. A mí me encantó este trabajo, yo soy muy mariano y todo lo referente a María Auxiliadora es muy familiar para mí.

Ahora se encuentra con otro reto dentro de la rama de escultura urbana: el monumento al famoso cantante Raphael, todo un personaje y un fenómeno tan sociológico como musical.

Es un magnífico cantante y un ser maravilloso, incombustible e inconmensurable, al que he visto actuar en su Linares natal y en el Teatro de la Maestranza de Sevilla. He tenido la suerte de que posara para el monumento en mi taller y nos hemos entendido muy bien como artistas. Al Raphael cantante lo he seguido desde un principio y me ha encantado siempre, pero conocer al Raphael persona es un regalo porque es un ser humano fantástico.

En el caso de Raphael, ha tenido la suerte de conocer y tratar al retratado, pero en el caso de las numerosas figuras que usted ha inmortalizado y ya no se encuentran entre nosotros, ¿se ciñe exclusivamente a la documentación gráfica existente o le gusta indagar en la psicología y en el carácter del personaje?

He hecho monumentos a Manolo Vázquez, Pastora Imperio, José Manuel Lara, Juan Manuel Rodríguez Ojeda, Serafín Madrid, etcétera, y siempre me gusta indagar mucho y hurgar en la persona. Cuando realicé el monumento a Pastora Imperio, en pleno centro de Sevilla por encargo de la Duquesa de Alba, tanto su nieta Carmen Vega, hija de Gitanillo de Triana, como otras personas que la conocieron a fondo, caso de la propia Cayetana de Alba, me explicaron muchas cosas sobre su vida, más incluso que sus propios biógrafos. Todas se quedaron muy sorprendidas del realismo del monumento una vez terminado, lo cual me hizo muy feliz. En el caso de Juan Manuel Rodríguez Ojeda, conocí a un sobrino-nieto suyo que tenía 90 años pero hablaba de su tío como si fuese ayer.

Enrique Centeno, uno de nuestros colaboradores en la Región de Murcia, dijo en relación a su Crucificado de la Sangre, del municipio murciano de Cieza, que era la quintaesencia de la idea misma de imagen devocional. Ante este tipo de sentencias, ¿cómo lleva uno el ego, cómo lo controla?

Lo llevo bien. Yo soy muy romántico y muy idealista, pero tengo siempre los pies en la tierra. A todos nos gusta que nos digan cosas buenas de nuestro trabajo; en mi caso, no me puedo quejar porque tanto en Andalucía, mi tierra, como en otras zonas para las que he trabajado, como Castilla o el País Vasco, hay mucha gente encantada con lo que hago. Es lo que comentábamos del Cristo que estoy haciendo para Hellín (Albacete): veo tal entusiasmo en sus cofrades que a mí me entusiasma todavía más ponerme a trabajar. Sin embargo, también hay que respetar a todo el que no le gusten tus obras. Con lo que no estoy de acuerdo es con la costumbre que hay de tirar por tirar.

Hemos intentado establecer unas fases dentro de su trayectoria artística, tarea nada fácil, y hemos llegado a la conclusión que, tras un acentuado dramatismo en sus inicios, usted pasa luego a una etapa más serena e idealizada para acabar en la actualidad muy preocupado por la expresividad realista, caso del gesto de desconcierto y decepción del magnífico Herodes Antipas de la cofradía sevillana del Polígono de San Pablo. ¿Está de acuerdo?

Yo comencé mi carrera de pequeñito. Como todo el mundo sabe, estuve aprendiendo con Francisco Buiza, Rafael Barbero, Antonio Eslava y Sebastián Santos, y siempre tuve en la mente recoger lo bueno de mis maestros pero, al mismo tiempo, hacerme mi sitio y mi estilo. Nunca he sido conformista, siempre he sido muy exigente conmigo mismo. Yo podría haber hecho Cristos y Vírgenes por un tubo, pero como me gusta tanto mi trabajo y disfruto tanto con lo que me dedico, siempre he querido dar lo mejor, y para ello me he dedicado con empeño a la investigación del modelado, de las policromías, de las terminaciones, etcétera. Desde que empecé con mis Vírgenes y con mi Crucificado de la Sed, gráficamente la evolución podría establecerse como tú has dicho, pero a mí me ocurre que cada proyecto es una fase nueva; soy el mismo, la misma morfología, pero si juntas todas mis obras, todas ellas entre sí son diferentes. En el caso del Herodes y del grupo entero del Polígono de San Pablo, he recibido muchas felicitaciones y, según dicen, es de lo mejor que se ha hecho en la imaginería pasional de misterio.

 

 

 

Hablando de misterios, el que usted realizó de la Coronación de Espinas para Jerez de la Frontera logró un gran impacto visual al recrear el momento en que el soldado romano toma impulso para hundir, con una caña, la corona de espinas en la cabeza de Jesús. ¿Es difícil representar esos instantes de tanta intensidad dramática?

Es muy difícil. Además, ten en cuenta que, en este caso, yo era muy jovencillo y pesaba mucho la influencia de Sevilla, una influencia que no me gusta extender a otros lugares. Recuerdo que los cofrades de Pasión de Almería, cuando vinieron a verme para que les modelara el Cristo de Salud y Pasión, me pidieron una talla igual al Cristo de las Tres Caídas de Triana, y yo les dije que no, que ese Cristo era muy bonito pero que yo les hacía una obra totalmente nueva, con sello propio y diferente a la de Triana. Hoy en día, están encantados con la imagen. También les hice la titular mariana, la Virgen de los Desamparados, una Dolorosa con la boquita semicerrada y aires granadinos dentro de mi estilo que se parece mucho a otra que tengo en Picassent (Valencia), aunque ésta tiene las manos entrelazadas. No olvidemos que el nacimiento de la imaginería tuvo lugar en Granada.

Pues seguimos en Andalucía Oriental, y de Almería nos vamos a Málaga para hablar de otra de sus creaciones marianas más destacadas que usted mismo ha restaurado recientemente: la Virgen de la Paloma.

Sí, le hice un candelero nuevo y limpié su policromía porque tenía mucha suciedad acumulada. Es una imagen muy particular, de expresión medio sonriente a la vez que Dolorosa. Cuando me la encargaron, les dije a sus cofrades que quería ponerle los ojos del color de Málaga por la mañana, del Mediterráneo, esos ojos verdes que lleva y que creo fueron un acierto. Hubo mucha crítica cuando se presentó, porque en aquella época una Virgen que era poco menos que una Gioconda versionada en Dolorosa, y que encima era muy guapa y tenía los ojos verdes, resultó un poco chocante. Hoy en día es un icono de las Dolorosas nuevas, muy admirada en Málaga, que se alejó del tópico de Dolorosa cabizbaja y consumida, y que abrió la puerta a las Dolorosas de ojos claros. No digo que esto último lo descubriera yo, pero a partir de la Virgen de la Paloma salieron Vírgenes de ojos verdes y azules por todos lados.

Hay cierta confusión sobre la primera escultura que usted realizó: unos dicen que fue la Virgen de los Dolores, de la parroquia sevillana de San José Obrero, y otros la Virgen de la Concepción de Palma del Río (Córdoba).

Mi primera imagen la hago en la sacristía de San José Obrero y es la Virgen de los Dolores. Tenía yo 12 años, estaba con Buiza en el taller y era párroco del templo Manuel Garrido Orta, fallecido hace poco. La Virgen de la Concepción, a la que también tengo un gran cariño, fue mi segunda obra.

En su obra, junto a la herencia de maestros clásicos como Montañés, Mesa o Astorga, advertimos también la influencia de sus maestros contemporáneos en el oficio: Antonio Eslava, Rafael Barbero...

En los contemporáneos yo no me veo. Tal vez sí en la forma de trabajar, pero en la morfología y en la talla, no. Yo he sido como el actor que trabaja con varios directores y toma lo mejor de cada uno de ellos. De Francisco Buiza, un maestro fantástico que me enseñó la auténtica cocina de las bellas artes, me encantaba la valentía y la bravura que tenía a la hora de cortar la madera, pero nunca me identifiqué con su morfología ni con la de ningún otro de mis maestros. De Eslava me encantaba lo pulcro que era en la terminación de sus obras. De Sebastián Santos, su misticismo. El que más me gustaba era Barbero, al que nadie ha igualado en el arte de la miniatura.

¿Cree usted que Eslava y Barbero tienen el reconocimiento que merecen?

No, y eso es algo que me da mucha pena porque yo los he conocido y querido muchísimo. A Eslava se le ha acusado de ser un copista de él mismo, y no es así, hizo cosas muy bonitas pero siempre estuvo en la sombra. En cuanto a Barbero, ha sido una maravilla, nada más que por sus esculturas para el paso del Cristo de las Penas de San Vicente (Sevilla) y por sus marfiles para el paso de palio de la Virgen de los Dolores de la misma cofradía merece pasar a la historia. Sin embargo, tampoco se le ha hecho justicia.

 

 

 

Queremos hacer hincapié en dos obras que, desde nuestro punto de vista, se encuentran entre lo mejor de su trayectoria pero no son demasiado conocidas: la Virgen de las Siete Palabras, de Jaén, y el Cristo Yacente que recibe culto en la Catedral de Zamora.

La Virgen de las Siete Palabras la realicé para la Cofradía del Cristo de la Expiración, un Crucificado maravilloso, impresionante. Me dejaron carta abierta y salió esta Dolorosa maravillosa, de las mías más admiradas junto a otras como la Virgen del Rosario del Mar de Almería, que también fue muy aplaudida. La Virgen de las Siete Palabras es mi luz y guía de Andalucía Oriental, va mucha gente a verla y tiene una gran cantidad de devotos y admiradores. Respecto al Cristo Yacente, lo hice tras unas charlas a las que me invitaron en Zamora. Sus cofrades, en principio, me comentaron que no querían un Cristo moreno, yo les dije entonces que en Andalucía no sólo hacíamos Cristos morenos y Vírgenes guapas, y dejaron todo el tema a mi elección. Desde que la imagen quedó terminada en madera se quedaron prendados de ella, y allí sigue en Zamora, en la misma Catedral, pues el Obispo no quiso llevarla al museo. Yo me ciño a todo lo bueno, sea andaluz o no, y el Yacente, dentro de mi estilo, es un homenaje a la escuela castellana, de la que soy rendido admirador, de ahí la policromía marfileña del Cristo y el estudio de su anatomía.

Centrándonos ahora en Sevilla, ¿en qué ha cambiado el Luis Álvarez Duarte de la Virgen del Patrocinio al Luis Álvarez Duarte de la Virgen del Rosario Doloroso? ¿Cómo ha transcurrido su aprendizaje vital?

Creo que para cada sitio en el que he trabajado he dado lo que necesitaba el sitio en cuestión. En el caso de la Dolorosa del Patrocinio, fue el historiador José Hernández Díaz quien me buscó para hacerla y yo dejé muy claro desde un primer momento que la antigua Virgen que se quemó en el incendio de 1973 ya no iba a volver más, que yo iba a hacer una Virgen mía que recordara a la Señorita de Triana, y finalmente pienso que se logró. Se podía haber hecho una réplica más exacta de la que se perdió, pero creo que no tenía sentido. Incluso cuando me disponía a realizar el encargo hubo hermanos de la Cofradía del Cachorro que me pidieron una réplica de mi Virgen del Rosario de Córdoba, pues estaban totalmente enamorados de esta imagen.

También ha realizado piezas de pequeño formato para colecciones privadas.

Sí, encargos para particulares me llegan muchísimos, lo que pasa es que no puedo afrontar la gran mayoría por falta de tiempo debido a la gran cantidad de trabajo que tengo. Hace poco hice una réplica de la Esperanza de Triana a una señora muy devota de la imagen, y ahora estoy con otra de la Esperanza Macarena, pero más que nada por conocimiento y amistades ante las que no tienes más remedio.

Hablando de la Virgen de la Esperanza de Triana, usted afirmó recientemente que la Dolorosa no era ni de Juan de Astorga ni de Antonio Castillo Lastrucci, ¿en qué se basa para llegar a dicha conclusión?

La Esperanza de Triana fue una imagen muy tocada por José Ordóñez, quien también retocó la Virgen del Valle de Sevilla, irreconocible en fotografías antiguas. Yo a la Esperanza la catalogo como obra del siglo XVII. Cuando la repolicromé bajo el criterio de Hernández Díaz, el de toda la Junta de Gobierno de la hermandad y el mío propio al aceptar el trabajo, le hice antes unas catas para comprobar si existía policromía alguna de Ordóñez, pero la única que por entonces tenía pertenecía a Castillo, se había torcido y estaba verde y muy endeble. El busto completo, sin embargo, es del XVII. Yo conozco cada tipo de imagen según su procedencia y la morfología de la Esperanza de Triana, con su cabecita peloncita tanto para peluca como para vestirla sin ella, sus orejas muy terminadas, el candelero muy acusado... todo ello me lleva a ese siglo. También están los papeles del fuego de San Jacinto del que hablaban y las piezas que tenía su vestidor Francisco Morillo; todo ello lo encontré yo. El propio Morillo fue testigo de la intervención de Castillo, que sólo hizo las manos y la policromía, le puso ojos de cristal y las cejas arqueadas conservando su entrecejo tallado de dolor. La Virgen no es de Castillo ni de Astorga, con todos mis respetos para estos artistas. La Virgen es muy anterior, retocada, como ya he dicho, por Ordóñez, y también por Gumersindo Jiménez Astorga. Me siento pletórico de la intervención que le hice y cada vez más contento ante las felicitaciones y abrazos que recibo por ella, tanto de la gente joven y mayor de Triana como de la gente de fuera. Todos me dicen que la Virgen está ahora como nunca, después de veinte años en los que ha cogido su pátina y su color de antaño. Además, nunca engañamos a nadie: la Virgen de la Esperanza de Triana se repolicromó con los mismos criterios, y esto es algo que se dijo desde un principio. Jamás se tocó en ningún momento la mascarilla, algo que se puede comprobar mediante la mascarilla de marmolina que se le sacó de puntos antes de intervenirla.

 

 

 

No sabemos si por propia iniciativa o por imposición de la clientela, pero la estela de la venerada Virgen de la Esperanza de Triana está presente en algunas de sus Dolorosas, caso de la Virgen las Lágrimas de Utrera (Sevilla) o la titular mariana de la cofradía almeriense de la Sagrada Cena.

En Utrera gustaba mucho la Esperanza de Triana y se le dio a la imagen un pequeño aire, una cosita de pasada. La Dolorosa de Fe y Caridad, de la Cena de Almería, recuerda, pero básicamente la impronta, la belleza y el color, tú la pones al lado de la Esperanza de Triana y no tienen nada que ver la una con la otra.

¿Le gustaría disponer de más tiempo para trabajar la escultura de tipo civil?

Tengo mucho de ella. Hace poco terminé el monumento a Manolo Vázquez y ahora estoy con el dedicado a Raphael del que hemos hablado. Yo hago más imaginería, me siento muy contento modelando el tema civil, la escultura profana, el costumbrismo, pero lo que más siento y lo que más soy es imaginero.

Otra Virgen de la Esperanza: la de Málaga. Una Dolorosa que ya se encuentra en el taller para su restauración.

Entre los años 1969 y 1970, era yo entonces un crío, policromo de nuevo la Esperanza de Málaga y le tallo también el cuello, porque la Virgen no tenía cuello ninguno, ya que Adrián Risueño sólo había aprovechado la cabeza. Después le hice unas manos nuevas. Hace unos cuatro o cinco años, la Virgen sufre una limpieza total en la que lo único que hacen es alterar mi policromía, una limpieza que deja un antiestético brillo y con la que la hermandad no está contenta. Por tanto, lo que yo voy hacer es restaurar mi policromía, que es la única que tiene la imagen, hacer un nuevo candelero de abajo y colocarle lágrimas y pestañas nuevas. También voy a tallarle un nuevo juego de manos que voy a regalar yo por el cariño que tengo a la imagen. Creo que es una obra segura de Pedro de Mena.

A lo largo de su impresionante trayectoria artística, aparte de su talento y de su trabajo, queda claro que sus obras no dejan indiferente a nadie y siempre son objeto de multitud de comentarios por parte tanto del público como de la crítica especializada.

Es algo que yo no busco. Me consta, porque soy cofrade y tengo muchísimos amigos, que mis obras levantan, entre comillas, "pasiones y odios", y que no dejan indiferente a nadie. Sin embargo, yo vivo en mi mundo y a lo que voy siempre es a mi trabajo. Además, es mucho mejor y más preferible esa falta de indiferencia que el hecho de que tus obras pasen inadvertidas, sin pena ni gloria. También me ha pasado que han surgido proyectos que, en un principio, iban destinados para mí y luego han venido otros personajes muy nombrados en Sevilla a ofrecerse con su presupuesto bajo el brazo, les han dado esos proyectos y yo me he quedado igual, fenomenal. Nunca me meto en vidas artísticas de nadie ni de nada, yo voy a lo mío, y quien me conoce bien lo sabe de verdad.

¿Conocía el portal La Hornacina? ¿Está familiarizado con los medios digitales?

Sí, conocía la página, pero internet lo cojo poco, en contadas ocasiones. Es mi mujer la que está más familiarizada con el medio. Internet es un instrumento buenísimo. Yo tenía previsto hacer una web personal, pero finalmente no la voy a hacer por ustedes y por la cantidad de datos y fotos sobre mi obra que almacenan muchas páginas de hermandades y de particulares, caso de un chaval de Jaén que tiene un archivo fotográfico impresionante de mi trabajo. Quien quiera ver mis obras en internet, ya sabe donde tiene que buscar.

 

 

 

Pese a ser un artista tan afamado, hay creaciones suyas, además de las dos que hemos querido resaltar, que siguen siendo poco conocidas, caso de la Dolorosa que ha mencionado de Picassent (Valencia).

Hay muchas que no se conocen. En Picassent tengo tres Vírgenes más en el Convento del Corazón de Jesús. También en Solsona (Lérida) y Bilbao tengo imágenes de la que apenas se sabe nada. Mucho más cerca, en Dos Hermanas (Sevilla), está la Magdalena del altar mayor de la iglesia de su nombre, una talla grande, estofada y policromada, que incluso aparece en algunos sitios erróneamente como obra del siglo XVII.

Aparte del monumento a Raphael, la restauración de la Virgen de la Esperanza de Málaga y del Cristo para Hellín, ¿qué otros proyectos tiene para las próximas fechas?

Estoy restaurando una Inmaculada Concepción de vestir de principios del siglo XVII, de la Iglesia del Corpus Christi de Sevilla, que se encontraba en muy mal estado por una intervención nefasta. También estoy restaurando a María Auxiliadora, Alcaldesa de Morón de la Frontera (Sevilla). En cuanto a piezas nuevas, un Cristo Atado a la Columna, una Virgen para Ayamonte (Huelva), una Dolorosa para Bollullos Par del Condado (Huelva) y un Cristo Crucificado para la Cofradía de los Estudiantes de Linares (Jaén), pese a que dije en su momento que, en cuanto a Crucificados, me cortaba la coleta con el Cristo de las Cinco Llagas que hice para la cofradía sevillana de la Trinidad. También estoy con el diseño de unas grandes cartelas que están realizando los Hermanos Ramos para Caravaca de la Cruz (Murcia). Con toda la crisis que hay, la verdad es que yo no me puedo quejar para nada.

Para terminar, ¿cómo ve el futuro del oficio y el trabajo de la nueva hornada de imagineros, entre los que se encuentra su discípulo Ventura Gómez Rodríguez?

Yo sé quién va a llegar y quién no. Ventura es un chaval extraordinario, con el que ya llevo muchos años y colabora conmigo en muchos trabajos, caso de la reciente restauración del Cristo del Museo de Sevilla. Como siempre digo, podrá superarme pero nunca igualarme, porque yo tengo mi estilo y él tiene el suyo. Es una persona fantástica con la que no tengo secretos y, por supuesto, es el que más me interesa. Hay artistas que suenan mucho, que se dan mucho incienso, y yo creo que el incienso lo tiene que dar el pueblo, no ellos. Yo nunca me he dado en mi vida incienso y he tenido motivos, creo. Hay gente que tal vez es menos conocida y tiene más talento; en cualquier caso, desde el Cirineo que hizo Sebastián Santos para la Cofradía de Pasión de Sevilla, te aseguro que nadie ha conseguido provocarme el cosquilleo de la emoción con sus obras. Hay quienes trabajan muy bien, que hacen cosas bonitas, que lo mismo sirven para un roto que para un descosido, que lo mismo hacen un paso de palio, que visten una imagen, que ponen una flor... pero imagineros con la ortodoxia con la que yo siento la imaginería, hasta ahora ninguno. Por supuesto que hay gente que hace cosas buenas, sobre todo al principio, pero también es una pena que muchos se desvíen con la saca de puntos, ampliaciones, etcétera, y no estudien más, sobre todo la madera. Y aquí hay que cortar y trabajar mucha madera. La verdad es que el oficio de la imaginería como lo sé yo, lo sabe muy poca gente, porque he "mamao" en los talleres sevillanos más importantes y he estado con los mejores de Sevilla. Por otro lado, no paro de indagar y de tener ilusión, ya sea para trabajar en las más grandes ciudades o en el más recóndito de los pueblos. También he viajado al extranjero para aprender, y lo he hecho fuera y dentro no sólo de los grandes, sino de todos, hasta del carpintero menos conocido. Ahora me han nombrado Académico de Bellas Artes, algo que para mí ha sido un gran honor. Creo también que el mayor defecto es buscar la edad de Álvarez Duarte, sencillamente porque la edad y el arte no tienen nada que ver; eso puede afectar a un actor o a un cantante, pero no a un artista plástico. Yo voy a cumplir 60 años y me encuentro gozando de mi trabajo como el primer día.

 

 

Fotografía de cabecera de Sergio Cabaco

 

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