PEDRO GARCÍA VELASCO

Jesús Abades (10/07/2020)


 

"Me interesa expresarme jugando con el espacio y la materia y transmitir los sentimientos más profundos del ser humano"

 

 

Empezaste en tu localidad natal, Puente Genil (Córdoba), junto a tu tío Francisco Palos, un imaginero y tallista que realizó numerosos trabajos para la Semana Santa pontanesa y otras localidades de Córdoba.

Sí, exactamente, empecé con mi tío muy joven, tendría unos once años cuando empecé a ir al taller. Empecé a aprender dibujo artístico y luego los primeros pasos para tallar la madera y, posteriormente trabajé el barro, pero mis inicios fueron con la madera.

Tras un tiempo en Puente Genil, te trasladas a Sevilla para estudiar Bellas Artes. Allí recibes las enseñanzas de dos discípulos del escultor Francisco Buiza: con Juan Manuel Miñarro en la facultad y con Juan Ventura en su taller. ¿Qué recuerdos guardas de ese aprendizaje?

En el caso de Juan Manuel Miñarro, en la facultad nos dio nociones muy interesantes acerca del retrato y acerca de lo que es la psicología de la persona y cómo se refleja en las facciones del rostro a través de las expresiones. La expresión más habitual de una persona, con el paso del tiempo, va generando una serie de arrugas, es decir, va creando una fisonomía en el rostro. Os digo esto como ejemplo de mi aprendizaje en la facultad. También aprendí mucho de Miñarro acerca de la metodología de trabajo, él es muy metódico y muy sistemático. Me gustó mucho todo lo que pude aprender con él.

En el caso de Juan Ventura, aprendí acerca del taller, de las técnicas y del proceso de la imaginería, como las policromías y las restauraciones. Fue, además, muy interesante porque en esa época se restauraron en el taller figuras secundarias de misterios de allí, de Sevilla. Trabajar con esas imágenes tan conocidas fue muy motivador para mí.

Estudiando en la facultad te declaras admirador de Rodin y Kandinsky. Es curioso que el maestro de la abstracción lírica haya sido un referente para un escultor eminentemente figurativo.

La abstracción era una parte del arte que respetaba pero que no había llegado a asimilar, ni a entender, ni a fascinarme con ella. Fue leyendo un tratado de Kandinsky, conociendo su trabajo, lo que me abrió la puerta a la abstracción, a la comprensión de ese mundo artístico, y entendí que no era algo tan frío e irracional como pensaba, sino que también puede tener un componente emocional. También me fascinó mucho una obra suya que se llama "De lo espiritual en el arte" en la que Kandinsky narra cómo se produce el proceso del conocimiento artístico y del conocimiento general en una sociedad. Para esto emplea una metáfora sobre las personas que, como si subieran una montaña, van tirando del "pesado carro del conocimiento" hacia un horizonte muy lejano, hacia una perspectiva más amplia del conocimiento y del saber, mientras que los que están más abajo tienen una perspectiva mucho más limitada y más corta, entonces les resulta difícil aceptar y creer lo que los que van más arriba les van diciendo. Es una metáfora que me resultó muy interesante y me gustó mucho. Mi interés por Kandinsky me abrió un mundo totalmente nuevo.

Obtuviste una beca para estudiar en Italia, donde tuviste la oportunidad de trabajar otros materiales como el mármol y experimentar el proceso de la talla directa. ¿Tú consideras imprescindible para tu trabajo la visita formativa a Italia, como nos han dicho otros compañeros tuyos que también la han vivido?

Esta experiencia me aportó mucho a nivel personal y a nivel artístico por todas las vivencias que tuve y por todo lo que pude aprender. El compartir trabajos allí en la academia con compañeros de todas las partes del mundo o conocer la obra de tantísimos artistas del renacimiento o del barroco italiano, verte imbuido en ese mundo, te abre la mente y te hace tener una visión más flexible al aprendizaje.

Has tenido mucha suerte en tu formación porque tuviste también la oportunidad de recibir las enseñanzas del gran escultor Venancio Blanco, con el que experimentaste por primera vez el trabajo en bronce.

Lo conocí en un curso de fundición y dibujo artístico. Lo conocí en un curso de fundición y dibujo artístico. La verdad que fue una suerte poder conocer a Venancio Blanco, sobre todo sabiendo su trayectoria y la inmensa obra que realizó. Aprendí por supuesto los procesos de la fundición a la cera perdida. Era un gusto verle trabajar. Allí realizó una Santa Cena de pequeño tamaño en cera, que después se hizo también en bronce. Fue interesante ver cómo construía los volúmenes en el espacio a base de planos, lo que me ayudó a comprender otra forma de abordar la escultura.

 

 
     
     
PENSADOR ATORMENTADO
1997. Mármol gris Bardiglio de Carrara
 
CRISTO MUERTO
1997. Mármol gris Bardiglio de Carrara

 

Eres docente en la Escuela de Arte "Dionisio Ortiz" de Córdoba. Cuéntanos un poco la respuesta que recibes de tus alumnos y cómo ha sido tu trabajo en estos meses de confinamiento que hemos vivido.

En principio te diré que la docencia para mí es como un continuo reciclaje ya que supone ponerse al día con el conocimiento de todas las técnicas y con artistas de referencia, tanto de carácter histórico como actuales. Continuamente, además, se suele meter algo nuevo en las programaciones, porque son enseñanzas muy creativas. Los alumnos hacen trabajos muy interesantes y yo también aprendo mucho de ellos.

Durante el confinamiento, en las primeras semanas fue un poco frustrante y caótico porque no se sabía cuánto tiempo iba a durar ni qué es lo que iba a pasar. Hubo una sensación por parte de los alumnos como de rabia porque es una enseñanza en la que la práctica tiene un carácter principal. Yo tenía este año clases en los ciclos de artes aplicadas a la escultura, Técnicas Escultóricas y Ebanistería Artística, y claro, las prácticas son fundamentales. Los alumnos, sin poder ir a clase, no podían disponer del espacio ni del material que necesitaban para poder realizar estas prácticas. Hubo que buscar formas para poder paliar ese aspecto. Algunos alumnos se compraron materiales y herramientas y otros tenían la suerte de disponer de un pequeño espacio donde poder trabajar. No ha sido igual en todos los casos. Esto también ha provocado que algunos alumnos se hayan descolgado y hayan preferido repetir curso o no continuar. Es muy triste.

Has dicho que en tu obra hay múltiples referentes que van desde Salzillo y José de Mora hasta Juan de Mesa y Pau Gargallo, pero al mismo tiempo insistes en que tú siempre has intentado buscar un camino propio.

Tengo como referencias, como bien dices, a Gargallo, Salzillo, o incluso Montañés, Mesa y otros muchos. Los grandes artistas son referentes, y como tales, tienen esculturas con mucha enseñanza que dar.

Aparte, yo valoro todas las tendencias artísticas ya que considero que unas nos enseñan unas cosas y, otras, nos enseñan otras. De todo se aprende y yo intento sacar una lección de cada artista.

Tampoco me ciño solamente a la escultura religiosa. En este sentido siempre me ha llamado mucho la atención el espacio y trabajar los volúmenes, no tanto con materia, sino controlar el espacio en sí. De pequeño jugaba con un alambre y hacía estructuras de alambre, y era algo que me atraía muchísimo. De hecho, tengo algunas esculturas con las que juego con eso, con el hueco, con el espacio como parte integrante de la escultura. En la imaginería este lenguaje no es posible, no tiene cabida, siempre que hablemos de imaginería devocional o procesional. Yo me crié en el ámbito de la Semana Santa. Este aspecto fue el que me inició en este mundo, pero luego tuve la oportunidad de conocer que el arte va mucho más allá.

Tanto en tu obra de carácter civil como en la religiosa vemos una disparidad de estilos. En la obra civil, por ejemplo, conviven piezas figurativas con otras con las que, como dices, juegas mucho con los espacios. También hay esa abstracción a la que te refieres, unos volúmenes limpios y abstractos que a nosotros nos recuerdan a maestros como Baltasar Lobo, e incluso hasta detalles de estructura orgánica muy interesantes.

Siempre he sido muy inquieto y curioso, lo que me ha llevado a formarme en técnicas y lenguajes muy diversos. Esto me ha conferido una visión poliédrica del fenómeno artístico y escultórico. Me interesa por un lado, como ya he dicho, el expresarme jugando con el espacio y la materia, por otro lado me atrae mucho el transmitir los sentimientos más profundos del ser humano.

Por el hecho de trabajar como docente hay periodos en los que no tengo la posibilidad de trabajar en una producción más creativa o personal, pero la mente siempre está funcionando y sigue evolucionando. A lo mejor, en ese tiempo en el que no realizo materialmente una obra, la mente evoluciona, y cuando hago otra obra, se produce ese salto o esa distancia que hay entre unas y otras.

Y ese salto entre un estilo y otro, aunque más limitadamente, lo vemos en tu escultura sacra. Sabemos de tu gusto por la rama del Renacimiento más conectada con la Antigüedad clásica, visible más en tus cristos o en tus vírgenes, mientras que en las figuras de misterio hay más gusto por el expresionismo barroco.

En mis comienzos en la imaginería tenía como referente a Buiza, al que admiro. Sabéis que Buiza hacía una imaginería muy expresiva y fuerte. En estos últimos años he podido evolucionar a una forma de representación quizás más calmada, menos exageradas las expresiones, quizás un naturalismo o realismo más creíble.

Las figuras secundarias, para mí, son una oportunidad de indagar, profundizar en el alma del personaje de una manera más libre, puesto que no se deben a la rigidez que impone la iconografía de la divinidad o los santos.

 

 
 
GRUPO ESCULTÓRICO DE LA CONVERSIÓN
2016-2020. Madera policromada. Córdoba.

 

Has participado en muchas exposiciones de arte contemporáneo y en la gran exposición "Barro, madera y sangre" de Murcia sobre imaginería de la que ahora se cumple un año de su clausura. ¿Cómo definirías en tu caso la experiencia expositiva, tanto en un ámbito como en otro?

Participar en exposiciones, sobre todo colectivas, es siempre un aprendizaje. Se genera un diálogo entre las obras de diferentes autores que provoca una reflexión sobre lo que estás realizando. Te aporta nuevas ideas. Ves las obras desde diferentes perspectivas y te abre la mente a nuevos caminos. Es siempre una experiencia muy interesante y enriquecedora.

Llevas con mucho orgullo el premio "Duquesa de Alba" que recibiste por la escultura "Pensador atormentado". Supongo que, si no a nivel laboral, supondría al menos un antes y un después a nivel de crecimiento artístico.

Para mí, que era tan joven, supuso una inyección de ánimo. Recibir los consejos de una persona como Cayetana, que era una apasionada del arte, me motivó mucho y afianzó mi idea de seguir trabajando en lo que más me gustaba. Esa obra la presenté con anterioridad a la Bienal de Artes Plásticas de Córdoba, donde no fue admitida. Esto me desanimó pero después decidí presentarla en el Salón de Otoño de la Real Academia de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría de Sevilla y el jurado premió la obra. De todo se aprende y, quizás, de lo que más me di cuenta con ese premio es que hay que confiar en uno mismo, ser fiel a tu estilo y seguir siempre adelante.

La expresividad que caracteriza a tus obras quizás sea un reflejo del interés que has mencionado sobre captar la psicología del personaje en función de la situación que se representa.

Intento empatizar con el personaje a representar y no solo centrarme en su físico, sino indagar en su psicología y que ello se refleje en la obra: pienso en cómo se estaría sintiendo el personaje y trato de vivenciar la situación que se representa. Eso, por ejemplo, lo he llevado al extremo en la representación del Cristo de la Conversión de Córdoba, junto a varias lecturas de la bibliografía que, afortunadamente, cayó en mis manos y me ayudó a adentrarme en el contexto histórico y político, y en el sufrimiento físico que supuso para Jesús todo el trance que vivió. Esas lecturas me crearon una conciencia que me ayudó a representar la expresión de la imagen tal como la podemos ver.

 

 
     
     
SAN MATEO Y SAN MARCOS
2003. Cedro policromado y estofado (Puente Genil, Córdoba). Fotos: Manolo Gómez

 

Hablando del grupo cordobés de la Conversión del Buen Ladrón, sin duda tu obra más conocida, empezó reemplazando a un Cristo crucificado de otro gran escultor, Juan de Ávalos, por lo que la responsabilidad sería aún mayor a la que de por sí tenía la envergadura del encargo.

Realizar un misterio de esta envergadura para Córdoba era una gran responsabilidad, pero a este reto se sumó la presión de tener que sustituir la anterior imagen de Juan de Ávalos. Juan de Ávalos hacia un tipo de escultura muy monumental, con mucha fuerza en el uso de la masa y los volúmenes. A la hora de hacer el estudio anatómico tuve en cuenta que la imagen que se sustituía era suya. Entonces, en la realización de la anatomía, con los modelos que pude trabajar, intenté de alguna manera no distanciarme en exceso del tipo de representación monumental de Jesús, siguiendo el concepto de Ávalos.

En el caso de las figuras de los ladrones, volvemos un poco a esa dualidad de estilos y a ese contraste entre la serenidad clásica que representa Dimas y el convulso expresionismo de Gestas, con el que tú pareces querer ir mucho más allá con una exhaustiva documentación histórica y detalles que no suelen ser frecuentes en la imaginería de hoy en día como el vello en las axilas o el gesto violento y a la vez demudado del rostro.

Haces una lectura bastante acertada. Siempre intento subir un pequeño peldaño, un escalón más en lo que hago, lo que se traduce en más tiempo, horas y documentación para el trabajo. En los dos ladrones hay que representar la dualidad del bien y el mal: la persona que elige el buen camino y la persona que se distancia de las enseñanzas de Jesús. Yo lo hago no solamente en el movimiento o las expresiones de los rostros, sino también en el estudio anatómico: mientras que la anatomía de Dimas se halla más aproximada al ideal de belleza, a la juventud, y a un estado físico más saludable y atlético, a Gestas, en cambio, lo he querido representar con un físico más descuidado y tosco. La imaginería religiosa es muy teatral y se trata de aprovechar recursos escenográficos para transmitir una serie de ideas al espectador.

¿Estás contento con las reacciones de esta última figura de Gestas que has presentado recientemente?

Sí, ha tenido una acogida muy buena. He recibido muchas felicitaciones y creo que ha gustado bastante. La mayoría me dicen que les gusta por lo diferente que es, por lo original que resulta la manera en la que se ha planteado, lo que me anima a seguir trabajando en esa línea porque, de alguna forma, las felicitaciones de la gente te están diciendo que sigas trabajando, que lo que estás haciendo les toca el alma. Aunque no podemos quedarnos sólo en lo artístico. Lo importante es que el misterio cumpla la función para la que realmente se ha elaborado.

Es curioso, porque aunque se ha explicado muchas veces que se debe a la postura del antiguo titular de Juan de Ávalos, también en La Hornacina cuando publicamos esa efigie del llamado "mal ladrón", sigue resultando extraña la disposición del grupo escultórico de la Conversión para algunos.

Lo habitual es que el buen ladrón esté a la derecha de Jesús, pero los Evangelios no dan esa información. Es algo que corresponde a la tradición. La Hermandad quiso que el Cristo mirase a la izquierda como homenaje a la imagen de Juan de Ávalos, que miraba a la izquierda. Es normal que a la gente le sorprenda la disposición del misterio, pero cuando descubren el motivo les parece muy bello.

Terminamos dándote las gracias y queriendo conocer, si podemos saber ya algo, de algunos proyectos que tengas entre manos y que van a añadir nuevos retos y evolución a tu carrera.

Sí, tengo actualmente varias cosas entre manos, pero ya sabes que a los artistas no nos gusta desvelar nuestros proyectos hasta que llega el momento de que salgan a la luz. Espero pronto daros alguna noticia.

Gracias a vosotros por vuestro tiempo y por vuestra labor de divulgación del arte desde una visión tan cultural y constructiva.

 

 

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