Jesús Abades (08/03/2023)
"Por ser mujer, me han llegado a decir que yo no he hecho mis esculturas, sino que he barrido el taller"
¿La vocación artística nace o se hace? Salvo excepciones, creo que los que tenemos vocaciones artísticas las tenemos desde siempre. Yo al menos desde niña siempre la tuve por la escultura y el dibujo; estaba siempre dibujando cristos y vírgenes, especialmente los de los pasos que íbamos a ver en las procesiones. Ahora que se llevan tanto las "holycards", yo las hacía manualmente: veía cualquier imagen o cualquier paso, y cuando llegaba a casa las dibujaba. Tengo todos esos dibujos guardados. Tras el dibujo, comencé a jugar con la plastilina y el barro, sobre todo con el barro, modelando todas las imágenes que me gustaban. Así que siempre he tenido esa inquietud, que luego pasó del juego infantil al aprendizaje académico para ser una profesional con mi ingreso en la Escuela de Arte. Junto con las enseñanzas en la Escuela de Arte, decides aprender también en los talleres de imaginería. Yo he tenido dos maestros. Estuve siete años en el taller de Juan Antonio Blanco Ramos, que fue quien me enseñó el oficio. En realidad, yo me matriculé en la Escuela de Arte y Oficios con 16 años de edad, luego la dejé sin terminar los estudios y entro en el taller de Blanco Ramos con 21 años. Como tenía la espinita de no haberme sacado el título, volví a la Escuela, con el plan de estudios que hay actualmente, y lo obtuve en 2012. Luego entré en un segundo taller para seguir mi formación en el campo de la imaginería. Tu carrera se ha decantado por el belenismo, no sé si de forma voluntaria o por coincidencia de encargos. El mundo belenista no lo conocí hasta que entré en el taller de Blanco Ramos, donde me surgieron los primeros encargos. A raíz de uno, salió otro, y después otro y otro, y esa fue la forma en que mi carrera ha ido más encaminada hacia las figuras del Belén y el porqué soy más conocida por ellas. En el campo del Belén has recibido encargos muy importantes. Dicen tus colegas belenistas que es un campo lleno de posibilidades para la creatividad, en el que se mezcla lo sacro y lo mundano, y en el que cualquier artista puede dar rienda suelta a su fantasía por la riqueza de personajes y situaciones que muestra. Es un mundo amplísimo y un aprendizaje brutal. Un aprendizaje, por otro lado, que muchos compañeros no tienen. El Belén no solo lleva un aprendizaje de anatomía, sino también de ropajes y composición, y además su campo es muy variado, pues va desde lo más clásico hasta lo más moderno. Es un trabajo muy emocionante ya que forma parte del patrimonio sentimental y humanístico de las familias, con figuras que muchas veces se heredan de padres a hijos o de abuelos a nietos. Recientemente hice uno con la figura del Niño Jesús recién nacido y gateando hacia Dios Padre, que lo recibía para ofrecerlo al mundo. Fue idea del propio cliente y un encargo realmente bonito, además de muy poco visto. ¿Cuáles han sido tus mayores modelos a seguir en el belenismo? Me gusta todo lo que está bien hecho. El referente que he tenido más cerca, porque estaba también en el taller de Blanco Ramos, ha sido Abel Ruiz. Aparte, hay otros compañeros trabajando muy bien. Respecto a los clásicos, admiro a Castells, sobre todo, y a Mayo, que creó una verdadera escuela, especialmente para los que hacemos figuras hebreas. También me gustan muchos artistas italianos. |
Aunque te hayas especializado en el belenismo, cuando cambias de registro, caso del busto de Ecce Homo que modelaste hace unos tres años, vemos un resultado igual o más interesante, con piezas poderosas y contundentes, dotadas de un dramatismo que llega con gran fuerza al espectador. Aunque no tenga carrera en ese mundo, yo me he formado en el campo de la imaginería a tamaño natural o superior. A mí me gustaría poder entrelazar ambos mundos en mi trabajo y poder hacerme un hueco en la imaginería pese a lo complicado que es, porque la llevo en el corazón y para ella me he preparado. El Ecce Homo, por ejemplo, lo hice por gusto personal tras un viaje a Tierra Santa. También el Cristo de la Sagrada Cena que estoy modelando actualmente, sin encargo previo, solo por desarrollo personal. Con estas obras saco lo que llevo dentro a nivel emocional y los muchos años que llevo de estudios de imaginería. Cuéntame acerca de este Cristo de la Sagrada Cena en el que estás trabajando ahora. Me ha parecido también una obra realmente interesante. Está basado en una postal que me gustó especialmente. Es una obra en madera y telas encoladas, modelada hasta la cintura. Me gustaría exponerlo en Sevilla, mi ciudad, en uno de los altares efímeros que se montan con motivo de las fiestas del Corpus Christi. Ojalá y Dios quiera. Es un Cristo en el que trabajo entre encargo y encargo, que representa a Jesús bendiciendo el pan en la Última Cena. La verdad es que disfruto mucho haciendo este tipo de imaginería. Mi mente vuela cuando paso de lo pequeño a lo grande. Entiendo que por ese hueco que quieres hacerte en la imaginería a tamaño real, la iconografía es lo que menos te importaría. Pero aun así, ¿hay modelos por los que tendrías algún tipo de preferencia? Un crucificado siempre es el culmen de un escultor e imaginero. Hay que tener un bagaje, un conocimiento anatómico y muchas más cosas que conlleva hacer uno, entre ellas la creatividad, porque debes siempre hacer algo nuevo y no copiar lo que ya existe. Como dices, me gustaría cualquier obra, pero sí me haría especial ilusión una imagen cristífera para poder hacer una obra bonita y a la vez potente. ¿Qué aportaría el estilo de Guadalupe de Guzmán a la imaginería contemporánea? Aún no lo sé, porque tengo una cantidad increíble de influencias artísticas. Todo lo que me gusta quisiera incorporarlo a mi obra, pero eso es algo que ni siquiera yo, de momento, sé cómo podría hacerlo. Por otro lado, la imaginería es un arte que está vivo. Mucha gente cree que la imaginería contemporánea son copias del Barroco y del Neobarroco, y nada que ver. Siempre se puede evolucionar, aunque ello sea muy difícil, y la imaginería, de hecho, está evolucionando con influencias nuevas que se van incorporando. |
Te hacemos esta entrevista en las vísperas del Día Internacional de la Mujer. El pasado 2022 presentamos obras de cientos de profesionales de la imaginería, entre los que solo había cuatro mujeres. Qué tienes que decir. No lo sé. Es un trabajo muy vocacional, pero no entiendo como no hay más mujeres. También es un trabajo complejo y multidisciplinar, en el que tienes que controlar muchas facetas, pero es un trabajo muy bonito. Cierto es que siempre se ha creído un trabajo masculino, o al menos a mí me lo han hecho creer. De hecho, hasta me han cuestionado mi condición de escultora poniéndome de pintora o, como mucho, de pintora o policromadora de las esculturas que tallaba un escultor varón. Parece que hay gente que les cuesta entender que una mujer pueda esculpir con una gubia o tallar la madera o la piedra, y eso que escultoras ha habido siempre. No hay duda que discrimación hay en todos los ámbitos, incluyendo el laboral y el artístico, pero, ante los datos que tenemos, parece que en la imaginería es especialmente virulenta. ¿La has sufrido personalmente? Sí. A raíz de la pareja de ángeles que realicé para la Virgen de los Desamparados de mi barrio hispalense del Parque Alcosa, llegué a escuchar, por parte de gente de la hermandad y del barrio, que no los había hecho yo, sino mi maestro, que yo me había limitado a barrer su taller. Según esa gente, las obras estaban muy perfectas para haberlas podido hacer yo misma. Yo entiendo que no están hablando de mí, sino de ellos mismos y de sus limitaciones. Ninguno de ellos, además, me había visto realizar los ángeles en el taller. Uno de los beneficios, por ejemplo, que tienen hoy las redes sociales es que puedes abrir en ellas tu taller para que la gente pueda verte trabajar y no poder volver a cuestionar tu autoría, pero a veces ya me aburro mucho de tener que estar demostrando mucho más que mis compañeros varones. Las mujeres tenemos que demostrar el doble; en mi caso, no solo el trabajo bien hecho, sino el haberlo hecho yo misma sin ayuda de nadie. Y eso a veces te hace decir "que piensen lo que quieran" porque acabas muy cansada. ¿Tu crees que, si hubieras nacido hombre, con las dotes que tú tienes, las cosas serían distintas? No me he parado nunca a pensarlo, pero puede ser. Como ya te digo, hay gente que da por hecho que, por ser mujer, hay partes de tu trabajo que no puedes hacer, como el simple hecho de coger un taladro o mover una imagen con firmeza, seguridad y sin miedo, cuando son cosas que yo puedo hacer igual o mejor que un hombre, entre otras cosas porque lo llevo haciendo desde que tengo 20 años. Con formación y con conocimiento de las herramientas que estás utilizando, se hace todo, seas hombre o mujer. Y el que piense que las mujeres no podemos hacerlo, está hablando de sus limitaciones, no de las nuestras. ¿Crees que fundamentalmente es un problema de educación? Totalmente. Y de desconocimiento, pues todavía estamos en la época de creer que la mujer se limita a barrer los talleres. Y lo peor es que te tienes que aguantar y gestionarlo, aunque que la frustración es muy grande. Lo importante en todo caso debería ser la obra y no cosas como el género de quien la haga. Yo escuché a un aprendiz de imaginero, precisamente a raíz de una discusión por un 8 de marzo, decir que había oficios que no eran para mujeres, entre ellos la imaginería. Un nivel de machismo insoportable. ¿Y tú no crees que ese machismo lleva consigo una represión, un complejo de inferioridad y, sobre todo, un miedo a lo que puedan llegar las compañeras mujeres? Claro, sobre todo un complejo de inferioridad muy grande y una falta de formación y educación. Además, cuando te ven con capacidades, más miedo tienen. Pero ahí seguimos, en la lucha, aunque a veces, como te digo, una esté muy cansada de demostrar más que los otros. Tampoco creo que esos hombres machistas sean hombres que conozcan bien a las mujeres, y por ello no saben que nosotras podemos hacer lo que queramos hacer y que no hay nada de hombre ni nada de mujer. ¿El estímulo artístico debe prevalecer? ¿Si pudieras elegir volverías a nacer escultora e imaginera? Sí, porque la satisfacción que te da este trabajo no tiene precio, sobre todo cuando llegas al corazón de la gente. Se pasan muchas penurias, es un trabajo muy difícil y complicado, que te exige abarcar muchas cosas y hacerlas todas bien: el dibujo, el modelado, la talla, la policromía... hasta afilar bien tus herramientas, preparar bien el estuco y gestionar con acierto lo que se llama "la cocina de taller". Y encima hacer algo que llame la atención y que emocione. Pero incluso pese a toda esa complejidad, y en el caso de algunas mujeres como yo, en los que se duda incluso que trabaje la madera, compensa, claro que compensa cuando emociona a las personas. ¿Y qué le dirías a una chica que quisiera ser imaginera? Le contaría los pros y los contras, que conociera bien a lo que se enfrenta. Le diría que es un oficio muy bonito, pero también muy complicado, con muchas horas de trabajo y estudio y en el que tienes que estar formándote y reciclándote continuamente, pendiente además de los avances en nuevas técnicas y materiales. |
¿Y a ti te llegan al corazón las obras que se hacen hoy en día? Algunas sí. Se está trabajando muy bien. Hay obras que están avanzando y tienen esa magia trascendente que debe tener la imaginería con ese pellizco al corazón. ¿Crees que nos queda mucho camino para lograr una verdadera igualdad entre mujeres y hombres? Nos queda, pero sobre todo, en lo que se trata de escultoras-imagineras, lucharíamos más si fuésemos más. Seríamos mucho más visibles si fuéramos más mujeres. Sin embargo, realmente no creo que el oficio llame mucho a las mujeres. Ahí nosotras lo vamos a tener más complicado. Las que están son unas guerreras, trabajando y siendo grandes maestras. Pero el problema es que somos muy pocas y eso nos invisibiliza. ¿Y qué solución piensas que puede tener eso? Aparte de tratarnos todos como iguales, tener más presencia en ejemplos como exposiciones. Yo participé hace más de un año en una exposición cofrade de mujeres, artistas y restauradoras, en Chiclana de la Frontera, pero escultoras estábamos solo Lourdes Hernández y yo. Lo principal pienso que es visibilizarnos y trabajar con la calidad que demuestran las compañeras, que son unas grandes maestras. En el caso de esas compañeras, me consta sobradamente lo contrario, pero en el de la clientela no sé si os habéis encontrado con mujeres colonizadas por el heteropatriarcado que también hayan discriminado vuestro trabajo. Mi clientela está encantada con mi trabajo, porque ha buscado la obra y ha quedado satisfecha, le da igual que sea hombre o mujer. Pero también obviamente puede haber un problema de desinformación y de bases por parte de todo el mundo. También es verdad que el machismo nace en la mujer, porque cuántas veces, en el mundo cofrade, escuchamos por parte de las mujeres: "no, mujeres acólitas no, que queda muy feo". Por tanto, si el encargo de la imaginería viene de las hermandades, y en seno de las hermandades, no todas por supuesto, todavía está mentalidad por parte de hombres y mujeres, por mucho que poco a poco se esté disolviendo, vuelvo a decir que hay un problema de formación. Quizás por todo lo anterior que me cuentas, haya mujeres que tengan vocación imaginera pero se lo piensan mejor y decidan, en el mejor de los casos, optar por otra rama artística. No sé si hay mujeres que se lo hayan planteado y no lo hayan desarrollado, pero se entiende; porque como ya hemos hablado, hay momentos en los que te cansas de luchar ante tanta estupidez humana. De todas formas, yo creo que como es algo tan vocacional, la persona que lo sienta, ya sea hombre o mujer, luchará por conseguirlo. Insisto en que realmente no hay ese movimiento de mujeres escultoras que sería tan necesario. Aparte de ese proyecto del Cristo de la Sagrada Cena para el Corpus sevillano, que esperamos se cumpla, ¿cuáles son los otros proyectos en los que te encuentras trabajando? Mis primeros evangelistas, cuatro tallas que irán para el paso el paso de la Hermandad de la Expiración del municipio gaditano de Espera. El 9 de marzo entrego los bocetos en barro de 40 cm, que es lo que procesionará este año, y en 2024 irán las obras ya concluidas en madera tallada, dorada y estofada, que puede ser incluso que tengan un tamaño superior. También estoy trabajando para el paso de palio de la Virgen de las Penas, de la Hermandad de la Sentencia de Úbeda (Jaén), para la que el año pasado hice la capilla frontal y este año se estrena una lateral con el grupo de San Joaquín, Santa Ana y la Virgen Niña, que va tallado en madera de cedro con una altura de 25 cm. Ahora el grupo está en el dorador y falta el temple y la policromía. Este año, además, será en Sevilla, a partir del 31 de octubre, el Congreso Internacional de Belenismo, en cuya preparación participo. Contará con una exposición de artistas sevillanos en la que estaré modelando en directo solo para congresistas. También tendrá una feria pública en la que se exhibirán mis piezas. ¿Gracias a Internet la gente sabe lo de que "quien busca, encuentra"? Es la manera actual de abrir tu taller, de darte a conocer, de exponer tu trabajo y de estar en contacto con la gente. Si no estás en las redes sociales, no existes. Me gusta, además, mantener en ese contacto y enseñar lo que pueda enseñar. La mejor galería de arte que existe ahora mismo es Facebook e Instagram. |
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