RAFAEL MARTÍN HERNÁNDEZ

Jesús Abades (30/05/2020)


 

"Huyendo de posturas forzadas y expresiones irreales, el espectador conecta más fácil con la obra"

 

 

¿Te trasladaste de Cádiz a Sevilla, concretamente a Mairena del Aljarafe, por razones laborales?

No, yo vine desde Cádiz con mi familia teniendo apenas unos meses de edad. Estuve viviendo primero en Triana y ya en el año 89 me vine a Mairena del Aljarafe. Realmente me he criado en Sevilla.

¿Cómo despertó tu vocación artística?

Cuando era pequeño, mi padre, que era sevillano, me llevaba a ver las procesiones, y mi madre me acompañaba a ver las iglesias. De ese interés empecé a hacer mis propios pasos. De pedir que me compraran el típico Cristo de Medinaceli o la típica virgencita, pasé a hacerlos yo mismo. Recuerdo que yo quería una Piedad pequeña y que fuimos al taller de un escultor que había por la calle Muro de los Navarros; como hace muchos años, ni recuerdo quién era. Lo que recuerdo es que, como el escultor era carísimo, mi padre me propuso que la hiciera yo. Y decidí hacerla yo. Y a partir de ahí ya vino mi acceso al taller de Antonio Dubé y demás.

Habías hecho varias obras antes, pero no fue hasta el año 2005, con un busto de Ecce Homo que obtuvo el tercer premio del certamen de imaginería que se celebraba en Churriana de la Vega (Granada), cuando quizás tu trabajo empezó a alcanzar una gran repercusión.

Una obra en la que me inspiré en el Cristo de la Agonía de Juan de Mesa. Poco antes, a raíz de una exposición de crucificados en el Museo de Bellas Artes de Sevilla, yo había adquirido un libro de Martínez Montañés en el que salía esa imagen de Mesa; me enamoré de ella y quise representar una imagen semejante con tanta expresividad, basada en el Laocoonte. La verdad es que me hizo mucha ilusión hacer ese Ecce Homo. Lo modelé en barro y estuvo expuesto en un escaparate sevillano de la Magdalena durante la Cuaresma y la Semana Santa. Sería por el año 2004 ó 2003. Luego participé con ella en el concurso de Churriana, que curiosamente sólo contemplaba dos premios, pero cuando se decidió el fallo, me llamaron para decirme que, como había gustado tanto, decidieron crear un tercer galardón para poder premiarla y quedársela en Churriana. Primero se conservó en el ayuntamiento y ahora recibe culto en la iglesia del pueblo.

Por entonces te considerabas un gran admirador no solo de Juan de Mesa, sino también de Gregorio Fernández. ¿Han ido cambiando mucho tus referentes con el paso del tiempo?

Con el paso de los años he conocido también mucho la figura de Francisco Salzillo, y la verdad es que me ha cautivado la plasticidad de su escultura. También he descubierto otros autores centroeuropeos muy interesantes, como Georg Petel. Quizás no he bebido tanto del dramatismo de Gregorio Fernández, o al menos no tanto como del que he ido bebiendo de otras escuelas, como la murciana o la granadina. Por otro lado, el hecho de viajar hace también que tengas contacto directo con otras obras, no solamente a través de los libros.

 

 
     
     
Flagelación y Oración en el Huerto (Guatemala)

 

Junto a tu formación académica, el aprendizaje práctico en el taller lo hiciste junto al recientemente fallecido escultor Antonio Dubé de Luque. ¿Qué recuerdos guardas de él y de esos años en su estudio?

Excelentes. Yo estuve con Dubé unos diez años y en ningún momento me levantó la voz, ni tuve ningún problema con él, todo lo contrario. Además de sentir una gran libertad en el taller, porque nunca controlaba todo lo que hacíamos al cien por cien, era una persona muy amable, tenía muy buen trato con sus discípulos. Demostraba también mucha técnica, no se cohibía a la hora de enseñar; al contrario, ofrecía todo lo que sabía. También tenía muy bien humor, solía contar muchos chistes, por lo que realmente disfrutabas mucho con él en su taller. Te contaba anécdotas de trabajos en los que había intervenido o de las hermandades de Sevilla, por lo que estar a su lado era igualmente muy enriquecedor.

Desde tus primeras obras te has apartado de lo habitual en la imaginería andaluza de tu tiempo. Has huido de artificios y has optado por un realismo más comedido, sobrio y sintético, preocupándote más por la expresividad y el alma interior de las figuras. No sé si cambiarás o estás cambiando hacia un estilo diferente.

No, yo considero que mi línea siempre va a ir por ahí. Como bien dices, siempre he huido de los artificios porque siempre he querido que mi obra sea convincente. Creo que a través de esa cualidad se llega de forma más natural al espectador y puedes comunicar sentimientos con los que pueda sentirse identificado. Creo que huyendo de esas posturas forzadas y de unas expresiones irreales, el espectador conecta más fácil con la obra. De hecho, de la mía suelen destacar la naturalidad, parece que gusta ese aspecto de mi trabajo.

Vemos en tu trayectoria varios estudios aislados de pies y manos; detalles que, en opinión de algunos expertos, reflejan la mayor dificultad de la escultura, así como la maestría del escultor si las resuelve con acierto.

No estoy tan de acuerdo en ese sentido. Yo creo que lo más complejo a la hora de hacer una escultura es, precisamente, la coherencia entre todos sus elementos. Que todo siga unas pautas, unas proporciones, un movimiento... Eso es para mí lo más complejo. Esos trabajos de pies y manos son, normalmente, trabajos que hacía en la facultad de vaciado, talla en piedra, talla en madera... Yo siempre recurría a manos y pies, porque, como bien dices, ofrecen una gran dificultad técnica, pero sigo pensando que la coherencia interna de una escultura, los ritmos de la figura en movimiento, son muchos más complejos de resolver. Y por supuesto que sea un movimiento natural y coherente, que todos los elementos sigan una lógica.

 

 
 
Virgen de la Caridad (Valladolid)

 

Trabajas sobre todo la madera y el barro, aunque conocemos alguna pieza tuya en mármol. ¿Te gustaría experimentar con otros materiales como la piedra y hacer otro tipo de escultura como la monumental?

Más que la piedra, me gustaría mucho trabajar el bronce, hacer un trabajo como "Los burgueses de Calais" de Rodin. Me gusta mucho el estudio de ese conjunto y cómo se relacionan entre sí las figuras que lo componen. Un tema monumental así me encantaría, pero sé que es muy complejo y difícil que te encarguen algo de esas características; lo más puede ser un busto o una figura exenta. Lo veo complicado, pero sería un sueño.

Tu obra sacra es mayormente para las hermandades y cofradías de penitencia. ¿Te gustaría que te encargasen una imagen que no formase parte del ciclo de la Pasión?

Pues precisamente ahora me han encargado mi primera virgen de gloria, que tendrá como destino la localidad francesa de Saint-Gilles. Quieren incluso allí hacer una romería con ella. Será una imagen de 120 cm de altura, muy bonita, mi primera imagen mariana de gloria que me permitirá analizar un tipo de expresión distinta hasta ahora en mi carrera. Con la tesis de expresión facial que hice, ya tenía ganas de trabajar los matices dentro de la sonrisa y el gozo. La verdad es que estoy muy contento con este proyecto.

Háblanos de tu docencia en la Universidad de Sevilla y de la motivación artística qué ves en tus alumnos.

Doy clases de procedimientos escultóricos y fundamentos de la escultura. Ahora con la pandemia las doy online a través de una plataforma de la universidad. Me ha sorprendido que los alumnos, no todos pero sí la gran mayoría, acudan a las teóricas. También han estado tallando el bloque de escayola y les he visto muy motivados. Es cierto que, comparando este momento con la época en la que yo estudié, los veo menos comprometidos. En mi época todos mis compañeros y yo estábamos mucho más en las aulas, y hacíamos también propuestas muy ambiciosas para los proyectos de la asignatura. Ahora veo que hacen proyectos menos ambiciosos. Los veo en general como más temerosos, pero detecto a alumnos que se van soltando y a algunos que tienen un gran talento para elaborar ideas muy conceptuales y muy interesantes. En ese sentido también ha cambiado mucho la carrera: han pasado de cinco a cuatro años, las horas lectivas se han reducido... Eso también afecta. La calidad de la enseñanza actual, en comparación con la que teníamos en aquélla época, es en general menor. Asignaturas que entonces eran anuales ahora son cuatrimestrales. Esa carencia la sufren los alumnos y eso se nota en la calidad y en lo que te he comentado de la ambición en los proyectos.

Además de tu labor docente, has publicado varios artículos sobre escultura e iconografía. De hecho, algunos de ellos los tenemos publicados en La Hornacina.

Siempre me ha gustado mucho, y además, para acceder como docente en la universidad, tienes que hacer publicaciones. Ahora mismo no dispongo de tanto tiempo como antes para publicar y por eso tengo un poco parado el tema. Tengo muchísimos libros, soy el típico de las ferias del libro y el que, cuando va a una ciudad, suele comprar todos libros que tienen algo del arte y de los escultores de la zona. Poquito a poco me he hecho de una buena biblioteca. Desde pequeñito, el regalo de reyes que quería siempre era un libro de arte.

 

 
 
Exaltación de Cristo (proyecto)

 

Dentro de la variada iconografía que has cultivado destaca especialmente la de la Virgen Dolorosa, todas dentro de tu estilo aunque con diferencias entre ellas.

Siempre tengo ideas para que la nueva sea diferente a las anteriores porque, como bien dices, todas mis dolorosas son diferentes: algunas más jóvenes, otras más maduras, unas más simétricas, otras rompen la simetría girando la cabeza... Como es una encarnación de un sentimiento, cada una de ellas me la planteo como una muestra de ese sentimiento. Entonces vienen a mi mente muchas ideas que quizás no son compatibles con los gustos actuales, ni con el estilo de la virgen castiza, sevillana y morena, ni con la otra corriente que busca más el tipo conventual y dieciochesco. Tampoco me gusta seguir ninguna moda, al contrario: cuando he visto una moda, normalmente he ido por el lado contrario. Este punto quizás haya sido perjudicial para recibir encargos pero yo me siento más identificado con esa forma de obrar.

Quizás no haya sido tan perjudicial, cuando entre los destinos de tus dolorosas, se encuentra Valladolid, una ciudad que, aparte de difícil por su exigencia, es la gran resistencia a los modelos andaluces.

Es que yo no hago las imágenes siguiendo la típica estética sevillana: morenas, frontales, con grandes ojos y grandes pestañas, los ojos muy perfilados... Como no sigo esa línea, la dolorosa vallisoletana de La Sangre, que en principio elaboré para mi taller y luego la publiqué en Internet, gustó tanto a esa hermandad porque encajaba perfectamente con la estética castellana que siempre me ha atraído tanto, alejada de los prototipos sevillanos. Al principio había en Valladolid gente muy reticente a que entrara una dolorosa sevillana de candelero, pero al final la acogida fue maravillosa. Los reticentes en la hermandad cambiaron completamente el chip y la acogieron estupendamente. De hecho, al poco tiempo, surgió la de la vecina Segovia.

Hay un contraste entre la actitud de tus figuras de Cristo y María, en las que vemos una actitud calmada y reposada propia de las "estatuas divinas", y tus figuras de misterio, las mal llamadas "secundarias", con las que te permites muchas más licencias de soltura y gesticulación.

La complicación de las imágenes titulares es que, cuando las descontextualizas del paso y las llevas a un altar, tienen que funcionar también, aisladas y en conjunto. No les puedes aplicar movimientos complejos que no tengan nada que ver con su escena. Esa libertad te la dan los sayones, los romanos, etcétera, que como van a funcionar siempre en conjunto, eres más libre a la hora de recrearles expresiones más exageradas o movimientos más sueltos para potenciar el dinamismo y la lectura de ese conjunto. De hecho, ahora tengo en el estudio un romano para Alcalá de Henares que no he podido presentar todavía y que lo más probable es que se presente ya el año que viene. Es una imagen bastante serena aunque tiene una expresión en su rostro muy peculiar, de malicia, diferente a la típica de ira o amenaza. He querido representar otro tipo de emociones más complejas. Aparte de que es una imagen que hay que verla en su conjunto, con el Cristo al que están desvistiendo.

Imposible no mencionar a Alcalá de Henares, una ciudad para la que trabajas muchísimo.

Allí empecé con una dolorosa, la Virgen de la Misericordia para la Hermandad de los Trabajos, en 2008. Luego vino el misterio conventual del Nacimiento de Jesús con la Virgen María y San José, después el Jesús Despojado y la Virgen de Paz y Esperanza, y ahora, el misterio para mi imagen de Jesús Despojado en el que me encuentro trabajando. Mi madre es del País Vasco, yo siempre he viajado mucho al norte de España, y, desde allí también a toda la zona de Castilla, por eso he ido a Valladolid desde pequeño. Entonces, creo que como he bebido tanto de la estética del norte, quizás por eso mi obra encaja muy bien en esa zona.

 

 
     
     
Jesús Soberano (Santiponce)
 
Virgen de los Siete Dolores (Segovia)

 

Has hecho varios trabajos de restauración y conservación siguiendo criterios científicos, pero con el Cristo Resucitado de Jerez de los Caballeros (Badajoz), una obra abocetada por Luis Ortega Brú que su hermano Augusto pasó a la madera a escala real, llevaste a cabo una intervención que incluyó, entre otras tareas, la aplicación de una policromía que nunca tuvo, lo que generó cierta controversia.

Vi algún comentario en las redes sociales pero muy poquitos en contra. A nivel académico no me ha llegado ninguna crítica y en el pueblo todo lo contrario. Te explico cómo fue ese asunto: a mí se me solicita para este trabajo y yo, en un primer momento, le digo a la hermandad que no, que no me parecía lo más apropiado acabar una obra que, por las circunstancias, estaba en ese estado. Cuando ellos contratan la imagen, la contratan con policromía. Al morir Ortega Brú la obra la termina su hermano. Entonces ellos no adquieren la obra que habían encargado; una vez finalizada, no era la misma obra que ellos habían aprobado en el boceto; por eso nunca cuajó en el pueblo ni en la hermandad. También tenía muchos problemas de construcción, porque sabemos que técnicamente, a veces, Ortega Brú tenía esos problemas. Era una imagen con muchos problemas de consolidación, los nudos se estaban desprendiendo, estaba muy agrietada y el barniz se había oscurecido; tenía muchos repintes para ocultar esos nudos y había mucho contraste. Luego estaba la cuestión del veteado, porque está tallado en pino, a diferencia del Resucitado de Jerez de la Frontera que está tallado en cedro, lo que desvirtuaba el modelado de la imagen. Todo eso se analizó con la hermandad y se sopesó que, a la hora de consolidar las grietas, al ser una obra que estaba sin encarnadura, esas consolidaciones al final se iban a acabar notando. Entonces se barajó hacer un estudio de la policromía de Ortega Brú. Al tomar mi maestro Dubé de Luque muchas técnicas de Ortega Brú, estuve estudiando y aplicando algunas de ellas, como el uso de las transparencias en el sudario, para que se percibiera la textura y el colorido de la veta de la madera. En cuanto al modelado del cuerpo, usé sus mismas sombras con azules y rojos que potencian mucho la anatomía. Una de las cosas que me pidieron fue suavizar el modelado y yo les dije que no, que de talla no se tocaba. La única excepción fue uno de los ojos, que estaba descompensado y, al policromarlo, se iba a notar mucho esa descompensación, de ahí que se retocara para nivelarlo con el otro. Pero el modelado general de la obra no se alteró en absoluto. Ellos en principio expusieron este trabajo a Ángel, el hijo de Ortega Brú, que aceptó policromarlo, pero al no tener formación académica, la Junta de Extremadura y el Arzobispado de Badajoz desestimaron su oferta. Finalmente, la hermandad decidió apostar por mí. Yo les dije que iba a intentar ser lo más fiel posible a Luis Ortega Brú. Tampoco usé unas pátinas tan duras como las de Luis porque la hermandad no me dejó, pese a que yo les enseñé ejemplos de imágenes suyas, pero ellos no querían eso, por lo que tuve que hacer una recreación basándome en la estética de Brú pero también respetando los deseos de la hermandad. La verdad es que fue un trabajo muy complejo y complicado. La hermandad quería policromarlo, de forma que si no lo hacía yo, lo iba a hacer otro, y bueno yo al menos me comprometí a no hacer con el Cristo lo que me diera la gana y no llevármelo a mi terreno. A mí me gusta mucho la figura de Ortega Brú, soy de la Hermandad de San Gonzalo y he visto durante toda mi vida sus imágenes. Siempre quise respetar a su autor.

El último encargo que has presentado, las tres hechuras cristíferas para el cortejo procesional de Las Tres Potencias de Ciudad de Guatemala, una de las hermandades más importantes de Latinoamérica, es probablemente el más ambicioso que has recibido hasta la fecha.

De hecho, una de las ideas del presidente de la hermandad era que el encargo fuera español, o sea que aunque respetara elementos de la estética guatemalteca, fuera una aportación en recuerdo del intercambio de imágenes que hubo en el siglo XVI y XVII entre España y Guatemala. Por otro lado, allí también hay obras neoclásicas y románticas; muchas imágenes son barrocas, sobre todo las de Cristo, pero no todas; en Guatemala tienen un abanico amplio en imaginería en cuanto estilos, y aunque repitan mucho la iconografía de Jesús Nazareno, las hay muchas y muy diferentes. Realmente me dieron mucha libertad, y aunque yo, por ejemplo, soy mucho de hacer ojos claros, ellos querían que los ojos fueran oscuros y que las carnaciones de las imágenes fueran morenas. Pese a ello, acabé matizando mucho; los ojos los he puesto más bien verdosos, y la tez no la puse morena en exceso. Y aun así están encantados con las imágenes, han tenido muy buena acogida, incluso más de lo que ellos pensaron en un principio. Ha sucedido algo parecido a lo de Valladolid, donde apostaron por una obra de fuera que, al final, pese a algunos miedos iniciales, se ha acogido muy bien. Fue un proyecto muy bonito para mí porque conocía la Semana Santa de Guatemala y me pilló por sorpresa. Además, tampoco conté con mucho tiempo para hacerlo, solo nueve meses en los que tuve que tallar las tres imágenes. Y a ello súmale los romanos de Alcalá de Henares, la restauración de la Patrona de Pozuelo de Alarcón y las clases en la facultad. La verdad es que han sido muy duros estos últimos meses, pero otra de las recompensas es que ya están surgiendo nuevos proyectos para allí, para Guatemala.

Entre las clases y los muchos proyectos que tienes, no te habrás aburrido durante el confinamiento.

Yo no me he aburrido nada, necesito unas vacaciones como el comer porque llevo desde el verano pasado sin descansar, ni siquiera en fin de semana, solo algún día de alguna semana pero poco, estoy todo el día metido en casa. Cuando empecé con las clases pensé que el ir a la facultad me serviría para desestresarme, y resulta que, en marzo, cuando termino esos proyectos, me vuelven a meter otra vez en casa, así que imagínate...

Y ya para terminar, Rafael, cuáles de esos proyectos nos puedes ir adelantando.

La virgen que te he comentado que estoy haciendo para Francia, que se llamará Nuestra Señora de la Esperanza y que, curiosamente, al ir para Saint-Gilles, una localidad próxima a Nimes donde predicó San Gil, va a ser la Esperanza de San Gil como la Macarena. También estoy haciendo mi primer crucificado para una hermandad y es para Berja, una localidad de Almería para la que también restauré las imágenes del Cautivo y la Virgen de las Mercedes. Aparte de esto, tengo también otros proyectos que están pendientes de negociaciones para Guatemala, como te he dicho, y también para Toledo. Van llegando muchas cosas que hay que valorar.

 

 

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