ÁNGEL SARMIENTO RECIBE EL XVIII PREMIO LA HORNACINA

Jesús Abades y Pichi Gardel (09/10/2024)


 

"Creo que mi generación tiene de peculiar que nuestros referentes no conocen límites"

 

 
 
La entrega tuvo lugar en el recientemente inaugurado Espacio Sacristía de Antequera, ciudad natal del artista. El nuevo espacio expositivo es fruto de una iniciativa cultural que pone en valor el potencial del Barroco de la antigua iglesia hospitalaria de San Juan de Dios y lo interconecta con nuevas formas y expresiones artísticas.

 

¿Te esperabas las reacciones que siguieron a la concesión del premio?

Sí, fue justamente lo que esperaba. Mi familia estaba muy emocionada. La cofradía que me la encargó, loca de contenta. Creo, además, y esto me gusta muchísimo que se diga, que no se trata solo de encargar una obra e irte a un imaginero que te la pueda ejecutar mejor o peor, sino también de la repercusión que le pueda dar a la propia cofradía. En este caso, la Cofradía de la Consolación, cuya Dolorosa de Antonio Checa vestí yo cuando solo tenía 14 años de edad, se dio cuenta, al presentarla, de la magnitud que tuvo el paso tan valiente que dieron.

La obra Cordero de Dios no iba a ser ese tipo de pieza. Me encargaron un Cristo cautivo, inspirado en el famoso Cautivo malagueño, un encargo que yo tenía claro que iba a reconducir. De ahí que su presentación no iba a ser lo que ellos en principio querían, si bien luego los cofrades, con el paso del tiempo, se han dado cuenta que todo eso ha merecido la pena, y que hacer caso, muchas veces, a la gente que dejamos la vida en la escultura, también merece la pena.

Como todo mi círculo conocía el portal La Hornacina, me felicitaron y me dijeron que era una locura que, con mi primera obra de este formato, yo ganara el premio. Como bien sabes, yo tampoco me lo creía y estaba muy emocionado, de hecho a mi pareja le aseguré enseguida que yo, en ningún momento, había hecho campaña de ningún tipo, ni había presentado la votación ni dicho nunca que me votaran. Quizás con las prisas del día a día, ni caí en la cuenta, y si hubiera estado más pendiente, hubiera hecho algo de esto. Por eso puede que no me lo esperara, porque no he hecho nada para publicitar la obra. Por eso siento que, si ha salido, ha sido a través de una votación sincera.

Ya te he comentado varias veces que hablamos de una pieza muy peculiar, inédita incluso en la conjunción de varios detalles, en la que coinciden, intencionadamente o no, referentes muy diversos.

Todo ha sido absolutamente intencionado. Cuando reconduzco una obra que, en principio, iba a ser de candelero al estilo del Cautivo de Málaga, a una obra de mayor envergadura, con un cuerpo completamente tallado y una disposición anatómica que se aparta actualmente de lo habitual, había que "echar las asaúras", como yo digo. Debía hacer una pieza diferente, que aportase, con un lenguaje distinto pero tirándose de la mano de todo lo que ha venido antes. Por eso digo que es intencionado. Evidentemente, los referentes de esta obra son la escultura antequerana. Me da alegría cuando, en la entrega del premio, hablaste de referentes alemanes porque, aparte de que tengo muchos libros de ellos en mi estudio, también son una referencia en mi obra. Creo que mi generación tiene de peculiar que los referentes no se limitan a tu ciudad o a tu provincia, tampoco a los libros que tengas. Nuestros referentes no conocen límites. Nosotros, en redes sociales ahora mismo, tenemos unos perfiles guardados en Instagram o en Facebook que combinan piezas de Nueva York con piezas de Antequera, China, etcétera, y yo creo que eso se muestra en la obra: reflejar todo lo que a mí me gusta y, sobre todo, hacerlo con sinceridad, con mucho romanticismo, porque la obra intenta ser muy romántica. Una persona que aparece de pie, delante de la gente, y que siendo el Hijo de Dios se presenta con suma vulnerabilidad en ese acto tan grande de la redención, dando su vida. Los referentes serían innombrables, entre ellos, como he dicho, la escultura de mi ciudad, con detalles como las orejas talladas hacia afuera como el Nazareno de la Sangre, o el tratamiento del cabello en la barba de una forma un poco arcaica, con esos giros en el bigote. Quizás bebo de mucho porque, si te digo de verdad, me propuse desde primera hora que fuera una pieza muy ambiciosa. Cuando te pones un reto sin antes saber cómo lo vas a solucionar y ya luego va tomando forma, porque aunque el proceso fue en general muy problemático, finalmente todo se fue solucionando, poco a poco. Y ya te digo, referentes, muchísimos.

Este año has realizado el Cristo de la Salud para Casabermeja, que es casi como una versión post mortem del Cordero de Dios, o al menos así lo veo.

¿Sí? Pues que se pueda parecer o que tenga connotaciones estilísticas o gráficas con el Cordero de Dios no es nada intencionado. De hecho, con la pieza de Casabermeja yo hago todo lo contrario. Si con el Cautivo de Villanueva de la Concepción intento impresionar, hacer una obra novedosa y presentarme al mundo artístico con un Cristo que, realmente, llame la atención, con el Crucificado de Casabermeja es totalmente distinto. Ten en cuenta que Casabermeja es un pueblo que ya tiene una iconografía visual asentada en torno a su Semana Santa y que conserva imágenes antiguas, de ahí que yo quise mimetizarme con eso y hacer el crucificado que Casabermeja hubiera tenido si se hubiera conservado un crucificado en la parroquia. Tomé como referentes varias imágenes de Antequera: el Cristo de la Paz del Carmen, mi Cristo de la Misericordia, el Señor de la Salud y de las Aguas, patrón de mi ciudad. En definitiva, tomé imágenes que, para mí, representan lo que Casabermeja hubiera tenido.

La gente ve al Cristo de la Salud muy granadino, quizás porque también quise detalles como esa cara un poco arcaica, esos párpados ampulosos o la cabeza hincada en el pecho. Luego, evidentemente, tiene cierta poética, porque yo, a la gente que llegaba al taller, le explicaba que, si el Cautivo de Villanueva era el Cristo sobre la losa fría, como el cordero dispuesto a ser llevado al sacrificio, mi Crucificado de Casabermeja es como un racimo de uvas pendiendo en la parra, con el simbolismo que ello tiene. La uva es una fruta que pesa, que cae, y además, simboliza el vino, la sangre de Cristo, y la parra es algo tan frágil como una cruz, y Cristo absolutamente es eso: el fruto de la salvación colgado en la vid.

En definitiva, el Cautivo y el Crucificado son dos piezas diferentes, pero entiendo que, tanto la mano que está detrás de ellas, como mi visual de lo que es la divinidad, la belleza masculina y demás, que también está detrás, es inevitable que se reflejen. De hecho, como tú, mucha gente que me han dicho que se parecen, y también que parecen el mismo Cristo, un cautivo y otro clavado en la cruz.

 

 
 

 

Me ha gustado mucho que digas lo del romanticismo porque aun siendo un hijo del barroco, de la Antequera barroca, intentas llevarte a tu terreno esa visión romántica del mismo tan propia del siglo XIX.

Todos estamos influenciados por esa cosa romántica que tiene el siglo XIX. La historia del arte, la que conocemos hoy día, es una cosa onírica, así se muestra en el XIX y esa imagen es la que se nos queda. Es algo que tenemos tan interiorizado que nos acercamos a las imágenes como si fueran misterios con historias que contar, cuando, a veces, eran simples piezas de taller que se colocaban en los retablos y ahí quedaba todo. Esa visión del XIX hace estragos en nuestro trabajo de una forma casi inconsciente. Yo soy un enamorado de ese siglo, de toda su poética, de la calidad técnica a la que se llega y que, lamentablemente, está oculta por toda la vanguardia, una vanguardia que me parece una revolución, algo magnífico, pero que también opacó el trabajo de mucha gente que tenía una calidad exquisita.

Hablábamos antes, con mi pintura del TFG, de la calidad en los acabados de los cabellos que tenían los artistas románticos, algo que me emociona, y si mi escultura puede tener algo de eso, todavía me apasiona más. No podría echar doce horas al día en el taller o más, como lo hago, si mi trabajo no me apasionara hasta el punto de decir "no puedo dejar de tocarlo", y eso de que mis piezas tengan ese romanticismo del XIX es mi forma de volcarme en ellas al cien por cien.

Está claro que tus obras tienen un fuerte componente pictórico y que ello forma parte fundamental de tu trabajo. Supongo que, aunque ahora estés dedicado a la escultura, no descartarás un retorno al campo de la pintura.

No es que no lo descarte, es que siento que hoy día las barreras están absolutamente rotas. Siento muchas veces que pinto cuando esculpo y que esculpo cuando pinto, y cuando hago un cartel siento que estoy fusionándolo todo. Hace tiempo se dejó claro que el artista es la persona pensante y que lo manual que tiene mi oficio no deja de ser un proceso del mismo. Con todo esto insisto que no lo descarto, pero se tiene que dar la obra en la que yo crea que, expresándome de una forma pictórica, esté transmitiendo más que de una forma escultórica, o viceversa. El encargo lo mandará. De todas maneras es evidente que ahora estoy dedicado a la escultura, quizás porque desde pequeño no te ponen unas pellas de barro para modelar, sino unos pinceles y unas témperas para dibujar y pintar, y seguramente todos los escultores han empezado antes dibujando y pintando que modelando el barro, que es algo muy curioso de nuestro oficio.

Hablabas antes de la obra profana, de un tipo de escultura que te abre muchas perspectivas en todos los aspectos y que imagino te encantaría poder desarrollar más.

Me volvería loco. Me parece que la espontaneidad del barro, la soltura que me habéis visto en los carteles, llevado a lo monumental puede ser una forma de expresión magnífica y una forma de sentirse en el taller libre con la obra, algo que también es muy importante: que la pieza que tengas delante no te esté encorsetando, sino al revés. El encargo civil, lo monumental, que también tiene mucho de romántico, no hay más que ver esos monumentos del XIX, es algo que me apasiona, y siempre que tengo oportunidad de coger esos trabajos, lo hago. Lo que es verdad y evidente es que nuestra generación no se está inclinando mucho por ese camino, quizás porque no hay mucho trabajo en ese campo.

 

 
 

 

En la entrega del premio hablé convencido de Antequera como un microcosmos, como un oasis para el patrimonio frente a otros emblemáticos lugares que, pese a su importancia, no se han librado de graves pérdidas patrimoniales. Ya se sabe que hoy en día da igual dónde estés para desarrollar tu trabajo. Tú has decidido quedarte en tu ciudad, no sé si por seguir inspirándote directamente en sus obras o hay otros motivos más personales.

Yo creo que al final, el ser humano, se alimenta de lo que tiene cerca. Son igual de lícitas las dos opciones: inspirarse en un lugar al que llegas nuevo, en el que todo te parece estimulante, o estar en tu propia ciudad, como Antequera, donde también suele suceder en este caso que, a no ser que te vuelvas más observador, muchas veces dejas cosas pasar y no te das cuenta de lo que tú has dicho, que Antequera es ese oasis. Yo en Antequera tengo la facilidad de estudiar piezas que, en otras capitales, no las podría estudiar igual, y estamos hablando de obras cumbre. Se trata, por ejemplo, de empezar yo una policromía y en ese momento buscar en Antequera qué obra tiene la policromía que me gustaría hacer. Y la encuentro. Ahí sí pienso que en Antequera tengo ese privilegio frente a otros compañeros que viven en otras ciudades más grandes o les cuesta más trabajo tener ese acceso a las obras, a los referentes, a las piezas.

Hablabas de jornadas de doce horas o más en el taller. ¿Hay vida más allá o se puede decir que gira en torno al mismo?

Aquí mis compañeros me van a entender, y es que, por mucho que tú no quieras, uno se siente tremendamente responsable de lo que pasa en su taller. Y ya no es cuánto lo ames o cuánto te guste estar trabajando, sino que, cuando sales fuera e intentas hacer otra cosa, esa responsabilidad hace que no te lo puedas quitar de la cabeza. Evidentemente, quizás en mi oficio se echan muchas horas. Las echo yo y mis compañeros. Pero creo que sí, que también somos capaces de salir fuera y disociar un poco lo que es el taller, depende también de qué ámbito.

Una pregunta de rigor es qué proyectos tienes encima de la mesa y, sobre todo, cuáles de ellos se pueden contar.

Gracias a Dios hay mucho trabajo en el taller. Todos los trabajos son trabajos de envergadura porque yo creo que no hay una pieza grande o una pieza pequeña, sino oportunidades para demostrar lo que puedes dar. Hasta incluso en las piezas más ligeras, pues coger ese tipo de trabajos es también muy inteligente.

Ahora mismo hay trabajos que me apasionan muchísimo, entre ellos todos los programas iconográficos que estoy haciendo para los tronos de Málaga: el de la Humildad y Paciencia y el de la Pastora. Me apasionan tanto porque quizás aún no me he metido de lleno, no me he adentrado en ello o no se han visto piezas de ese tipo.

Evidentemente, estoy como loco con las piezas de gran formato. Para mí en el taller es el baluarte. Todo el trabajo es enfocado a la siguiente pieza de gran formato, entre ellas, un Cristo crucificado que estoy realizando, aunque aún no puedo decir el destino, y que es algo cumbre en mi oficio.

También está el proyecto del Resucitado para Antequera, quizás el más especial porque es dejar una obra para mi ciudad. Una obra, además, que va a procesionar desde el minuto uno en el que pise la ciudad. Me parece un sueño hecho realidad, un sueño para el niño que soñó una vez trabajar para Antequera y poner el taller en Antequera. Poder hacer una imagen para mi ciudad, presentarla aquí con mi gente, con mi familia, con mis amigos, y luego verla en la calle, es un sueño. Como en el Cordero de Dios, el Resucitado, al ser pieza también de gran formato, me va a permitir ese reto tan estimulante del que hablábamos hace un rato, ese nuevo giro de tuerca al que enfrentarse con gran ilusión.

 

 
 
 
 
La entrega corrió a cargo del historiador sevillano Ignacio Sánchez Rico, nombrado experto en la edición de este año. Al acto acudieron también Antonio García Acedo y José Medina Galeote; teniente de alcalde y concejal de Cultura y Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de Antequera, respectivamente.

 

Solo me queda, Ángel, darte la enhorabuena por este premio en nombre de todo el equipo del portal. Gracias por ese mensaje tan emotivo que dejaste en redes sociales nada más enterarte de la noticia. Y agradecer también desde estas líneas la generosidad y el trato cordial recibidos del Ayuntamiento de Antequera, en especial de los gestores del patrimonio, por la cesión del Espacio Sacristía de San Juan de Dios para la entrega del galardón.

Quiero agradeceros, por supuesto, el premio, pero sobre todo el trabajo que hacéis por nosotros, por los escultores. Es de felicitar, de poner en valor, lo que decíamos en la propia entrega del premio: lo que hacemos los escultores también es arte contemporáneo y también son piezas que nos van a legar y que van a pervivir en el tiempo. La Hornacina no es que lo defienda, es que tiene muy claro que nuestro trabajo es arte contemporáneo, que está hecho en el siglo XXI para gente del siglo XXI y con dinámicas del siglo XXI. Que eso se ponga en valor en la sociedad artística actual me parece de quitarse el sombrero. Agradecer también la amabilidad que tenéis siempre en todos los procesos de contacto con el artista y todo lo que hacéis por nosotros. Eso hay que agradecerlo al cien por cien. Sabiendo que sois transmisores de lo que piensa el público, hay que decir que, para esa trasmisión, el canal es muy importante y nosotros podemos hacer todo lo que queramos, pero el canal sois vosotros y os agradezco muchísimo esta oportunidad.

 

 

Detalles del Premio y la Encuesta en este

 

 
 
Tras el almuerzo posterior a la entrega, el equipo se desplazó al templo parroquial de la Inmaculada Concepción del municipio malagueño de Villanueva de la Concepción, donde recibe culto la imagen Cordero de Dios. Fue recibido muy afectuosamente por los hermanos de la Cofradía del Amor de Jesús Cautivo y Nuestra Señora de la Consolación, algunos de ellos ya presentes en la entrega, que además hicieron posible la realización de un interesante reportaje gráfico a la obra premiada.

 

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