La ultima obra de Álvaro Abrines es una imagen mariana titulada Virgen de la Salud, modelada en barro cocido y policromado para vestir. Su destino es una colección privada de la capital onubense.

Es una pieza de 1 metro de altura, aproximadamente. Realizada al estilo clásico sevillano por petición del cliente, muestra a la Virgen de pie, en actitud de sujetar un cetro con la mano derecha mientras sostiene sobre el brazo izquierdo al Niño, que mira al espectador con una mano extendida a modo de sanador mientras la otra señala a la Madre para indicar su condición de protectora de los enfermos. Tocada con diadema, la Señora muestra un semblante cabizbajo y recatado ante la gracia divina puesta de manifiesto por el Hijo.

La advocación se debe a su propietario, quien tras superar recientemente una grave enfermedad ha encargado al artista hispalense una imagen de la Virgen bajo el título de la Salud como particular acción de gracias.