RESTAURACIÓN DE FERNANDO AGUADO

Fernando Aguado Hernández (06/12/2012)


 

 
     
     
Busto de la Virgen. Estado inicial
 
Busto de la Virgen. Estado final
     
     
 
     
     
Busto de la Virgen. Estado inicial
 
Busto de la Virgen. Estado final

 

La restauración ha sido llevada a cabo en la venerada imagen de la Divina Pastora de Capuchinos (Sevilla), tallada en 1802 por José Fernández Guerrero, profesor de la Academia de Bellas Artes de Cádiz, para sustituir a una obra anterior labrada en 1795 por Cristóbal Ramos, autor del Divino Pastorcito (Buen Pastor Niño) que la acompaña llevando un cordero sobre sus hombros.

La imagen mariana aparece sedente y vestida con atuendo pastoril, siguiendo la iconografía impuesta por Fray Isidoro de Sevilla. Cobijada bajo un granado, sostiene un báculo en la mano izquierda, mientras la derecha apacienta a un cordero, símbolo de las almas cristianas que acuden a su cuidado.

 

 
     
     
Rostro de la Virgen. Estado inicial
 
Rostro de la Virgen. Estado final
     
     
 
     
     
Detalles del rostro de la Virgen. Estado inicial

 

Los trabajos en la Virgen se han centrado fundamentalmente en el estrato pictórico, muy afectado por repintes. Y es que la imagen fue repolicromada en la mayor parte del rostro, y al completo en las manos y el cuello, por Sebastián Santos en los años 50, y por Francisco Buiza en 1982.

Muchos de estos repintes -además de añadidos posteriores en la zona de las mejillas, por el roce y erosión de los pendientes y los zarcillos-, estaban torcidos en su tonalidad, por lo que se han retirado cuidadosamente, apareciendo la policromía original.

Se ha dejado el repinte completo del cuello realizado por Buiza, que sí se mantenía estable en su tonalidad.

 

 
     
     
Mano izquierda. Estado inicial
 
Mano izquierda. Estado final
     
     
 
     
     
Mano izquierda. Estado inicial
 
Mano izquierda. Estado final
     
     
 
     
     
Mano derecha. Estado inicial
 
Mano derecha. Estado final
     
     
 
     
     
Mano derecha. Estado inicial
 
Mano derecha. Estado final

 

Lo anterior ha provocado que el color del rostro de la Divina Pastora sea más claro que el de las manos, las cuales estaban repolicromadas en un color bastante más oscuro. Por ello, se ha eliminado dicho repinte y recuperado el color original de las manos, más nacarado, de ahí que ahora exista una mayor unidad cromática entre éstas y el rostro de la Virgen.

Los pies, que según información de la Hermandad, son obra de Sebastián Santos, estaban cubiertos por unos cueros pegados en forma de sandalias y se encontraban muy afectados y erosionados, con acumulación de polvo y suciedad y pérdidas de policromía y estuco, que han sido reparadas manteniendo su color original, algo más oscuro que el rostro y manos al ser de autores distintos.

Por otro lado, se han sustituido los brazos por unos de articulación de esfera y el sistema de sujeción de las manos, así como la sujeción de los aros y corona que sirven de preseas al simulacro.

 

 
     
     
Rostro del Pastorcito. Estado inicial
 
Rostro del Pastorcito. Estado final
     
     
 
     
     
Busto del Pastorcito. Estado inicial
 
Busto del Pastorcito. Estado final
     
     
     
     
Busto del Pastorcito. Estado inicial
     
     
     
     
Pastorcito. Estado final

 

El Divino Pastorcito, una obra en terracota de Cristóbal Ramos, presentaba un gran problema de estabilidad debido al sistema de sujeción original a la peana con unos garfios metálicos insertados en el propio barro, tanto en las piernas como en los brazos.

Presentaba fracturas con movimiento en ambos brazos y en los tobillos, que han sido subsanadas a través de infiltraciones de adhesivo devolviendo solidez a las piezas, realizándose a su vez una limpieza de la policromía y una contrapeana que equilibre el centro de gravedad de la imagen.

 

 
 
Detalle del cordero. Estado inicial
 
 
 
 
Detalle del cordero. Estado final
 
 
 
 
Cordero. Estado final
 
 
 
 
Cordero. Estado final

 

La imagen del cordero que acaricia la Virgen -el llamado Borrego del Ave María-, obra también de Sebastián Santos, se encontraba en muy mal estado, con muchas fisuras y grietas debido a que es una pieza maciza y las tensiones de la madera han provocado dichos daños, produciendo también desplazamientos de ensambles.

La actuación de Fernando Aguado ha sido muy conservativa en la policromía, para que la obra conserve su sabor añejo, eliminado los depósitos superficiales de suciedad y cera y sellando fisuras y grietas, reintegrando el color y recuperando la mayor parte del rostro que, en gran parte, estaba ya en el estuco.

 

 
     
     
Busto de la Virgen. Estado inicial
 
Busto de la Virgen. Estado final
     
     
     
     
Detalle del cordero. Estado inicial
     
     
 
     
     
Mano derecha. Estado final
 
Pastorcito. Estado final

 

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