Virgen Dolorosa de candelero para vestir, realizada a tamaño natural en madera de cedro, con policromías aplicadas al óleo, llevando postizos de pelo natural y lágrimas de cristal en su mascarilla para complementar la labor de talla.

Fue encargada al joven escultor e imaginero de Envigado (Colombia), afincado en la ciudad de Córdoba, por un oratorio privado de Filipinas. De cara a su presentación, ha sido ataviada por el vestidor Manuel Jiménez García y fotografiada por Alejandro Muñoz, ambos cordobeses.

El autor sigue la emoción contenida de los modelos granadinos sobre el tema, aunque también observamos registros empleados en dolorosas barrocas de focos italianos y centroeuropeos.

Frente a la violenta exteriorización dramática, Arango se decanta por la vertiente más amable de una plástica que, según expertos como Lázaro Gila Medina, se caracteriza por amortiguar la expresión de dolor con recursos como la mirada baja, los labios cerrados, la extrema palidez o las delicadas manos orantes, las cuales se encuentran unidas por las palmas.